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FTcoverAtención al largo post que ha escrito Chris Giles, editor económico del Financial Times: «Data problems with Capital in the 21st Century«, porque va a dar mucho que hablar. Está incluso en la portada del sábado.

En él, Giles explica cómo ha buceado en el ya célebre libro de Thomas Piketty y ha encontrado algunos errores, fallos y cuestiones metodológicas muy graves. La primera comparación, como era inevitable, es con la del famoso error de excel de Rogoff y Reinhart y el 90%. Pero lo que se explica en el blog es mucho más serio y va más allá, pues podría llegar poner en cuestión la tesis del economista de moda.

Giles sostiene que hay errores de varios tipos:

«Fat fingers» (dedos gordos). Los menos graves. Por ejemplo, equivocarse al picar datos de otra fuente y poner en la hoja de cálculos los números de Suecia en 1908 cuando debería haber puesto los de 1920. Un despiste.

«Tweaks» (alteraciones). Por ejemplo, cuando hay cambios en ponderaciones o fórmulas de ajuste, pero no lo explica en los apéndices técnicos. O cuando para unos países se usan unos y para otros, uno diferente. Y esto es muy grave, porque sería maquillar intencionadamente los datos. «In the US data, Prof Piketty simply adds 2 percentage points to the top 1 per cent wealth share for his estimate of 1970, as you can see that in the screen grab below. The 1970 formula is also interesting as it relates the top 1 per cent wealth estimate in 1970 to the change in a different source’s wealth share of the top 0.1 per cent (column F). This odd assumption is not explained and is possibly a simple excel problem«. (negrita mía)

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Medias no ponderadas. Se queja Giles de que en algún caso no pondere el peso de la población de un país al hacer la media entre varios. Y eso ya es más serio.

Construcción de datos. Se queja el periodista no de la construcción de datos donde no había fuentes anteriores, que es normal, sino de la forma en la que los ha hecho y de que no explique el método.

Selección inexplicable de fechas. Cree Giles que, en algo tan complejo y donde la disponisbilidad de datos y fuentes es delicada, es perfectamente legítimo usar, por ejemplo, las cifras de 1908 como equivalentes de 1910 si no hay más. Pero no entiende por qué usa los datos de Suecia de 1935 para un fenómeno de 1930… disponiendo de los datos de 1930.

Inconsistencia en el uso de las definiciones. Lamenta que para la elaboración de series use datos de diferentes fuentes sin aclararlo. Sobre todo cuando crean un «bias».

Cherry-picking data sources. Quizás lo más delicado. «There is little consistency in the way that Prof. Piketty combines different data sources». Vamos, que usa en cada caso no las más apropiadas, sino las que más convienen a su tesis. Y como añade: «If the problems outlined above made trivial differences to Prof Piketty’s final results, there would be little need to worry. But, as this section shows, the combined result of all these problems is to make wealth concentration among the richest in the past 50 years rise artificially».

La conclusión de Giles es que, con todo sumado, las conclusiones de Piketty, y valga la redundancia, no se sostienen: «There is no obvious upward trend. The conclusions of Capital in the 21st century do not appear to be backed by the book’s own sources.»

Porque, por ejemplo en el caso de Reino Unido, lo que le sale «appears to be the result of swapping between data sources, not following the source notes, misinterpreting the more recent data and exaggerating increases in wealth inequality». Los datos que le salen a él sobre concentración de riqueza del 10% más rico son muy inferiores a los del francés. Él dice que nunca bajaron del 60%, pero a Giles le sale en torno al 50% y quizás más cerca incluso del 40%.

El diario llamó a Piketty para exponerle las críticas, y le ha publicado una respuesta: «Piketty response to FT data concerns«. Es una respuesta elegante y educada, pero que no responde a lo que se destaca, la verdad.

Dice que se alegra de que el FT use las tablas que ha colgado, porque están para eso. «I want to promote an open and transparent debate about these important and sensitive measurement issues (if there was anything to hide, any “fat finger problem”, why would I put everything on line?)». No entiendo la relación entre poner los datos y los posibles errores no intencionados.

Dice también, que en un campo como el suyo, con fuentes tan diversas y problemáticas, hay que hacer selecciones y ajustes. «I have tried in the context of this book to make the most justified choices and arbitrages about data sources and adjustments». Y señala que está seguro de que la base de datos irá mejorando en el tiempo. Y que de hecho, hay datos nuevos publicados que superan los suyos en algunos casos, pero que no estaban disponibles antes.

Cita, por ejemplo, un nuevo paper de Saez y Zucman y afirma que «As you can see by yourself, their results confirm and reinforce my own findings: the rise in top wealth shares in the US in recent decades has been even larger than what I show in my book».

Y concluye: «Of course, as I make clear in my book, wealth rankings published by magazines are far from being a perfectly reliable data source. But for the time being, this is what we have, and what we have suggests that the concentration of wealth at the top is rising pretty much everywhere. Of course, if the FT produces statistics and wealth rankings showing the opposite, I would be very interested to see these statistics, and I would be happy to change my conclusion!».

Es decir, ni una palabra sobre las críticas concretas del libro, los errores, la selección y las medias. Pero sospecho que el debate irá a más en los próximos días.

Las críticas concretas, a primera vista, parecen muy fuertes, y algunas indiscutibles. Que eso cambie la tesis central de Piketty no lo tengo claro. No aún. No digo que no, sino que es demasiada información y es algo que está por encima de mis capacidades.

Además, se concentran, por ahora, sólo en una de las partes del libro, la del aumento de la desigualdad en algunas zonas. No afectan a otras.

ACTUALIZACIÓN

Ya tenemos algunas reacciones. Krugman reconoce que hay «algunos errores claros» y que Piketty tendrá que explicarlos, pero estima que en realidad no importan mucho porque la tesis sigue siendo válida, ya que hay toneladas de evidencias de que la distribución de ingresos cada vez está más concentrada, y «It’s just not plausible that this increase in the concentration of income from capital doesn’t reflect a more or less comparable increase in the concentration of capital itself».

Es posible que Krugman tenga razón, pero no entiendo esa línea de defensa. El libro tiene errores, vale. Pero las conclusiones de todas formas están bien porque sabemos que es así por otras fuentes. Si fuera para el caso contrario, como con Rogoff, podrían el grito en el cielo. Si hay otras fuentes sin errores, y Giles lleva razón, habrá que usar esas y no El capital en el siglo XXI, ¿no?

Justin Wolfers, en The New York Times, hace una defensa, o al menos relativización, mejor: «A New Critique of Piketty Has Its Own Shortcomings«. Elogia el trabajo del FT buceando en los datos, pero señala que las conclusiones de Giles van demasiado lejos. Aplaude que hayan encontrado errores, pero indica que lo que el diario ve como enormes diferencias, no lo serían tanto. «While it’s quite natural for a journalist to emphasize the differences between his findings and those of a famous author, the most striking fact is how closely The F.T.’s analysis agrees with Mr. Piketty’s. Their preferred time series for the evolution of wealth inequality in the United States, Britain, France and Sweden are remarkably similar».

Y cree que «The FT does a nice job in raising specific concerns with specific data points. But in trying to put together its own series, the paper is at least as guilty as Mr. Piketty of making some pretty big assumptions about the comparability of quite different data sets».

Ryan Avent, en The Economist, toma partido también. Avent es el que hizo el resumen capítulo a capítulo del libro, y es bastante fan en líneas general. Su artículo se titula: «A Piketty problem?«. Y sostiene lo mismo que Krugman o Wolfers: las críticas son acertadas, pero las conclusiones, no.

«However, the analysis does not seem to support many of the allegations made by the FT, or the conclusion that the book’s argument is wrong».

Luego pasa a analizar, en cuatro categorías, los errores y críticas. Sobre las erratas no tiene mucho que aportar. Sobre si el cambio de números modifica la tesis, en cambio, sí: «For France and Sweden the picture is most clear: there are some differences in Mr Giles’s work and Mr Piketty’s but the trends are basically unchanged«. (negrita mía)

Además, y en todo caso, Avent cree que nada de lo destacado, incluyendo el caso británico, el más polémico, deslegitima el libro: «The fourth question is whether the book’s conclusions are called into question by Mr Giles’s analysis. If the work that has been presented by Mr Giles represents the full extent of the problems, then the answer is a definitive no, for three reasons. First, the book rests on much more than wealth-inequality figures. Second, the differences in the wealth-inequality figures are, with the exception of Britain, too minor to alter the picture. And third, as Mr Piketty notes in his response, Chapter 10 is not the only analysis of wealth inequality out there, and forthcoming work by other economists (some conclusions of which can be seen here) suggests that Mr Piketty’s figures actually understate the true extent of growth in the concentration of wealth».

Eso sí, como buen periodista de The Economist, pide prudencia y escribe: «However, given the questions that have been raised it would be inappropriate to say anything definitive».