la familia Mi columna de esta semana es la que más fibra ha tocado desde que empecé en esto. En el periodismo, digo, no en el columnismo. Bruselas es una ciudad increíble en muchos aspectos, pero dura en otros. Es la ciudad del adiós, porque constantemente tienes que despedirte de tus vecinos, de tus compañeros, de tus amigos. De la familia. El tiempo, la costumbre, no ayudan demasiado.

Como sabéis, cada martes sale un texto nuevo, corto, volatil, rara vez muy meditado. Las columnas anteriores de todo 2018, en la sección Patio Global, las podéis encontrar en orden inveso de publicación aquí abajo.

26/02/19 Los 27. Llegaron a ser miles, pero hoy quedan apenas 27. La ocupación nazi de Bélgica es una de las fases más oscuras, incómodas y evitadas de la historia del país. Por lo que ocurrió, por los que murieron y por los que colaboraron. Hasta 80.000 nacionales se volcaron con los invasores, y sus esfuerzos siguen siendo bien recompensados.

19/02/19 Antitapas. Hay dos grandes juicios que se repiten sobre Bruselas: que es una ciudad gris de tiempo horrible y un lugar muy aburrido. La primera es dolorosamente cierta, la segunda increíblemente falsa.

12/02/19 Al ralentí. Decía Golda Meir que la paz en Oriente Medio llegaría cuando los árabes amasen a sus hijos más de lo que odiaban a los israelíes. Algo así se podría decir de los belgas: la paz social llegará el día en el que amen las conquistas sociales más, aunque sea sólo un poquito más, de lo que adoran las huelgas generales.

05/02/19 Jalea de arándanos. Cometieron un error. Hasta la semana pasada, los chalecos amarillos eran una cosa ya testimonial en Bélgica. Lejos del poder de convocatoria de sus colegas galos, de su violencia, de los linchamientos a la prensa y la deriva antisemita o bolivariana. Hacía mucho que no hacían ruido, ocupados ya en otras batallas, pero el sábado volvieron y cometieron un error: bloquearon la entrada del Ikea de Anderlecht.

29/01/19 Menos es más. A los belgas les gustan las cosas pequeñas. Hasta ahí, nada que objetar, yo respeto mucho las preferencias, parafilias y tradiciones. Lo que es digno de estudio, y de aplauso probablemente, es que hayan logrado convencer a millones de personas de que sus atracciones diminutas son dignas de interés. De que «menos es más», como popularizó Mies van der Rohe.

22/01/19 Oxígeno político. Al principio pensé que era la maquetación. Luego algo me sugirió que tenía que ser la tipografía, pero tampoco. Después de un rato, de mirar también la competencia, no era capaz de encontrar el problema, aunque algo no era normal. Al final, caí en la cuenta: no había política en la portada del periódico.

15/01/19 La reconquista. En Francia, quien quería ser presidente de la República solía poner los ojos primero en la Alcaldía de París, al modo de Chirac. En España tienes que ser el jefe del partido. En Bélgica, da totalmente igual o al menos lo parece. La N-VA, el partido nacionalista (e independentista flamenco), la fuerza más votada de lejos, anunció ayer su lista de candidatos y para un observador mediterráneo resulta curioso.

08/01 Libros, brunchs y sofrología.  En 2008, en Bélgica había 4.219 librerías. En 2017, quedaban 3.095. Según los números del sindicato SIN, tres locales cierran cada semana en el país. Ojo, es una definición muy laxa de librería, casi al nivel de calificar de chocolate a la taza el brebaje líquido y sin alma que te ofrecen en las pastelerías pijas del mundo francófono. (…) Me preocupa que a este ritmo de traspasos cualquier día acabamos como en El Ejido. La cosa es que como ya tenemos una ultraderecha más que asentada, el absurdo apocalíptico que nos tendremos que inventar para intentar darle sentido a la realidad va a tener que ser más rebuscado.

2018

18/12 Territorio Moureaux. Hace unos años, uno podía sintetizar los problemas de España recurriendo a la figura de Carod-Rovira. De una forma u otra, el ex líder de ERC estaba metido en todos los charcos: la Constitución y sus límites, el problema catalán, el modelo de Estado, la Corona, las ramificaciones del terrorismo y la negociación política, etc. En Bélgica, un equivalente sería Philippe Moureaux, ex alcalde de Molenbeek y figura clave del socialismo, fallecido el pasado fin de semana.

11/12 Cultos estacionales. En Bélgica hay dos cultos estacionales: el de la barbacoa con el sol y el del abeto cuando se acercan las Navidades. Es una cuestión de Estado de verdad, ríete de la dimisión de los ministros nacionalistas flamencos. Los periódicos dedican páginas y páginas a ayudarte a escoger el modelo idóneo, los telediarios vigilan las rachas de viento por si ponen en peligro las plantaciones (o como este año, el Village de Noël de Lieja) e incluso los ministerios se tienen que remangar para hacer frente a problemas de sostenibilidad.

04/12 Zwarte Piet. Pasado mañana, en la madrugada del 5 al 6, llega Saint Nicolas (o Sinterklaas). Los niños están muy nerviosos, dejarán sus zapatos junto al árbol, junto a agua, zanahorias y un chupito de alcohol. Llevan días nerviosos gritando Hij komt, hij komt, ya viene, ya viene, y despertarán con chocolate, speculoos, mandarinas y un regalo. Después, al colegio. Corriendo. Nada más belga que una fiesta sin festivo ni tan cruel como un juguete sin tiempo para disfrutarlo.

27/11 Celdas y chalecos. Ayer en una radio rescataban las declaraciones de hace unos días del primer ministro, Charles Michel, sobre “el derecho a una información fiable”. Apuntando que no sólo no está haciendo nada para garantizarla, sino que su Gobierno ha querido que los periodistas que cubren las cumbres europeas tengan que pagar de su bolsillo el coste de parte de los controles de seguridad. Las libertades se defienden con hechos, no con tuits. Pero sobre todo, creyéndotelas de verdad.

20/11 Economía circular. A la Gare du Midi sólo se va a tres cosas: coger un tren, comprar un Kalashnikov o comer una deliciosa crepe marroquí de queso con miel los domingos por la mañana. Las tres son peligrosas pero ninguna, absolutamente ninguna de ellas, requiere dos ruedas.

13/11 Chocolate amargo. En los últimos 15 años, las exportaciones de chocolate han aumentado un 117%. Es un mercado “en expansión que suponía en 2017 2.670 millones en 2017”, según explicaba hace unos días Le Soir. El 80% de la producción, unas 600.000 toneladas, se dedica ya al resto del mundo. Ya no queda casi nada con capital de la tierra, Neuhaus y algunas menores. Por si fuera poco, mis favoritos, Pralibel, no hay forma de encontrarlos en Bruselas. Hasta hace poco los tenían en el Duty Free del aeropuerto, y puedo recordar hasta dos viajes innecesarios sólo para poder comprarlos. Pero ya ni eso. Somos liberales y todo eso, pero no sé cómo esperan que soportemos las huelgas y retrasos.

06/11 La épica del camarón. Si eres español, hay tres cosas que convierten cualquier experiencia gastronómica en Bélgica en un desafío. La primera, el agua. Después de años he aceptado tener que pagar un riñón por un plato de albóndigas y el otro por un filete, pero jamás me acostumbraré a que un litro de agua cueste nueve euros. La segunda, las salsas en el pescado. Sí, en Francia pasa lo mismo, pero el mal de muchos es parco consuelo. La tercera, una de las más serias, es el asunto de las croquetas

30/10 Laissez-faire. EL laissez-faire, sin ninguna connotación económica, llega en Bélgica a su extremo. El residente temporal sufre de hipersensibilidad y mira todos los elementos de la cultura o la idiosincrasia local con lupa y el arma cargada, pero los niveles de indiferencia y pasividad de mis vecinos sorprenden.

23/10 Cambriolages. Si dijera que en Bruselas conozco tanta gente a la que le han entrado en casa (o lo han intentado) como a la que no, exageraría, pero no demasiado. A otro compañero, recién llegado, le metimos tanto miedo en el cuerpo hace unos días con batallitas que al final cedió y corrió a hacerse un seguro. Cuando, en el papeleo, se lo denegaron por el tipo de cerradura que tiene en casa, se puso en lo peor. Que su vecina de abajo tenga cuatro cerrojos en la puerta de entrada no ayudó tampoco.

16/10 El paraíso de Milgram. Por todo el planeta los gobiernos apuran las obras públicas con la intención de inaugurar rotondas, carreteras o edificios justo antes de unas elecciones. Torturan a sus ciudadanos durante meses con trabajos multimillonarios infernales, al estilo Gallardón, para liberar la presión en el momento justo y conseguir el voto. En Bélgica ocurre al revés.

09/10 Maldito animal inflacionario. Hacer la compra en Bélgica es muy caro. La pescadería más cercana se asemeja más al mercado de diamantes de Amberes que a la de mi barrio de toda la vida. Sospecho que los vecinos de enfrente no han pedido la hipoteca para la casa, sino para el detergente y los pañales de su crío.

02/10 267 horas de penuria. Con mucha vergüenza, pesar y terribles remordimientos, la semana pasada puse la calefacción de casa. Fueron apenas 15 minutos y sólo en el salón, pero la encendí. Dolió al ver las fotos de amigos y familia en la playa y terrazas a 35 grados. Dolió a mi ego que presume de poco friolero. Pero más dolerá en mayo, cuando llegue el ajuste anual de la factura.

25/09 Crímenes de lesa olesidad. “Es un drama, una tragedia. Los telediarios abren con ello, mis compañeros de equipo no hablan de otra cosa y se puede ver la preocupación en los ojos llorosos de la gente. Es probable que nunca antes un pueblo haya mirado al cielo con tanto desconcierto, al suelo con tanto dolor y a los escépticos del calentamiento global con tanta furia como el belga en las últimas semanas. Al menos, en los atolones de Kiribati llevan años avisando de que el agua sube. Al menos, en las Carolinas evacuaron por el huracán Florence. Pero a los belgas nadie nos dijo que la ausencia de lluvias de los últimos meses iba a tener una consecuencia indeseada tan brutal: las frites, las patatas fritas que son casi el único símbolo de unidad nacional, van a ser esta temporada más pequeñas”

18/09 Tinder de proximidad. “Los barrios belgas tienen una vida riquísima y los contactos son mucho más habituales de lo que uno podía imaginar. Por cultura, por tradición, por su apego a lo local en contraste a una complicada relación a nivel federal. Para tener controlados a quienes viven cerca…”.

11/09 Bruegel y la ‘fonction publique’. “El 2019 se cumplirán 450 años de la muerte del flamenco y están en marcha los preparativos para el Año Brueghel. Entre los fastos previstos destaca la inauguración de una gran Maison. Sólo hay un problema: no abrirá sus puertas por “complicaciones administrativas”.

04/09 Adiós a las armas. “Desde el 1 de septiembre, los militares han empezado a retirarse de las estaciones de tren y de metro y los lugares más emblemáticos de la capital. Será algo gradual, y su presencia seguirá muy viva en “lugares estratégicos”, como las sedes de los organismos europeos, embajadas y las principales instituciones judías, pues no nos engañemos, no hay lugar seguro en todo el mundo para los judíos y mucho menos en Bélgica. Pero parece que se van”.

17/07 Protones y ‘bitcoines’. Los belgas tienen una relación curiosa con los pagos. Muchos de los servicios domésticos más básicos (agua, luz, teléfono) no funcionan por domiciliación. Se puede, pero lo habitual es que envíen el recibo por carta y hagas una transferencia con referencias estructuradas. El médico, o si alquilas algo, parecido.

10/07 Tous ensemble!  Para Brel, ay Brel, Bélgica era un páramo “donde las minorías pelean en nombre de dos culturas que no existen”. Este julio, sin embargo, el rojo y el negro sí se abrazan, las gargantas saltan en el fuego de un antiguo volcán gritando como nunca “tous ensemble”, todos juntos, y el corazón de los amantes se abrasa feliz. Ne me quitte pas. No todavía.

03/07 Square Lumumba. Todos los países tienen problemas para abordar de forma valiente y honesta su pasado colonial. Bélgica los tiene siquiera para mencionarlo. El país está lleno de vestigios del rey Leopoldo II, de su legado, pero cuesta mucho encontrar elementos que recuerden sus crímenes.

26/06 El mamut copernicano. “Necesitamos un giro copernicano, pero tenemos al mando sólo a un tendero”. Si le preguntasen a cualquiera de mis amigos belgas les diría que la frase es aplicable a cualquier alcalde o diputado, al jefe de Policía, al entrenador de su equipo o al jefe de Gobierno. Y, si me apuran, y con bastante más razón, al Rey, no conocido por sus agilidad mental. Pero el entrecomillado pertenece a Thierry Marchandise, magistrado con más de cuatro décadas de carrera y juez de paz a sus 71 años. Y hablaba de su ministro de Justicia, Koen Geens, quizás la persona que ha sobrevivido a más razonables peticiones de dimisión en Europa desde los años de Javier Clemente.

19/06 Catapultas y broncantes. No hace falta un navegador Tor ni entrar a las zonas más oscuras de la Dark Web. No es necesario jugarse la vida en descampado a las afueras de Grozni ni contactar con los aprendices de mafiosos de Siem Reap, donde una vez me ofrecieron disparar a una vaca con un lanzacohetes. Si uno necesita algo realmente extravagante basta con darse una vuelta por las páginas web belgas de intercambio y venta objetos de segunda mano.

12/06 Cuestión de Estado. Lleva un tiempo y muchos equívocos de novato, pero al final uno acaba descubriendo que no es ni la lengua, ni la religión, ni la ideología: la argamasa que mantiene unida a la sociedad belga es el olor a carne recién hecha.

05/ 06 Nainggolan. Ni Rajoy, ni Pedro Sánchez ni Puigdemont. El español que está en boca de todos los belgas es catalán, muy polémico y se ve sometido al juicio de la opinión pública cada día, pero nada tiene que ver con la política. Roberto Martínez, seleccionador nacional, dio ayer la convocatoria para el Mundial de fútbol. Y aunque la ausencia de Radja Nainggolan, centrocampista de la Roma, ya había sido anunciada, muchos no querían creérselo.

29/05 Tabúes. Crear un programa de televisión con éxito arrollador de audiencia no es frecuente, pero tampoco raro. Lograr, además, el aplauso de la crítica, es más insólito. Pero hacerlo arriesgando mucho, rompiendo corsés y mezclando sensibilidad y humor es casi un milagro. Y es lo que ha logrado el flamenco Philppe Geubel con Taboe.

22/05 Kilos de política. Para Clausewitz, la guerra era la continuación de la política por otros medios. Para Foucault la política era en realidad la guerra librada por otros medios. Para flamencos y valones, todo es política y todo es guerra, y los medios importan poco si sirven para machacar al adversario.

15-05 Dogmas y compases. Cada lunes a primera hora, puntual e infalible, llega a nuestro buzón el e-mail de la Gran Logia de España-Grande Oriente Español. Nuestro porque un buen día los corresponsales en Bruselas empezamos a recibirlo sin aviso previo. Bien pensado, no es de extrañar. La capital belga tiene una conexión antigua, profunda y a menudo también mitificada con la masonería. Y si nos ocupamos de Europa, de Puigdemont y hasta de escándalos de arbitraje en rugby, por qué no de pirámides y escuadras.

08/05 Ensueños que fracasan. En el siglo XXI se puede (sobre)vivir sin una identidad nacional definida y fuerte. Pero eso no disuelve los miedos y los complejos, no impide los debates constantes ni difumina la necesidad de pertenencia por otras vías a medio hacer. Escribió Maeterlinck, arrítmico y simbolista, que “lo que es razonable no es verdaderamente sabio; y lo que es sabio no es casi nunca razonable a los ojos de una razón demasiado fría”. Releyendo su obra hoy queda claro que tratar de definir qué supone ser belga no es quizá ni sabio ni razonable, sino más bien “sueño de hombres cansados/ Aun ensueños que fracasan”.

01/05  Grúas de la memoria.  Los Cigrang son los más famosos, pero ni de lejos los únicos belgas interesados en nuestras playas. En 2017, cada día, once de ellos compraron una casa en España. Casi 4.000 apartamentos y villas, sobre todo en las islas y la costa mediterránea, claro. Después de británicos, alemanes y franceses, son los más activos, algo llamativo teniendo en cuenta que son apenas 11 millones, pero lógico si uno ha intentado irse a bañar a Ostende o Knokke.

24/04 Belgian solutions.  Tuberías que bloquean puertas, escaleras a ninguna parte, carriles que se cruzan sin sentido y terminan estampándose en muros. Grúas a las que les ponen el cepo, vigas en mitad de la acera, señales de tráfico contradictorias, bicicletas encadenadas a conos sueltos. La capacidad de los belgas para las chapuzas y para improvisar remedios absurdos es infinita.

17/04 Cizallas y pistolas. El 69% de los flamencos tienen miedo en Bruselas (y sólo uno de cada cinco se siente seguro). El 44% de los valones y el 40% de los residentes en la ciudad, vengan de donde vengan, también. La (mala) fama de Molenbeek, de Anderlecht, de ciertas zonas junto a la Gare du Midi y la Gare du Nord no ayudan, ni el flagrante racismo, pero hay mucho más. Nueve de cada diez mujeres han sufrido acoso por las calles. El mes pasado, a tres personas muy cercanas les robaron el teléfono (en un bar, en un supermercado, durante un partido de fútbol). No conozco a nadie a quien no le hayan quitado una bicicleta o lo hayan intentado, y cada día al aparcarla busco en vano al que partió mi candado con una cizalla a las puertas de la Comisión Europea.

10/04 Frittes y dominatrix,  “Ni El Grito de Munch, ni la Medusa de Caravaggio ni el Saturno devorador de Goya: la cara más desencajada de la historia la tuve delante, apenas a un metro de distancia, en Bruselas. Fue a mediados de 2015, en la cafetería de la Comisión Europea, cuando una banda de irresponsables intentó pedir tres cafés. Al mismo tiempo. Dos con leche y uno solo”.

03/04 – La brújula perdida. Sobre la ruptura del contrato social y la quiebra en la confianza en las instituciones y el sistema en las últimas dos décadas. Y una razón para el optimismo

27/03 La policía de la basura.  Mi reflexión costumbrista de hoy sobre el cuerpo de élite que inspecciona bolsas y sanciona a quien recicla mal o saca los restos el día equivocado. Salvo a mis vecinos, a los que nunca pillan ensuciando mi pobre calle

20/03 El yodo de Reagan. Sabrían qué hacer en caso de accidente nuclear? Si la respuesta es no, es probable que no sean belgas. Si creen que sí, seguramente lo sean pero estén equivocados

13/03 Fútbol a capela. Sobre aficionados deportivos, identidad nacional y por qué nunca más debería escribir de deportes. “La gente va a los campos a disfrutar, a desahogarse, a relajarse, a olvidar, a odiar, pero no a buscar ni facilitar equilibrios. Por eso los cánticos belgas eran fríos, sosos, sin alma. Y por eso el animador se dejaba la vida en la megafonía”.

06/03 Pascal en Meiser. Los belgas aceptaron hace tiempo que en algo tan serio y peligroso la lógica es irrelevante (algún día hablaré de la prioridad a la derecha) y fingir coherencia, una pérdida de tiempo.

01/03 Celdas contra el frío. Algunos alcaldes belgas han ordenado a la Policía arrestar a los sin techo que no quiersn ir por las buenas a n albergue. ¿Buena idea o puro oportunismo político y una gran campaña electoral gratuita? Si dependiera de ustedes, ¿qué harían? ¿Limitarían las libertades individuales por ‘el bien’ de los ciudadanos? Esto no es exactamente una columna de Patio Global. Es una pieza que llamamos La mirada del corresponsal, mucho más larga, pero encaja perfectamente aquí.

27/02 La libertad de los monstruos. “La sociedad es civil, pero sólo de vez en cuando. Porque aceptar que hasta los monstruos, y sobre todo los monstruos, tienen derechos, no casa bien con las entrañas. Porque Bélgica no ha perdonado ni se ha perdonado aún”.

20/02 Mezuzot y vigilias. “Hay un grave problema y mirar para otro lado durante años, porque van a por otros, ya sabemos lo bien que fue en Molenbeek·.

13/02 Hablamos diamante. “Amberes es desde hace cinco siglos el centro neurálgico del comercio mundial, con más de 1.500 joyerías donde antaño los talleres de alfarería imitaban la mayólica italiana. En un barrio de solo un kilómetro, bajo la mirada de 2.500 cámaras y de expertos flamencos, judíos, libaneses, armenios, jainistas y rusos se compra y vende el 40% del diamante industrial, en torno al 85% del diamante en bruto y el 50% del pulido de todo el mundo”.

06/02 La vida de Bo. “Los flamencos tienen mala prensa. Los que escriben y hablan sobre Bélgica para el exterior viven (casi) siempre en Bruselas, leen francés y sólo salen de la capital para enseñar Brujas a las visitas o para peregrinar a las guaridas de Puigdemont”.

30/01 Europa no existe.  “Una mayor renta, unos impuestos y salarios más altos, una productividad disparada no llevan de la mano el bienestar, la eficiencia y las soluciones con que todo currito patrio sueña, al igual que una carrera no basta para tener un buen trabajo. Al descubrirlo, maduras. Al aceptarlo, creces, pero algo muere para siempre por dentro”.

23/01 La Forma A-38.  “Cuando uno lleva el tiempo suficiente en Bruselasinterioriza que hay dos, y sólo dos, verdades absolutas sobre la lengua de Molière. La primera, que la frase más hermosa y esperada en una llamada no es Je t’aime, sino il ne s’agit pas d’un acte terroriste. La segunda, y contraria, es una palabra que hace estremecerse a adultos curtidos, provoca ansiedad, privación de sueño y genera las historias más increíbles y divertidas: commune”.

Anuncio publicitario