En Agenda Pública hay una larguísima y entretenida charla entre Ignacio Urquizu y Carlos Solchaga: «Hace ya tiempo que el PSOE debería haber reconocido claramente sus errores y declararse dispuesto a un pacto«.
Recomiendo leerla entera. He destacado algunas frases de Solgacha que me han llamado al atención, sin ningún criterio específico:
– «No es sostenible a largo plazo un sistema de producción basado en la subvención o en la protección arancelaria. No lo es, en absoluto, un sistema que no cuenta con la investigación y el desarrollo. No lo es uno que crea que pueda proteger los derechos sociales simplemente mediante la subida de los salarios y el recurso a la inflación. De lo que se trata no es del resultado final sino de las reglas del juego que permitan una optimización en el largo plazo del resultado final de la actividad económica. En ello consiste la modernización del país».
– «En la energía, en estos momentos, no es tanto la ineficiencia como el mal diseño de las políticas de subvención a las energías renovables lo que está elevando el precio«.
«Tenemos que reconocer que no hemos sido capaces de evitar, por ejemplo, una subvención al carbón nacional que no es ni será rentable, ni tiene ningún sentido desde el punto de vista de la contaminación y que debería haberse acabado ya hace mucho tiempo reduciendo su impacto alcista sobre el coste de la energía».
– «Hay que restaurar los impuestos patrimoniales tanto los de tenencia patrimonial cómo los de transferencia intervivos o mortis causa. Fue un error quitar el impuesto sobre el patrimonio. No porque de ahí vayas a sacar mucho dinero, sino porque sacas mucha información«.
– «Nos guste o no nos guste, tenemos que seguir racionalizando en pensiones. Personalmente considero que es absurdo en la oposición como está haciendo ahora el PSOE negarse a reconocer una cosa que cuando has estado en el gobierno la has tenido que hacer. Y esto es un disparate cuando todos sabemos que la sostenibilidad de las pensiones en un país que envejece, donde la vida media se prolonga, depende de dos cosas: de la cuantía y del periodo en el que se está cobrando. Entonces se trata de: o recortar el periodo o poner un tope en las pensiones más altas del Sistema Público y prever que planes de pensiones privados con el apoyo suficiente. Pero es evidente que no tenemos garantizado el futuro y lo digo consciente de que pronto cumpliré los 70 años.
– «Hay que hacer reformas en la educación pero seguramente el impacto en el gasto debería ser nulo. Se trataría más de un reajuste del gasto en la educación haciendo más insistencia en las primeras fases de la escolarización»… «Mientras que en el otro extremo es evidente que hay que hacer un esfuerzo muy considerable por aproximar el coste de la educación universitaria a la realidad y establecer un sistema de becas generoso para todo aquel que no pueda pagarlo». Y un poco después, en otra respuesta: «no es justo, por ejemplo, darle dinero al hijo de un banquero en forma de enseñanza universitaria gratuita«.
«La sanidad puede perfectamente racionalizarse sin necesidad de entrar en una batalla ideológica. Yo creo que en estos momentos esta simplificación del debate sobre privatización de la gestión del servicio, sí o no, se ha llevado como si fuera una cuestión ideológica cuando en realidad es una cuestión de principal y agencia. Si hay alguien que puede ofrecer el servicio de sanidad y hay un servicio de inspección adecuado, por qué no lo van a hacer los privados».
– Sobre partidos políticos: «En nuestro caso es evidente que no lo decíamos pero creíamos bastante en la utilidad del centralismo democrático. Éramos partidarios de un sistema claramente autoritario y que lo que se decidía en la Comisión ejecutiva, en la cual el peso del secretario general era crucial, se comunicara de arriba abajo a todo el partido«.
«Ahora es el momento en el cual hay que empezarle a decir a la gente que mantener el crecimiento en este contexto y además mantener la justicia social y la tendencia básica de igualdad, que es el signo distintivo de la socialdemocracia, requiere que pasemos de los servicios universales a unos servicios menos universales, mucho más destinados a los que lo necesitan. Y todo esto haciéndolo de tal manera que no parezca que los beneficiarios sean los niños pobres del colegio que entran por la puerta de servicio. Sin discriminar a nadie. Este es el problema a largo plazo. Yo creo que esto implica la aproximación a ciertas visiones liberales relacionadas no sólo con la economía sino también con el ámbito de lo individual para resolver determinados temas, y en donde las visiones colectivistas, burocráticas, están marcha atrás».