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El efecto Piketty

29 martes Abr 2014

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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En elmundo.es, la Crítica de Ideas de la semana pasada: «El efecto Piketty. Igualdad, obras de arte y las paradojas del siglo XXI«.

El economista francés Thomas Piketty ha logrado algo insólito: colocar entre los más vendidos un libro titulado El capital en el siglo XXI, un ‘tocho’ de casi 700 páginas traducido al inglés sobre retorno de capital, crecimiento y desigualdad.

Es el libro del año del que todo el mundo habla a ambos lados del Atlántico, como lo fue antes ‘Por qué fracasan los países’, de Acemoglu y Robinson.

Leer más.

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Esther Duflo

13 miércoles May 2015

Posted by suanzes in Economía

≈ 2 comentarios

La economista francesa Esther Duflo ha sido galardonada hoy con el premio Princesa de Asturias 2015. Se ha impuesto a gente de mucho nombre, como Thomas Piketty, Manuel Castells o Michael Sandel. Es un punto irónico, pues fue Piketty uno de los que más la influyó a la hora de decantarse por la Economía, puesto que de estudiante quería ser historiadora, y fue él quien la empujó a irse a Massachusetts.

El jurado es muy claro en las actas. El premio es un reconocimiento a Duflo «por sus innovadoras y decisivas contribuciones a la economía del desarrollo y al estudio de las políticas contra la pobreza.Duflo ha aplicado con originalidad métodos experimentales para evaluar la eficacia de las políticas contra la desigualdad económica y social, especialmente en África, Asia e Iberoamérica. Los resultados de su investigación han renovado profundamente el diseño de estrategias en los ámbitos de la educación, la salud, las microfinanzas y el empleo. Es cofundadora y codirectora del Laboratorio para la Acción contra la Pobreza del Instituto Tecnológico de Massachusetts, una de las mayores redes de investigación mundial para el fomento del desarrollo».

Me gusta mucho Duflo. Es complicado de explicar, porque no tengo muy claro si tiene razón en su principal argumento, pero tiendo a pensar que sí, sus posturas intuitivamente me resultan lógicas y su modo de trabajar, appealing.

Simpatizo enormemente con el resumen que hace de su trabajo: «La gente es irracional, tanto si vive en países desarrollados como si vive en países en desarrollo, pero la gente es irracional en formas que podemos intentar y conseguir entender. Y los incentivos funcionan, simplemente tenemos que entender la manera en que lo hacen».

Duflo es francesa de nacimiento y educación, pero americana de formación. Tremendamente inteligente, original, aguda e incisiva. Tiene 42 años. Estudió economía en París y se doctoró en el MIT en 1999, y allí ha trabajado prácticamente toda su carrera. Ser profesora (con tenure) en esa institución  antes de los 30 no es nada fácil.

Su trayectoria está plagada de premios y es una de las mujeres más conocidas en el mundo académico norteamericano.

Aquí, ella misma explica qué hace (con su tremendo acento francés, por cierto) y de qué sirve en una muy interesante Ted Talk.

Hace un par de veranos recomendé en EL MUNDO el libro de Duflo y Abhijit Banerjee entre los más estimulantes del momento: Diez libros de economía (para el verano).

Mantengo lo dicho entonces:

«Experta en Economía del Desarrollo es directora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab y una pensadora original y creativa. En ‘Repensar la pobreza‘, escrito con Abhijt V. Banerjee, la autora trata de romper con los enfoques macro y aboga por ideas pequeñas, válidas para casos concretos. En vez de destinar cientos de millones a grandes proyectos explica cómo prologar un año un tratamiento contra los parásitos en algunas aldeas africanas dispara el sueldo de esos cuando llegan a adultos. O como un kilo de legumbres en la India es el mejor de los incentivos para vacunar a los hijos.

Duflo denuncia la ideología, ignorancia e inercia presente en muchos organismos y gobiernos, y cree que hay que eliminar el paternalismo, o aceptar que es tan real en países en desarrollo como en los desarrollados. Un libro imprescindible para entender la pobreza y los grandes errores que se han cometido para combatirla».

Duflo nos viene a decir con sus experimentos y controles que no hay grandes recetas mágicas que funcionen para todo el mundo en todas partes en todo momento. Parece algo bastante obvio, para cualquier campo, pero en el mundo de la Economía del Desarrollo, de la ayuda al desarrollo, de los grandes proyectos, del dinero del Banco Mundial y de las ONG, no está tan claro. Que se lo pregunten  a Bill Easterly.

La posición de Duflo está más cerca de las posiciones de «los gurús de la demanda» que de los de «la oferta», por usar la terminología del sector que muy bien repasan Octavio Medina y Kiko Llaneras en «Esther Duflo y el auge de lo aleatorio«, en Politikon. Pero no forma parte de esa ‘escuela’ y su trabajo, como apuntan, sirve para romper un poco el debate enquistado desde hace demasiado tiempo.

El libro de Duflo no es un manual de teoría, sino un buen repaso de lo que se ha hecho mal en la última década y en lo que se podría hacer bien. Toda la economía derivada de experimentos es polémica, pero como decía JFV, pero «poner evidencia empírica seria encima de la mesa sobre qué políticas funcionan y cuáles no es una de las motivaciones fundamentales». Él se refería a NeG, pero valdría como motivación en general.

Duflo ganó la John Bates Clark Medal (el reconocimiento de enorme prestigio que la American Economic Association concede a los mejores economistas de menos de 40 años) en 2010. La AEA resume su trabajo, en la parte de los experimentos y el control, pero no sólo.

Sus papers se pueden encontrar aquí. Miren los más recientes: Kenia, India, microcréditos, Marruecos, organizaciones. Pepe Fernández Albertos recomienda la lectura de «Women Empowerment and Economic Development«.

Las compañeras de Economía en Dos tardes explican hoy en español qué eso es de los experimentos y controles aleatorios. Un buen ejemplo del tipo de trabajo es cuando ella cita a unos compañeros. ¿Qué pasaría en China si el precio del arroz, un bien de consumo esencial, baja? ¿Se comería más o menos arroz? La intuición diría que más, ¿no? Pues el caso es que…

«So you need an experiment to know, and in fact they found something very interesting when they did this experiment in one place in China where rice is a very important part of the food basket for the poor. And they found that when the price decreased, people ate less rice, not more rice, which means rice is a Giffen good [a product that consumers demand more of as its price rises because the income effect dominates the substitution effect].

¿Cómo afecta la ausencia de un profesor en clase al rendimiento de sus alumnos en India? ¿Se podría mejorar, ambas, simplemente obligando al profesor a hacerse una foto con ellos dos veces al día? ¿Y se mejoraría la vacunación premiando a las madres de los niños con legumbres? [La respuesta es sí, claro]

Alicia González la entrevistó en El País en 2012. Javier Mato lo hizo en 2010 para Sintetia, y el resultado es interesantísimo.

Carlos Fresneda también para El Mundo en 2010 («Los países más pobres suelen ser corruptos,  pero esa corrupción anida en la burocracia«). Y Juanma Bellver, en 2013, también para El Mundo («Los países pobres acabarán desoyendo al Banco Mundial y al FMI si no les ayudan más«). Y ayer mismo, Pablo Pardo charló con ella y lo explica hoy en El Mundo también.

En un texto que escribí hace dos años, titulado, «Ganar la lucha contra la pobreza«, puse:

«Esther Duflo (1972), profesora del MIT y una de las economistas con más proyección e influencia en temas de lucha contra la miseria, considera que no hay una sola «cosa que puede acabar con la pobreza». Que no se trata de «una cruzada, con un enemigo bien identificado y específico, ya sea el ‘capitalismo salvaje’, los gobiernos deshonestos, el exceso de reglamentación, el hambre o la malaria. Todo esto probablemente tiene algo que ver con la persistencia de la pobreza. Pero ninguno de los factores es fácil de solucionar y, más importante aún, incluso si se lograra, la pobreza todavía estaría con nosotros».

Ella y su equipo, recientemente galardonados con un Dan Daviz Prize y un millón de dólares, apuestan por un enfoque práctico y muy concreto. «La lucha contra la pobreza consiste en combatir, con paciencia y deliberación, los muchos problemas que hacen que la vida de los pobres sea difícil: las malas escuelas, el agua sucia, las enfermedades infecciosas, los caprichos del clima y otros desastres naturales, el saneamiento deficiente, la falta de habilidades, la corrupción a pequeña escala, los baches de una carretera. La lista es interminable».

Y precisamente por ello, y en lugar de despilfarrar cientos de millones en políticas tan bien intencionadas como inefectivas, la mejor manera de saber qué funciona y qué no es mediante experimentos, tanto para el uso de vacunas en la India como el de mosquiteras en Kenia, como explica Duflo en esta charla.

Acabar con la pobreza es posible. Lleva mucho tiempo y hay muchos obstáculos, pero cuanto más se ‘parecen’ las economías en desarrollo a las desarrolladas, cuantas menos trabas haya para hacer negocios, cuanta más seguridad jurídica, e imperio de la ley e infraestructuras, cuantos más derechos y títulos de propiedad, más fácil es prosperar.

La lucha contra la pobreza a través de la economía, de lo que sabemos que realmente funciona, es como la medicina actual. No hace milagros, no lo cura todo y comete errores, pero salva más vidas que nunca antes en la historia de la humanidad. El camino es complicado y largo, pero la ruta está muy clara».

Ellos, Duflo y Banerjee, en la entrevista con Alicia, al ser preguntados por el principal error de la Economía del Desarrollo, lo tenían más o menos claro:

A. B. «Es difícil porque hay unas cuantas. Pero diría que es la impaciencia. Ese convencimiento generalizado de que si no logramos eliminar la pobreza en, digamos, cinco años hemos fracasado. No es así. Nada cambia en un día.

E. D. Yo lo combinaría con la creencia de que una sola cosa lo conseguirá. Ninguna solución sirve para todos los problemas.

La Economía no es una ciencia perfecta, ni una ciencia, pero ofrece valiosas herramientas si se usa con rigor humildad. El trabajo de Duflo nos invita a ser humildes, a pensar, a probar, a ver qué va bien y qué no va bien. A medir, a experimentar, a controlar. A admitir que fracasaremos y a seguir intentándolo, sin prisa, sin pausa.

Nos invita y empuja a abrir la mente y no tener prejuicios. A salir de los esquemas tradicionales. A ir al terreno, a a observar, a mancharnos las manos. A no usar a las personas como números distantes y todos iguales. A desconfiar de las grandes soluciones, de los remedios globales, de la tiranía de los expertos, de los reyes taumaturgos.

No lo dijo ella precisamente, pero seguro que está bastante de acuerdo: «The curious task of economics is to demonstrate to men how little they really know about what they imagine they can design».

Por eso este premio es una buena noticia.

———-

He añadido esta mañana un párrafo con el artículo de Kiko Llaneras y Octavio Medina. Como me comentó anoche Octavio, mi post puede hacer pensar que Duflo está más cerca de Easterly de lo que seguramente está (por referencias como la del final a la tiranía de los expertos), por lo que los matices del texto de Politikon hay que leerlos y tenerlos muy en cuenta. Porque de estos temas, desde luego, el que más sabe es él.

París

10 sábado Ene 2015

Posted by suanzes in Internacional, Periodismo

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Recopilo en el post, en orden inverso de publicación, los textos principales que voy publicando estos días en el periódico desde París. No están todos los de la web. Hay muchos que son de reacción, que luego se van retocando, ampliando, cambiando y completando con agencias. Leídos después, tienen un valor muy relativo.

– «Volveremos a reírnos (en papel del lunes también)

– «Francia está en guerra contra el islamismo radical» (lunes en papel)

– «‘Escribí en la portada ‘está todo perdonado’ y rompí a llorar» (martes en la web)

– «Murieron para que podamos vivir en libertad» (martes en la web)

– Francia moviliza a 15.000 efectivos por la amenaza del yihadismo (martes en papel)

– Francia busca cómplices de la masacre (lunes en la web)

– París, capital de la libertad (larga crónica en el periódico de el lunes sobre kla marcha. El texto más personal de todos)

– La UE reforzará el control sobre los yihadistas (web el domingo)

– París se alza contra el terror, por ‘Charlie’ y por la libertad (web el domingo)

– París marchará contra el terror arropado por los líderes europeos (web del domingo por la mañana)

– La enemigo número uno de la República  (papel del domingo)

– Europa se manifiesta  (papel del domingo)

– Francia refuerza el dispositivo de protección antiterrorista con medios adicionales (sábado en la web)

– Toda Europa, pero no toda la República  (en papel del sábado. Sobre la crisis política por la marcha del domingo. Con Aron y Piketty).

– Acribillados los tres terroristas tras 54 horas de pánico en París (crónica en papel del sábado).

– El ‘en vivo’ del viernes con un montón de compañeros.

– P&R: tres días de caos en París (web el viernes a la hora de comer).

– La participación del Frente Nacional en la marcha del domingo, en el aire (viernes por la mañana).

– Los terroristas, acorralados en el norte de Francia. (el viernes, en papel, sobre los hermanos Kouachi).

– Hollande recibe a Sarkozy en El Elíseo mostrando la unidad de la clase política (jueves por la mañana en web).

– Los dejamos solos (crónica en papel del jueves).

– Silencio y dolor por la libertad de expresión (el miércoles por la tarde, desde la Plaza de la République).

Lecturas de Domingo

19 domingo Oct 2014

Posted by suanzes in Lecturas de domingo

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– Judith Newman: «To Siri, With Love«. How One Boy With Autism Became B.F.F.’s With Apple’s Siri

– Sarah A. Topol en Medium: «If we run and they kill us, so be it, but we have to run now«.  Six months ago, 276 Nigerian schoolgirls were kidnapped by Boko Haram. The handful who escaped that night have never told the full story of their ordeal — until now.

– Jon Lee Anderson desde República Centroafricana: «The Mission». A last defense against genocide».

– Joshua Hammer: «The Long Captivity of Michael Scott Moore«.  The German-American surfing writer was kidnapped by Somali pirates in 2012—and held for two years and eight months. Joshua Hammer reports on his imprisonment, drawn-out negotiations to ensure his release, and the ugly business of kidnapping for cash. As the global debate over ransoming hostages heats up, just how should we be getting our journalists home?

– Jen Percy: «My Terrifying Night With Afghanistan’s Only Female Warlord» Vía Íñigo S. Ugarte

– Anne Appleblaum en The Atlantic: «Understanding Stalin«. Russian archives reveal that he was no madman, but a very smart and implacably rational ideologue

– Daniel Dennet: «Are we free?» Neuroscience gives the wrong answer.

– Atul Gawande: «Modern Medicine Changed the Way We Die, and Not Always for the Better«.

– Muy bien aquí Bill Gates sobre Piketty: «Why Inequality Matters«. Cada vez me cae mejor ese hombre (Gates), que se molesta en leer el libro y además en contactar con el autor y hablar con él vía Skype para aclarar dudas.

– «Alex Hutchinson: «What Will It Take to Run 2-hours Marathon«.

– Madhavankutty Pillai: «The Capital City«. Mumbai has its commercial roots in drug money. A profile of the City.

– Una biografía de lo más curiosa: «Richard Coles: My journey from pop star to celibate vicar«.

Intelectuales, papers y medios

31 sábado May 2014

Posted by suanzes in Uncategorized

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Entre ayer y hoy he leído algunos artículos que de alguna manera se relacionan entre ellos, aunque a diferentes niveles. Y que abren la puerta a un debate más que interesante sobre el papel de los intelectuales, los economistas y los periodistas en la esfera pública.

1) Fernando García-Quero en Eldiario.es: «Crisis y Universidad: de intelectuales a hacedores de ‘papers‘». De forma resumida, critica que «la Universidad está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers » y que «no se fomenta un profesorado que intente enseñar más allá de los cánones establecidos o colabore con asociaciones u organizaciones sociales». Un artículo que recuerda al de Argullol de hace menos de dos meses en El País: «La cultura enclaustrada» y que evoca, más o menos, algo de lo de Kristof.

2) Manuel Arias en Revista de Libros: «La lógica de las cosas«. Básicamente, pero bien desarrollado, lo contrario «… la tendencia que, consolidada ya en los circuitos universitarios de primer nivel, se ha reforzado en nuestro país durante los últimos años, para amargura de la mayor parte de los afectados: la creciente cuantificación de la calidad investigadora. Suena algo abstruso, alejado del interés de los ciudadanos que viven fuera de la burbuja –no en el sentido de progresiva hinchazón, sino de mundo autorreferencial separado del resto– académica. Pero, si bien se mira, el problema que aquí se plantea es el mismo que aqueja a otras esferas de la vida social y personal: quién vigila a los vigilantes. O cómo se decide quién atesora los méritos necesarios para avanzar en detrimento de otros».

3) Ramón González Ferriz en El País: «Los nuevos intelectuales«. Es uno de sus temas favoritos, del que ha escrito más y aquí ya hemos comentado alguna vez. Habla sobre la irrupción de los economistas como nuevos intelectuales y figuras dominantes en el debate público. «Esto puede ser una buena noticia. Durante demasiado tiempo, el debate público ha estado más dominado por cuestiones morales —imprescindibles pero insuficientes— que por análisis de datos —insuficientes pero imprescindibles— y, en ese sentido, nos viene bien que se sumen a la gran conversación técnicos que puedan ayudarnos a salir del crónico noventayochismo de nuestros viejos debates intelectuales». Al mismo tiempo, sin embargo «es posible que a algunos de estos nuevos intelectuales les haya pasado como a parte de los viejos: que la exposición mediática y la agradable sensación de influir les haya convertido en osados opinadores sobre cualquier cosa imaginable, les haya convencido de que tienen la solución definitiva para todo o les haya hecho creer que la sociedad es un poco tonta si no les hace caso. Los nuevos intelectuales son distintos de los viejos, pero se parecen en que los focos les deslumbran por igual».

4) Alexanfre Afonso: «What the Piketty-Financial Times Affair says about journalism and academia«. Una crítica al papel de los medios en la difusión de ruido en el caso Piketty-FT, y acusaciones de corporativismo y mala praxis.

De forma muy resumida, me encontrarán en contra de García-Quero y a favor de Arias y González Ferriz. Y coincidiendo con Afonso en algunos puntos y discrepando en otros.

Sobre el primer debate, dice García-Quero que «la Universidad española, le pese a quien le pese, está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers sin pausa, sin poso y sin reflexión». No sé qué entiende por papers él, ni si conoce bien el proceso, pero… para eso lean precisamente lo que dice Afonso al respecto y sobre el tiempo y la duración de una publicación de verdad. Habla García-Quero me temo, de una Arcadia que nunca fue.

Sueña con una universidad caracterizada por desgracia por lo contrario. Por no hacer bien la parte docente, ni la reflexiva, ni la social. Acostumbrada a bajísimos niveles de investigación, de debate y de exigencia. Habla de trabajar «por crear una Universidad cuyo objetivo principal sea utilizar el conocimiento para una transformación social hacia la igualdad». Es decir, a nada. Asustada ante la perspectiva de tener que cambiar, que modernizarse, que trabajar, que investigar, que competir.

Una discusión sobre la que otros tienen mucho más que aportar. Quizás donde puedo hacerlo más es en el post de Afonso sobre medios y académicos. Sostiene Gonzalo Rivero, académico y el que me enseñó las reflexiones, que lo que el Excelgate está demostrando es que nuestros business, el suyo y el mío, no se entienden mutuamente. Que hay desconexión y le resulta sorprendente la atención diferencial de los medios a la investigación académica, pues hay artículos sobre papers sensacionalistas en revistas oscuras y en cambio hay otros papers, relevantes, que pasan sin pena ni gloria.

Mi respuesta, medio broma medio en serio, es que el proceso es en realidad muy sencillo: si a los medios nos llega por email información sobre el paper o el estudio, se publica. Si ese día estamos faltos de noticias, se publica. Si lleva un titular muy llamativo, se publica.

Generalmente, no hay ninguna lógica, ni estrategia. Ni conspiraciones ni una selección de temas por oscuros intereses económicos, políticos, ideológicos o corporativos. Obedece más a cuestiones individuales (que un determinado redactor lea determinadas publicaciones). Que el artículo empiece a circular (jamás entenderemos los mecanismos que explican por qué algunos sí y otros no) y lo veas en otros sitio.

Que efectivamente, alguien te hable de él. Los estudios de todo tipo que cada día se publican en la prensa, decenas de ellos, suelen reenviarlos agencias de comunicación o responsables de prensa directamente a los medios. Por email, a cuantos más destinatarios mejor. Si logran que una agencia lo cite, el resto sale solo. Antes, los medios buscaban temas exclusivos que nadie más tuviera. Y había broncas en las otras redacciones cuando pasaba. Hoy, en muchos casos, es al revés, y la bronca llega si no llevas (y más en la web, destacado y con un titular apto para SEO) lo que lleva todo el mundo. No te puedes permitir no estar, y sale más a cuenta (parece ser).

¿Por qué hay universidades, think tanks o catedráticos que son citados muchísimo y otros que casi nunca? Es, sencillamente, por la oportunidad. En el periodismo lo fundamental la inmediatez y disponibilidad. Si me falla un articulista y el profesor X me escribe 4.500 caracteres un viernes a las 21.00 de la noche, mi amor será incondicional y de por vida. Y cuando tenga que recurrir a él, lo haré.

Los expertos que tienen dos minutos para ti cualquier día a cualqueir hora son los favoritos. Si además escriben bien y dan titulares… Hay grandes catedráticos a los que no hay forma de contactar. Que no responden a los emails o las llamadas. Que no quieren escribir, que (por razones perfectamente lógicas y razonables) no pueden atenderte cuando tú lo necesitas. Por eso se llama a los otros.

Y está el papel del departamente de comunicación. Si necesito un experto en mercado laboral y llamo a Fedea, lo más habitual es que en cuestión de minutos me digan con quién puedo hablar. Si lo intentas con la Complutense, no hay nadie al otro lado del teléfono. Nunca. Quien quiere salir en los medios, lo consigue. Basta con descolgar el teléfono, ofrecer y tener disponibilidad las dos primeras veces que se llama. El resto está hecho.

Pero volviendo al post.

a) Lleva razón Afonso. «Until recently, journalism and academia were clearly distinct». Ahora, empiezan a mezclarse. Por un lado, con académicos escribiendo más que nunca en medios, en blogs, en publicaciones ad hoc, Llegando directamente a millones de personas sin intermediarios. Por otro, con nuevos proyectos de periodismo de datos o algo parecido (Vox, 538, The Upshot, etc). Aquí en España lo hemos visto también. Con los blogs de eldiario.es (Piedras de Papel o Agenda Pública), Hay Derecho y sobre todo Fedea y su Nada es Gratis.

Si un catedrático, un investigador del CSIC o un notario escriben análisis de los mismos temas, y lo escribe bien (y cada vez lo hacen mejor) y lo hace rápido ( y cada vez lo hacen más rápido) un periodista tiene muy complicado competir, por no decir imposible. ¿Y qué? No importa, no debemos competir. El periodismo, si es inteligente, se adaptará y usará todavía mejor la formidable fuente de información que suponen los expertos. Hay infinitas cosas que los pundits no hacen, no pueden, no saben o no quieren hacer. Y allí está el nicho.

b) Dice Afonso que hay una diferencia de ritmos y de intereses de fondo. Que un periodista necesita publicar en minutos y en el mundo académico «It takes often 2 years or more between the time I write an academic article and when it is published. I write it, revise it, present it at a conference, get feedback, revise it again, submit it to a journal, it is rejected, I revise it again, submit it again, am asked to revise it, until it is accepted».

Luego hace una crítica un tanto ridícula «Of course, this is a very long book and journalists simply don’t have time to read long books, especially if they have to maintain their twitter account beside writing article». Ridícula no tanto por el ataque, que en el fondo puede llevar razón, eso pasa mucho. Sino porque eso es válido para cualquiera. El que no lee no es por falta de tiempo. Lo que ha cambiado la desintermediación es el negocio del periodismo. Pero también el mundo académico, poco a poco.

Los académicos, sobre todo los jóvenes, empiezan a darse cuenta de que es bueno tener presencia en el debate público, en la esfera pública, de forma constante. El proceso empieza con la llamada de Siracusa, por la indignación de la mala praxis periodística, por la necesidad de corregir lo que está mal, romper mitos, aportar conocimientos. Pero la continuación, muchas veces, es más mundana. El académico, como el periodista, descubre que llegar a miles, decenas de miles o cientos de miles de personas es algo sugerente, a veces adictivo. Te gusta que te lean, que te citen, que te elogien. Influir. Sí, que lo hagan tus pares académicos es estupendo. Que lo hagan miles de personas normales, también. A veces más. Te citan, te llaman de radios o de televisiones. Sales en programas, te reconocen, te llaman más veces. Y eso tiene su punto.

c) «The second difference is perhaps cohesiveness. In academia, you make a reputation for yourself by criticising what others do or what they miss, and emphasising how what you do is original. Anybody that has gone through a journal peer review process knows that criticising others is much easier than doing research yourself, and this often creates fairly nasty battles». En el periodismo te haces una reputación escribiendo cada día, compitiendo con miles de personas, en tiempo real. Si cree que lo del mundo académico son críticas debería ver lo que supone poner en tu bio que eres periodista de El Mundo. O escribir algo que leerán 300.000 personas. Aquí te haces una reputación escribiendo cosas que lee gente normal, otros periodistas, sí. Y también decenas de miles de personas. Yo escribo de economía. Lo mío (y lo que digo cada día en Twitter, por ejemplo) lo leen, valoran y juzgan CADA DÍA economistas, técnicos, políticos, ministros, funcionarios, expertos, catedráticos de universidades de primer nivel, inspectores de Hacienda, traders, brokers, gestores de fondos, analistas. No es peer review. No son los mismos estándares. Pero le puedo asegurar que si bien el proceso de publicación es extremadamente sencillo, superar la barrera de los expertos y que te tomen en serio, no.

d) «What always strikes me is the extreme degree of corporatism of journalists as a whole. While their job is to criticise and hold people to account, journalists are actually very bad at taking criticism and being held to account for their mistakes». ¡Venga ya! ¿Quién reconoce bien los errores? Los periodistas no, claro. Pero están muchísimo más acostumbrados. Cada día hay miles de personas que piensan (y dicen, y te dicen) que eres un ignorante, un imbécil, un manipulador, un vendido a las empresas, al Gobierno, al capital, al partido. Que no sabes lo que dices, lo que haces, que sólo pones estupideces. Que no tienes nivel. Que te vayas a casa. ¡Y nos lo decimos continuamente unos a otros! El 90% del tiempo lo que hacemos es hablar de nosotros, de nuestro trabajo, de lo mal que va todo y de ponernos verdes. Entre medios e inter medios.

e) Se queja del corporativismo y dice que «the FT/Piketty case as well. First, the debate would never have been hyped up so much if it had come from an academic». ¿No recuerda lo que pasó con Rogoff y Reinhart? Los medios van detrás del ruido. A veces del creado por ellos mismos, y a veces no. Los medios encumbraron el fenómeno Piketty, con cientos de reseñas, críticas y artículos por todo el mundo. Lo han convertido en una rock star. Y si algo nos gusta a todos son la caída de las rock star. Por eso las críticas del FT tuvieron mucho eco en la prensa… y entre los académicos.

«Hence many news reports had a manifest pro-FT bias, showing how journalists were so good at debunking theses by professional academics». No, no es eso. Que lo hiciera un periodista podía tener su gracia, pero el corazón eran las críticas al libro del año. Sin más. Mire cada día un periódico, una web. Y verá que es todo mucho más sencillo. Es Ockham.

f) Sobre las malas praxis, nada que objetar, Todos las conocemos y las vemos cada día. Siempre he defendido que Twitter, o la que venga después, será la gran salvadora del periodismo. La única forma de subir los niveles, la calidad, es que haya una accountability total. Que cada periodista responda, en tiempo real, por lo que hace y lo que firma. Y eso lo permiten las redes sociales.

En ocho años en El Mundo, me han llamado menos de 10 personas a la redacción para criticarme, insultarme o aplaudir mi trabajo. Cada día, en Twiter, lo hacen unas decenas. El mío, el de mi periódico, mis compañeros o de la profesión en general. Hasta ahora no ha habido feeedback. Escribes, publicas y casi las únicas reacciones eran profesionales (empresas, gobiernos, agencias, tus jefes), pero no de particulares, de lectores.

Eso puede y debe cambiar. Yo debo responder ante esos mismos economistas, catedráticos, traders y analistas que me leen. Si digo tonterías o escribo una barbaridad, y lo ven, me lo dicen. Cada día, cada artículo, cada tuit. No es peer review, pero es un proceso que puede ser extremadamente duro. El respeto te lo ganas cada día. Y si todos tuviéramos que hacerlo así, seguramente los niveles subirian.

¿Están condenados a entenderse los dos mundos, el académico y el periodístico? En absoluto. Cada vez se entienden mejor, pero la relación no es una balsa de aceite.Son lenguajes diferentes que se van puliendo. Cada vez más periodistas leen papers y acceden directamente a las fuentes. Cada vez más académicos escriben en los medios y participan de ellos. No como sujetos pasivos, remitiendo textos, sino interactuando con los que los dirigen e influyendo directamente sobre los redactores.

Antes los matrimonios eran de conveniencia; ahora, empiezan a ser por amor. Quizás las tasas de divorcio eran inferiores hace 50 años. Pero sospecho que no queremos volver a eso.

¿Excelgate en el libro del año?

23 viernes May 2014

Posted by suanzes in Economía, Periodismo

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Etiquetas

Economía, Excel, Piketty, Rogoff

FTcoverAtención al largo post que ha escrito Chris Giles, editor económico del Financial Times: «Data problems with Capital in the 21st Century«, porque va a dar mucho que hablar. Está incluso en la portada del sábado.

En él, Giles explica cómo ha buceado en el ya célebre libro de Thomas Piketty y ha encontrado algunos errores, fallos y cuestiones metodológicas muy graves. La primera comparación, como era inevitable, es con la del famoso error de excel de Rogoff y Reinhart y el 90%. Pero lo que se explica en el blog es mucho más serio y va más allá, pues podría llegar poner en cuestión la tesis del economista de moda.

Giles sostiene que hay errores de varios tipos:

«Fat fingers» (dedos gordos). Los menos graves. Por ejemplo, equivocarse al picar datos de otra fuente y poner en la hoja de cálculos los números de Suecia en 1908 cuando debería haber puesto los de 1920. Un despiste.

«Tweaks» (alteraciones). Por ejemplo, cuando hay cambios en ponderaciones o fórmulas de ajuste, pero no lo explica en los apéndices técnicos. O cuando para unos países se usan unos y para otros, uno diferente. Y esto es muy grave, porque sería maquillar intencionadamente los datos. «In the US data, Prof Piketty simply adds 2 percentage points to the top 1 per cent wealth share for his estimate of 1970, as you can see that in the screen grab below. The 1970 formula is also interesting as it relates the top 1 per cent wealth estimate in 1970 to the change in a different source’s wealth share of the top 0.1 per cent (column F). This odd assumption is not explained and is possibly a simple excel problem«. (negrita mía)

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Medias no ponderadas. Se queja Giles de que en algún caso no pondere el peso de la población de un país al hacer la media entre varios. Y eso ya es más serio.

Construcción de datos. Se queja el periodista no de la construcción de datos donde no había fuentes anteriores, que es normal, sino de la forma en la que los ha hecho y de que no explique el método.

Selección inexplicable de fechas. Cree Giles que, en algo tan complejo y donde la disponisbilidad de datos y fuentes es delicada, es perfectamente legítimo usar, por ejemplo, las cifras de 1908 como equivalentes de 1910 si no hay más. Pero no entiende por qué usa los datos de Suecia de 1935 para un fenómeno de 1930… disponiendo de los datos de 1930.

Inconsistencia en el uso de las definiciones. Lamenta que para la elaboración de series use datos de diferentes fuentes sin aclararlo. Sobre todo cuando crean un «bias».

Cherry-picking data sources. Quizás lo más delicado. «There is little consistency in the way that Prof. Piketty combines different data sources». Vamos, que usa en cada caso no las más apropiadas, sino las que más convienen a su tesis. Y como añade: «If the problems outlined above made trivial differences to Prof Piketty’s final results, there would be little need to worry. But, as this section shows, the combined result of all these problems is to make wealth concentration among the richest in the past 50 years rise artificially».

La conclusión de Giles es que, con todo sumado, las conclusiones de Piketty, y valga la redundancia, no se sostienen: «There is no obvious upward trend. The conclusions of Capital in the 21st century do not appear to be backed by the book’s own sources.»

Porque, por ejemplo en el caso de Reino Unido, lo que le sale «appears to be the result of swapping between data sources, not following the source notes, misinterpreting the more recent data and exaggerating increases in wealth inequality». Los datos que le salen a él sobre concentración de riqueza del 10% más rico son muy inferiores a los del francés. Él dice que nunca bajaron del 60%, pero a Giles le sale en torno al 50% y quizás más cerca incluso del 40%.

El diario llamó a Piketty para exponerle las críticas, y le ha publicado una respuesta: «Piketty response to FT data concerns«. Es una respuesta elegante y educada, pero que no responde a lo que se destaca, la verdad.

Dice que se alegra de que el FT use las tablas que ha colgado, porque están para eso. «I want to promote an open and transparent debate about these important and sensitive measurement issues (if there was anything to hide, any “fat finger problem”, why would I put everything on line?)». No entiendo la relación entre poner los datos y los posibles errores no intencionados.

Dice también, que en un campo como el suyo, con fuentes tan diversas y problemáticas, hay que hacer selecciones y ajustes. «I have tried in the context of this book to make the most justified choices and arbitrages about data sources and adjustments». Y señala que está seguro de que la base de datos irá mejorando en el tiempo. Y que de hecho, hay datos nuevos publicados que superan los suyos en algunos casos, pero que no estaban disponibles antes.

Cita, por ejemplo, un nuevo paper de Saez y Zucman y afirma que «As you can see by yourself, their results confirm and reinforce my own findings: the rise in top wealth shares in the US in recent decades has been even larger than what I show in my book».

Y concluye: «Of course, as I make clear in my book, wealth rankings published by magazines are far from being a perfectly reliable data source. But for the time being, this is what we have, and what we have suggests that the concentration of wealth at the top is rising pretty much everywhere. Of course, if the FT produces statistics and wealth rankings showing the opposite, I would be very interested to see these statistics, and I would be happy to change my conclusion!».

Es decir, ni una palabra sobre las críticas concretas del libro, los errores, la selección y las medias. Pero sospecho que el debate irá a más en los próximos días.

Las críticas concretas, a primera vista, parecen muy fuertes, y algunas indiscutibles. Que eso cambie la tesis central de Piketty no lo tengo claro. No aún. No digo que no, sino que es demasiada información y es algo que está por encima de mis capacidades.

Además, se concentran, por ahora, sólo en una de las partes del libro, la del aumento de la desigualdad en algunas zonas. No afectan a otras.

ACTUALIZACIÓN

Ya tenemos algunas reacciones. Krugman reconoce que hay «algunos errores claros» y que Piketty tendrá que explicarlos, pero estima que en realidad no importan mucho porque la tesis sigue siendo válida, ya que hay toneladas de evidencias de que la distribución de ingresos cada vez está más concentrada, y «It’s just not plausible that this increase in the concentration of income from capital doesn’t reflect a more or less comparable increase in the concentration of capital itself».

Es posible que Krugman tenga razón, pero no entiendo esa línea de defensa. El libro tiene errores, vale. Pero las conclusiones de todas formas están bien porque sabemos que es así por otras fuentes. Si fuera para el caso contrario, como con Rogoff, podrían el grito en el cielo. Si hay otras fuentes sin errores, y Giles lleva razón, habrá que usar esas y no El capital en el siglo XXI, ¿no?

Justin Wolfers, en The New York Times, hace una defensa, o al menos relativización, mejor: «A New Critique of Piketty Has Its Own Shortcomings«. Elogia el trabajo del FT buceando en los datos, pero señala que las conclusiones de Giles van demasiado lejos. Aplaude que hayan encontrado errores, pero indica que lo que el diario ve como enormes diferencias, no lo serían tanto. «While it’s quite natural for a journalist to emphasize the differences between his findings and those of a famous author, the most striking fact is how closely The F.T.’s analysis agrees with Mr. Piketty’s. Their preferred time series for the evolution of wealth inequality in the United States, Britain, France and Sweden are remarkably similar».

Y cree que «The FT does a nice job in raising specific concerns with specific data points. But in trying to put together its own series, the paper is at least as guilty as Mr. Piketty of making some pretty big assumptions about the comparability of quite different data sets».

Ryan Avent, en The Economist, toma partido también. Avent es el que hizo el resumen capítulo a capítulo del libro, y es bastante fan en líneas general. Su artículo se titula: «A Piketty problem?«. Y sostiene lo mismo que Krugman o Wolfers: las críticas son acertadas, pero las conclusiones, no.

«However, the analysis does not seem to support many of the allegations made by the FT, or the conclusion that the book’s argument is wrong».

Luego pasa a analizar, en cuatro categorías, los errores y críticas. Sobre las erratas no tiene mucho que aportar. Sobre si el cambio de números modifica la tesis, en cambio, sí: «For France and Sweden the picture is most clear: there are some differences in Mr Giles’s work and Mr Piketty’s but the trends are basically unchanged«. (negrita mía)

Además, y en todo caso, Avent cree que nada de lo destacado, incluyendo el caso británico, el más polémico, deslegitima el libro: «The fourth question is whether the book’s conclusions are called into question by Mr Giles’s analysis. If the work that has been presented by Mr Giles represents the full extent of the problems, then the answer is a definitive no, for three reasons. First, the book rests on much more than wealth-inequality figures. Second, the differences in the wealth-inequality figures are, with the exception of Britain, too minor to alter the picture. And third, as Mr Piketty notes in his response, Chapter 10 is not the only analysis of wealth inequality out there, and forthcoming work by other economists (some conclusions of which can be seen here) suggests that Mr Piketty’s figures actually understate the true extent of growth in the concentration of wealth».

Eso sí, como buen periodista de The Economist, pide prudencia y escribe: «However, given the questions that have been raised it would be inappropriate to say anything definitive».

El capital en el siglo XXI

17 jueves Abr 2014

Posted by suanzes in Economía, Lecturas

≈ 7 comentarios

El pasado 10 marzo salió a la venta Capital in the Twenty-first Century, la versión en inglés del libro que publicó el año pasado Thomas Piketty, profesor de las Paris School of Economics.

Es el libro del año para los economistas, apenas eclipsado por el último de Martin Wolf. Yo lo tengo, pero todavía no he empezado. Son casi 700 páginas, de las cuales 75 de gráficos y tablas. El tema principal: desigualdad.

No voy a intentar resumirlo. Para eso tengo el trabajo de gente mucho más experta. He recopilado una buena cantidad de reseñas y comentarios. En su mayor parte, muy favorables. Otras, más críticas. Mi favorita, por ahora, la de Galbraith.

Cualquier aportación adicional es bienvenida.

– Paul Krugman en The New York Review of Books: «Why We’re in a New Gilded Age«. Para Krugman, fan absoluto (truly superb book… that will change both the way we think about society and the way we do economics) la idea principal del libro no es que hayamos vuelto a los niveles de desigualdad de ingresos del siglo XIX (que también), sino que estamos también la senda perniciosa que lleva al «patrimonial capitalism», donde la economía no está controlada por individuos con talento, sino dinastías familiares. El final de la entusiasta reseña tiene menos que ver con el libro y más con los temas favoritos del Nobel.

– Martin Wolf en Financial Times: «‘Capital in the Twenty-First Century’, by Thomas Piketty«. Muy a favor. Dice que es «un libro extraordinariamente importante». Destaca cuatro elementos (desde la claridad a los datos históricos que recopila, pasando por el ratio de ingresos/riqueza). Pero también admite que hay algunos puntos débiles, como no explicar por qué importa el aumento de la desigualdad.

– James K. Galbraith en Dissent: «Kapital for the Twenty-First Century?«. No es una crítica muy favorable, pero es mi favorita. No por la opinión, sino por el tipo de crítica, a los aspectos formales, al uso de las definiciones, las referencias a otros trabajos. La centra en tres puntos. Primero, la definición de capital de Piketty y el famoso ratio de riqueza/ingresos. La segunda, sobre los datos de desigualdad a través de impuestos que saca. La tercera, sobre las recomendaciones de política que el autor saca. Está realmente bien escrita y argumentada.

– Una lectura obligada es la reseña que publicó en octubre Branko Milanovic (la primera que leí), una de las grandes autoridades mundiales en desigualdad y pobreza. Es muy, muy favorable. «The return of \patrimonial capitalism: review of Thomas Piketty’s Capital in the 21st century«. Es un PDF de 21 páginas.

– En Free Exchange, blog de The Economist, Ryan Avent ha hecho una serie analizando el libro casi capítulo a capítulo en diferentes entradas desde finales de febrero. Introducción 1. Introducción 2. Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulos 3 y 4 Capítulos 5 y 6. Capítulos 7, 8 y 9. Capítulos 10, 11 y 12. Intenso. Favorable. Detallado. Quizás estamos ante las mejores entradas para entender bien, paso a paso, lo que defiende el autor.

– Clive Crook, que fue subdirector de The Economist durante muchos años, escribe una columna muy crítica y agresiva en BloombergView: «The Most Important Book Ever Is All Wrong«. «There’s a persistent tension between the limits of the data he presents and the grandiosity of the conclusions he draws. At times this borders on schizophrenia».

También hay algunas en español.

– Octavio Medina, early adopter siempre, en Politikon, busca un enfoque original: «El dueño de los robots (o le capitalisme sans travail)«. Señala que «Piketty parece tratar de igual manera dos observaciones completamente distintas. Primero, que el patrimonio tiende a concentrarse. Segundo, que el ratio de patrimonio sobre PIB tiende a aumentar también. Para Piketty son igual de preocupantes. Estoy de acuerdo en los peligros de la concentración, pero el segundo está muy abierto a debate».Y destaca que «La pregunta, pues, que Le capital au XXe siècle se deja en el tintero, y que a mí me parece clave, es cómo se gestionaría un mundo o sociedad dominado por el capital, de forma que se parezca más a lo que visionaba Keynes que a una distopía. O, en otras palabras ¿quién es el dueño de los robots?».

– Antonio Quero reseñó el libro en Piedras de Papel hace un par de meses, antes de que saliera la versión inglesa y empezara la fiebre: «El capital en el siglo XXI«. Muy favorable, tanto a lo que cuenta como a lo que propone. «Le capital au XXIesiècle constituye una obra mayor no sólo por el amplísimo objeto de estudioque abarca y los múltiples frutos que otros investigadores podrán recoger del espectacular compendio de datos y análisis, sino por la lucidez y humildad con la que Piketty reconoce la pertenencia de la economía a las ciencias sociales y su deber de contribuir, desde la honradez intelectual, a enriquecer el debate democrático en aras de descubrir las políticas que producirán los resultados más acordes con los objetivos morales y sociales de una comunidad».

– Manuel Bagues, en Nada es Gratis, hace un resumen de las principales ideas del libro. «El Capital en el siglo XXI«. Y en los comentarios hay un debate interesante.

– Juan Ramón Rallo, en «¿Qué pasó con los superricos de 1987?«, y desde una perspectiva liberal en Voz Populi, habla de la «deliciosamente equivocada obra» de Piketty. Y reprocha «un salto lógico inadmisible: que la riqueza del estrato más rico de la sociedad haya crecido a una tasa de retorno anual media del 6,8% entre 1987 y 2010 no significa que las personas ricas de 1987 sean las mismas que las de 2010».

– Jorge Galindo en Politikon: «Poder, capital, distribución y democracia«, comparando con Why Nations Fail.

– La estupenda Alicia González lo entrevistó hace unos días para El País: “Nunca ha habido tanta riqueza privada en el último siglo”.

– El propio Piketty explica sus conclusiones y hace una propuesta muy clara en esta tribuna del FT: «Save capitalism from the capitalists by taxing wealth«.

– Nassi Taleb ha escrito un comentario sobre el tema titulado «On the Biases in the Estimation of Inequality Using Bracketed Quantile Contributions«. No entiendo nada de la parte numérica, pero básicamente advierte sobre la solidez, estadísticamente hablando, de algunos de los métodos usados por Pikletty: «In fat-tailed domains, sample measures of top centile contributions to wealth are biased, unstable estimators extremely sensitive to sample size; they tend vary over time merely from the increase of sample space, thus providing the illusion of structural changes in inequality. They are also inconsistent under aggregation».

– Matt Yglesias, en Vox, hace una guía breve, sencilla y bastante útil para quienes andan más perdidos: «The short guide to Capital in the 21st Century«.

– Brad Delong ha recogido en su blog algunas reflexiones sobre el libro. Bueno, sobre el libro o sobre asuntos relacionados. Hablamos de gente como Larry Summers, Tyan Avent, John Cassidy, etc.

– Steven Pearlstein, en The Washington Post, también se rinde al economista francés: «Capital in the Twenty-first Century’ by Thomas Piketty«. «In its magisterial sweep and ambition, Piketty’s latest work, “Capital in the Twenty-first Century,” is clearly modeled after Marx’s “Das Kapital.” But where Marx’s research was spotty, Piketty’s is prodigious». Y lo que más le gusta, que Piketty tire de Honoré de Balzac, Jane Austen y Henry James. Eso sí. una crítica: es demasiado largo, demasiado repetitivo a ratos y se pierde en algunas divagaciones sobre inflación y eurocrisis. Por ello, cree que»como Marx, se habría visto beneficiado de haber tenido un editor con un boli más ‘afilado'».

– En The New York Times, Steve Erlanger le hace una entrevista reportajeada a Piketty: «Taking on Adam Smith (and Karl Marx)«. La parte más interesante es cuando critica la forma de trabajar de las universidades y explica por qué dejó el MIT: «Academic economics is so focused on getting the econometrics and the statistical interpolation technique correct, he said, “you don’t really think, you don’t dare to ask the big questions.” American economists too often narrow the questions they examine to those they can answer, “but sometimes the questions are not that interesting».

– David C. Saha, en el blog del Bruegel, reseña varias reseñas también. por decirlo de alguna manera: «A Bleak picture of the future of capitalism«.

a bleak picture of the future of capitalism | Read more at Bruegel http://www.bruegel.org/nc/blog/detail/article/1291-blogs-review-capital-in-the-twenty-first-century/#.UzwUE3Y5TkV.twitter
– Thomas Piketty paints a bleak picture of the future of capitalism | Read more at Bruegel http://www.bruegel.org/nc/blog/detail/article/1291-blogs-review-capital-in-the-twenty-first-century/#.UzwUE3Y5TkV.twitter
– Thomas Piketty paints a bleak picture of the future of capitalism | Read more at Bruegel http://www.bruegel.org/nc/blog/detail/article/1291-blogs-review-capital-in-the-twenty-first-century/#.UzwUE3Y5TkV.twitter»

– En Marginal Revolution, of course, hay chorrocientas referencias en las últimas semanas.

– Marc Tracy, primo del traductor al inglés del libro, escribe en la New Republic sobre economía, pero también del impacto del economista. «The Economist Was a Rock Star Thomas Piketty isn’t just a brilliant economist; he’s a fantastic storyteller«.

– Noah Smith en su blog: «R vs. g«. En realidad, no es una reseña del libro. EL post se centra en la relación entre retorno de capital y crecimiento, algo que también cubre bien Galbraith. Y lo hace comparándolo con el debate de la teoría de los robots (la tecnología reduce el valor del capital humano) vs la teoría de la globalización (al llegar 1973 hay mucho trabajador, pero poco capital).

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