– En 2012, los bonus subieron un 8% respecto a 2011, pero están todavía muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
– Los beneficios de las “broker-dealer operations” de las firmas de la New York Stock Exchange fueron de 23.900 millones de dólares en 2012, más del triple de los 7.700 millones de 2011, según el comunicado del propio sector.
– El bonus medio en ‘cash’ del año pasado se situó en 121.900 dólares. En 2006 era de más de 190.000.
– En 2012, casi el 14% de los ingresos fiscales del Estado de Nueva York llegaron de Wall Street. No está mal, pero hace unos años llegó a ser del 20%. .
– El sueldo medio en la industria de las securities es 5,3 veces superior al salario medio del resto del sector privado.
– El sector da trabajo a 169.700 personas, pero se han perdido 19.800 puestos en el último lustro.
– Amanda Mars: «Improductivos, SA». España ya ha avanzado en su devaluación interna, pero la inversión tecnológica y la apuesta por el valor añadido aún no acompañan en su viaje a la competitividad».
– Larguísima y obligatoria. «The Tiger Cure«. Crónica en primera persona de las curas para la homosexualidad desde los años 70 y una peculiar relación del autor con prostitutas «conversoras».
– Dexter Filkins: «The Shadow Commander«. Unperfil de Qassem Suleimani «the Iranian operative who has been reshaping the Middle East. Now he’s directing Assad’s war in Syria». Larguísimo, 11 páginas.
La economía neoclásica tiene muy presente el concepto de homo economicus, una especie de tipo ideal weberiano según el cual el ser humano se comporta de forma racional, tratando de maximizar su bienestar mediante el uso apropiado de la información disponible.
Aunque se puede remontar por lo menos hasta a Adam Smith, la primera referencia literal a la expresión aparece en los Principii di Economia Pura de Maffeo Pantaleoni, de 1889. Eso sí, del concepto economicus a secas ya se hablaba 70 años antes, según ha rasteado Edward J. O’Boyl en The Origins of Homo Economicus. A note (PDF).
Hace unos días, Tania Singer, directora del Department of Social Neuroscience del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences,
afirmó en una tribuna titulada Más allá del Homo Economicus que «aunque la búsqueda del interés personal puede ser ventajosa en ciertos contextos, no es la única, y ni siquiera es la principal motivadora del comportamiento humano, y es más, no propicia la superación de las cuestiones globales más apremiantes».
Y por ello, sigue, «es tiempo de reemplazar el marco conceptual del homo economicus con un modelo que refleje la capacidad del ser humano de demostrar un comportamiento altruista y prosocial. Al poner de manifiesto oportunidades para la cooperación humana, dicho marco conceptual proporcionaría un fundamento útil para que los sistemas políticos y económicos tengan éxito en donde los arreglos existentes han fracasado».
Fernando Esteve, profesor de Teoría Económica en la Universidad Autónoma de Madrid, escribía también recientemente en El País sobre Hombres (poco) económico, recopilando «auténticas joyas del comportamiento antieconómico que suscitan a la vez reflexión y maravilla por su belleza».
Pero Jason Shogren, de la University of Wyoming, va mucho más allá y sugiere que «trade and specialisation are the reasons Homo sapiens displaced previous members of the genus, such as Homo neanderthalensis (Neanderthal man), and emerged triumphant as the only species of humanity». Poniendo a la economía y al homo economicus como elemento clave en el proceso evolutivo.
En todo caso, recordemos de la mano de Josep Persky (PDF) que llevamos por lo menos 75 años anunciando la muerte del paradigma la racionalidad, y de una forma u otra, ahí sigue.
Ojo que no se trata sólo de una parodia, el texto está lleno de referencias académicas de lo más interesantes a Pinker, Veblen, Smith, Shiller, Tversy, Khaneman, etc. De hecho, la idea viene del propio Thaler de nuevo (PDF).
«Ya lo habéis conseguido”. No solo os habéis cargado las instituciones del país para muchos años sino que habéis logrado que las personas decentes y competentes no quieran ser nombradas para nada».
«Una relación de parentesco tan directa como la de Beatriz de Guindos o la de Micaela Arias (hija del ministro Miguel Arias Cañete) crea una seria sombra sobre esta independencia, sin que importe la capacitación técnica de estas dos funcionarias (que desconozco y que por tanto asumiré que es excelente). Por ejemplo, en mi universidad, yo no podría estar en un comité que tuviese que tomar una decisión que afectase, de manera directa o indirecta, a un hijo (o un padre) mío. El bien jurídico de la legitimidad del comité es más importante que el bien jurídico de mi derecho a participar en el mismo o el provecho que la universidad pueda obtener de mi trabajo en este grupo de personas. Es una situación, en palabras más sencillas, donde es mejor equivocarse por exceso que por defecto.»
Es un debate apasionante sobre ideas. Pero… ¿tiene algún efecto la consolidación fiscal sobre la desigualdad? Según un paper publicado por el FMI este mismo mes, sí. El estudio lleva por título Distributional Consequences of Fiscal Consolidation and the Role of Fiscal Policy: What Do the Data Say? (PDF, 37 páginas). Y explica que «las consolidaciones fiscales tienden a aumentar la desigualdad a través de diversos canales, incluidos los efectos sobre el desempleo».
Además, señalan, «las consolidaciones basadas en la contención de gasto tienden a empeorar la desigualdad más». Sus conclusiones afirman que la introducción de «impuestos progresivos, beneficios sociales y subsidios concretos en un contexto de disminución general del gasto pueden ayudar a compensar algunos de los impactos distributivos adversos». Sin embargo, el propio Fondo Monetario ha dicho que «las consolidaciones basadas en reducciones del gasto son menos dolorosas que las basadas en aumentos de impuestos» (PDF, nota de prensa de seis páginas).
La OCDE publicó el año pasado un interesante documento titulado «The equity implications of fiscal consolidation«, (PDF, 34 páginas) en el que afirma que » The equity implications of fiscal consolidation In several OECD countries, ongoing fiscal consolidation might have a negative impact on the static income distribution. However, this conclusion should be treated only as an approximate first step in the analysis. A full assessment of distributional effects of consolidation packages would need to consider dynamic measures, such as life -time income distribution and the equality of opportunity, along with behavioural responses and interactions with other policies».
La UE es también ambigua.Olli Rehn siempre ha comprado el argumento de la deuda del 90% y el crecimiento. Pero el mes pasado, en un Economic Paper publicado por la Comisión y titulado «The role of tax policy in times of fiscal consolidation» se dice que: «It was argued that tax increases depress economic activity and that expenditure cuts combined with tax cuts could make more sense in the long run. However in the short term and in some countries, tax increases may be needed to consolidate the public finances, while the tax expenditures – sometimes difficult to implement politically–are gradually kicking in. Country-specific contributions provided insights into fiscal consolidation experience of Ireland and Italy, highlighting recent reform».
Intermon Oxfan opina igual que el último informe del FMI. En su reciente análisis La trampa de la austeridad. El verdadero coste de la desigualdad en Europa (PDF, 44 páginas) señalan por ejemplo que «los programas de austeridad europeos han desmantelado los mecanismos que reducen la desigualdad y hacen posible un crecimiento equitativo». Y anticipan que «si las medidas de austeridad siguen adelante, en 2025 entre 15 y 25 millones de europeos más podrían verse sumidos en la pobreza».
¿Por qué la democracia no ha logrado frenar la desigualdad? .»Fifty years ago, average Americans lived in a society that had been growing — and had become — much more equal. In 1963, of every $100 in personal income, less than $10 went to the nation’s richest 1 percent. Americans today live in a land much more unequal. The nation’s top 1 percent are taking just under 20 percent of America’s income, double the 1963 level».
Lo del voto es particularmente interesante. Christian Houle ha desarrollado un modelo que muestra que una democracia, si logra igualdad, no deja de serlo: «Using a Markov transition model and a dataset covering about 2400 country-years between 1950 and 2001, I indeed find that – contrary to what the previous theoretical research has predicted – inequality has no systematic effect on democratization. Inequality does, however, destabilize already established democracies».
Él mismo me dijo a mí, en una entrevista, que lo que más les preocupa a los economistas es la pobreza, no la desigualdad, incluso el crecimiento, aunque tendía a pensar que el aumento de la misma puede llegar a ser un problema.
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Este post es una versión alargada y editada de la Crítica de Ideas publicada hoy domingo en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo, bajo el título: «Democracia e igualdad. Austeridad, austericidio y el rol del Gobierno».
– Esto es buenísimo: «Unholy mystery«. Shamanic powers of insight and the power to bring order out of chaos. Is the detective a priestly figure for our times?» La relación entre historias de detectives, sacerdotes y Darwin.
– Esto de Jamil Anderlini en el FT está realmente bien: «How long can the Communist party survive in China?«. As the economy slows and middle-class discontent grows, it is the question that’s now being asked not only outside but inside the country. Even at the Central Party School there is talk of the unthinkable: the collapse of Chinese communism.
– «An Unwanted Guest«, de Simone Gorringo. Una larga, bonita y sobre todo íntima historia de amor y dolor entre San Francisco, Nueva York y la selva de Indonesia.
Dice, por ejemplo, que «Sorkin es brillante, pero es demasiado brillante. Este es el problema de nuestro talentoso guionista, entregado sin remedio a la frialdad de la razón. Los actores cuidadosamente escogidos de sus producciones se esfuerzan por vestir con carne de empatía el soberbio esqueleto del guión, pero al espectador nunca se le acaba de borrar la impresión de haber asistido a una danza tan perfecta como gélida. A un ballet ruso. Uno echa de menos al cisne negro que aporte algo de incontrolada sordidez a la historia. Sorkin es el empollón de la clase, pero de una clase de Sócrates que comparte con Alcibíades y Platón, y a su inteligencia demiúrgica le concedemos tanta admiración como desprecio a su compañía en el recreo»:
Mi opinión está resumida, más o menos, en «The Best and the Brightest«, el artículo que escribí hace unos meses para el número 2 de papel de Jot Down, dedicado a las series de televisión.
Está dedicado a ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’. Y vengo a decir que:
«Sus siete temporadas demostraron que los ‘expertos’ de la televisión, los profetas de la basura y los abogados de la miseria o no tienen ni puta idea o mienten como bellacos. Demostraron que es posible sentar a millones de personas en un sofá a disfrutar con la política. Que es posible alcanzar la perfección sin sexo, sin rodar en exteriores, sin violencia, sin chistes fáciles. Que es posible generar placer con el día a día de un Gobierno. Con diálogos largos, difíciles, eruditos. Con intercambios pedantes entre niños bien de Harvard y Yale. Que la inteligencia es una virtud y no una vergüenza. Que la lealtad y el honor inspiran y conmueven. Que es posible respetar al público. Que la clave es la oferta, no la demanda».
– «Peter Ackroyd’s London Calling«. Un larguísimo perfil del novelista, historiador y biógrafo Peter Ackroyd, no muy conocido en España (pese a que se han traducido muchos de sus libros), pero una celebridad en Reino Unido. Y un tipo de lo más raro, que apenas hace otra cosa que trabajar en soledad.
El artículo es largo, pero merece la pena. Y es puro Gladwell. Arranca con historias de atletas con condiciones naturales increíbles, con ejemplos de superación y con anécdotas. Lo mezcla con ciencia, con glóbulos rojos y el tendón de Aquiles de los kenianos.
Todo para llegar a la reflexión de fondo: «We want sports to be fair and we take elaborate measures to make sure that no one competitor has an advantage over any other. But how can a fantastic menagerie ever be a contest among equals?»
Es muy interesante la reflexión de Tyler Hamilton que aparece al final sobre en qué consiste exactamente doparse.
«People think doping is for lazy people who want to avoid hard work,” Hamilton writes. For many riders, the opposite was true. «EPO granted the ability to suffer more; to push yourself farther and harder than you’d ever imagined, in both training and racing. It rewarded precisely what I was good at: having a great work ethic, pushing myself to the limit and past it. I felt almost giddy: this was a new landscape. I began to see races differently. They weren’t rolls of the genetic dice, or who happened to be on form that day. They didn’t depend on who you were. They depended on what you did—how hard you worked, how attentive and professional you were in your preparation«.