La semana pasada, mi compañero Fernando Palmero publicó en El Mundo una serie de historias tituladas: «Españoles en la Primera Guerra Mundial», sobre escritores, periodistas y corresponsales. Una al día. Y es buenísima, erudita, de lectura obligada y deliciosa. Llena de literatura, ideas y polémicas. Una crónica del país intelectual de inicios del siglo XX.

Mi favorito es seguramente el segundo, el de Sofía Casanovas. Y el de León. Leed, carajo, leedlos todos. De lo mejor que hemos publicado en tiempo.

1) «El quinto jinete«. Vicente Blasco Ibañez. Escritor, activista político y periodista exiliado en Francia. Fue el autor más leído en Europa y en América gracias a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, una novela con la única finalidad de apoyar la causa aliada en la Guerra y que le permitió acumular una inmensa fortuna.

2) «Fuera de control«. Sofía Casanova: poeta, novelista y corresponsal de ABC en el frente del Este. Nacida en Almeiras (La Coruña) en 1861, se convirtió en la escritora que mejor conoció los horrores de la Gran Guerra en Varsovia, Moscú y San Petesburgo, desde donde relató la caída de los Romanov y el ascenso del terror bolchevique.

3) «Imaginar el frente«. Agustí Calvet, ‘Gaziel’, escritor y corresponsal de La Vanguardia en París. Estudiante en la capital francesa cuando estalló la Gran Guerra, abandonó sus trabajos académicos para dedicarse al periodismo. Sus crónicas desde el frente tuvieron tanto éxito que fueron reunidas en varios volúmenes

4) «Peinar la guerra«. Corpus Barga. Corresporal, prematuro poeta y novelista, decidió sin embargo consagrar su vida a la política y el periodismo, dos actividades que concebía como inseparables. La primera a través de la acción; la segunda, entendida como el arte de la propaganda.

5) «Añoranza imperial«. El escritor Ricardo León, elegido miembro de la RAE con sólo 35 años, fue uno de los autores más leídos y alabados en los primeros años del siglo pasado y constituyó una ineludible referencia literaria y moral para varias generaciones de escritores.

6) «La nación en armas«. Ramiro de Maeztu. Escrito y corresponsal en Londres desde 1905. Visitó el frente acompañando al Ejército inglés en Italia, Francia y Flandes durante el verano del 16, desde donde firmó una serie de crónicas de tono indisimuladamente anglófilo. Algunos de sus escritos los recopiló en Inglaterra en armas.

7) «El nuncio espiritual«. Ramón María del Valle Inclán. Enviando por El Imparcial al frente francés, el padre del esperpento vio en su relato sobre el conflicto europeo la ocasión de desprenderse del modernismo y aventurarse en un nuevo estilo literario más cercano al expresionismo.

 

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