Cada año, cientos de estudiantes de las universidades más prestigiosas de EEUU optan por una carrera en el sector financiero al graduarse. Son ¿Los mejores, los más brillantes y los menos productivos? ¿Son demasiados? Robert Shiller, flamante nuevo Premio Nobel de Economía, se hacía esa pregunta hace unos días en un artículo cargado de citas y referencias a estudios.
En 2006, el 25% de los alumnos de Harvard, el 24% de Yale y el 46% de Princeton seguían este camino. Algunos creen que la crisis ha cambiado esa pauta. Otros, que no. El 15% de los egresados de Harvard de este año optará por dedicarse a las finanzas, pero llegó a ser un 47%.
Ya en 2011 Patrick Bolton, Tano Santos, y Jose A. Scheinkman se preguntaban:»Is the Financial Sector too Big?» (PDF: «We show that in equilibrium the dealers’ informational rents in the OTC market are too large and attract too much talent to the financial industry»).
Como explica bien Octavio Medina, que tanta mente brillante opte por dedicarse a las fiananzas tiene consecuencias. Por ejemplo, un número menor de patentes y menos empresas creadas.
Irónicamente, el que haya crisis como la de los últimos años puede llegar a tener un efecto positivo sobre la innovación. En épocas de recesión, los bancos contratan a menos estudiantes, por lo que los jóvenes se decantan más por programas de doctorado o a la investigación, como explica Pian Shu en «The Long-Term Impact of Business Cycles on Innovation«(PDF).
Las acusaciones de rent-seeking (buscar réditos sin generar valor) son abundantes en en el sector financiero. Que gran parte de lo que hacen los banqueros, no tiene «utilidad social».
El Nobel Joseph Stiglitz es una de las voces más autorizadas en la crítica. Hay quienes apuntan concretamente al High Frequency Trading como el penúltimo truco truco para obtener rentas.
Un estudio de este verano, firmado por Josh Bivens y Lawrence Mishel y titulado «The Pay of Corporate Executives and Financial Professionals as Evidence of Rents in Top 1 Percent Incomes» (PDF) señala que: «The increase in the incomes and wages of the top 1 percent over the last three decades should be interpreted as driven largely by the creation and/or redistribution of economic rents, and not simply as the outcome of well-functioning competitive markets rewarding skills or productivity based on marginal differences».
Y por ello, concluyen, «This rise in rents accruing to the top 1 percent could be the result of increased opportunities for rentshifting, increased incentives for rent-shifting, or a combination of both».
Es evidente que una de las razones principales para elegir una carrera en finanzas, donde un becario puede ganar 100.000 dólares al año, son los sueldos).Ganar medio millón al año antes de cumplir los 27 es muy tentador.
Pero no es la única causa. Ezra Klein cree que la mala educación que se imparte en las universidades tiene parte de culpa: «Wall Street steps in when Ivy League fails«.
Quizás es simplemente que a los alumnos les gusta la estabilidad, los objetivos claros y que los reclutadores son buenos en su trabajo.Por no hablar de que los chavales no tienen muy claro su lugar en el mundo… O que los muy insensatos no tienen buenos amigos que les impiden dejarse llevar por la tentación.
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Este post es una versión editada y alargadas de la Crítica de Ideas publicada hoy domingo en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo.
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