David Beriain y MAJ. Foto de Silvia Penco.

«He tenido mucha suerte en la vida. Mis padres, mi familia y mi mujer me han querido de la manera más hermosa en que se puede querer a alguien: libre. Aunque eso suponga en su caso que un día pueda haber una llamada que les diga: ‘No va a volver’. Eso es un acto de generosidad del que yo no sé si sería capaz». David Beriain

Ayer, Roberto Fraile y David Beriain fueron asesinados en Burkina Faso. He recopilado recuerdos y obutuarios de dos periodistas valientes, generosos, incansables. En un momento de descrédito insoportable, de repugnancia por todas partes, de vergüenzas constantes, honrar y recordar a los buenos es lo menos que podemos hacer.

STTL

Natalia Junquera en El País: David Beriain, el mejor periodista, mi mejor amigo. «David tenía 43 años. Roberto, 47. Murieron en acto de servicio. Al servicio de usted. Su forma de estar en el mundo era contarlo y en una profesión de egos y de firmas, entendieron siempre que su oficio consiste en compartir. A David le llenaron las vitrinas de premios, la espalda de palmaditas. Y al principio, durante y al final, la historia que más le gustaba contar y la que a mí más me gustaba escuchar era la de cómo conoció a su mujer, Rosaura».

Y de Natalia también: El sitio donde vivimos. «El exilio no es abandonar el lugar en el que has nacido, sino que te separen a la fuerza de los tuyos. Puede parecer que hay cosas más importantes en Madrid estos días, pero no piquen. Lo esencial es cuidar el sitio donde vivimos, es decir, regar todos los días a nuestros amigos, como las plantas que dan oxígeno; dejarse querer y hacerles saber lo mucho que los queremos».

Adriano Morán, amigo y socio, en la web de 93 metros: Un huracán de verdad. «Permítanme que lance un pequeño aviso o moraleja para idealistas. Todos saben que la profesión de David y Roberto es peligrosa y que por muchas precauciones que se tomen, que David las tomaba, lo peor puede pasar. Pero de lo que no se suele hablar es del sacrificio total que supone tomar el camino que tomó David. Un camino muy solitario, compartido por pocos y comprendido por menos. David lo dio todo literalmente por los demás, no solo su último aliento sino todos los de los 20 años anteriores (…) No escatimó en esfuerzos, entregó su salud y gran parte de su vida personal, sé bien lo que digo. Una entrega afortunadamente comprendida y compartida por su mujer Rosaura, una de las pocas personas que estaban a su altura».

Marias Recarte también en 93 metros: Nos vemos en Artajona. «Te quemaba la sangre y convencías a quien fuera para que te mandara sobre el terreno. Tus crónicas comenzaban a ser ya diferentes. Nunca traías un material como los demás. Buscabas la historia detrás del conflicto. La reducías a uno o dos personajes y, desde ahí, construías todo lo que pasaba de forma global. Yo disfrutaba mucho leyéndolas y pensaba que el David con el que me había criado desde la guardería estaba creciendo y crecía mucho. Cuando nos veíamos en Artajona, sin embargo, seguías igual que siempre, humilde».

Luis de Vega en El País: Roberto Fraile, última etapa en la ruta del ‘kafir’. «Roberto Fraile ha permanecido hasta el último día sin desviarse de la ruta del kafir, como él mismo definía su trabajo. Escogió esa senda, la del no creyente, el kafir en árabe, porque prefería acudir, ver y comprobar».

En Eldiario.es: Roberto Fraile, el compromiso de mostrar el horror de la guerra. «Tipos incómodos para aquellos que ejercen la ausencia de humanidad. Tipos valientes, que funcionan como el nexo cabal entre la brutalidad y la civilización. Y lo hacen a costa de todo. Roberto esquivó a la muerte en 2012 en Alepo, Siria, cuando recibió la metralla de un proyectil. Era perfectamente consciente de lo que se jugaba: «Los que estamos metidos en esto ya sabemos lo que hay».

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Vía MAJ

A. Mateos y S. Cantera en El Correo: Roberto Fraile, un cámara veterano de guerra que nunca dejó de captar las atrocidades en Siria. «Siria fue, sin duda, el país que más le marcó. En diciembre de 2012, mientras trabajaba en la ciudad de Alepo, sufrió una herida que casi le cuesta la vida. Resultó alcanzado por varios trozos de metralla en la pelvis. Fraile intentaba captar el momento en el que un joven sirio lanzaba una granada, pero un error del miliciano hizo que todo saltase por los aires. «Cuando explotó la granada me miré y vi que tenía un boquete grande justo debajo del estómago. Solo pensé en correr como un león y ponerme a salvo con el poco fuelle que me quedaba», relataba Fraile en una entrevista a la ‘Gaceta de Salamanca'».

Carlos G. Cano en la Cadena Ser: Roberto Fraile: el cámara de Salamanca que aprovechaba sus vacaciones para ser periodista de guerra. «Es una lástima que nos acordemos de esta gente solo cuando ocurren estas cosas porque gracias a tipos como él comprendemos mejor cómo funciona el mundo. No son héroes, son personas con manos, pies, cámaras y bolígrafos, con sus errores y sus limitaciones, pero me duele en el alma porque va a seguir ocurriendo. Decimos que nos importa el periodismo, pero hay editores a los que no les importa nada».

Paco Sánchez en La Voz de Galicia: David Beriain, periodista. «Alguien parafraseó el aforismo anglosajón tan recordado en ambientes periodísticos, «los hechos son sagrados y las opiniones son libres», con otro acaso más verdadero: «Las opiniones son baratas y los hechos, caros». El asesinato de David Beriain en Burkina Faso lo confirma: cualquiera puede opinar, pero para llegar a ciertos hechos hay que arriesgar hasta la vida.

Mikel Ayestaran en los diarios de Vocento: David Beriáin y Roberto Fraile: Los ojos de la guerra. «David Beriáin y Roberto Fraile, ‘el artajonés universal’ y ‘el león de Babilonia’, formaban una pareja de baile perfecta para trabajar en la línea del frente y, sobre todo, eran dos buenos tipos. Roberto, siempre pegado a su cámara y su paquete de tabaco. «¿No lo habías dejado?», le tomaba el pelo cada vez que se encendía uno. No, nunca lo dejaba. Hablaba muy poco, grababa mucho y tenía una calma inusual para desenvolverse en ambientes hostiles. Durante años combinó un tranquilo trabajo como cámara de la televisión regional en la delegación de Salamanca con su pasión por el reporterismo en primera línea y en lugares calientes. Esto le llevó a Irak en 2003, a Afganistán y a otros lugares hostiles, en aquellos días en compañía de su amigo Roberto Lozano, director vallisoletano con quien grabó películas como ‘Los ojos de la guerra’, que se estrenó en 2011. Los silencios de Roberto los llenaba David, con su fuente inagotable de anécdotas, su pasión desbordada y ese tono solemne que se le había puesto desde que se había dejado barba ‘talibán’, un auténtico talibán del periodismo nacido en Artajona.

Ramón Salaverría en Cuatro ayer.

Javier Brandoli en El Confidencial: David y Roberto: los que mueren por contar la muerte de los otros. Puede que no haya mayor muestra de valor que ir a donde uno teme ir. David intentaba quitarle mítica al oficio de los reporteros de zonas de conflicto. No era para él una cuestión de testosterona, sino de tener algunas dudas y buscar las mejores respuestas. “Si no tienes ni idea de qué vas a preguntarle al diablo, ¿para qué ir al infierno?”, decía. Y no paró de ir al infierno porque no paró nunca de tener preguntas. Y ahora, por esas crueles casualidades de la vida, dos enormes curiosos desgraciadamente han muerto y el mundo se queda huérfano de un montón de buenas dudas«.

Alberto Rojas en El Mundo: David Beriáin, el reportero que lo hizo todo. «Cuando uno prepara un viaje mira antes quién ha estado por allí para llamarle y asesorarse. David había estado en todos lados. Nadie tenía más chinchetas en el mapa. Aunque le llamaras 20 veces 20 veces te atendía. Delante de él todos los compañeros éramos niños».

Daniel Burgui Iguzkiza en Noticias de Navarra: Un maldito silencio. «Hay toda una falsa imagen creada en torno a las periodistas que se dedican a cubrir conflictos o contextos donde se sufre la violencia. Al igual que pasa a veces con los himalayistas, personas que va a las montañas más altas. Nadie va allí a morir. Se va para vivir (…)

Antonio Villareal en El Confidencial: La primera batalla del caído Beriain: sacudir el avispero en lo más remoto de Argentina. «Tuvo que ser necesario un valiente becario llegado desde Navarra para iluminar por primera vez las tinieblas que durante décadas se enhebraron en Santiago del Estero. Como las noticias llegadas desde Burkina Faso, la historia del pasante Beriain tuvo un desenlace triste en que la oscuridad ha acabado imponiéndose a su breve fogonazo. Pero la grandeza del periodismo es que hasta una historia triste puede ser inspiradora. Por todos los becarios valientes que seguirán su ejemplo, descanse en paz».

Manu de la Chica en Medium: David, el periodista bueno. «David era el mejor. No hacía ruido. Siempre estaba atento. Se volcaba en cada trabajo. Se acordaba de ti, te animaba, te respetaba. Nunca se imponía. Creía en el ser humano, porque nada del ser humano le era ajeno. No era un yonqui de la adrenalina. David quería conocer y admitía que le daba miedo cada vez que escuchaba un disparo. O cuando se sentaba delante de un sicario y se daba cuenta de que podía entenderles y ponerse en un lugar. Él quería tender puentes. Era un hombre bueno». Y la entrevista que le hicieron entonces, aquí.

Fermín Torrano en Medium también: No estaba preparado. «No sé de dónde salió, ni cómo lo sabía, pero me miró y me dijo: “Siéntate, cuéntame”. Y ahí, en los bancos de piedra de las cristaleras, me atraganté ante unos ojos que parecían estar frente a su entrevistado más importante. Mi gran idea era que se llevara a un alumno de segundo a su próximo viaje. Quería aprender. No se rio, no interrumpió a pesar de mi desorden, me explicó cómo funcionaban los seguros de Discovery Max y me dio un consejo antes de hacerme apuntar su número: “Pasa por una redacción y llámame”. Aquella vez no estaba preparado».

Marina Sardiña en France24: Morir contándolo: así trabajaban los dos periodistas españoles asesinados en Burkina Faso. «Cargar con la mochila de años de experiencia detrás de la lente, documentando las historias más inaccesibles y difíciles, no protege a los reporteros de las desgracias. Este martes, después de más de dos décadas retratando la muerte ajena a miles de kilómetros de casa, los periodistas españoles Roberto Fraile y David Beriain fueron asesinados en Burkina Faso tras un ataque de un grupo armado contra el convoy en el que viajaban».

Manuel Jabois en El País: Periodismo español es esto. «Cuando escuchen “periodismo español” hagan el esfuerzo, además de pensar en titulares manipulados, noticias tendenciosas y activismo político, de pensar en los periodistas de medios locales y nacionales que hacen guardias de horas en tribunales, hospitales, ayuntamientos o comisarías, en periodistas que investigan noticias que les pueden costar la vida en los países en los que trabajan, en reporteros de guerra que viven y mueren contando lo que nadie más puede contar para que haya justicia y verdad en el mundo. Ese es el periodismo español que se debe leer, ver y escuchar, que se debe publicitar, del que se debe presumir y que se debe pagar».

Marc Marginedas en El Periódico: Beriain, un periodista sin barreras psicológicas ni techos de cristal. «Los reporteros conocemos, trabajamos y trabamos amistad a lo largo de nuestra vida profesional con un buen número de colegas. Con muchos colaboramos, compartimos datos y experiencias, investigamos temas, hacemos entrevistas… Pero hay una pequeña parte de ellos que dejan en nosotros una huella intensa y duradera, quedándonos con la sensación de que, además de camaradería y buenos momentos, a su lado hemos aprendido cosas y maneras de hacer que ignorábamos hasta el momento. En mi personal y subjetiva taxonomía, David Beriain pertenecía a ese segundo grupo de periodistas a los que un buen día, por alguna razón, tomé como referencia. Y ahí se ha quedado desde entonces»:

María Ramírez en Eldiario.es: David Beriain, el reportero trotamundos que se ponía en la piel de los demás. «“Si no tienes ni idea de qué vas a preguntarle al diablo, ¿para qué ir al infierno? Nuestra ocupación no es solo guerra. En cualquier situación de riesgo tenemos que dar con la solución de una ecuación con dos incógnitas: el riesgo y las consecuencias. Tú tienes que minimizar el riesgo y maximizar el resultado. Si consigo contar la historia sin ningún riesgo pero con toda la solución, soy el mejor. Mi trabajo no es correr riesgos”, decía en la entrevista de Nuestro Tiempo«.

Juan Andrés Muñoz en CNN en español: El mundo necesita gente como David Beriain. «Cuando David te escuchaba, te clavaba la mirada de tal manera que difuminaba el entorno, desnudaba tu alma y el mundo se limitaba a la conversación que estabas teniendo con él, como si ambos fuéramos las dos únicas personas en este planeta».

Noemí Petronacci en WebsCoruña: Un réquiem por David Beriain, un réquiem por la prensa de verdad. «Tenía una gran calidez al tratar con la gente y que estaba lleno de una energía envidiable. Era un gran observador testigo imparcial como pocos, relataba los hechos con claridad y sin adjetivaciones, sin juzgar, sin opinar para cerrar su relato.

Alexis Vicente, en el Diario Vasco, publica una entrevista inédita que le hizo hace unos meses. «Hay que ser consciente de que te puede costar la vida. De hecho, a compañeros mucho mejores, mucho más experimentados, les ha tocado. Este trabajo no es un asunto de cojones. De quien tiene más huevos para ir. No. No es una cuestión de locura. Consiste en resolver una ecuación, en una incógnita tienes los riesgos y en otra los resultados. El mejor día de mi trabajo es cuando consigo muchos resultados con casi ningún riesgo. El riesgo no es algo positivo. Es algo con lo que hay que vivir. El reportaje no tiene más mérito porque asumas muchísimo más riesgo. Las historias no son mejores porque corras más peligros. No me gusta el riesgo, aunque vivo con él».

Carlos Marañón en 20 Minutos: Un reportero como los de las películas. «David Beriain era un hombre directo, sin ínfulas ni artificios. Logró lo más difícil: ser extraordinario con armas muy sencillas. Navarro a conciencia, te contaba cómo había entrado en un Irak en guerra atravesando Siria en el doble fondo de un camión exactamente igual que te contaba cómo había ido a ayudar a su padre en el campo o que el último gol de Osasuna. Jamás se dio importancia, nunca se puso por delante de lo que contaba. La curiosidad, las ganas de aprender, su pasión por el relato de la realidad, su ilusión por alumbrar el camino a los estudiantes en sus visitas a las facultades, su compromiso con las historias de los más necesitados, su terquedad para meterse en líos a pesar de lo que sufría su madre cada vez que planeaba una nueva aventura». 

David Álvarez en Medium: Perder a David Beriain. «David no encontraba estas cosas porque fuera más valiente y así pudiera llegar al lugar donde crecen como campos de trigo. Tampoco porque tuviera más suerte. Era mejor. El mejor de todos nosotros. Y también más valiente, claro, quizá porque se exigía más cuando se cruzaba con una historia. Pero el arrojo, tan llamativo, no me parece el rasgo esencial de alguien que puede hacer llorar a un sicario y reír a mis hijos».

Rafa Cores en Medium: Querida Angelines. «De aquella no quería ser jefe, ni seguridad laboral, ni ninguno de esos objetivos que la mayoría nos ponemos. Él quería que le dejaran ir a los sitios y le publicaran sus historias. Por eso se fue a ADN, donde empezó a utilizar la cámara de vídeo y se dio cuenta del poder de las imágenes. Los medios tradicionales se le quedaron pequeños. El País Semanal le llamaba para un reportaje de portada sobre la producción de cocaína en Perú -lo que para muchos sería un gran éxito profesional- y él lo tomaba como preproducción de una historia mucho mayor».

Bostjan Videmsek en La Marea: Homenaje a mi mejor amigo, David Beriain. «David era el mejor periodista que he conocido jamás. Mi amigo era la persona más valiente que he conocido. Estaba lleno de pasión, de vitalidad, de humanismo, de lealtad, energía, sueños, alma, sensibilidad, ética, amor. Y de experiencia. David tenía al menos cuatro vidas intensas. Y al mismo tiempo, era el más joven. Permanecía siendo el más joven. Y siempre estuvo a mi lado. Como un maestro, como una inspiración, como un motor. Era mi voz interna, una voz interna mucho más valiente que yo. ¿Qué es la amistad si no eternidad?».

Roberto Saviano en Il Corriere della Sera: Ciao David, reporter gentile: il tuo coraggio ci mancherà. «David Beriain era uno di qui giornalisti che considerano la distanza una premessa di menzogna. Solo se stai vicino alle cose, se ne senti l’alito e ci affondi la suola delle scarpe puoi provare a trovare la strada della verità. David credeva in una semplice regola, lavorare per portare alle persone ciò che altrimenti non vedrebbero. Si fa il reporter per questo per nessun’altra ragione». [David era uno de esos periodistas que creen que la distancia es el preludio de la mentira. Sólo si estás cerca de las cosas, si sientes el aliento y desgastas el suelo de las zapatillas pueden intentar encontrar el camino de la verdad. David creía en una regla sencilla: trabajar para llebar a las personas lo que de otra manera no podría ver. Uno es reportero para esto y para nada más»].

En Radio Euskadi, un pequeño homenaje a Beriain y Fraile: Hay que hablar menos de ellos y escucharles más.

Aquí, enlances a los documentales en abierto de Beriain.

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Vía @fcomunav