Ayer domingo murió, a los 91 años, el profesor José Barea, el «hacendista más completo», el «guardián de ls ortodoxia», el «modernizador austero», como le han definido muchos conocidos en las últimas horas. En general, un hombre bueno y  trabajador incansable.

Barea ha sido una de las voces más poderosas en la economía española de las últimas décadas y uno de los personajes más respetados. Serio, austero, honesto, sincero. Barea tuvo claro siempre que las cuentas públicas tenían que estar saneadas, y se lo decía a todo el mundo, quisieran escucharle o no. Se lo decía a sus amigos y a sus rivales, a sus empleados y a sus empleadores, sin importarle demasiado las consecuiencias.

En 1941 superó las oposiciones a auxiliar contable de Hacienda y desde entonces fue una presencia poderosa en el sistema económico español, tanto desde las aulas como desde los despachos. En el sector público y en el privado. En los medios y en los gobiernos. Estuvo al frente de empresas y de la Oficina Presupuestaria en época de Aznar, dejando un gran legado. Fue, según José Ángel Sánchez Asiaín, un hacendista “curtido y minucioso, cuyos únicos señores fueron el Estado, la ética, el rigor y la equidad”.

Nació en familia humilde. Dejó el colegio, se puso a trabajar, acabó de aprendiz de relojero a los 14 y tras pasar por Madrid, acabó en Valencia escapando de la Guerra Civil. Fue un niño débil, que sufrió penurias pero supo crecer. Y que nunca olvidó los tiempos duros, por lo que fue padre y abuelo exigente, duro.

Era, para nosotros los periodistas, una voz accesible y paciente, siempre dispuesta a explicar cualquier tema durante horas. En los últimos años cada vez le costaba más escribir, pero seguía lúcido para analizar la situación de España y muy al día de la actualidad.

Se equivoco mil veces. En diagnósticos, consejos (Alberto Cuellar, durante muchos años fotógrafo de El Mundo, contaba ayer que cuando lo entrevistaron hace unos años, habló con él y el profesor le recomendó que inviertiera en Amadeus. Perdió un pastizal) y seguramente en soluciones, pero desde la independencia.

En la prensa de hoy lunes no se le rinde el debido homenaje, pero imagino que en los próximos días se hará. De momento, voy recogiendo los textos que vea. Descanse en paz.

– En El Mundo, el obituario que ha escrito Mariano Guindal: «El guardián de la ortodoxia«.

– Federico Jiménez Losantos: «José Barea«.

– En El Confidencial, Carlos Sánchez: «José Barea, una verdad incómoda para el primer Gobierno Aznar«.

– Pedro Schwartz en Libre Mercado: «José Barea, una leyenda«.

– Carlos Rodríguez Braun en La Razón: «El Estado en la cabeza«.

– En Libertad Digital, Asís Timermans: «Barea sin complejos«.

– En Libertad Digital también, Percival Manglano: «Barea, el modernizador austero«.

– David González en ARN Digital: «José Barea, un economista de Estado«

– Álvaro Romero en El País: «José Barea, un profesor polémico en La Moncloa«.

– Susana Burgos en El Economista: «Al profesor Barea in memoriam«.

Entrevistas

Una en El Mundo en 2007, por la presentación de su 55º libro.

Una que le hicieron hace poco más de un año para Liderando en Positivo, en vídeo.

El verano pasado, en El Diario de Soria: «Hay que reducir las administraciones públicas y suprimir municipios«.

Una de 1985, cuando era presidente del Banco de Crédito Agrícola.

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