La ‘eurobeatería’ y sus consecuencias

eurobeateria y euroescepticismo

Este domingo, en EL MUNDO, he publicado un Gran Angular, un texto muy largo sobre las débiles bases del europeísmo español. Lo podéis encontrar, en la versión Premium, aquí: España: del europeísmo naif a la amenaza euroescéptica.

Una versión no tan completa, pero casi, en un link de Orbyt.

Encantado de discutir sobre el tema si quieren comentarlo.

La tesis principal es que tenemos un europeísmo claro, comprometido y genuino, pero tan indiscutible como indiscutido. Es ingenuo, inocente y hasta «beato, como le gusta destacar a Josep Borrell . Y es un problema. Nunca ha habido en nuestro país fuerzas o discursos eurófobos, pero no hay ninguna razón para que no pueda haberlo. La austeridad, el ‘caso Puigdemont’ o la pasividad ante otras crisis pueden incubarlos. La falta de debate, críticas y conocimiento sobre la UE han tejido un sentimiento europeísta amplio pero débil que puede quebrarse ante un ‘shock’ potente

«La idea europea alcanza entre nosotros carácter de mito salvador”, decía el ex ministro Fernando Morán, fallecido hace unos días, y sigue siendo válido. Porque ‘Spain is not different’.

Europa ha sido la solución a muchos problemas, pero no a todos. Es también fuente de crisis, de decepciones, de fracasos, y no hay nada malo en reconocerlo, explicarlo y contextualizarlo. Pero nos da miedo. O nos parece impensable. Seguimos viendo la Unión en términos simples, distantes. Fuente de Fondos de Cohesión, ayuda a la agricultura, pagadores de obras públicas. Y esperamos muchísimo de ella, como que solucione todo lo que a nivel doméstico falla. Y por eso cuando hay decepciones, sobrerreaccionamos.

En nuestro país no hay antieuropeísmo pero no hay ninguna razón para pensar que no vaya a haberlo. Spain is not different. No hay inoculacion, milagro. No ha pasado, pero puede llegar y no hay bases sólidas para frenarlo porque no hay debate, posición crítica, grises.

europeismo

Ante otra deriva del Procés o la euroorden de Puigdemont, una nueva recesión, o cuando disminuyan los Fondos de Cohesión o el presupuesto para la PAC. Si Europa ha sido principalmente para los españoles una fuente de dinero y bienestar y los euros dejan de llegar, ¿qué es Europa entonces?

La ausencia de un debate profundo, maduro y crítico sobre la UE, la construcción, las instituciones, las ambiciones, es sangrante. En nuestro entorno, la discusión existe. A veces en términos razonables y otras muchas no, pero los ciudadanos conocen posturas que aquí ignoramos.

Igualmente, al no haber debate, se mete en un mismo saco a todos los que tienen opiniones que se alejan de la convención, equiparando a partidos o voces extremistas con quienes simplemente aspiran a menos integración o añoran los tiempos del mercado único y poco más. Decía esta semana Pedro Sánchez en Bruselas que los autodenominados Frugales nórdicos presentaban la pelea Presupuestaria de la UE asociando las políticas antiguas (PAC o Cohesión) como algo malo y las nuevas (cambio climático, innovación) como buenas. Aquí hacemos algo muy similar y peligroso con la visión de la UE, dando por hecho que la única vía aceptable es una Unión cada vez más fuerte y marginando y despreciando posiciones escépticas sobre el ritmo o el destino. Como si sólo hubiera un europeismo bueno. Y eso empuja al que discrepa hacia el extremo y lo arrincona.

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, cogió el asunto por los cuernos esta semana en el Congreso: “No somos eurobeatos, somos euroconvencidos», afirmó. A ver si esto lo tomamos en serio. Si no, como dicen varios expertos en el artículo, el primer partido que politice la UE se puede llevar un premio inesperado.

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Stuart Mill, Wendell Holmes y la perpetua tentación del dogma

08-18-17 Free Speech

¿Debe ser delito la apología de los totalitarismos? Lean a Gargarella en El País:  «¿Por qué es inaceptable penalizar el negacionismo? Es inútil: el que piensa distinto va a seguir pensando distinto por más que se le imponga una pena. Es peligroso: hay riesgo de que la herramienta de la sanción penal se use para empezar a cazar opositores. Es contraproducente: si a alguien se le impide pensar o explicitar ciertas ideas a través de la amenaza de la fuerza, tenderá a reafirmarse, y otras personas pueden empezar a encontrar esas ideas atractivas. Es injusto: las personas tienen el derecho a pensar lo que quieran; lo que hay que hacer es tratar de persuadirlas. Es jurídicamente indebido: los problemas sociales y morales no merecen atacarse a través del derecho penal, que debe ser un último recurso ante casos extremos. Es instrumentalmente errado: el Estado tiene a mano medios más promisorios y menos costosos en términos de violencia (políticas de la memoria, por ejemplo). Y, sobre todo, el imperecedero argumento “escalonado” de J. S. Mill: no somos infalibles; ellos pueden tener una porción de la verdad; y aún si equivocados por completo, necesitamos su desafío para no sostener lo que decimos como un dogma«.

La opinión de Stuart Mill se puede rescartar de On Liberty (disponible aquí en PDF en inglés).  Escribía, en 1859, que «The assumption that we are infallible can we justify the suppression of opinions we think false. Ages are as fallible as individuals, every age having held many opinions which subsequent ages have deemed not only false but absurd».

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Ramón González Ferriz coincide en su columna de El Confidencial: Exaltar a un dictador o hacer un chiste de mal gusto sin ir a la cárcel debería ser posible. «Las bromas de mal gusto pueden producir repulsa o sentimientos de ofensa. La exaltación de un dictador es un insulto deliberado a todas sus víctimas. Pero me temo que deberíamos soportar esas cosas sin reprimirlas penalmente. No lo digo con gusto: soy consciente que si proliferaran ambas prácticas, nuestra sociedad sería mucho peor. Entiendo también otros peligros: vivimos en un tiempo en el que muchos quieren apurar al máximo sus derechos. Si saben que pueden bromear sobre una víctima del terrorismo, o celebrar a Franco para hacer rabiar a los progres, lo harán con frivolidad y con el único objetivo de producir daño. A pesar de eso, debemos correr el riesgo. Las leyes mordaza son un error. Decirle a la gente que no puede decir en público que es partidaria de Franco, también».

Daniel Gascón en El País también: El peligro de prohibir. «Y, sobre todo, cuando prohíbes una opinión porque te parece peligrosa para la democracia ya has empezado tú mismo a degradar la democracia. No hace falta que vengan los enemigos reales o imaginarios: has adelantado su trabajo. El franquismo no es ya una amenaza para nuestra democracia. Pero sí puede serlo la pulsión antipluralista, que está bien repartida por el espectro político».

Antonio Maestre en Eldiario.es: El delito de apología del franquismo sin nuestro Historikerstreit, un error histórico de cálculo y memoria. Desde una tesis diferente y que, según él, no parte de una visión naif de la libertad de expresión (que le critica a Gascón), y resucitando el famoso debate de Nolte y Habermas.  «Antes de que pensemos en medidas como la instauración del reproche penal es preciso iniciar un debate académico profundo sobre la memoria de nuestro país en el que participen las instituciones de forma activa con medidas concretas de educación y restitución. Alemania, durante su Historikerstreit, construyó el gran Monumento del Holocausto en Berlín. Tenemos la oportunidad de replicarlo en Cuelgamuros con medidas que no sean un insulto a la inteligencia como cambiar una orden monástica por otra, como pretende el Gobierno. Existe el modo, aunque sea más lento. Un país que todavía no ha acuñado su propia verdad histórica y no ha construido su identidad colectiva hacia su pasado más dramático yerra de manera radical penalizando una cosmovisión particular privilegiando una interpretación colectiva inconclusa de un periodo dramático de nuestra historia».

María Ramírez en Eldiario.es: Primera enmienda. «Es tentador legislar contra los gritos más abominables y desinformados, pero a menudo las soluciones están en otro lado. El Estado debe intervenir para proteger a las personas concretas contra el daño físico y psicológico y la línea no siempre está clara. Para lo demás suele valer con cruzarse de acera, mirar hacia otra ventana, bloquear al gritón en Twitter y sobre todo no prestarle ningún altavoz».

the great dissentSiempre ayuda recordar a Oliver Wendell Holmes y sus opiniones sobre la primera enmienda en muchos casos famosos. En 1919, en Abrams vs United States, emitió un voto particular legendario, que algunos consideran The Most Powerful Dissent in American History. Hay unos párrafos sobre el mercado libre de las ideas (inspirado en la Aeropagitica de MIlton) que deberían estar a disposición en parlamentos, facultades de periodismo y tribunales:

“Persecution for the expression of opinions seems to me perfectly logical. If you have no doubt of your premises or your power and want a certain result with all your heart you naturally express your wishes in law and sweep away all opposition. To allow opposition by speech seems to indicate that you think the speech impotent, as when a man says that he has squared the circle, or that you do not care whole heartedly for the result, or that you doubt either your power or your premises. But when men have realized that time has upset many fighting faiths, they may come to believe even more than they believe the very foundations of their own conduct that the ultimate good desired is better reached by free trade in ideas-that the best test of truth is the power of the thought to get itself accepted in the competition of the market, and that truth is the only ground upon which their wishes safely can be carried out. That at any rate is the theory of our Constitution.

It is an experiment, as all life is an experiment. Every year if not every day we have to wager our salvation upon some prophecy based upon imperfect knowledge. While that experiment is part of our system I think that we should be eternally vigilant against attempts to check the expression of opinions that we loathe and believe to be fraught with death, unless they so imminently threaten immediate interference with the lawful and pressing purposes of the law that an immediate check is required to save the country. I wholly disagree with the argument of the Government that the First Amendment left the common law as to seditious libel in force. History seems to me against the notion. I had conceived that the United States through many years had shown its repentance for the Sedition Act of 1798 (Act July 14, 1798, c. 73, 1 Stat. 596), by repaying fines that it imposed. Only the emergency that makes it immediately dangerous to leave the correction of evil counsels to time warrants [250 U.S. 616, 631] making any exception to the sweeping command, ‘Congress shall make no law abridging the freedom of speech.’ Of course I am speaking only of expressions of opinion and exhortations, which were all that were uttered here, but I regret that I cannot put into more impressive words my belief that in their conviction upon this indictment the defendants were deprived of their rights under the Constitution of the United States”.

 

 

Silencio en la sala

– En el Eurogrupo, el comisario Gentiloni y Francia presentaron un papel sobre la necesidad de un estímulo fiscal para prevenir una larga época de estancamiento. La respuesta fue eolcuente: silencio obsoluto. Lo cuentan en Bloomberg: Calls for Euro-Area Fiscal Stimulus Met With Silence, Literally.

– Quizás en la próxima reunión le puedan echar un vistazo al paper de Matthias Matthijs y Silvia Merler de inspiración hirshmaniana: Mind the Gap: Southern Exit, Northern Voice and Changing Loyalties since the Euro Crisis: «We observe a rather puzzling North–South divergence in identity among the young and a widening skills gap overall. We argue that the Euro crisis triggered dynamics of southern exit (through surging South–North migration), northern voice (based on EU adoption of policies preferred in the North) and shifting national versus European loyalties, which may have consequences for the changing nature of European identity research.

Penny Goldberg, economista jefe del Banco Mundial, ha dimitido tras apenas 15 meses en el puesto. Sus superiores le impidieron publicar una investigación interna que muestra correlación entre la ayuda internacional a economías en desarrollo (incluyendo la de su propia institución) y un salto notable en sus depósitos en paraísos fiscales en el extranjero. The World Bank loses another chief economist. SIempre es importante recordan en estas ocasiones a William Easterly. Conté su historia hace casi una década en el periódico: La carga del hombre blanco.

Y dos entrevistas de mucho interés:

La primera, a Mario Monti en Politico, sobre por qué sería un «suicidio» minar las normas de competencia en la UE (como quieren Francia, Alemania, Italia o Polonia, que presionan estos días como nunca a Vestager): Don’t blame Brussels: Mario Monti weighs into clash over EU champions.

La segunda, la de Isabel Schnabel, miembro del comité ejecutivo del BCE, a Die Welt. Sobre cómo quiere combatir los «malentendidos» y la mala fama de la institución en Alemania, en especial la de idea de que se está «expropiando a los ahorradores». Dedica buena parte a eso en las respuestas, pero también se muestra en contra por ejemplo de la tasa a las transacciones financieras (This measure is mainly politically motivated. From a economic point of view, I see it rather critically. However, the plan is on such a small scale that it will not really change the financial world). Y crítica con la concentración de deuda soberana en los bancos (del mismo país).

Su estilo es directo, muy refrescante. Y tiene recados para todos.

Los políticos: «Instead of constantly complaining to the ECB about low interest rates, it would be better to ask politicians to implement measures that would push up long-term growth. The ECB is the wrong addressee of such complaints»

Las entidades: «Banks themselves are primarily responsible for their weak profitability. Many banks were not very cost-efficient even before the financial crisis. They need now to consider what they can do to make themselves more efficient and remain competitive, whether that is through mergers or other means».

Un poquito a los medios alemanes: «I’m not so sure about this notion of alienation that the media likes to project. If you look at survey results, the euro is incredibly popular in Germany and has higher approval ratings than elsewhere in the euro area. Interestingly, trust in the ECB as an institution is also above the euro area average in Germany».

 

 

David Gistau (1970-2020)

portada gustau

No es casual cuando en la muerte hay no conenso, sino unanimidad. En la admiración y el dolor.  David Gistau ha sido un gigante en las últimas dos décadas y así se lo han reconocido sus colegas.  Los de su generación, los de la siguiente y los de la anterior. Primus inter pares.

Aquí voy a recoger tantos homenajes y recuerdos como sea posible. Iré actualizando, añadiendo según se vayan publicando o los vaya encontrando. Hay algunos que han salido en papel y para los que (aún) no hay enlace. Si echan de menos alguno, no dejen de avisarme.

Hoy, El Mundo y ABC, sus casas los últimos 15 años, le han dedicado dos sumplementos especiales que se pueden encontrar en los kioskos. Por las firmas, por las fotos, por quién fue, les recomiendo que lo compren. Merecen la pena. Y él lo merecía.

Mi favorito, de entre los muchísimos textos que se han escrito en las últimas horas, es el de Jabois en El País: Cuando os pregunten quién fue David Gistau. «Era algo más que un amigo o un hermano; era una manera de ser, una manera de estar en el mundo que había que tratar de imitar (…) se ganó el respeto de una profesión a menudo cainita, la de periodista, y lo hizo de una forma tan insobornable que daba vértigo el filo en el que se instalaba respecto a jefes, políticos y lectores; a todos los mandó a paseo».

Magnífico también Antonio Lucas en EL MUNDO: Gistau, aquel ruido de vida. «Gistau baldeaba artículos donde esa infiltración de experiencias goteaba. Igual en una crónica parlamentaria, en un texto complejo y burlón sobre los derrapes del independentismo o en una pieza de última hora alrededor de un partido donde no se distingue su voz de las palabras. Ya dijimos ayer que su estilo era de contundencia, maza de yunque, sin un gramo de lastre. Mejor revelación que símbolo. Tal vez sea eso lo que pasa cuando uno habla desde dentro, cumpliendo el principio socrático de que inteligencia y virtud son intercambiables. Sabía olfatear el incendio antes de que alguien chascase el fósforo. Gistau era (o es ya) de esos periodistas que se anticipan oponiendo resistencia a la mentira, a la estupidez, a la estulticia, a lo fácil, a cualquier plasta psicológica. Detectaba a los conspiradores por su tez cetrina y las ojeras moradas. También a los palmeros de oficio, a los que espantaba consciente de que el elogio extremo siempre oculta un responso de mentira. Si entraba un tipo así donde él estuviera, lo auscultaba con las córneas hasta descifrar todos sus movimientos y elaborar el mejor sarcasmo a lo francés (a ratos jugaba a ser un sujeto de Chamberí tocado de Robespierre). Dejarse ver algo francés es lo que le gustaba, lo que íntimamente sentía, forofo del sistema laico de educación del país de su madre y de su otro idioma de casa».

Arturo Pérez Reverte en EL MUNDO: Lo estaba haciendo bien. «Ésa era, en efecto, su obsesión. Seguir la huella del padre pero con pasos acertados esta vez: una familia unida, hijos bien criados, paz de hogar, libros, cultura, vida. No quería ser González Ruano ni Umbral, ni tampoco Faulkner o Balzac. No lo necesitaba, porque su ambición era otra. Quería ser cabeza de familia a la antigua, clásico, ejemplar. Que sus hijos nunca tuvieran clavada en el corazón la astilla del padre perdido y el hogar destruido, sino todo lo contrario».

Rubén Amón en El Confidencial: Yo quería ser David. «Y no porque fuera un castizo. Lo que era David es un cosmopolita. Afrancesado y anglófilo a la vez. Le hubiera gustado escribir como Norman Mailer, cruzar los puños con Hemingway, pero me parece más oportuno el paralelismo con Chesterton. No por el estilo, ni por la estética. Pero sí desde una concepción iconoclasta. Y por haber consolidado una posición a contracorriente que impedía clasificarlo. David votaría siempre a los demócratas en EEUU. Y era un liberal, no desde la concepción depredadora del capitalismo, sino desde una visión generosa de las libertades. Empezando por la de expresión, que hizo de sus columnas un maridaje asombroso entre la forma y el fondo. Recelaba David de los dogmas. Y era un hombre incómodo. Porque escribía desde la responsabilidad y desde la inteligencia. Un erudito era David. Le gustaba Albert Camus y ACDC. Y la comida japonesa. Y pasear por la playa de Comillas. Un padrazo. Un expatriado que te sorprendía con el acento porteño que heredó de Romina, su doña.

Y las 8 preguntas de cada mañana de Rubén en lo de Alsina, completamente roto: «¿Y a quién coño leemos mañana? Y aquí también en el monólogo de la Cultureta. «Era uno de los nuestros«.

Pedro G. Cuartango en ABC: El final de la escapada. «David Gistau dormía plácidamente la última vez que le vi. Manuel Jabois estaba en una minúscula habitación del Clínico, leyéndole un libro cuando yo llegué. Nunca pensé que jamás le volvería a ver. Pero siempre hay una última vez. La vida es cruel, vengativa, absurda. No hay consuelo ni explicación posible a una muerte como la suya (…)  Su cuento favorito de Hemingway era uno en el que los gánsteres llegan a un bar preguntando por el propietario. La acción empieza y acaba ahí, pero todo el mundo sabe que le han ido a matar. No hay comienzo ni final, pero el lector se queda con la duda de si la víctima ha logrado escapar en el último momento. Yo creía que David iba a escapar, pero el destino -o lo que sea- le atrapó».

Gistau nieto

Pedro Simón en EL MUNDO: El miedo a faltar pronto. «Era de una fraternidad de clan palermitano: de esos que se harían cortar un dedo por uno de los suyos. En el periodismo, ha sido lo más parecido a Liebling que hemos tenido en España. En lo epidérmico, un sonido de Motörhead con ecos cántabros. Unas noches decía que querría escribir como Budd Schulberg y haber boxeado como Foreman (yo le tomaba el pelo con que lo había logrado, pero cambiando la ecuación).

Carlos Alsina en Onda Cero: En estos tiempos de militancias. «Ha muerto Gistau. Periodista, escritor, lector, animador. Libre entre los libres. Si algo demostró siempre, en estos tiempos de militancias y banderías, fue su libertad de criterio y su soberana independencia».

Javier Aznar, en su Hotel Jorge Juan, despide con una inmensa tristeza y entre lágrimas al Gistau más generoso, amable y protector. Como un primo que desde la Universidad de descubre cosas de la vida adulta; como una estrella que escribe a un columnista novato y asustado para disculparse por haber usado el mismo título en un texto. Que te arropa en las presentaciones y te hace sentir parte de la familia.

Carlos Herrera en ABC: El Gobierno del verbo. «Cada una de sus frases, tanto en el periódico como en la radio, estaba gobernada por un verbo. Era poseedor de una prosa brillante como pocas, fruto de ese acercamiento muy personal a la actualidad con licencias literarias. Inventó un género que le permitía ser culto sin ser pedante y le habilitaba para desprender, en cada exhalación, un sentido del humor inteligente y deslumbrante. David era un gran conversador y en la radio uno de sus éxitos fue trasladar la sensación de un diálogo en el bar».  Y aquí, su despedida en antena.

Rosa Belmonte en ABC: Vecinos de un torero. «A veces nos cruzábamos en el ascensor. Él con la basura, yo con una maleta camino del primer debate presidencial de 2008 de Obama y John McCain en la Universidad de Mississippi (una carambola extraordinaria del periódico me lo permitió). «Te envidio», me dijo. Pero tú qué me ibas a envidiar a mí. Yo envidiaba sobre todo su libertad. Con Florentino. Con quien fuera»:

Raúl del Pozo en EL MUNDO: Gistau, columnista de culto. «Se ha retirado del ruedo entre ovaciones el columnista de metáfora rápida como los pistoleros y mafiosos que tanto admiraba. Lo han despedido con una esquela triunfal, colectiva, como a los escritores de antes. No lo han linchado, como suelen, en las redes sociales. Le han dedicado necrológicas radiantes el presidente del Gobierno y los líderes de la oposición, a los que tanta estopa les dio con mordacidad e ingenio satírico. Está claro que gozaba del respeto de la afición y ahora le escriben necrológicas los columnistas, ese fatigoso trabajo español y egipcio de apalancar bien a los doblados».

Gistau dedo

A. Di Loli

Rafa Latorre en EL MUNDO: Una burla a la impostura. «En cuanto al puto folio, siempre hizo lo contrario de lo que se esperaba de él, que era uno de los consejos que solía repetirle a sus amigos que escribían pero no como él. Sus jefes de La Razón lo enviaron con treintaytantos a una guerra convencidos de que llegarían las crónicas desgarradoras de un reportero de raza y lo que llegó desde Pakistán fue una burla a la impostura. La solemnidad le producía bochorno e iba huyendo de las modas que él mismo había inspirado. No respetaba nada, ni siquiera la mística de la columna, quizás eso menos que nada. Esa aversión por la muchedumbre terminaba convirtiéndole en un disidente de todas las causas cuya militancia le suponían. Cuando llegaban los que le seguían, él ya no estaba allí. De ahí que sea tan pertinente la pregunta que se hizo ayer y se hace hoy y se seguirá haciendo Rubén Amón: ¿a quién coño leemos mañana? El periódico ahora es más previsible».

Karina Sainz Borgo en Voz Populi: Gracias, Gistau. «Así era su escritura, refinada y contumaz, certera, directa, magra. Rápida y ágil como un peso welter e invencible como la de un peso completo. En él hasta la nostalgia pegaba fuerte, pero sin renunciar al combate de la ironía y la inteligencia. Tenía razón Javier Aznar cuando escribió que David Gistau era un perro sin collar. Un tipo que sabía morder e hincaba el diente en la frase perfecta. Más que lector, con Gistau uno se sentía esparrin. Sus libros dejaban claro que no bastaba el periódico para todo lo que tenía dentro. Como narrador, Gistau derribaba con la primera persona e iba directo a la quijada con la tercera. Como periodista era capaz de convertir una coma en una navaja».

gistau puebla

Jorge Bustos en EL MUNDO: Nunca bajarás del ring. «Cuando murió Jorge Berlanga, escribió de su compañero de contraportada el más aséptico de los obituarios porque así se lo pidió Jorge desde la cama terminal del hospital. A diferencia de la nuestra, la suya es una generación que aprendió la insinceridad espantable de la cursilería«.

Francisco Rosell, director de EL MUNDO: El sueño roto de David Gistau. «Un gran periodista, de esos que marcan época, puede acabar acribillado por el poder al que critica, narcotizado por las adormideras del ídolo de barro al que adula o simplemente destrozado como un muñeco roto por la leyenda que ha dejado tejer a su alrededor. Es sumamente difícil esquivar cualquiera de esos peligros que se ciernen peligrosamente merodeadores, pero quien sobrevive a ellos y lo logra adquiere una aureola que trasciende por encima de su recuerdo. Ese es el caso de nuestro David Gistau».

Luis Enríquez en ABC: Gistau, rockanroll. «La tribuna de autoridades estará vacía. Esto tiene un propósito testimonial: ellos nunca entendieron la crítica de David y él siempre los quiso lejos para que no comprometieran su independencia. Lo llamaba «el mamoneo». Creo que él y Martín Ferrand son los únicos que yo he conocido que llevaron esta forma de entender la profesión hasta las últimas consecuencias. Recuerdo varias ocasiones en que, después de contarme lo simpáticos que habían sido con él este presidente de club de fútbol o aquella vicepresidenta del Gobierno, les pegaba un columnazo en la cabeza. «¿Y esto por qué?». «Empezaba a sentirme demasiado cerca…». La frase que más he escuchado en mi vida profesional es «¿qué le pasa últimamente a David?». Siempre he respondido lo mismo: «Nada, que es periodista».

Gistau negronis

A. Di Loli

David Jiménez Torres en Letras Libres: Una especie de superhéroe (en recuerdo de David Gistau). «Encuadrado generalmente en el liberalismo político, era sobre todo un comentarista libre, con una fuerte alergia hacia las grandilocuencias engañosas y los simplismos moralizantes que pretendiesen tratar al ciudadano como a un menor de edad. En entrevistas solía hablar de cuán necesario era para alguien que ocupaba su lugar en la esfera pública estar dispuesto a decepcionar a aquellos que pudieran haberle convertido en su columnista de cabecera. No era una pose: su obra da fe de ese esfuerzo por no ser un comentarista predecible sin caer a cambio en el vacuo efectismo del enfant terrible. Así, encontró un equilibrio que muchas veces se antoja imposible: tener criterio sin acomodarse en el dogmatismo, ser independiente sin ser arbitrario».

Agustín Pery en ABC: Artillero de tinta. «Y ahora ¿qué coño hago? David. No, esto no. ¿A quién le envío ese whatsapp mañanero después de leerte? La respuesta siempre certera, el consejo del amigo con alergia al púlpito. Ando hurgando en el pasado, consciente pero incrédulo porque ya me han jodido el presente y embargado el futuro».

Alberto Olmos en El Confidencial: David Gistau ha ido a una guerra. «‘La razón’ no era el mejor periódico para ser joven, y Gistau comprendió pronto que su rival no era la izquierda, sino la misma gente que le había contratado. Desde el principio, propuso una columna que parecía llevarle la contraria a todo su periódico, pues estaba llena de desacomplejadas alusiones a la cultura que ideologizaban las cabeceras contrarias, desde Woody Allen a Los Simpson, que de pronto estaban también de su parte. Esto generaba mucho despiste, que alguien pudiera ser divertido y de derechas».

Ignacio Rúiz Quintano en su blog: DG. «En una España de vividores sedentarios, David Gistau, con su algo de Bakunin (la misma barba de Jehová y una disposición a fumar cigarros sentado en un barril de pólvora para poner de los nervios a las visitas), fue, lo primero, un hombre de acción. Y en busca de acción se alistó en el periodismo».

Santiago González en su blog: David Gistau, siempre en la memoria. «Tenía una humanidad expansiva que imponía con su conversación y su risa. No llegar a cumplir los cincuenta es una tesitura vital impropia. Es una edad indecente para morirse».

Cayetana Álvarez de Toledo en su blog. Tanto, tanto. «Nuestros mundos se solapaban en todas las esquinas: casi más porteño que yo, algo más francés y definitivamente más español. Periodista, liberal y salmón, aunque habría vivido más. Mucho más. Nada de desovar para morir. Su romanticismo, no sólo literario, tenía un límite limpio. Y además había construido la familia perfecta».

Carlos Malpartida en Medium: El puto Gistau. «Cada uno tiene sus vocaciones y sus vicios. Algunos de ellos inconfesables por frustrados. En mi caso, no me escondo, siempre quise ser Francisco Umbral. Ahora tengo una gata y es lo más cerca que estaré nunca de escribir como él. Bueno, no siempre he querido ser Umbral en realidad, solo hasta que empecé a leer a David Gistau. Desde ese momento el objetivo era parecerse a David Gistau. O, siendo realmente sinceros y porque yo ya empezaba a tener una edad, ninguna lectura, nula formación y muy poquita valentía, lo que realmente anhelaba, ahora lo sé, es que David Gistau fuera el mejor Francisco Umbral posible. Que matara al padre por uno».

Manuel Marlasca en EL MUNDO: Hijos del diario Pueblo. «David me confesó que decidió hacerse periodista en aquel edificio de la calle Huertas, igual que yo. Él pronto se destapó como uno de los más grandes escritores de su generación, alejado de dogmas y verdades absolutas, más allá de su adhesión al boxeo, el Real Madrid y a la escritura exquisita. Yo tomé el camino del periodismo de sucesos y siempre que nos vimos, la última vez en el funeral de mi padre, recordamos aquellos ascensores del diario Pueblo y a aquellos gigantes a los que conocimos siendo niños. Él ha muerto convertido en uno de ellos. Y yo me quedo sin el abrazo que nos prometimos la última vez que nos comunicamos por Whatsapp, mientras releo su última columna, esa que publicó en EL MUNDO y que hablaba de nuestro Real Madrid, de Samantha Fox y de madrasas andrófobas».

Ignacio Camacho en ABC: Imprescindible. «No es sólo que fuera uno de los mejores de este oficio, si no el mejor: es que era un imprescindible. Uno de esos tipos con los que te alistarías en cualquier causa que tuviera que ver con la justicia, con el honor, con la dignidad, con la decencia. Con David Gistau podías apuntarte a cualquier cosa y a cualquier sitio: a una velada de boxeo, a una tertulia cultural, a narrar una revolución, a ver un partido del Madrid, a tomar un café, una copa o una colina fortificada por un nido de ametralladoras. Porque contagiaba nobleza, hombría de bien, generosidad y coraje».

idigoras y pachi

Miguel A. Herguedas en EL MUNDO: Y Gistau convocó a Luca Brasi. «Cuando empezó a escribir en este diario, sus denuncias contra las trapisondas de Ramón Calderón fueron acogidas con entusiasmo por directivos que luego recelarían de la libertad de su criterio. Combatía esas minucias mesándose las barbas y sonreía cuando le recordábamos lo que escribió sobre el fichaje de Mourinho. Todos sabíamos que había sido como llamar a Luca Brasi, pero sólo él fue capaz de ponerlo sobre el papel».

Hughes en ABC: Gracias, David. «Estos meses sin él ya han sido suficientes para notar un vacío. Gistau no era nada en extremo, pero era firme; era intuitivo, pero no fue nunca un frívolo o un desahogado. Se estuviera o no de acuerdo con él, no participaba de la desfachatez ambiental. David no iba a fallar cuando llegase lo importante, y por eso hay una sensación de que algo cambia, algo ha cambiado si él no puede contarlo, y un cierto vértigo que da miedo confesar. Somos menos, estamos menos acompañados».

Xabi Alonso en EL MUNDO: El abrazo de Tony Soprano. «Su conversación era brillante, pero sin caer en la pedantería. Recomendaba libros y apuntaba los consejos literarios de los demás. Porque le gustaba, sobre todo, escuchar. Más aún al contrario. Hubo temas en los que no coincidíamos, y ahí es donde la cosa se ponía más interesante».

Y Álvaro Arbeloa en EL MUNDO también: Su Madrí. «Era mordaz, irónico, pero siempre educado, cercano en el trato y muy independiente en su criterio. Su madridismo de pasión y respeto, sin estridencias, destacó en una época muy intensa. No tenía complejos en reconocer sus colores ni en aplaudir al rival. Era libre, era auténtico. También divertido, curioso con el amigo y alegre. Historia, guerra, política, su Buenos Aires, su Madrí. No olvido las fiestas de Halloween que compartimos, protagonista sin pedir foco, con imán aunque no quisiera».

La despedida, en Twitter, de Loquillo.

gallego y rey gistau

La huella de Gistau. El adiós entre lágrimas de Luis Herrero en su programa de EsRadio. Y en el programa, días después, un Homenaje a un gran periodista, con la presencia en ele studio de Jabois, Enríquez, Garcia

Y en la misma emisora, Dieter Brandau a su amigo: «David era un tipo leal y si alguien se metía con un miembro de alguna de sus múltiples pandillas salía siempre a dar la cara. Por ejemplo, decía que si algunos progres nos atizaban a Cayetana, a él o a mí era porque les daba rabia el no poder meternos en el mismo saco de la derecha casposa porque a nosotros nos gustaban los Simpsons, Los Rolling y Tarantino y no la película Raza».

Ricardo F. Colmenero rescata en su blog unExtracto del capítulo ‘El sueño del columnista’, del libro ‘Literatura infiel’:  «De ahí que no tuviera ningún sentido que ahora me hubiera encontrado en Madrid frente a un tipo dormido junto a su teclado al que presuntamente pagaban por pensar, y que imaginé que había venido precisamente a que viéramos como pensaba. Es decir, para que viéramos que no había agravio comparativo con los que no cobrábamos por pensar. Es decir, quería que viéramos que le llevaba un montón de tiempo y esfuerzo elaborar sus cuatro párrafos de mierda. No se podía caer más bajo. En aquello vi además una gran inseguridad por su parte, ya que a los columnistas del año 2000 les daba exactamente igual si todo el mundo imaginaba que redactaban sus textos en gayumbos en jornadas laborales de cuatro minutos, o si sus intrincados razonamientos eran en realidad los del portero de su finca. Volví a preguntar su nombre, ésta vez para que no se me olvidara, y que cada vez que me encontrara con su careto en una página pudiera pasar de largo sin remordimientos. Su nombre era David Gistau, y por culpa de aquella decisión perdí años de sentir envidia, lo que suponía que había perdido años de mi propia vida».

Juan Diego Madueño en El Español: Llanto por Gistau. «Su logro principal fue desmontar el lugar sagrado del periodismo, por el que varios de sus colegas matarían, a base de textos perfectos que decoraron las habitaciones de los recién llegados a la capital en busca de oportunidad y voz propia. A Gistau se le veía la aleta dorsal a mil millas cuando acechaba las metáforas. Para mí, siempre estará sentado en la barra de aquel bar en Georgetown junto al veterano de guerra al que sólo le quedaba la copa que tenía delante.En la vida, parecía decir, no hay más literatura que la de formar una familia, ni más malditismo que ser un hombre sólido que mantiene su visión del mundo a pesar de todo. Gistau era una idea sobre cómo afrontar la vida».

Cristina Pardo en El Periódico: Ser y estar. «Gistau me parecía una persona acogedora. Era un jugón. Se apuntaba a todo. Su risa se escuchaba y no hay sonido más agradable que el de la carcajada. Era un columnista brillante y muy completo. Tenía una mentalidad abierta, se le salía la inteligencia por todas partes y poseía un humor y una ironía que yo hubiera querido para mí. Era un periodista decente, independiente, íntegro. Y valiente. Recuerdo la época en la que los periodistas sufríamos el desmesurado poder de la entonces vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Gistau fue uno de los primeros que se atrevió a denunciarlo en sus columnas. Aquel día le admiré todavía más, si cabe. Porque David escribía para que se le entendiera. No era redicho. Era culto, pero apto para todos los públicos. Cuántas veces le leí y deseé ser capaz de expresarme como lo hacía él».

Pedro Vallín en La Vanguardia: David Gistau, estirpe de Heminway. «Lo descubrió Luis María Anson y lo apadrinó Francisco Umbral, a su manera mentor de una ge­neración de nuevos columnistas que lo secundarían en su deleite por el lenguaje. Sin embargo, el Gistau umbraliano pronto dio paso a uno menos manierista y mucho más sofisticado, provocador no siempre adrede, molesto a discreción y de prosa aguerrida, sin flancos débiles. Pese al coro halagador y confortable, ­supo deshacerse del abrazo del ­periodismo conservador capi­talino para trascender el cepo auto­rreferencial de la mutua celebración y fundó él mismo una corriente de columnistas que en Madrid quisieron ser Gistau mientras él iba siendo ya otra ­cosa».

José Ramón Iturriaga en ABC: Su escala de valores. «David, nunca entraba en el juego, miraba cómo sus colegas se dejaban llevar por las emociones y seguía su camino como si aquello no fuera con él. Y acertaba. Esos problemas, como muchos otros, lo eran para el común de los mortales pero a él no le preocupaban, estaba por encima de ellos, eso sí, sin atisbo de soberbia o cinismo, al revés. Qué más da lo que pueda pasar con el sistema financiero mundial o con los depósitos de los bancos, su escala de valores era otra. Y quizá esa fuera la mejor medida de su manera de entender la vida y la lección pendiente para todos los que le conocimos. Estamos de paso, y él se aplicó en lo que se desprendía de sus columnas: no tomarse la vida ni demasiado en broma ni desde luego demasiado en serio«.

Fernando Iwasaki en ABC: Manual para ser David Gistau. «Como su personaje Daniel, los hijos de David Gistau tampoco crecerán viendo a su padre, pero a ellos quiero decirles que no hay ninguna pieza esparcida por el suelo, sino maravillosos rastros de valor, nobleza y conocimiento que los aguardan impacientes en la memoria que atesoramos radios, periódicos, televisiones y amigos, para que siempre puedan añadir una línea más al manual de instrucciones del gran hombre que serán a imagen y semejanza de su padre».

Agustín Rivera en El Confidencial: David Gistau, el más brillante articulista de su generación. «Era un reportero. Siempre se sintió un reportero. Consiguió ganarse la vida, el oficio e incluso la fama como columnista; pero lo que en realidad le gustaba era salir a la calle y empaparse de una historia. Amaba el periodismo y el boxeo. Era el mejor».

Alfonso Ussia en La Razón: David Gistau.

Jesús Nieto Jurado en El Español: Gistau, luto con guantes. «Gistau llegó a la cúspide del articulismo con una humanidad cachazuda, artículos macho y ninguna concesión al pensamiento débil o así. Su periodismo de Cortes es una mirada, un ambiente, un olor y todo lo que da de sí un gallinero como el que tenemos. Y ahí queda en las hemerotecas para recordarnos que, de aquellos polvos, estos lodos».

Guillermo Garabito en The Subjective: Cuando se mueren los héroes. «Se han muerto los periódicos en papel. Se ha muerto otra vez Ruano y Chaves Nogales y Umbral. Se ha muerto la vocación de la mitad de los chavales que antes de ayer querían escribir en España pudiendo estudiar una ingeniería o cualquier cosa que dé de comer. Se ha muerto David Gistau y la prosa se nos ha cortado, se nos ha quedado la vocación en los huesos en una tarde angustiada de primavera (…) El papel tiene menos sentido cuando se mueren los héroes».

Juan Soto Ivars en El Confindencial: El tipo que tenía miedo a Gistau. » Lo que se pierde hoy es más que un poeta que escribía prosa en los periódicos: se esfuma una opinión desacomplejada. No le tenía miedo a las turbas, ni a los anunciantes, ni a los jefes, ni a los lectores. No había venido para agradar a la despectiva ortodoxia del pensamiento dominante. El menosprecio de quien no entiende los dobles sentidos no le hacía mella. Lo que quería escribir, lo escribía. Tampoco se pervertía en su propia opinión. El orgullo no le corrompía. Unas veces escribía a puñetazos, como Jack Johnson, y otras con caricias. Lo último que se le puede copiar a un maestro es el sentido del ritmo. He leído sus columnas sin que se me pegue el acento. Y por eso pienso ahora que no quise ser su amigo porque podía ser algo mejor: su lector. O porque soy una polilla prudente con la llama de la vela».

Miguel Ángel Uriondo en la web de Globalia: Gistau y el turismo. «Hoy creo que la falta de Gistau me hizo caer en la melancolía porque es, de todos los grandes columnistas españoles que admiro y a quienes considero mis contemporáneos, el único con quien me sentía realmente identificado. Siempre me ganó con su normalidad de señor gigante y barbudo. Y, especialmente, con su obsesión de los últimos años por ser tan buen periodista como padre, con su deseo transparente de permanecer vivo por sus criaturas. Un afán tan lógico y humano, y expresado tan a menudo, que hace que su muerte suene a castigo desproporcionado. No era un Ícaro que quisiera volar, sino un señor que quería boxear y estar ahí para sus hijos.

Yayo Delgado en La Opinión de Murcia: Gistau. «Su muerte ha sido como alcanzar un escalón generacional desde el que comienza un declive. No tiene por qué ser una palabra negativa, como no lo es nostalgia. En la vida hay etapas y todas tienen algo maravilloso que es mejor tener claro».

Javier Yanes en 20 minutos: Va por Gistau. «Allá por el año 2003, si no me patina la memoria, entré a trabajar en una editorial de revistas de viajes llamada Temascinco, o T+5. Fue el trabajo más divertido que he tenido, en una empresa inevitablemente destinada al naufragio, y aún no estoy seguro de la relación entre ambas cosas. Tratábamos de hacer revistas bonitas en fotos y textos, que al lector le dieran hambre de viajar. Y David Gistau era uno de nuestros colaboradores estrella. Lo de estrella le iba que ni pintado. No porque su actitud fuera la de tal, sino porque era un tipo que hacía saltar chispas a la cuartilla (es un decir; ya escribíamos en Word). Era como si le atizara una paliza a la hoja en blanco. Y cuando se pasaba por la redacción, siempre desprendía un torrente de carisma, de esa clase que los tímidos siempre hemos envidiado y del que hemos tratado de aprender, sin éxito, porque para eso hay que nacer».

Aurora Nacarino-Brabo en The Objective: Yo no me voy a morir. «Es un disparate que Gistau, que fue libre como Santillana en pleno vuelo hacia el remate, haya perecido como un Don Álvaro cualquiera. No como un Don Álvaro, claro, que Gistau murió con los guantes puestos, pero sí resulta una excentricidad macabra este final prematuro de quien creíamos tan libre como para no estar obligado por las leyes de la física y la historia. ¡Ni por las del periodismo! Alguien tan libre como para jurar a sus hijos que él no se iba a morir».

Jesús García Calero en ABC: La confusión del mundo. «Estuvo en estas páginas, las hizo mejores y más divertidas, porque su estilo era la pura mirada hacia las cosas. La que brota mordaz y deslumbrante, natural como una respiración -esa que hoy nos falta- después de mil lecturas, viajes, bromas, conciertos, cierres, crónicas, carcajadas… Un escalpelo limpio y esa fuerza de la ironía incruenta manejada con audacia ayudan en sus textos a poner un rato en claro la confusión del mundo. Qué difícil es eso».

José Antonio Trujillo en el Diario Sur: David Hemingway Gistau. «En los inicios de los años dos mil descubrí a David Gistau en la última página de ‘La Razón’ de un artrósico Ansón. Sus columnas tangenciales nos presentaban a un autor en el que la actualidad tenía la tentación de convertirse en literatura. Como los buenos toreros, sabía que tenía la moneda para cambiarla, y no cejó en su empeño de escribir en el centro del ruedo sin más defensa que la seguridad de conocer su oficio».

Gistau heredia

Antonio Heredia

Sit tibi terra levis

La gran mentira

«Decía Jean-François Revel que la primera de las fuerzas que mueven el mundo es la mentira, y nunca se dijo una verdad mayor. Hay muchos tipos de mentiras, pero entre las peores probablemente estén, en orden creciente, la nocilla blanca, el jazz y sostener que uno entiende el sistema político belga».

La gran mentira: mi columna semanal de cosas belgas, sobre el frustrante, delirante e ineficiante sistema de organización territorial y político de Bélgica. Y que sin embargo….

Las columnas anteriores de este año, aquí.

04-02-2020 Reñideros. «Los belgas son gente paciente, perseverante, indiferentes al paso del tiempo. Las peleas de gallos están prohibidas desde 1929, hace casi un siglo, y sin embargo la afición sigue muy viva. Los animales se matan en realidad en Francia, donde una exención similar a la de las corridas de toros permite combates en el Norte y Pas-de-Calais. Algo parecido a lo que ocurre en Andalucía o Canarias. La cuestión es muy sensible aquí, porque históricamente ha sido uno de los lugares con más tradición y estructura. Y ha sobrevivido. La legislación es dura desde 1986, y cualquier pelea puede acabar con condena por maltrato animal, incluyendo a los espectadores. Las multas son altísimas, pero vecinos y periodistas constatan que las autoridades locales y los veterinarios miran para otro lado».

28-01-2020 Truhanes y vitriolos. «Yo, como Vicente Huidobro, «nada amo tanto como lo imprevisto», y si una gitana en Budapest me leyera el porvenir en las líneas de la mano, me echaría vitriolo para borrarlas. En un mundo estandarizado, reglado, previsible, y qué les voy a decir desde Bruselas, todo lo que se sale de lo normal, por esperpéntico que sea, proporciona luz. Dos belgas, de lo más peculiares, han contribuido en las últimas semanas a ello»:

21-01-2020 Chanson triste. La canción belga está muriendo. Admito que la frase es exagerada, pero da la sensación de que cada pocas semanas perdemos a una de las grandes voces del país. Eso o los algoritmos creen que tengo unas filias extrañas. Remontándonos apenas un par de años hacia atrás, es una cascada de disgustos. Art Sullivan, Marc Morgan, Paul Severs. Pero también la mítica Maurane (Claudine Luypaerts), Tim Visterin, Johan Stollz, Mario Guccio, el cantante de Machiavel. Incluso la joven Celine Lechanteur».

14-01-2020 Una buena conciencia. «Hay tres momentos que sintetizan y condensan el dolor de la vuelta al trabajo después de Navidades en Bélgica. La puñalada nada más poner un pie fuera del avión y ver el gris por todas partes tras diez días de sol y luz en España. La puñalada que llega con el torrente infinito y culpable de emails de unas instituciones desconectadas y unos partidos sobreexcitados. Y, sobre todo, el cementerio urbano de abetos abandonados. Calles y calles teñidas de verde pálido y marrón seco. Sin luces, adornos, vida ni esperanza».

07-01-2020 Los dados de Dios. «En la noche de San Silvestre, un hombre fue apuñalado en la estación de Beekkant. En Charleroi un tiroteo dejó dos heridos. En Lieja, 60 personas montaron barricadas y se enfrentaron con la Policía usando piedras, y petardos. Coches y motos ardieron en lugares tan dispares y distantes como Molenbeek y Woluwe Saint-Lambert. Y cerca de 200 personas fueron detenidas. No empezaba una guerra, no era una protesta, sino Fin de Año. Hay países en los que se comen uvas, otros en los que maltratan lentejas. En Bélgica, el cambio de año se celebra con el resonar de las trompetas de apocalipsis».

Y las de 2018 y 2019.

Patio global 2019

Con más de un mes de retraso, me pongo al día con las columnas semanales de cosas belgas publicadas en 2019. Ya saben, el textito que sale publicado todos los martes en la sección de Opinión.

Su tuviera que escoger, diría que mis favoritas del ejercicio son La familia (sin duda el texto más popular que nunca haya escrito y en cierto modo uno de los más personales también).

la familia

Y: En los campos de flandes.

en los campos de flandes

Después estarían quizás la La capital. Reír y llorar Manual de resistencia. pero sin un orden concreto ni el mismo vínculo que las primeras.

Aquí las dejo todas por si tienen ganas de un atracón de vida expatriada. Todas las de 2018 se pueden leer aquí.

31-12-2019 Doble crimen. «Un doble crimen tiene conmocionada a Bélgica. En Nochebuena, un ataque con nocturnidad y alevosía en la zona de Balen dejó un herido y un desaparecido. Las autoridades creen que la primera víctima se recuperará, pero están seguras de que la segunda está muerta. Tienen un sospechoso, un vagabundo conocido que deambula cerca de la frontera con Alemania y Holanda. El Instituto flamenco para el estudio de la naturaleza y los bosques exámenes de ADN para estar seguros de la autoría. El caso, sin embargo, no acabará en los tribunales, porque el presunto culpable es un lobo y los asaltados, canguros».

24-12-2019 Aguinaldos.  «La Navidad es volver a la infancia. La decoración, los dulces, villancicos… Los olores y sabores. El espíritu. Los abetos y los nervios. Y los aguinaldos. En algunas cosas, la Navidad en Bélgica supone retroceder en el tiempo varias décadas. Es algo que yo había olvidado completamente, pero aquí se mantiene: durante unas semanas llaman constantemente a tu puerta trabajadores (públicos) pidiendo una propina«.

aguinaldos

17-12-2019 Nueces. «Este fin de semana, Bélgica ha conmemorado el 75º aniversario de la batalla. Estaban en Bastoña, cerca de Luxemburgo, los reyes, el presidente alemán y el secretario de Defensa de EEUU, y 100.000 personas más. La primera ministra en funciones del país, Sophie Wilmès, respetando la tradición, lanzó desde el balcón del ayuntamiento un puñado de nueces, honrando a McAuliffe. Hace 10 días, en Auschwitz, la canciller Merkel dijo que la memoria de los crímenes del nazismo es «inseparable» de la identidad alemana. Ayer, Frank-Walter Steinmeier, dijo que en Bastoña se ve cómo el «espíritu de Europa está muy vivo». El tanque Sherman aparcado en el centro de la Villa, y los 4.000 árboles que en el Bosque de la Paz guardan la memoria de la generación de norteamericanos caídos, se encargan de recordarlo cada día. Deuda eterna».

Nueces

10-12-2019 Placeres de invierno. La semana pasada, por fin, llegaron a las costas belgas Sinterklaas y su inseparable ayudante, Père Fouettard (Zwarte Piet). La emoción de los niños balbuceando Hij komt, hij komt (ya viene, ya viene) es el pistoletazo de las Navidades. Este año sólo se habla de dos cosas: de cómo Ikea está reventando el mercado de los árboles de Navidad, del que ya hablamos en alguna ocasión. Y de los mercadillos navideños, uno de los grandes fenómenos culturales y turísticos.

03-12-2019 ‘Perturbations‘. El confort, la puntualidad, la red de conexiones que aproxima y hermana culturas y pueblos. Lo mejor de vivir en esta parte del continente es poder disfrutar de la experiencia del viaje en tren, dijo nunca, nadie. La única cosa en común que tienen los desplazamientos de hoy y la imagen novelada y novelesca la de la época de Zweig, Maeterlinck o Thomas Mann es que probablemente se tarda lo mismo en hacer los trayectos.

26-11-2019 Vecinos y desconocidos. «La OTAN es el Portugal de las instituciones europeas: compartimos la península de Bruselas, tenemos muchas cosas en común pero no les hacemos ni puñetero caso el 99% del tiempo. No es ningún secreto, ellos entienden nuestro idioma muchísimo mejor que al revés, son aplicados, se esfuerzan por ser agradables y útiles y además, se desviven por la conexión Atlántica. En vano».

19-11-2019 En los campos de flandes. «El otoño es la estación más hermosa en Bélgica. El gris que durante tantos meses se incrusta en la retina, ese gris hiriente, idioma mudo de un cielo hostil y una arquitectura violenta, eclosiona durante unas pocas semanas en una maravillosa paleta de verdes, marrones y naranjas. Las calles y canales se cubren de millones de hojas y las carreteras se convierten en un prodigio de esperanza y alegría».

12-11-2019 Guerra y paz.  » Lo que hoy se recuerda menos es lo que ocurrió tras el Armisticio. El caos, la destrucción, las dudas. El 22 de noviembre de 1918, el Rey Alberto hizo una solemne entrada en Bruselas. Se pactó un Gobierno con seis católicos, tres liberales y tres socialistas. Con un sufragio universal masculino (las mujeres tuvieron que esperar hasta 1948), la derogación del artículo 310 que reprimía el huelga y creación de la fundación para la educación superior en holandés. El largo camino de la paz. La vital búsqueda de consenso».

05-11-2019 La fuerza del rencor, “Ni las reglas de Competencia de la UE, ni las regulaciones financieras de Basilea ni el VAR: si quieren algo complicado, retorcido y polémico no tienen más que apuntarse a la Royale ABSSA, l’Association Belge des Sports du Samedi. Mi liga de fútbol de los sábados”.

29/10/2019 Insólito. El legendario portugués que una vez admirose al ver que desde su más tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés disfrutaría como un gorrino viendo las extrañas costumbres y reacciones de mis vecinos. Esta semana he aprendido que Bélgica era (bueno, todavía es) el único país de la Unión Europea en la que la venta de tabaco estaba prohibida a menores de 16 años, y no de 18. No es que tenga un trato diario con adolescentes, y no he notado una epidemia de adictos juveniles…

insolito

22/10/2019 Fantasmas del pasado. Cuatro cosas aprendí de niño viendo la legendaria serie Kung fu. Primero, que con temple y elegantes movimientos puedes derrotar a cualquier grupo de bandidos y borrachos. La segunda, que no se puede ser vegetariano sin intensidad espiritual. La tercera, que el camino de 1.000 kilómetros empieza siempre con un paso. Y la más importante, que con el amor y la confianza ocurre como con los jarrones chinos: si se rompen, aunque pegues todas partes con mimo, las cicatrices siempre permanecen a la vista.

fantasmas del pasado

15/10/2019 Royale Union Saint Gillioise. Dios dio a los belgas un país plano, lluvia para el césped y recursos para que cada pueblo, cada barrio, tenga unas instalaciones deportivas alucinantes. Pero también los castigó con un fútbol (que me perdonen Courtois, Hazard o Lukaku) aburrido, soso. Y con unas administraciones inoperantes que convierten joyas naturales en infames barrizales torcidos. Qué capacidad, qué talento, para eliminar casi cualquier atisbo de imaginación, creatividad y flexibilidad, dentro y fuera del terreno.

08/10/2019 Universos paralelos. Una de las cosas más llamativas del mundo belga es la vivienda. Teniendo en cuenta que el poder adquisitivo es mucho más alto que en los países mediterráneos, que los salarios son más altos y que el coste de la vida en general lo es también notablemente, el mercado inmobiliario en cambio, sin ser barato, ofrece oportunidades que sacan los ojos de las órbitas.

31/09/2019 Sin complejos. Si tuviera que elegir una cosa belga que exportar al resto del mundo probablemente escogería su falta de complejos. Es una ironía en una sociedad que en realidad tiene tantísimos complejos cuando mira hacia Francia u Holanda. Un país que lleva al extremo el arte de burlarse de sí mismo y sus ambiciones, pero que sufre tanto cuando sus vecinos los toman por idiotas y necesita reafirmarse con cada pequeña victoria, deportiva, cultural, económica. Dicho eso, existe una característica extendida que los hace inmunes hacia convencionalismos, costumbres y críticas. Independientes y, a su manera, libres.

24/09/2019 Culos y colitas. Ya saben cuánto odio el Manneken Pis, una atracción turística cuya sobrevaloración sólo igualan Mad Max y la comida japonesa, pero no me queda más remedio que volver a hablar de ella. No es porque este fin de semana, con la celebración de una nueva edición del Folklorissimo, un festival cultural local, hayan vestido al neñu de llanisco y una de las gracias haya sido beber la sidra caliente que escancia como sólo puede hacer un niño meón. Ni por el traje bautizado “En pelotas” (literalmente un porrón de pelotas de colores) con el que Agatha Ruiz de la Prada lo decoró después. Bastante duro ha sido eso de por sí.

17/09/2019 Juegos de palabras. La semana pasada, un tipo escribió una barbaridad en internet. Ya, a mí también me sorprendió, no es algo que pase a menudo. Por eso seguramente las fuerzas del orden tuvieron que tomar rápidamente cartas en el asunto. Aguanten, el toque belga llega enseguida. Resulta que el sujeto, con pseudónimo, lanzó una diatriba en Facebook tras leer la noticia de que un Policía había muerto en acto de servicio en Lieja. “Un bon flic et un flic mort”, escribió, algo así como “Poli bueno, poli muerto”. A pesar de que el agente no había fallecido, el post se volvió viral, y ya saben, indignación, insultos, trataron de hacerle recapacitar para que borrara y todo acabó con una denuncia.

10/09/2019 Be tarta, my friend. Pensé que este momento nunca llegaría, pero ha llegado. ¿Recuerdan el anuncio de BMW con Bruce Lee? El de “Be water, my friend”. Parecía insuperable, pero no, los belgas han hecho lo imposible y han encontrado la forma de mejorarlo con una campaña antológica: “Trata a tus amigos como si fuera una tarta”. Literalmente. La campaña se titula Safety Cake y la han lanzado la asociación de Jóvenes conductores responsables de Flandes (en serio, esto existe) y Renault, con una web (www.safetycake.be) y un magnífico vídeo en tres idiomas.

3/09/2019 Montesquieu tenía razón. Lo confieso: he cambiado de idea. He pasado las últimas dos décadas de mi vida combatiendo a Montesquieu y, al final, resulta que el galo lleva razón. No en lo de la separación de poderes, que también, sino en su polémica teoría sobre el clima. Sostenía que “el carácter del espíritu y las pasiones del corazón son extremamente diferentes en los diversos climas“, y de sus escritos se deriva un determinismo (la temperatura como “el primero de todos los imperios”) muy debatido en los primeros cursos de Sociología. Uno, siempre liberal, vociferaba en las aulas, hasta que vine a Bélgica.

30/07/2019 Bienvenido al sur.

bienvenido al sur

23/07/2019 Orgullo dominguero. orgullo dominguero

16/07/2019 Errores de juventud. Bélgica es un lugar donde casi todo el mundo tiene trabajo (5,5% de paro) y la negociación colectiva y la protección social garantizan salarios decentes (el mínimo es casi 1.600 y el bruto medio en torno a 3.500 para jornada completa, con más de la mitad de la población ingresando al menos 3.053). Los jóvenes no tienen las preocupaciones que atormentan a sus colegas españoles o italianos. Se van pronto de casa, se casan antes, tienen (muchos más) hijos razonablemente pronto. Estos días se ven aprendices por todas partes: bancos, supermercados, las instituciones europeas.

09/07/2019 Un ‘petit permis’. En la fina línea que separa el orden del caos, la civilización de la barbarie, las piscinas son el último bastión de la esperanza y la felicidad. Los que viven cerca del mar jamás han sido capaces de entender la dependencia emocional que se puede desarrollar con unos pocos metros cuadrados de agua y cloro. La familia resulta que tampoco entiende que se añore más una inmersión que a ellos. Históricamente, los que vivían en el norte del continente no entendían este idioma de depuradoras y filtros. Pero no sé si por el cambio climático o la imposición del sentido común, las cosas están cambiando.

02/07/2019 Manía persecutoria. A partir de marzo, BPost, el servicio postal belga, sólo repartirá correo no urgente dos veces por semana. Los lunes y los miércoles, en concreto. No sufran: periódicos, paquetes y “avisos de defunciones” (no me lo invento) seguirán llegando cada día. Pero el ordinario, como la recogida de basuras, se dosifica.

25/06/2019 ‘Commuting‘. Hay cosas complicadas cuando uno vive en Bruselas. Comprar pescado dos veces por semana sin pedir un crédito. Encontrar una calle sin obras. O aguantar la risa cuando los medios advierten de la canícula, la insoportable ola de calor con temperaturas de 27 grados (no exagero). Pero si hay algo verdaderamente difícil viviendo aquí es conocer belgas. Sabemos que están, porque los escuchamos a veces paseando por los parques, en los bares y en las tiendas y algún veterano dice que son sus amigos. Pero conocer, lo que se dice conocer bien, no a menudo.

18/06/2019 Bruegel en Marolles. Bruselas es un paraíso para los aficionados a los murales. Se puede cruzar la ciudad de norte a sur y este a oeste saltando de fachada en fachada. Hay varios tours de turismo alternativo, y los lectores de comics no se cansan de venir a buscar por las paredes de la capital belga a Tintín, de onmipresente Hergé, a Ric Hochet (de Tibet); a Albertito (de Chaland) o las aventuras de De Blake y Mortimer, salidas de la mano de Edgar P. Jacobs. Por no hablar de clásicos como los Pitufos, Spirou o Lucky Luke. Pero si el panorama antes era rico, ahora lo es todavía más.

11/06/2019 El mejor trabajo del mundo. Woody Allen quería reencarnarse en las yemas de los dedos de Warren Beatty. La mayoría de los aficionados al fútbol del planeta pactarían con el diablo por hacerlo en los pies de Leo Messi o Cristiano Ronaldo. Yo, en cambio, vendería el alma de todos mis lectores a cambio de reencarnarme en las papilas gustativas de Daniel Vaughn, el periodista que sin duda alguna tiene el mejor trabajo del mundo: editor de Barbacoas del Texas Monthly.

04/06/2019 Fritland. Zanel Laci y su familia llegaron a Bélgica a mediados de los 70 cargados de ambiciones. Refugiados albaneses que, considerando como la mayoría (y equivocándose como tantos) Bruselas como mero lugar de paso, se encerraron en sí mismos esperando para dar el salto. Pasó el tiempo y cuando comprendieron que aquello no era camino sino destino, compraron un local en las proximidades de la Bolsa y lo convirtieron en Fritland, una de las friteries más famosas de la ciudad, al nivel de Antoine o Eugène.

28/05/2019 Arcoiris en Borgoña. Sospecho que lo que van a leer es producto de la falta de sol, vitamina C y sueño tras la resaca electoral, pero lo voy a escribir igualmente: hay un elemento de la cultura política belga que tenemos que incorporar urgentemente. Ya, qué me van a contar, decir esto el día en que la prensa titula Dos Bélgicas o Domingo negro, tsunami político, país desarticulado no parece muy inteligente, pero debemos importar el uso de colores y banderas para hablar de coaliciones.

21/05/2019 El retorno del rey. El domingo Bélgica celebra elecciones. Es una cita importantísima porque lo único más complicado que aprender a sacar la basura en el país es formar Gobierno. En 2011 estuvieron 541 días sin ponerse de acuerdo en las coaliciones. Pese a ello, o quizás precisamente por ello, crecimiento, desempleo y las cuentas públicas registraron mejores marcas que la media de la eurozona. En 2014 fue todo un récord, apenas cuatro meses y medio, aunque con poca fe la llamaron “coalición kamikaze”. La de 2019 pinta complicada, pero en realidad, da absolutamente igual.

14/05/2019 Un país en la mochila” Dos de las cosas más llamativas de Bélgica son que no hay chabolas y que los pueblos no son lo que nosotros entendemos por pueblos. Lo primero no choca porque no se ve. No te das cuenta de la diferencia hasta que llevas un tiempo viviendo por aquí y un día, en otro país, caes del guindo. Hay pobres, y una cantidad brutal de personas sin hogar, pero no hay chabolas, viviendas destartaladas. Ni, prácticamente, bloques inmensos que alojan a cientos de familias. Las diferencias, salvajes, están por dentro, pero por fuera las casas de ricos, pobres y clases medias (al menos en las ciudades) son increíblemente parecidas”.

07/05/2019 Sostiene De Wever. “Bélgica se evapora. No es una consecuencia climática, ya nos gustaría. Es una cuestión filosófica, sociológica. Lo dice Bart De Wever, el líder de la N-VA flamenca, en su último libro, titulado Sobre la identidad. Su tesis, no muy original, es que Bélgica no existe. Hay “apenas algunos indicadores simbólicos” de la belgitude, como “el chocolate, los mejillones con patatas, el Atomium, los Diablos Rojos y la casa real”. Pero poco más”.

30/04/2019 Acto de servicio .”Una de mis fotos favoritas, y la que más ha circulado estos años en mi Whatsapp, es la de un agente de policía, impecable con su gorra, en medio de una protesta. De fondo se ven coches patrulla, antidisturbios, algún cámara de televisión, pero el protagonista es el hombre que, con un bote a presión en su mano derecha, trata de echar de la zona a un manifestante. Se palpa el movimiento, la acción, el intento del joven de esquivar el chorro que le golpea. Y se ve, por encima de todo, el imperial gofre a medio comer en la mano izquierda del impasible agente. Qué manos, qué fuerza. Como diría el difunto R. Lee Ermey en La chaqueta metálica, “una da tiros y la otra consuela”.

23/04/2019 Huevos y gallinas.  “El otro día, volviendo a casa, vi algo muy sospechoso. Un grupo de críos, inquietantemente silenciosos y concentrados, registraban una zona de arbustos en el Parque del Cincuentenario. Rastreaban de forma coordinada, sin levantar la cabeza del suelo. Uno, prematuro cascarrabias, pensó en drogas o pokemon, pero como sus seis años de media sugerían que era algo excesivo para lo primero, y no estamos en 2016 para lo segundo, quedé en observación. Era todo mucho más inocente, tradicional y sano: cazaban huevos de pascua“.

16/04/2019 Buenos y malos. “Hace unos meses, un ladrón abrió mi coche. Revolvió la guantera pero no sé llevó gran cosa, apenas una bolsa de deporte con ropa de deporte sin valor. Tuve bastante suerte: si en lugar de ser un ladrón hubiera sido la policía, el coste hubiera sido mucho más alto. Resulta que buenos y malos tienen una afición común: pasean por las aceras dándole a la cerradura. Si los primeros en encontrar un coche sin pestillo son los amigos de lo ajeno, arrasan con lo que pueden. Si se adelantan los agentes, la multa que te llega es de 58 euros”.

09/0472019 La capital. “Bruselas no tiene quien le escriba. De Londres, París o Roma lo sabemos todo porque hay películas que las inmortalizan, extraordinarias novelas, fotos legendarias. Pero de Bruselas no. Hasta las grandes plumas, como Amélie Nothomb, se han convertido en estrellas describiendo locuras distantes y exóticas. Es comprensible que sin el glamour de sus vecinas Bruselas no inspire derroches estéticos, pero es curioso que la ciudad de la OTAN y las instituciones europeas, con espías chinos y rusos por todas partes y cientos de diplomáticos, no dé siquiera para thrillers”.

02/04/2019 Manual de resistencia. “Antes de mudarse, el gran error que comete todo español es pensar que cruzar los Pirineos es llegar a Europa. Mentira, Europa no existe. Esa fantasía pseudo-orteguiana en la que el sur es el problema y el norte la solución, en la que políticos y servicios públicos son mejores en función de la latitud, cualquier vecino habla seis idiomas y todo procedimiento administrativo se hace en dos clicks ha hecho más daño que la nocilla blanca, la colifor y Amelie juntas”.

26/03/19 Caídos por la patria. Tras una larga carrera llena de victorias, fama y reconocimiento, Armando, como otras leyendas del deporte, va a dar el salto a China. Allí tiene admiradores y un millonario que ha pagado los 1.252.000 euros de su cláusula de rescisión. Es una historia razonablemente habitual, salvo por un pequeño detalle: Armando es una paloma.

19/03/19 Pavé. Cada mes de marzo Bélgica se parte en dos. En ese momento, los extranjeros empiezan a mirar al cielo con cara de súplica mientras que los locales miran al suelo en busca de gloria. Primavera, aquí, quiere decir clásicas. Quiere decir Flecha Valona, Lieja-Bastón-Lieja, Gante-Wevelgem. Quiere decir, épica, sufrimiento, dolor y agujetas. Quiere decir pavé.

12/03/19 Reír y llorar. Esa combinación y ese contraste son para mí Bélgica. Dos lados que coexisten pero nunca llegan a juntarse. Ríen y lloran, a veces por lo mismo, a veces juntos incluso, pero se alejan paso a paso sin que puedan o sepan evitarlo. Con más indiferencia que rechazo. Donde nadie parece pensar mucho ni en el pasado ni en el futuro y se limitan a vivir, como pueden, el presente.

5/03/19 La familia. París es la ciudad del amor. Venecia, la de los canales. Oslo, la de los atracos a mano armada en cualquier bar, cafetería o restaurante. Y Bruselas, ay Bruselas, es la ciudad del adiós. Dicen que todos los caminos llevan a Roma, pero es mentira, todos desembocan aquí (..) No es fácil asumir que estás, o eres, lugar de paso. Aquí, donde primero lloras abrumado y luego pides más. Donde creces (personal y profesionalmente) como en ningún otro lugar, por el ambiente, por el nivel, por la camaradería y la competición. Donde aprendes, te enamoras y te vacías. Las estancias son temporales, lo sabes desde el primer instante, pero aun así o quizás por eso mismo, la sensación de pertenencia, de tribu, de familia, es más fuerte. Como Gran Hermano pero sin edredones y con Cumbres hasta el amanecer. Nunca quise venir, no lo cambiaría por nada.

26/02/19 Los 27. Llegaron a ser miles, pero hoy quedan apenas 27. La ocupación nazi de Bélgica es una de las fases más oscuras, incómodas y evitadas de la historia del país. Por lo que ocurrió, por los que murieron y por los que colaboraron. Hasta 80.000 nacionales se volcaron con los invasores, y sus esfuerzos siguen siendo bien recompensados.

19/02/19 Antitapas. Hay dos grandes juicios que se repiten sobre Bruselas: que es una ciudad gris de tiempo horrible y un lugar muy aburrido. La primera es dolorosamente cierta, la segunda increíblemente falsa.

12/02/19 Al ralentí. Decía Golda Meir que la paz en Oriente Medio llegaría cuando los árabes amasen a sus hijos más de lo que odiaban a los israelíes. Algo así se podría decir de los belgas: la paz social llegará el día en el que amen las conquistas sociales más, aunque sea sólo un poquito más, de lo que adoran las huelgas generales.

05/02/19 Jalea de arándanos. Cometieron un error. Hasta la semana pasada, los chalecos amarillos eran una cosa ya testimonial en Bélgica. Lejos del poder de convocatoria de sus colegas galos, de su violencia, de los linchamientos a la prensa y la deriva antisemita o bolivariana. Hacía mucho que no hacían ruido, ocupados ya en otras batallas, pero el sábado volvieron y cometieron un error: bloquearon la entrada del Ikea de Anderlecht.

29/01/19 Menos es más. A los belgas les gustan las cosas pequeñas. Hasta ahí, nada que objetar, yo respeto mucho las preferencias, parafilias y tradiciones. Lo que es digno de estudio, y de aplauso probablemente, es que hayan logrado convencer a millones de personas de que sus atracciones diminutas son dignas de interés. De que “menos es más”, como popularizó Mies van der Rohe.

22/01/19 Oxígeno político. Al principio pensé que era la maquetación. Luego algo me sugirió que tenía que ser la tipografía, pero tampoco. Después de un rato, de mirar también la competencia, no era capaz de encontrar el problema, aunque algo no era normal. Al final, caí en la cuenta: no había política en la portada del periódico.

15/01/19 La reconquista. En Francia, quien quería ser presidente de la República solía poner los ojos primero en la Alcaldía de París, al modo de Chirac. En España tienes que ser el jefe del partido. En Bélgica, da totalmente igual o al menos lo parece. La N-VA, el partido nacionalista (e independentista flamenco), la fuerza más votada de lejos, anunció ayer su lista de candidatos y para un observador mediterráneo resulta curioso.

08/01 Libros, brunchs y sofrología.  En 2008, en Bélgica había 4.219 librerías. En 2017, quedaban 3.095. Según los números del sindicato SIN, tres locales cierran cada semana en el país. Ojo, es una definición muy laxa de librería, casi al nivel de calificar de chocolate a la taza el brebaje líquido y sin alma que te ofrecen en las pastelerías pijas del mundo francófono. (…) Me preocupa que a este ritmo de traspasos cualquier día acabamos como en El Ejido. La cosa es que como ya tenemos una ultraderecha más que asentada, el absurdo apocalíptico que nos tendremos que inventar para intentar darle sentido a la realidad va a tener que ser más rebuscado.

Mis libros de 2019

Lo peor de hacerse mayor es que no hay grandes cambios ni novedades en tu vida. Pocas sorpresas y giros de guion en el día a día. La rigidez, los prejuicios, los remolques que inevitablemente arrastras te evitan a veces la exposición a lo peor, pero  también la oportunidad de lo mejor. Es más cómodo, menos doloroso, pero también más aburrido. Te sigues moviendo, pero en perímetros cada vez más pequeños y acotados, donde puedes ser tú mismo, pero siempre el mismo tú.

Miro hacia atrás y veo que lo mismo que escribí hace doce meses sobre 2018 lo podría repetir ahora mismo: más libros, más series y más deporte en mis piernas, pero una sensación amarga de no haber aprovechado, disfrutado y aprendido como podía. También, el mismo patrón y parón de lecturas después de septiembre que ya no me molesto ni en analizar.

Sigo buscando en los libros las conversaciones y la valentía que no tengo en mi vida y mis acciones. La honestidad en la autocrítica, la profundidad en la disección y sobre todo la capacidad de expresar sentimientos. También la belleza, la creatividad, la imaginación. Busco brújulas, morales, éticas y filosóficas. No para que me arrastren, pero sí para que me orienten en momentos de confusión. Que me entrenen para cuando sea necesario, y siempre acaban siéndolo. Busco ejemplos, arietes que se adelanten y se lleven los golpes por mí para que yo pueda entender mejor y sobre todo entenderme mejor.

«Me gusta escuchar. Los desnudos totales, la cirugía a corazón abierto, y eso, claro, no es fácil. Tenemos miedos, inseguridades, traumas, complejos, fantasmas. Nos cuesta decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que queremos. Lo que nos gusta y lo que nos repugna, lo que nos excita y lo que nos atrae, sobre todo si se sale de la norma».  Los libros siguen llenando un año más ese vacío, esa añoranza y esa necesidad que me come por dentro.

En 2019 no he crecido como en 2018. He aprendido cosas, le he ido dando más importancia a otras que ocupaban quizás lugares  menos destacados. He tenido grandes decepciones y todavía no he acabado de recuperar el ánimo ni las fuerzas. Pero por suerte he llegado a libros magníficos que me han acompañado, guiado y golpeado. Agitando por dentro para que no me acomode ni oxide. Ya saben, «love of beauty is taste. The creation of beauty is art», pero «beauty and folly are old companions».

Aquí les dejo algunos de mis favoritos de 2019. Ensayo y ficción sin un orden ni criterio específico. Muy feliz año nuevo.

 

sigo aquiSigo aquí, de Maggie O’Farrell. El talento de esta mujer es exraordinario. En novelas o en relatos desborda literatura, potencia. Literalmente, las página a veces no son capaces de contenerla. Hay algunos cuentos o relatos de este libro (Abdomen- Recién nacida -Pulmones) extraordinarios, de los que hay que leer al menos dos veces seguidas para regordearse. Todos giran alrededor de experiencias cercanas a la muerte, de una forma u otra. De la autora, su familia, sus seres cercanos. Se desnuda de manera increíble, sincera, valiente. La novela que había leído antes, ‘La primera mano que sostuvo la mía’ es brutalmente buena. Aquí, el nivel no baja. Es una de mis escritoras favoritas de la actualidad, sino la que más

 

sueños de einstein.jpgLos sueños de Einstein, de Alan Lightman. Una joya, una maravilla. Delicioso, original, crativo, inesperado. Me ha fascinado. Un experimento originalísimo, de hace 25 años, que no entiendo cómo no conocía. Bellísimo. Un viaje de la mano de los sueños de Einstein, una ficción en la que cada noche imagina un mundo diferente (¡hasta 30!) y en los que el tiempo se rige de maneras diferentes. “En un mundo, el tiempo se congela en el momento en el que somos más felices, en otro, el tiempo transcurre hacia atrás o bien avanza más rápido en un barrio que en otro. Sueña también qué sucedería si conociéramos el fin del mundo de antemano, si no tuviéramos recuerdos o si no tuviéramos futuro”. Lo disfruté como un niño pequeño y no me cansaré de recomendarlo.

no, mama, noNo, mamá, no, de Verity Bargate. Qué barbaridad de libro. Desgarrador, dolorosísimo, magnífico. Una puñalada detrás de otra. Una disección milimétrica de la angustia, de cómo quedar muerto por dentro.  Una madre regresa a casa del hospital tras dar a luz a su segundo hijo, y desde la primera página queda claro que algo se ha roto ya en ella. En su cabeza, su cuerpo, en su matrimonio con un gilipollas despreciable. Es un texto durísimo, que hace daño y te pone nervioso. Justo lo que le pides a la mejor literatura.

 

our manRichard Holbrooke and the End of the American Century, de George Packer. Una historia de diplomacia y política exterior con las formas de una tragedia de Shakespeare. Una visión realista (pero conservando siempre un punto idealista) de décadas de protagonistas brillantes y brutalmente arrogantes, en la estela de Kissinger, Mcnamara o Brzezinski. Sólo Packer, maestro de la narración y el ritmo, podía escribir 600 páginas de biografía de un narcisista a menudo insoportable que nunca llegó a ocupar un puesto más allá de segundo en el Departamento de Estado. Pero también una biografía de la caída de un país y una forma de hacer política y entender el mundo y la historia. I li

 

tiempo de magosTiempo de magos. La gran década de la filosofía 1919-1929, de Wollfram Eilenberger. Qué pedazo de ensayo, Buenísimo. Bien escrito y bien descrito. Las vidas cruzadas de Wittgenstein, Heidegger, Benjamin y Cassirer (el único sensato y por tanto el menos conocido de todos y por todos) en una década prodigiosa y temible para la filosofía. He disfrutado como un niño hasta de las partes más técnicas, que me superaban ampliamente. Logra presentar a los personajes, en lo personal, lo político y lo intelectual, con maestría, pero sobre todo ofrecer una perspectiva de todas las vías que se cruzaban y cómo, al final, todos tenían, tuvieron, la opción de elegir. Librazo.

el final el affaireEl fin del affaire, de Graham Greene. Qué belleza en la tristeza, el dolor, la pena y la búsqueda constante de algo que nunca aparece. Conmovedor y profundísimo. Había leído al Greene de los espías y esto es un registro completamente diferente, de una profundidad espectacular. Una historia de fe y esperanza, de lealtad y destrucción, en la que los sentimientos están en primera y la última línea, y en la que se sompen mitos sobre la sociedad (británica) de hace décadas. Como dice Cuartango, esa lucha de las ideas y el corazón, entre la tierra y el cielo, el deseo y el escepticismo, la impetencia y el Todopoderoso, te deja con una vívida impresión sobre la» frustración por la fragilidad del amor, la fugacidad de los momentos felices y la crueldad del destino».

 

comimos y bebimosComimos y bebimos, de Ignacio Peyró. Es una gozada. Un lenguaje rico, erudito, fresco. Una alegría contagiosa. Literatura de garbancismo, colmado y mantequerías. Dice mi añorado Borja Martínez en la faja del libro que en un país donde casi todos los escritores menores de cuarenta se parecen, Peyró parece único. Y es verdad. Es el suyo un estilo propio que recuerda al de hace un siglo, con casi todo lo bueno y prácticamente nada de lo malo. Transmite una pasión, un amor enorme no sólo por la comida, la bebida o los puros (hasta eso se le perdona), sino por el ritual, la compañía, la calma. El almuerzo como acto social, familiar y de expresión máxima de la amistad. Creo que nunca había tantas ganas de no ser abstemio. O de que me gustaran los arenques y la casquería. Más que recomendable.

la-vraie-vie-recadreLa vraie vie, de Adeline Dieudonné. Uno de los grandes éxitos del año en el mundo francófono y con razón. Me ha gustado muchísimo, una historia dura, inteligente, muy cercana pese a lo extremo del entorno que narra. Y qué enormes construcción la de los personajes: un padre maltratador, una madre sumisa, aterrorizada y anulada para sobrevivir. Una hija extraordinariamente inteligente y sensible y un hermano psicópata. Logra meterte en la escena, como si estuvieras en el salón siendo testigo de las peleas, los alivios, las emociones. [No tengo ni idea de si se espera traducción].

 

el cielo segun googleEl cielo según Google, de Marta Carnicero. Me ha gustado muchísimo. Triste y dolorosamente cercano. Sobre relaciones, distancia crecientes y rutinas, de matrimonios, de amantes, de madres e hijas. Un tratado fresco sobre la modernidad, la resignación, nuestra cobardía y la soledad. Sobre miedos constantes e impotencia. Sobre mentiras y representaciones, y la cosmovisión que levantamos para seguir adelante a diario. Una novela de errores y sobre todo de falta de soluciones. Una crítica, sin lecciones morales, al comportamiento de una generación que repite e incluso empeora los mismos errores que la de sus padres, pero todavía con más impotencia y menos herramientas que ellos.

 

LimoneroEl País donde florence el limonero. La historia de Italia y sus cítricos, de Helena Attlee. Este ensayo es una joya, un regalo para los sentidos. Un recorrido que apela a la vista y el olfato, un repaso histórico, gastronómico, religioso, cultural a través de las infinitas variedades de cítricos. Un paseo por jardines, campos y palacios con los que se aprende muchisimo del país, sus tradiciones y sus recetas. Usa lo que cultivamos y lo que comemos para ayudar a descifrar quiénes somos y quiénes fuimos, con una erudición cercana y amable. Un libro de viajes, de sociología, de los más sorprendentes de los últimos años.

 

pardo bazanEmilia Pardo Bazán, de Isabel Burdiel. Esta biografía está realmente bien. Hay partes, como las primeras 150 páginas, magníficas. Te haces muy bien a la idea de quién fue, sus orígenes, sus amistades y su visión política.El peso de esa familiar tan peculiar que tuvo, de sus padres, influencias importantes pero tan dispares. Acompaña durante el progresivo descrubrimiento de su talento, sus primeros eecritos, la novela, su lucha con el naturalismo. Sus relaciones con otros escritores, su tensa ambiguedad con los conservadores, los más afines ideológicamente pero quizás por eso mismo sus críticos más fieros. Su independencia, su fortuna, su amor extraño con Galdós. Una mujer con una historia increíble y un papel importante en unas décadas fascinantes de la historia española. Logra no aburrir, que no le sobren demasiadas páginas (aunque algunas sí, diría) y que sitúes razonablemente bien el Madrid y la Galicia de la época. Muy recomendable.

la verdad de la tribuLa verdad de la tribu, de Ricardo Dudda. Buenísimo, buenísimo de verdad. Bien escrito, con ritmo y una barbaridad de referencias (y no sobra ninguna). Delegaría en Ricardo Dudda mi voto si hubiera un referéndum sobre cualquiera de los asunto que aborda el libro. Cómprenlo  porque, de verdad, no cae en lugares comunes ni es un pastiche de obviedades. Hay historia, hay filosofía, hay sociología y hay política. Muy fresco y muy práctico si necesitan armadura o un marco sobre el que construir un discurso en estos tiempos movidos.

 

 

 

Aquí, otras listas estupendas.

Ramón González Ferriz.

Lara Hermoso

David Azcárate

Miguel Ángel Gonzalo

Los amigos de Piedras de Papel

 

Nuria Val

Lecturas de Domingo y feliz Navidad

 

– Qué bien escribe Hernán Casciari y qué historia increíble. El cuento de Navidad perfecto. En Revista Orsai: Lo que le pasó al hombre que me salvó la vida. Al argentino le dio un infarto mientras estaba en Uruguay, en una casa de alquiler. Lo que pasó, antes y después, os hará recuperar la espernaza.

El ingeniero. El estafador de los mil nombres. Historión también de Rafa Méndez en El Confidencial sobre Enrique Irazabal, alias Henry Hughes, alias Luis Rivera, alias Luis Braun, alias Josef Guzman, alias Roberto Urrutia, alias Heuk Labazh, alias José Goicoechea, alias Henry Hellinger, alias Carlos Suárez, alias Equirne Labazari.

Brett Forrest en el Wall Street Journal (puede pedir suscripción): The FBI Lost Our Son. Billy Reilly worked in counterterrorism for the Federal Bureau of Investigation, penetrating radical groups online with false identities. Then he disappeared. Sobre cómo después del 11S las agencias norteamericnas reclutaron a ciudadanos para que se infiltraran en organizaciones peligrosas, pero sin darles el entrenamiento y las compensaciones de sus agentes.

Stuart A. Thompson y Charlie Warze en el NYT: Twelve Million Phones, One Dataset, Zero PrivacyTwelve Million Phones, One Dataset, Zero Privacy.  Bastante inquietante. No muy inquitante, y no muy aterrador, porque está asimilado. One nation, tracked An investigation into the smartphone tracking industry from Times Opinion.

– También en el NYT, esto de John Ismay: America’s Dark History of Killing Its Own Troops With Cluster Munition. The weapons are notorious for their effects on civilians. But five years of reporting and hundreds of interviews have revealed they’ve also killed and wounded scores of Americans.

Elizabeth van Brocklin en The Trace: Lockdown. Living through the era of school shootings, one drill at a time. Ojo al inicio: «Ninety-five percent of American schools now conduct drills to prepare students for a school shooter».

– Nick Pachelli en Searchlight, una publicación de investigación de Nuevo México: «Stolen and Erased A Navajo girl was exploited and sex trafficked in urban and rural New Mexico. Why did so many fail to help her?

Pamela Colloff en Pro Publica y el NYTMagazine: How a Con Man’s Wild Testimony Sent Dozens to Jail, and 4 to Death Row. El artículo es disparatdamente largo, más de 13.00 palabras sobre Paul Skalnik un delincuente muy particular. Now a man may be executed because of his dubious testimony. Why did prosecutors rely on him as an informant?

Alexander Wynne, en Aeon: A Prince or a Pauper: Who was the Buddha? When we strip away the myths, such as his princely youth in a palace, a surprising picture of this enigmatic sage emerges.

– Dan Shipper en SuperOrganizes hace un perfil/charla con la persona detrás de The Browser, del que salen cada semana algunas de estas recomendaciones: The Man Who Reads 1,000 Articles a Day How Robert Cottrell finds the absolute best writing on the web.

Philip Pullman en Public Domain: The Sound and the Story Exploring the World of Paradise Lost. Un ensayo precioso. John Milton’s Paradise Lost has been many things to many people — a Christian epic, a comment on the English Civil War, the epitome of poetic ambiguity — but it is first of all a pleasure to read. Drawing on sources as varied as Wordsworth, Hitchcock, and Conan Doyle, author Philip Pullman considers the sonic beauty and expert storytelling of Milton’s masterpiece, and the influence it has had on his own work. Una idea destacada: «A poem is not a lecture; a story is not an argument. The way poems and stories work on our minds is not by logic, but by their capacity to enchant, to excite, to move, to inspire. To be sure, a sound intellectual underpinning helps the work to stand up under intellectual questioning, as Paradise Lost certainly does; but its primary influence is on the imagination».

Buen domingo y muy feliz Navidad a todos

 

Tatuajes económicos

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How Poverty Ends. The Many Paths to Progress—and Why They Might Not Continue. En Foreign Affairs, los flamantes ganadores del Nobel de Economía 2019, Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo escriben sobre cómo a pesar de la discusión (creciente e importante) sobre las desigualdades, las últimas décadas han sido razonablemente buenas para los pobres. Pero por qué no hay que confiarse, ya que no hay ninguna garantía de que la senda yava a mantenserse. Con humildad, explicando cómo no saben qué hay que hacer para impulsar un crecimiento económico rápido.

Este párrafo, tatuado también: «Between 1980 and 2016, the average income of the bottom 50 percent of earners nearly doubled, as this group captured 12 percent of the growth in global GDP. The number of those living on less than $1.90 a day—the World Bank’s threshold for “extreme poverty”—has dropped by more than half since 1990, from nearly two billion to around 700 million. Never before in human history have so many people been lifted out of poverty so quickly«.

The ‘crisis of capitalism’ is not the one Europeans think it is. En The Guardian, Branko MIlanovic, especialista precisamente en , sobre por qué todo este ruido y publicaciones recientes sobre la crisis del capitalismo y sus debilidades están leyendo mal la cuestión, como ocurrió en los 90 con el ‘fin de la historia’.  «The facts show capitalism to be not in crisis at all. It is stronger than ever, both in terms of its geographical coverage and expansion to areas (such as leisure time, or social media) where it has created entirely new markets and commodified things that were never historically objects of transaction».

Pero si esto es así, ¿entonces por qué el debate? Porque es algo muy concentrado. «Why do we speak of its crisis? Because we focus on the malaise of the western middle classes and the rise of populism. But the dissatisfaction with globalised capitalism is not universal: a YouGov survey showed a very high degree of support for globalisation in Asia, with the lowest support in the US and France» (…) The crisis therefore is not of capitalism per se, but a crisis brought about by the uneven effects of globalisation and the expansion of capitalism to areas traditionally not considered apt for commercialisation. Capitalism has thus become too powerful, and in regions such as Europe, it is in collision with strongly held beliefs. Unless it is controlled and its “field of action” reduced to what it used to be, it will continue this conquest of as-yet-uncommercialised spheres».

– Insistiendo un poco en la cuestión, pero desde otro punto de vista: Clara Martínez-Toledano en Nada es Gratis: Ciclos Inmobiliarios y Desigualdad de la Riqueza. 

Con algunas ideas importantes:

«El porcentaje de riqueza en manos del 10% más rico cae durante booms inmobiliarios—en beneficio del 50% más pobre y aún más de la clase media (el 40% intermedio)— mientras que la tendencia decreciente se revierte durante contracciones inmobiliarias».

«El segundo resultado del trabajo es que las diferencias en las ganancias de capital a lo largo de la distribución son el principal determinante de la caída en la concentración de la riqueza durante booms inmobiliarios, mientras que las diferencias en el comportamiento del ahorro son el factor fundamental tras las dinámicas en la distribución de la riqueza durante contracciones. La clase media y baja posee un porcentaje mayor de su cartera en activos inmobiliarios y, por lo tanto, se beneficia en mayor medida de los aumentos de valor de los activos inmobiliarios durante booms (Figura 3a). Sin embargo, las ganancias o pérdidas de valor no parecen explicar las dinámicas durante contracciones, puesto que estas convergen entre grupos de riqueza. Las tasas de ahorro, en cambio, aunque caen siguen siendo más altas para el 10% más rico durante contracciones, lo cual explica por qué la tendencia decreciente en su proporción de riqueza se revierte durante estos periodos».

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¿Un obituario para la OMC? Marta Dominguez, de Bruegel, esta vez en Agenda Pública: con una idea a tatuar: «la economía mundial ha crecido sustancialmente en las últimas décadas impulsada por la naturaleza de suma positiva del comercio. Este es un hecho que haríamos bien en recordar, incluso a medida que la UE evolucione para jugar mejor el juego que otros han elegido.»

Un buen párrafo: «En una ocasión, el matemático Stanislaw Ulam le pidió al Nobel de Economía Paul Samuelson que le dijese un solo concepto de las Ciencias Sociales que fuese simultáneamente verdadero y no trivial. Años más tarde, cayó en la cuenta de que la teoría de la ventaja comparativa era una (tal vez la única) posible solución. Ésta demuestra matemáticamente (y de manera simple) que el comercio es beneficioso para los países más eficientes y para los menos eficientes. Siempre que existan más bienes que países, todos los países se beneficiarán de especializarse y de exportar aquello en lo que disfrutan de una ventaja relativa, e importar todo lo demás. Sin profundizar en la lógica matemática que subyace en esta conclusión, una de las pocas verdades fundamentales de la disciplina económica es que el comercio es un juego de suma positiva que genera crecimiento para todos los países que participan en él».

Ramón González Ferriz en El Confidencial: Cuatro cosas y media que mi generación debería haber aprendido de esta década. 1) Las innovaciones tecnológicas no nos van a redimir. De hecho, muchas son nocivas. 2) Las novedades políticas generan ilusión. La ilusión solo sirve hasta cierto punto. 3) La cultura cambia siempre, pero en esta década tú te has hecho mayor. 4) Si no sabes un poco de economía estás incapacitado para entender el mundo.

– Silvia Merler, de Algebris, sobre la increíble polémica por la reforma del Mede que se ha generado en Italia. Si necesitan algo de backgorund, aquí escribí hace dos semanas sobre el tema. El texto de Silvia está en italiano. La riforma del Mes: facciamo chiarezza. «Alan Posner scriveva nel lontano 1977 che la strategia di politica economica internazionale tipicamente adottata dall’Italia consisteva all’epoca nel far leva sul fatto che i nostri partner non potessero permettersi il nostro fallimento. Purtroppo, sembra essere cambiato molto poco, in questi 40 anni. Piuttosto che averne paura, gli Italiani dovrebbero vedere le nuove CACs come un elemento che finalmente responsabilizzi i nostri (volatili) governi sul tema del mettere in sicurezza le finanze pubbliche. Bloccare questo cambiamento darebbe un segnale di inaffidabilità, che farebbe al nostro costo di finanziamento molto più male di quanto qualsiasi tipo di CACs potrebbe mai fare. Nel discutere la riforma, il Parlamento dovrebbe considerare che anche l’inaffidabilità ha un costo, e che per noi quel costo è troppo alto».

 

La eutanasia del rentista

Marta Dominguez se estrena en Letras Libres con un bonito texto sobre «una de las figuras más importantes para la gobernanza económica de las últimas décadas, tanto por la batalla que ganó como por la que perdió»: Paul Volcker, nueve décadas contra la inflación. Un párrafo: «Si hay algo en lo que coinciden todos aquellos que trataron con Volcker es en su profunda integridad. Un servidor público de los de antes (…)  Demasiado alto para no resultar tosco, demasiado taciturno para no intimidar a aquellos que poco conocía, dicen que era un hombre tímido en las distancias cortas con un gran sentido del humor. Austero y frugal como sus políticas, cuentan que cuando el asiento del conductor de su coche se hundió, lo aguantó con una silla en vez de cambiar de coche».

Greg Mankiw, en su blog,  enlaza a un reciente ensayo sobre la Teoría Monetaria Moderna:  A Skeptic’s Guide to Modern Monetary Theory ((pdf). Son apenas nueve páginas. El resumen: «In the end, my study of MMT led me to find some common ground with its proponents without drawing all the radical inferences they do. I agree that the government can always print money to pay its bills. But that fact does not free the government from its intertemporal budget constraint. I agree that the economy normally operates with excess capacity, in the sense that the economy’s output often falls short of its optimum. But that conclusion does not mean that policymakers only rarely need to worry about inflationary pressures. I agree that, in a world of pervasive market power, government price setting might improve private price setting as a matter of economic theory. But that deduction does not imply that actual governments in actual economies can increase welfare by inserting themselves extensively in the price-setting process. Put simply, MMT contains some kernels of truth, but its most novel policy prescriptions do not follow cogently from its premises«.

– Entrevista en Libération de Jean Quatremer a Benoit Coeuré, en la que el ex vicepresidente del BCE defiende que los votos individuales deberían ser públicos (y que cada cual asuma su responsabilidad), aborda la eutanasia del rentista y hace algo de autocrítica. En inglés o en francés.

Algunas reflexiones:

«One of my regrets is that we haven’t managed to convince the German public of the merits of our policy. On the one hand, monetary policy always and everywhere affects the balance between saving and consumption via interest rates. If it didn’t do that, it would serve no purpose! And on the other hand, in a period where unemployment skyrockets, growth slows or there is the threat of deflation, as was the case in 2012 and 2014, it is normal for the ECB to be on the side of employment.

«The existential crises we went through, first with Spain and Italy in summer 2012 and then with Greece in summer 2015, and the actions of one man, Mario Draghi, who was President of the ECB until November this year, gave us the necessary maturity to make full use of the instruments granted to us by the treaties. Does this mean that we have become like the Federal Reserve? In a certain sense, yes, because we are equipped with a comprehensive toolbox to support the euro area economy at all times, using tools like quantitative easing inspired by the US model, and the capacity to intervene in the markets. But there are also significant differences.

«We probably started quantitative easing (QE) a little too late, though I’m not blaming anyone. It was a major innovation which required an immense effort of persuasion within the Governing Council».

– Largo artículo de Martin Sandbu en Financial Times sobre el papel internacional del euro. Hablando con economistas de fuera y gente de muy dentro, como el propio Coeuré o el ex jefe de gabinete de Juncker, Martin Selmayr: Europe First: taking on the dominance of the US dollar. 

Una frase potente para iniciar: «It took the whirring sound of the helicopter blades on Marine One to reinvigorate Europe’s determination to no longer be subservient to the US dollar». y  algo de perspectiva: «Europe’s monetary inferiority complex goes back a long way. Half a century ago Valéry Giscard d’Estaing, then French finance minister, lamented Washington’s “exorbitant privilege” — the dollar’s pre-eminence that put Europe at a commercial disadvantage and helped provide the Europeans’ motivation on the long road to monetary union».

Parte de lo que pide, por cierto, requeriría cambio en los Tratados, como le apunta Piris, que fue jefe de los servicios jurídicos del Consejo durante muchos años.

Anaïs Moutot  en Les Echos sobre cómo Evan Spiegel, el consejero delegado de Snapchat, sin ningún tipo de vínculo con el país, ha logrado la nacional francesa. Comment le PDG de Snapchat est devenu Français.  Le patron américain a été naturalisé français en septembre 2018. Il n’est pas résident et n’a pas de parents français mais a bénéficié d’un dispositif pour les étrangers « qui contribuent au rayonnement de la France ».