El domingo pasado, Pablo Pardo aprovechaba un célebre chiste de Chumy Chúmez para criticar la sugerencia del Banco de España, en su Informe Anual 2012 (PDF), sobre la posibilidad de autorizar, para determinados contratos y colectivos, retribuciones por debajo del salario mínimo. Al menos mientras tengamos un paro tan elevado.

Uno de los principales problemas del mercado laboral español es la dualidad. El tener un sistema que protege mucho a los trabajadores fijos (insiders) y muy poco o nada a los temporales (outsiders). Hace cuatro años, 100 economistas, encabezados por rostros conocidos de Fedea, empezaron a remover el tema con propuestas concretas, como la del contrato único.

Recientemente, Jorge San Miguel ha desmontado algunos de los principales mitos y falacias sobre el mismo. En realidad, la proporción fijos/temporales en el mercado español no tiene nada que ver con la aplicación sin excepciones del salario mínimo. Tiene que ver con la falta de flexibilidad salarial (y no sólo la salarial) y con las dificultades y coste del despido a fijos. Algo que la reforma laboral ha abordado en parte, pero no ha resuelto. Igual que los problemas por una falta de dualidad… en la educación, al modo germano.

¿Es una barbaridad lo propuesto por el Banco de España? No, en absoluto. Puede que no funcionara en España, pero no es una locura. Como no lo sería la eliminación del (SMI) Salario Mínimo Interprofesional. Es un tema del que se ha escrito muchísimo. Aquí, una buena fuente de información y recursos para periodistas y curiosos en general.

Dinamarca, Italia, Austria, Finlandia, Suecia, Islandia y Noruega no tienen un salario mínimo. Suiza, tampoco. En estos países, los sueldos «están bien determinados por negociaciones entre los interlocutores sociales, a nivel de empresa y a nivel de cada contrato individual», según Eurostat, que tiene datos de lo más interesantes.

Los mencionados no son precisamente los de mayor paro o menor renta, ni sospechosos de neoliberalismo salvaje. El SMI es bajo en España en comparación con otros países, pero según explica Marcel Jansen (PDF), profesor de la Universidad Autónoma de Madrid aquí no hay salario mínimo para jóvenes.

«Aquí no hay salario mínimo para jóvenes, y otros países sí lo tienen. Por eso, para jóvenes, se podría y debería contemplar la posibilidad de flexibilizar y de contratarlos por debajo del SMI. Eso haría que para ellos fuera atractivo para formarse y fomentaría la contratación».

En EEUU existe un salario mínimo desde principios de los años 30 del siglo pasado. Y como toda medida, tiene consecuencias o externalidades negativas. Alli, se han hecho muchos estudios también sobre pequeñas subidas y sobre diferencias interestatales. Y sigue habiendo discrepancias.

El debate es cíclico. Hay economistas célebres que han pedido subidas (moderadas).Pero las respuestas, por lo general, son ambiguas. Lo dicen muestreos de las universidades o de los medios de comunicación.

Según The Economist, medidas de este tipo quizás no destruyan empleos, pero tampoco ayudan o ayudarían a los más pobres.

Chúmez, por cierto, publicó otro chiste hace casi medio siglo en el que un señor escribía en una pizarra 2+2=4, y otro señor, con chistera, comentaba: «Se ve claramente que ha sido sometido a un lavado de cerebro». Adivinen cuál de los dos señores creemos que es el Banco de España.

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Este post es una versión editada de la Crítica de Ideas aparecida en Mercados, el suplemento económico de El Mundo, este domingo.

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