– El 12 de octubre, Jordi Galí, uno de los economistas españoles más reputados del mundo, escribió un artículo en El País titulado «Cataluña: cooperación o confrontación«. En él señalaba que «un divorcio amistoso con costes mínimos para las partes no es una quimera».
Ideas que ya había dejado claras en artículos anteriores. Como en éste del Col-lectiu Wilson: «Estat propi i euro«.
– Hoy, Ángel de la Fuente, investigador en el Instituto de Análisis Económico (CSIC) y uno de los máximos expertos en balances fiscales, replica en el mismo lugar: «Cataluña y Europa: una de vaqueros«. De la Fuente sostiene que «cuando el divorcio es inevitable, lo mejor para ambas partes es que sea civilizado, pero acusar falsamente al otro de maltrato y amenazar con no pagar la hipoteca conjunta no contribuyen al buen desenlace».
– El día 13 Jordi Soler también había replicado con contundencia en el mismo medio en su pieza «Independencia y ficción«, donde afirma que «los argumentos independentistas no resisten el razonamiento; se basan en la ilusión y en la fe. Los únicos datos razonables indican que los catalanes fuera de España perderíamos mucho de lo que tenemos ahora».
– Por su parte, José Javier Olivas, fellow de la London School of Economics, escribe un texto muy largo en inglés y muy duro con las posiciones nacionalistas e independentistas: «The independence of Catalonia: jumping on a bandwagon«. «The latest opinion polls and mass mobilisations suggest that many Catalans have taken their estelada flag and jumped onto the train with the hope of leaving Spain and the economic crisis behind. However the final destination may not match the idyllic depiction passengers were given before the trip. Worse even, there are great (and increasing) risks of the train to independence suffering a derailment».
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ACTUALIZACIÓN
A Jesús Alfaro no le convence nada el argumento de Galí: «Contrato de separación y liquidación de la relación han de ser distinguidos«.
– Jorge Urdánoz Ganuza, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pública de Navarra: «Cataluña y la amistad«. «No se puede aplicar a Cataluña el discurso antinacionalista de la lucha contra ETA».
El planteamiento de los separatistas es el típico de esta época, en la que lo primero que hace un anti-sistema es pedir una subvención.
Se pretende una separación sin costes. A pesar de que, de ser cierto su planteamiento ‘España nos roba’, España saldría perdiendo con la separación, se espera una aquiescencia por parte de ésta, impropia de la conducta de cualquier Estado.
Así, el lema del 11-S del año pasado, ‘Cataluña nuevo estado de Europa’, demuestra los límites de fuerza y de análisis una posición basada en el supuesto de que a uno, por ser quien es, le van a dar lo que pida: quiero separarme, pero que no me cueste ni un euro.
El artículo de Galí muestra lo frecuencia con que los científicos sociales, cuando hablan de política no van más allá del, perdón por el tópico, taxista de turno. No porque sí ha habido un renacimiento de la filosofía política estos últimos años.
En los debates sobre el secesionismo catalán, suele utilizarse como metáfora el divorcio, cuando creo que sería más acertado compararlo con una amputación, puesto que el divorcio se da entre dos iguales, cosa que no son Cataluña y España entre sí.
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