– Jon Ronson: «How One Stupid Tweet Blew Up Justine Sacco’s Life«. Un largo artículo sobre personas a las que un mensaje inapropiado en redes sociales les costó carísimo. Vía Mariangela Paone.
– Nicholas Schmidle en The New Yorker: «Lost in Syria«. A troubled Army vet clandestinely joined the fight against Assad. Then an adventure turned into a tragedy. Un pobre diablo con una historia de drogas, confusión y armas. Historión.
-Elliott Marsh: «The Bombing of Dresden, 13/14 February 1945«.
– Angela Kockritz en Die Zeit: «The Have Miao«. How my assistant got into trouble with Beijing’s security apparatus and I got to know the Chinese authorities.
– Daniel Basteiro en El Español: «Pablo Heras-Casado, el director de los sentidos«.
– Andrea G. Bermejo: «Mi tío: un personaje de Javier Cercas«.
– Ta-Nehisi Coates en The Atlantic: «King David«. David Carr believed that, through the constant and forceful application of principle, a young knucklehead could bring the heavens to their knees. No soy un gran fan de Coates, pero aquí cuenta bien cómo Carr le cambió, y en cierto modo salvó, la vida cuando lo contrató siendo un crío.
– Mario Toboso en Gesi: «El terrorismo individual durante el año 2014: ¿Un fenómeno marginal o una tendencia al alza?» (Vía Manel Gozalbo)
– Kristina Peterson en el Washington Post: «Meet ‘Mrs. O,’ the Great-Grandmother Keeping Capitol Hill in Line«. A los 87 años, y con un hijo que aspira a ser presidente, Barbara O’Malley sigue yendo cada día a la oficina a responder el teléfono. Vía Beatriz Hoya.
-Gabriel Tortella en Revista de Libros sobre el último libro de Fontana: «Una historia para catalanes convencidos«. (Vía Luisra Villalta).
– Yanis Varoufakis en The Guardian: «How I became an erratic Marxist«. Vía Wojciech Golecki.
– Clive Thompson en The Smithonian: «How the Photocopier Changed the Way We Worked—and Played«.
Muy buen domingo a todos
Si me fío de lo que expone Tortella -y me fío de lo que expone Tortella- en su reseña, tengo que reconocer que Fontana, a quien he admirado por ensayos como «Europa ante el espejo», empieza a rozar la mediocridad en algunos de sus análisis. Una lástima.