foto testigo

Desde hace unas semanas, en el periódico tenemos una serie casi diaria de piezas largas, de una página entera cada una, tratando de contar la pandemia, sus efectos y particularidades desde todos los rincones del planeta. Las firman, las firmamos, los corresponsales y colaboradores habituales.

La foto con la que ilustro el post no es pura frivolidad (tendrían que ver la que no quisieron usar). En todas las maquetas, en papel y en web, hay siempre una imagen que acompaña desde nuestro escritorio. Es verdad que para los que juntamos líneas desde lejos el entorno no cambia demasiado estas semanas, pero así quizás les os podamos acercar un poco nuestro pequeño mundo distante.

Hoy he publicado yo la 16ª entrega: Bélgica ante el coronavirus: un ejemplo de seriedad en la tierra del caos.  El país que se consideró un «estado fallido» tras los atentados de 2016 afronta la emergencia con sentido común y patriotismo tranquilo. Esperábamos lo peor, pero no ha sido así. Hasta se ha logrado formar Gobierno después de año y medio en funciones. Pero tampoco se confían mis vecinos: no ha pasado, pero podría haber ocurrido lo peor. Y aún puede pasar.

Sostengo que:

«El carácter nacional, más allá de tópicos, sin duda ayuda. Mis vecinos están acostumbrados a moverse en el caos, en un sistema de normas y leyes en el que todo lo importante es flexible y lo menor, rígido. Donde nunca acabas de saber quién tiene las competencias de qué cosa y tienes que acabar buscándote la vida por tu cuenta. Donde el castigo, la amenaza, la sanción, no son la forma de convencer a nadie, pero la presión social puede ser fortísima.

Con ese bagaje,  saben relativizar, separar lo realmente grave de lo accesorio y adaptarse con increíble naturalidad a condiciones adversas. Una cosa es frivolizar en lo corriente, otra en lo extraordinario. Hay aprovechados, inconscientes, egoístas, pero están resultando ser una minoría y, por ahora, poco ruidosa. Que se sepa. En general, se respetan las reglas, pero no las están sacralizando. Fuerzan los márgenes y los que hacen cumplir la ley, lo toleran sin estridencias. Se quejan sin parar, gritan, pero encajan como el mejor boxeador«.

El texto es Premium, de pago. Si os interesa, como los 15 anteriores y todas las grandes entrevistas y reportajes y columnas de opinion, por menos de 50 euros al año podéis tener acceso a todo el contenido de pago del diario.

Diría que es un regalo, pero la connotación no me hace feliz. Hacer un periódico es algo muy caro, y tener corresponsales, carísimo. Cuatro euros al mes por medio centenar de páginas diarias, el doble los domingos, y montones de revistas y suplementos, no es un regalo, es otra cosa. Pero sin duda una cosa barata.

Si queréis ver los testigos anteriores, os los enlazo:

1)  Xavier Colás desde Moscú: Diario de un apestado.

2) Lluís Miquel Hurtado desde Teherán: Año 1398 en Irán, sorteando la cuarentena en pleno Año Nuevo.

3) Carlos Fresneda desde Londres: La extraña normalidad de la isla que reniega de Europa.

4) Carmen Valero desde Berlín: Coronavirus teutón: del «Alemania no es Italia» a vaciarse las ciudades.

5) Iñaki Gil desde París: Cuando uno comprende lo bueno que es vivir.

6) Joan Royo Gual desde Río de Janeiro: Los brasileños, atónitos con la parsimonia de Bolsonaro ante el coronavirus.

7) Sebastián Fest desde Buenos Aires: Los argentinos resisten las ganas de darse un beso.

8) Francisco Carrión desde El Cairo: Egipto, mentiras, silencio y estoicismo frente al coronavirus.

9) Pablo Scarpellini desde Los Ángeles: La plaga que acabó con el tráfico.

10) Sal Emergui desde Tel Aviv: Israel, estado de emergencia sin guerra.

11) Emilio López-Romero desde Nueva York: Retrato de una ciudad paralizada de miedo.

12) Imane Rachidi desde La Haya: La apuesta holandesa: cuarentena inteligente.

13) Salud Hernández-Mora desde Bogotá: Colombia: un pueblo incrédulo y una salud precaria.

14)  Gina Montaner desde Miami: Adiós a la eterna primavera en Florida.

15) Asier Vera desde Guatemala: Del «váyanse a la playa» al toque de queda.

 

Anuncio publicitario