Los últimos 12 meses han sido muy extraños para mí, al menos en lo que a lectura se refiere. Empezó o empecé el año fortísimo, con unas Navidades enfurecidas. Tuve un verano desatado, leyendo cientos de páginas al día durante varias semanas. Una especie de trance, porque no hacía prácticamente nada más en todo el día. Y después, sin ninguna razón concreta, pero varias que supongo que lo explican, no he vuelto a tocar un libro en cuatro meses.
Cero, nada, rien, niente. Desde septiembre hasta hoy, ni un solo libro. No recuerdo algo así que desde los 10 u 11 años. No he tenido ganas, motivación, interés. He leído artículos, cosas online. He seguido leyendo el periódico, The Economist, The New York Review of Books, Ahora (hasta el cierre), Letras Libres o The New Yorker. Pero ningún libro. Ni ensayo, ni novela.
Ni en casa, ni en trens o aviones. No he metido libros en las maletas por primera vez en mi vida. Me preocupa, pero no demasiado, y quizás esto sea un error.
Escoger mis favoritos no me ha resultado fácil. De hecho, había descartado hacerlo, porque me resultaba artificial, una especie de impostura, no sé muy bien por qué. Ahora mismo los libros no me interesan demasiado, así que hacer un post sobre ellos no me sale de forma natural. Anyway, aquí estamos.
Repasando, me salen 53 libros en 2016, básicamente uno por semana. Más que el año anterior, a pesar del blackout de un trimestre entero. La lista completa de lo que he leído la tenéis aquí, con los de los años anteriores (aunque es posible que se me escape alguno). Los que aparecen a continuación están simplemente en orden cronológico, según los fui leyendo, así que no hay jerarquía. Tampoco son libros editados o publicados en 2016. El único requisito ha sido leerlos en los últimos doce meses.
Oliver Sacks: “En movimiento. Una vida». No creo que sea una sorpresa. He hablado muchas veces de Sacks. Lo conocí por primera vez gracias a Jaime, que me regaló El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, en 2002 o 2003. El libro tuvo mucha influencia de varias formas. Primero porque cuando me lo dio, Jaime dijo una frase realmente importante: «Te lo he traído en español porque no sé si lees en inglés». Él, maldito sea, leía ya en español, catalán, francés, inglés y alemán (y eso si no ha aprendido más ultimamente), e hizo bien. En 2003 yo no leía libros inglés. Y empecé a hacerlo, en buena parte motivado por aquella charla. La segunda, me descubrió a un autor excepcional, sensible, detallista, inteligente. Y humano. Con sus manías, errores, fallos y limitaciones. En movimiento es el recuerdo de una vida plena, complicada, intensa. Llena de problemas y alegrías, de fallos y aciertos. De estudios y halterofilia. De sexo y represión. De amores dolorosos y vergüenza. Disfruté muchísimo, como de toda su obra. Lo echo de menos cada vez que me llegan las publicaciones en las que escribía y sé que nunca más va a estar allí.
Asne Seierstad: “One of us. The story of Anders Breivik and the Massacre in Norway“. Un trabajo periodístico excepcional. Un relato lleno de historias, nombres, detalles. Miles de horas de trabajo, buceando en informes, rastreando amigos y familiares. Un ensayo profundo sobre el asesino, su vida, sus delirios y la concienzuda preparación del brutal atentado. La periodista noruega te lleva durante meses y años de un lado al otro del país, juntando las piezas de un puzzle que apenas hemos llegado a comprender todavía.
Aloma Rodríguez: “Los idiotas prefieren la montaña“. No conozco a Aloma (aunque sí a su hermano, del que también leí este año el estupendo El fumador pasivo y gracias a ambos, casi soy uno más de su familia), jamás había oído hablar de Algora o El niño gusano ni me gustan los bares. La música no tiene importancia en mi vida ni he tenido relaciones de amistad como las que describe. Y a pesar de ello o quizás precisamente por eso disfruté como un niño. No sé escribir así ni abrirme así. Lees las páginas como estuvieras dentro de la habitación o recogiendo el local con ellos al cerrar. No estás dentro, sino al lado. Y sientes, ríes y sufres con ellos.
Joseph Roth: “La marcha Radetzky“. Mi relación con este libro es completamente diferente. Lo había leído hace 20 años, he leído las cartas con Zweig, casi todo Zweig. He leído muchas más cosas de Roth, pero creo que nunca lo había apreciado tan bien como ahora. Será el momento, mí momento, o el de la Europa actual. Roth es un genio. La conexión con el Imperio no es sencilla, hay demasiado tiempo, distancia e idiomas de por medio. Pero es quizás la vez que más cerca he estado.
Angelika Schrobsdorff: “Tú no eres como otras madres“. No es habitual terminar un libro odiando a la protagonista o a las protagonistas. A la madre y a la hija. Destestando su actitud, su egoismo, la frivolidad. Soy cualquier cosa menos un puritano. La parte de la relación especial, o abierta, la convivencia a tres o cuatro, no me escandaliza ni mucho menos, al revés. Me llama la atención y me atrae poderosamente. Mi problema con ellas es más profundo, con su cosmovisión, su comportamiento, su crueldad o maldad disfrazadas de desinterés Y sin embargo, el libro me resultó fascinante, entretenido, sorprendente y brutalmente sincero. La capacidad de la autora de dejarse mal, de presentarse sin tapujos como es, sin remordimientos o pesar, sin miedo a lo que vamos a pensar de ella, es increíble.
Patrick Deville: “Peste & Cólera“. Probablemente el ‘libro del año’ para mí. El que más me ha enganchado, del que más he aprendido, el más diferente y especial. No soy un enorme fan del estilo (de hecho, tras terminarlo compré corriendo otros de Delville, como Ecuatoria, y el resultado no es el mismo). Una biografía novelada como nunca he leído otra. Qué escritura, qué profundidad de análisis, qué maravilla de personaje y de autor. La historia de Alexandre Yersin y los hijos de Pasteur, de un explorador, aventurero y científico que parece de ficción. Bellísima historia, bellísima narración, Salgari, Conrad, Defoe, todos juntos y mejorados. El libro que recomiendo y recomendaré siempre.
Henry Marsh: “Ante todo no hagas daño“. Marsh, médico de enorme prestigio y finísimo escritor, no se esconde. Tiene uno de los trabajos más complicados y delicados del mundo. La vida de miles de personas ha pasado y pasa por sus manos. Como cualquiera, comete errores, pero los suyos matan o dejan en estado vegetal a quienes los sufren. Marsh explica en su libro los límites de la medicima y de los médicos, los problemas básicos de un turno en un quirófano. Y nuestra relación con la vida y la muerte. Con sencillez y honestidad.
Algunos amigos han sido mucho más diligentes que yo.- Aquí tenéis sus recomendaciones:
The Economist (a diferencia de otros años, sólo he leído ésta y la del FT)
Afortunadamente, Sergio J. Rivas ha hecho una recopilación brutal. Todas las listas posibles, nacionales e internacionales, en su blog.
Feliz Navidad y muy feliz Año Nuevo a todos
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