Para el número 6 de Jot Down, que salió a la venta hace unos meses, entrevisté a la periodista Ana Pastor.

Es una entrevista muy larga (23 páginas, casi 65.000 caracteres) hablando sobre su trayectoria, sobre periodismo y su forma de entender ambas. ¿Qué os parece?

Lo que piensen de mí Cospedal o Rubalcaba me da completamente lo mismo. Me preocupa que mi hijo un día pueda pensar que me acobardé”.

Tarde otoño en el centro de Madrid. Café Comercial. Habla mucho y lo hace rapidísimo. No tarda más de un segundo en responder a ninguna de las preguntas, y son muchas. No se detiene ni para beber una vez de la taza. Desprende confianza a raudales. En ella misma, en su forma de trabajar y en el oficio de periodista, algo difícil de encontrar estos días. Ana Pastor (Madrid, 1977) tiene también una paciencia infinita. Para aguantar un secuestro de casi tres horas, una sesión de fotos más larga que muchas carreras profesionales y una grabación de vídeo inesperada y un tanto desconcertante. Sin quejarse ni dejar de sonreír. Le gusta conversar sobre su trabajo y no le incomoda en absoluto ser el centro de atención. Está pendiente de los detalles y sabe que, en lo que a ella respecta, todos lo hacen. La camarera del Café Comercial se mantiene distante y seria durante toda la entrevista, pero cuando acaba se acerca en busca de una foto. Y en ella, en el público, Pastor encuentra el mayor apoyo posible ante los que la critican por ser demasiado agresiva, por interrumpir, por ser demasiado protagonista: “Sigue así, a los políticos no les das demasiada caña”.

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