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Archivos mensuales: marzo 2025

El odio

25 martes Mar 2025

Posted by suanzes in Historias, Periodismo

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Luisge Martín ha escrito un libro sobre José Bretón, el hombre que asesinó a sus hijos para hacer daño a su ex pareja. Sus referentes y ambición son Truman Capote y Emmanuel Carrere. La madre de los niños, Ruth Ortiz, ha solicitado la paralización del libro, y la editorial, Anagrama, ha suspendido temporalmente su distribución mientras valora las posibles consecuencias, supongo que no sólo legales.

ACTUALIZACIÓN 27 de marzo: la editorial ha decidido suspenderlo indefinidamente tras la polémica provocada.

No he leído el libro. No tengo ningún interés especial en el true crime ni veo ninguna serie al respecto, pero claro que tengo curiosidad sobre la mente de un asesino. No tengo ‘dudas’ jurídicas, no creo que el libro pueda o deba ser prohibido, censurado, bloqueado por un juez. El debate es otro, y es más que interesante. Aquí una recopilación de lecturas con posiciones desde todos los puntos de vista, aunque son abrumadoramente a favor de la publicación del libro, tanto desde el punto de vista jurídico como moral, y muy pocos sobre el libro en sí, ya que no ha salido a la venta y sólo unos cuantos periodistas han tenido acceso.

No están ordenados o jerarquizados de ninguna manera. En rojo destaco cuando el autor o la autora dejan claro que lo han leído.

Cualquier otro que hayan leído o crean interesante, no dejen de decírmelo y lo incluyo.

En El Confidencial, una prepublicación antes de la polémica: Cara a cara en la cárcel con José Bretón, el asesino de sus hijos: «Me pudo la impaciencia».

En El País, una previa también sobre el proceso del libro: Luisgé Martín, el escritor que conoció al asesino

– Daniel Arjona, en El Mundo tras leerlo, dice que cuando uno acaba «siente entre las manos un objeto viscoso y sucio. Y no tanto por el retrato del criminal despreciable que mató y quemó a sus dos hijos pequeños como por la sospecha de que el escritor nunca tuvo claro lo que quiso hacer y aún así, lo hizo. Con desagradables consecuencias(…) Lo diremos una sola vez, aunque maldita la falta que hace. El odio debe difundirse y encontrar sus lectores. Serán muchos, además, después de lo ocurrido». Y sin embargo, dice, más allá de la calidad literaria, o la falta de ella, hay un elemento fundamental: «¿Cómo es posible que Luisgé Martín, cuando al principio de El odio, analiza cuatro causas posibles que expliquen por qué a Bretón «le entusiasma colaborar con él», omita la más evidente? Cita el deseo de confesión, la pura vanidad, la justificación de sus actos y, por último, la soledad. Pero no se ocupa, o no quiere ocuparse porque quizás entonces no podría dar rienda suelta a su fascinación, de lo que la madre no ha dudado en observar: el deseo de continuar causándole con la publicación de estas 177 páginas todo el dolor posible«.

– Marina Perezagua en Jotdown: Mirar el abismo: cuando el dolor pide silencio y la libertad exige palabras. La escritora dice que en el fondo sólo hay una cuestión, por jodida, que sea: «¿tiene una sociedad el derecho —o incluso el deber— de enfrentarse al mal en estado bruto, sin filtros ni anestesia?». Su tesis es que «vivimos tiempos en los que la censura ya no se impone a golpe de decreto, sino bajo la forma más insidiosa del paternalismo moral. Se la disfraza de compasión, de respeto a las víctimas, de sensibilidad institucional. Me pregunto si esa “sensibilidad” no es otra cosa que miedo: miedo a lo que ciertas obras podrían revelar sobre nuestra condición, sobre nuestros límites, sobre el vacío que se asoma cuando dejamos de mirar desde la comodidad de lo soportable y nos adentramos en el territorio de lo insoportable», y en consecuencia cree que el libro claro que debe publicarse. Y que «Desde la empatía más absoluta hacia Ruth Ortiz, cuya pérdida no admite comparación posible ni consuelo alguno», hay que recalcar que «el dolor no puede ser criterio jurídico. Ser víctima otorga muchas cosas: dignidad, respeto, reparación. Pero no confiere la prerrogativa de censurar la mirada del otro«.

Completamente de acuerdo, pero no entiendo la parte en la que se atreve a decir(le) que «ojalá existiera un libro capaz de aliviar el sufrimiento de Ruth Ortiz, pero ese libro no puede existir. De la misma manera, tampoco imagino que exista un libro que pueda incrementar su dolor. Pero aun asumiendo que las palabras ajenas pudieran reabrir el sufrimiento de esta madre (tarea que como digo considero imposible)». Terrible arrogancia intelectual

– Pilar Álvarez en El País leyendo las galeradas: ¿Por qué nadie avisó a Ruth Ortiz? Un libro como forma de maltrato. ‘El odio’, la obra sobre José Bretón, es un vehículo para perpetuar el daño sobre la madre de los niños asesinados, a la que nadie tuvo en cuenta en el proceso. «Inexplicablemente, ni el autor ni la editorial contactaron en ningún momento con Ruth Ortiz para contarle lo que estaba haciendo. “Cuando inicié el proyecto de este libro (…) tomé la decisión —quizá equivocada— de hablar únicamente con José Bretón. Mi propósito era tratar de comprender la mente de alguien que había sido capaz de asesinar a sus propios hijos, y para ello me resultaba distractivo cualquier otro punto de vista, especialmente el de Ruth Ortiz, a la que, en cualquier caso, no me habría atrevido a mortificar con indagaciones”, escribe el autor de El odio. No la quería mortificar con indagaciones, pero no pensó en todo lo que podría suponer para ella lo que iba a describir en su obra. No la alertó de que iba a sacar un libro donde relata pasajes de su vida, recrea la convivencia entre ambos, desmenuza detalles del asesinato de sus niños narrados por Bretón. No reparó en que puede haber cosas que no son como le dice el asesino y él cuenta en su libro. ‘Lo tengo ya en el pasado’, decía Ruth Ortiz sobre su verdugo. Desgraciadamente, este libro le ha devuelto a Bretón a su presente«.

– Bruno Pardo Porto en ABC, tras leerlo: El libro que ‘quitó’ la voz a José Bretón sin dársela a Ruth Ortiz, «La primera carta se la envió en julio de 2021. En total intercambiaron unas sesenta, según las cuentas de Martín. Las primeras, precisa en el libro, estaban escritas con una «limpieza maniática»: líneas rectas, caligrafía cuidada, márgenes exactos, ninguna tachadura. «Más tarde, a medida que íbamos estableciendo una relación de confianza personal, Bretón comenzó a escribir con menos entumecimiento». En verano de 2022 hablaron por teléfono por primera vez, en una conversación que duró ocho minutos, que es el tiempo que duran las llamadas autorizadas. Luego hubo más (…) Martín se pregunta por qué Bretón accede a participar en su obra. «Me entusiasma tu propósito», le dice el asesino. El escritor baraja cuatro opciones: el deseo de confesión; una vanidad enorme, propia de un narcisista; la posibilidad de conseguir algún beneficio, como colar su relato; y por último, la soledad. Martín marca distancias y no se decanta por ninguna de esas explicaciones. Pero al final del libro (página 131), reconoce: «De repente me encontré sintiendo hacia José Bretón un afecto que me avergonzaba e incluso me enfurecía».

– Tras leerlo, Juan Soto Ivars en El Confidencial: He leído el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón: muchos aciertos y un error insensible. «Porque es un libro terrible. Lo digo sin paños calientes y como un mérito literario. Terrible, porque lo pretende. Luisgé Martín tiene un gusto por la oscuridad que roza la impudicia baudeleriana. Lo demostró con La mujer de sombra, novela que aborda perversiones sexuales con los niños (…) Ha sido un acierto literario que Luisgé Martín utilice a José Bretón como única fuente directa, más allá de los sumarios judiciales y recortes de prensa que recogen la opinión de Ruth Ortiz y otros testigos. Sin embargo, justo por este afán literario de conocer y narrar el odio homicida sin intermediarios, viene el error más insensible y cuestionable por parte del autor y su editorial. No han querido hablar con Ruth como fuente para escribir el libro, pero me sorprende la torpeza y la negligencia de no contactar con ella, antes de la publicación, para explicarse y acompañarla.».

Violeta Assiego en Eldiario.es: La libertad creativa de un asesino confeso. «Quizá el autor no lo sepa –o no lo quiera saber porque piensa que tiene el historión de su vida entre manos– y parece que la editorial tampoco se da cuenta –quizá porque está pensando en las ventas–, pero Bretón los está utilizando e instrumentalizando para volver a agredir a su exmujer. El libro que Anagrama defiende como libertad creativa es, en realidad, la libertad recreativa que un asesino se está tomando para volver a violentar a Ruth Ortiz y a sus dos hijos. Porque a pesar de no estar vivos, vulnera sus derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen (…) No se trata de prohibir un libro. Se trata de que un libro no sea una extensión de la violencia machista que un hombre ha ejercido contra su mujer y sus hijos. Ese es, a mi juicio, el foco cuando para José Bretón (según confiesa) es tan importante su impunidad. La publicación íntegra de su versión y de su crueldad sin que haya ningún tipo de filtro que piense en cómo esto daña y afecta a Ruth Ortiz, es impunidad.

– Borja Martínez , tras leerlo, en El Independiente: El gran problema de ‘El odio’: ¿Dónde está Ruth Ortiz? “El resultado es un true crime deslavazado y oportunista, anegado por la escatológica adjetivación marca de la casa y disfrazado de reflexión profunda en torno al mal que no renuncia al efectismo. Como cuando asegura que en la víspera del crímen «Bretón seguía confiando en que su mujer le llamara y detuviera la cuenta atrás, pero Ruth, que ni quiera había leído la carta», la famosa carta, «no le llamó». O en la risible despedida en el locutorio de la cárcel. «Hice un gesto melodramático que había visto en las películas carcelarias muchas veces: puse la palma de la mano abierta en el cristal. Bretón no lo hizo .El odio ha obtenido una inmerecida relevancia, antes incluso de ser publicado, por una sucesión de errores. El más grave, el de un sistema editorial que ya no edita: que no pone a los autores consagrados ante los problemas de sus textos, que no somete su vanidad al escrutinio de un profesional de la claridad, la pulcritud y el rigor. Una edición bien entendida –y ardua– de El odio hubiera evitado esta lamentable colisión de derechos fundamentales que aflige innecesariamente a una víctima y que se resolverá con la publicación del libro, porque si yo lo he leído usted también debe poder hacerlo, porque los libros no se prohíben y porque el daño ya está hecho (y habrá que resarcirlo)”.

– Antonio Maestre en La Sexta antes de leer el libro: El dolor de una víctima no puede ser ley. «»Los argumentos que se esgrimen para justificar el secuestro y la censura de El odio de Luisgé Martín pasan por decir que como lo ha pedido la víctima ya no hay más posibilidad de debate y hay que cumplir su voluntad sin importar cuántas y qué derechos fundamentales se violan con su exigencia, a explicar que como hay expertas que consideran que el libro, que no han leído, supone una revictimización es preceptivo prohibir su publicación».

Y después de leerlo: No puedes conocer al asesino sin conocer a su víctima. «El odio, de Luisgé Martín, no tenía que haberse publicado, no todavía, no como lo ha hecho, pero porque es un libro incompleto, fallido, que ni siquiera logra lo que el autor se había planteado en sus primeras páginas. El autor, el editor y quienes leyeron el borrador, que fueron muchos, debieron prever que una obra con un contenido tan delicado solo puede salir estando perfectamente cerrado y limpio. Y este texto no lo está. Es un error editorial. De forma y de fondo» (….) El libro en ocasiones adquiere tintes frívolos que sobran en un libro de esta temática. Los pasajes donde explica que su familia le compra calcetines, o sobre todo, en mi parecer, el inicio del libro donde el autor explica que hace un listado de la gente que ha conocido en su vida y que hubiera merecido morir creando una escala de bondad-maldad medida en un baremo que va de Nelson Mandela a Adolf Hitler. Eso sí. No creo justo que se haya considerado que el libro es un vehículo de José Bretón hacia la revictimización de Ruth Ortiz. No he encontrado eso en el libro en ningún pasaje, a no ser que creamos que el simple hecho de hablar del crimen lo es. Si es así no lo es más que cualquier documental, noticia o artículo que lo haga en cualquier forma. No dudo que esa hubiera sido la intencionalidad de José Bretón cuando se muestra entusiasmado con la posibilidad, pero el autor no le da esa oportunidad en el libro.

– Arcadi Espada en El Mundo: La desgana del destino. «Mi interés sobre este tipo de hombres es escaso. Alguien capaz de hacer lo que hizo Bretón merece el interés de los neurocientíficos, de los genetistas, quizá de los psiquiatras. Es decir, de todos aquellos que puedan trazar la ruta probable de su desvarío. Una vez pasaran ellos quizá tuviera interés relatar sus hallazgos. Por el contrario, encararse con Bretón desde el pensamiento literario ya está descatalogado. Y mucho más si la conclusión es el insufrible tópico escolar de que todos podríamos ser Bretón, como Martín declara, incurriendo, además, en una incorrección impropia de su tribu: todos y todas, Martín (…) Un escritor tiene derecho a jugarse su honor, su dinero, su libertad y hasta su vida con la escritura, y no hay un sistema democrático digno de sí mismo que pueda privarle cautelarmente de ese derecho.»

– Sergio del Molino en El País, sobre su amigo pero sin leer aún el texto: Luisgé Martín y la industria del ‘true crime’. «Ruth Ortiz está en su derecho de ejercer las acciones que crea convenientes, y la justicia dispondrá lo que sea. Nadie puede cuestionar su dolor, ni dejar de comprender e incluso compartir su rabia. Pero no es Luisgé Martín quien ha causado el daño. De Bretón son las palabras, suya es la culpa. Al igual que el resto de los asesinos que hablan, balbucean, mienten, lloran y lastiman en los cientos de documentales que mucha gente verá esta noche mientras vapulea por las redes sociales a un escritor».

– Jesús García Calero en ABC: Por qué el libro de Luisgé Martín sobre el crimen de José Bretón debe publicarse. «La narración incluye el proceso de escritura, las dudas sobre su pertinencia y la descripción del desamparo carcelario del criminal. Lo que en las noticias fue fundamental, el rigor al informar y el resultado del proceso, es en este caso, en el libro, secundario. Importa más adónde lleva Luisgé Martín al lector, si vale la pena el viaje a un odio y un dolor que, por muchas palabras que le pongamos, no tendrá nombre. Debe publicarse el libro. Y quien quiera que lo lea y piense si le valió la pena sentir algo difícil, nauseabundo, cuando la lectura de ‘El odio’ llega a su fin».

– Muy dura Adriana T. en Contexto: Por qué alguien querría convertirse en portavoz de un asesino. “Me provoca mucho repelús la gente que, fingiendo un interés erudito –que a duras penas logra ocultar una curiosidad morbosa muy pueril, o quizá una especie de fascinada admiración–, vienen a preguntarse, poniendo carita solemne, qué demonios habrá en la mente de esos asesinos malvados. Como si el asunto fuera un misterio de todo punto incognoscible y ellos se dispusieran, revestidos de sacerdotes literarios, a revelarlo ante nosotros, los profanos. Como si hablar con criminales les provocara el mismo placer maravillado que echar una ojeada al cielo nocturno y preguntarse por las estrellas que titilan a lo lejos. Como si el gusto por lo escabroso denotara una intelectualidad elevada, un grado de sofisticación fuera del alcance del público menos refinado”.

– Maite Rico en El Mundo: La voz del asesino y la censura previa. La libertad de expresión también existe para los criminales, y el dolor no otorga autoridad para poner mordazas. «Recientemente Patricia Ramírez, madre del Pescaíto, el niño asesinado en Almería por la entonces pareja de su padre, logró que una productora desistiera de rodar un documental cuya estrella era aquella mujer sórdida. Pero Ramírez va más allá en su batalla y pretende que «ningún preso pueda conceder una entrevista». En un Estado de Derecho la libertad de expresión también existe para los criminales, y el dolor no otorga autoridad para poner mordazas».

– Víctor J. Vázquez en El diario de Sevilla: El escritor y un asesino abyecto. «El escritor, sin embargo, puede querer abandonar la ficción y hacer literatura sobre la base de un pacto distinto en el que ya no pide al lector que haga como si cree, sino que directamente lea como cierto su relato. En estos supuestos, la libertad de creación no disfruta de ese carácter ilimitado que otorga la excepción de ficción, sino que puede entrar en conflicto con otros bienes jurídicos, muy especialmente con el honor o la intimidad, pero también con la memoria de aquellos que, ya muertos, son protagonistas de ese relato. El literato no pierde aquí su libertad para crear, pero su obra ya no puede ser libérrima para emocionar o compungir con cualquier recurso, sino que ha de atender a límites que son propios de la lex artis periodística, como la relevancia pública o la veracidad».

Un punto relevante porque Bretón, precisamente, escoge o acepta a Martín porque es escritor y no periodista: «Ellos creen que su obligación es destruirme y no tienen necesidad de escuchar lo que les digo», afirma en la pieza de prepublicación mencionada al inicio del post.

– Casimiro García Abadillo en El Independiente: La voz del asesino. «Tanto desde el punto de vista legal, como, sobre todo, desde una perspectiva moral, el libro de Luisgé Martín, El Odio, no debería ser difundido por respecto a Ruth Ortiz».

– Germán Teruel en Letras Libres sólo sobre el debate jurídico, no el trasfondo moral o la calidad de la obra: El caso de “El odio”: libertad, censura y protección de las víctimas. Por todo ello, con la prudencia debida al no haber podido leer la obra, creo que estamos ante uno de esos manjares solo aptos para estómagos sanos, como señalara J. Milton, pero que una sociedad abierta y plural tiene que admitir como legítimo ejercicio de la libertad. Una sociedad que, al mismo tiempo, ha de encontrar también fórmulas para acompañar y dar su calor a las víctimas de tan trágicos delitos sin tener que caer en la censura».

– Isabel Valdés en El País: ‘El odio’: la colisión de la libertad de creación y los derechos de las víctimas. «Varias especialistas coinciden en que el libro de Luisgé Martín supone una violencia directa y extendida hacia Ruth Ortiz, y en que el problema no es el tema que trata sino cómo se abordó».

– Elisa Beni en Eldiario.es: Quiero elegir si leo o no El odio. «Quieren matar un libro antes de que nazca porque dicen que causará dolor a una persona, mas eso no es motivo suficiente. Libros han nacido que han causado dolor a masas completas. Los libros no son el mal, el mal está en algunos de sus lectores».

– Pedro Simón en El Mundo: Necesitaba decir que se arrepentía. «Lo peor que le podría pasar a Anagrama es que el libro (paralizado por la Justicia) se vendiera como rosquillas a 17,95 euros; que la cubierta ocupase el espacio de los más vendidos en las librerías; que fuese el gran hito lucrativo de la editorial en 2025; ese neón. Porque ni el libro es un viaje a la mente del asesino, ni Luisgé es Capote ni Carrère (quién lo es), ni los tiempos de El odio tienen nada que ver con los de A sangre fría.

– Diego S. Garrocho en El País: José Bretón, el mal infinito. «Los seres humanos no sabemos lidiar con el mal infinito. Cuando el error moral es mesurable, podemos comprenderlo y acotarlo. Todos hemos cometido errores, y en el corazón de cualquier persona anidan pasiones miserables. También en la suya, lector, o en la mía. Porque si no, no seríamos humanos. Pero lo monstruoso, por fortuna, no está al alcance de cualquiera y su mera concepción supone un desafío para las categorías con las que normalmente ordenamos la realidad. Hay cosas que se hacen infinitas no porque se antojen colosales, sino porque simplemente hacen añicos la vara de medir. La maldad perfecta, la expresión superlativa del odio o los confines patológicos del egoísmo humano generan un terror fascinante desde su mera contemplación».

– Alfonso J. Ussia en ABC: El odio de Luisge Martín. «Muchas veces nos quejamos de que los telediarios son un reguero de sucesos. Pero la cosa no está en la libertad de expresión de publicar cosas que se dicen «malas», sino en el hecho de sentirlas, es decir, de incomodar, de no gustar, y de escribir sabiendo que tu obra va a molestar o a doler, como es el caso de ‘El odio’. Pero es precisamente ahí dónde la libertad de expresión adquiere una importancia fundamental. Porque si un escritor no puede teclear sobre un crimen, sobre cómo es la cabeza de un asesino y, además, aportar las confesiones que no hizo en sede judicial, estamos perdiendo la libertad de escribir sobre lo que nos dé la gana. ¿Acaso no tiene interés saber cómo funciona la mente de un depravado como Hitler? No se debe prohibir ‘El odio’ de Luisgé Martín. No es un terapeuta, no es un psicólogo: es un escritor. La libertad es poder elegir, no prohibir

– Noemí López Trujillo, en Newtral, no sobre el caso en si, sino sobre El fenómeno ‘true crime’ a raíz del libro de José Bretón: la obsesión masculina por desentrañar la mente de los asesinos. «Más allá de las implicaciones éticas que puede conllevar la publicación de un true crime literario de estas características —que cuenta solo con el testimonio del asesino—, la frase de Martín reconoce que su punto de partida es una obsesión por desentrañar un misterio aparentemente insondable: la crueldad humana. Un enfoque que se inserta en la cultura masculina del mindhunter —cazador de mentes—«.

– Silvia Nanclares en Público: Los calcetines de Bretón. «El propio título de El odio o tildar a Bretón como monstruo invisibilizan la violencia estructural que se quiere analizar, que es la violencia machista. Llamadme simplista pero la única explicación de estos crímenes es la misoginia. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas, ni siquiera 177 páginas en papel ahuesado. ¿Por qué hablar de violencia extrema en general pudiendo hilar más fino?».

– Interesantísimo esto de Elisabeth Duval en Kaminker: La ética de reescribir vidas ajenas. No sobre el caso, que aborda un poco de pasada y como percha, sino sobre la creación literaria a partir de un par de ejemplos de la vida real. «Casi nada se habla del libro en sí o de su calidad, hecho normal, por otra parte, en un texto cuya publicación ha sido retenida; todas las consideraciones ético-morales, además, se centran en su publicación, cuando también cabría hacerse las preguntas oportunas sobre qué ética trasluce de la propia conversación que los lectores o no lectores están teniendo en redes sobre el libro y su paratexto. Luisgé Martín construye el texto sin una particular reescritura y reelaboración, retomando correspondencia y transcripciones; a nivel de crítica genérica, podríamos casi acercarlo más a la crónica o a una forma elaborada de no-ficción, pero difícilmente a cualquier cosa semejante a una novela. Me parece que los otros casos plantean preguntas algo más interesantes y para las cuales sí que no tengo respuestas, pero sobre todo un punto de partida en el que encuentro la raíz del problema: la ética no de la recepción o distribución, sino de la creación literaria, la forma en la que pergeñamos textos o artefactos, para qué y cómo lo hacemos, con qué intenciones y motivos. No creo que nos hagamos todo el rato las preguntas adecuadas cuando creamos; somos igual de caprichosos e irracionalmente humanos en la creación que en todo lo demás. Y, quizá, buena parte del debate, drama y discusión pública al que asistimos hoy se habría ahorrado si, en ese instante de la creación, la forma en la que el autor se preguntara por su responsabilidad ética hacia las personas que convierte en literatura o a las que van a afectar sus daños colaterales fuera distinta».

– Federico Jiménez Losantos en El Mundo: Humillar a una víctima no es libertad de expresión. «José Bretón es uno de los asesinos más abyectos de la historia de España, mató a sus dos hijos pequeños para hacer todo el daño posible a su esposa, Ruth, como acabó confesando sin remordimiento alguno; y se le condenó a prisión permanente revisable, la máxima pena, demasiado mínima, de un ordenamiento jurídico compasivo con los asesinos y cruel con sus víctimas. Pero, como es famoso, ha urdido un plan para seguir machacando a su víctima: que alguien le haga un libro en el que se recree en los detalles de su crimen y siga disfrutando de la humillación de Ruth. Así que llamó a un escriba de Sánchez, que va de Truman Capote y no pasa de Irene Lozano. Este, a espaldas de Ruth, encantado».

– Manuel Jabois en El País: Bretón entusiasmado. «Mi problema con el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón es que, cuando el autor le escribe a la cárcel para sugerirle la idea, el asesino de Ruth, de seis años, y José, de dos, responde: “Me entusiasma tu propósito”. Ese era un momento extraordinario para abandonar el libro si lo que se quería era hablar con Bretón y nada más que con Bretón. La mejor manera de entrevistar a un asesino es convencerlo; la peor, que el asesino, con la orden de no comunicarse por ningún medio con su víctima, estuviese esperando la entrevista como agua de mayo. No se puede hablar con un asesino que está más contento con la charla que tú, y sobre todo no se puede inferir de su entusiasmo cuatro razones peregrinas y obviar la que está a la vista de todos, que es la de continuar torturando a su exmujer desde prisión después de matar a sus dos hijos, cumpliendo aquello que anunció el comisario de Córdoba a Marlasca y Rendueles en el libro Territorio Negro: “Cuando nadie se acuerde ya de él, contará con todo detalle lo que hizo con los niños. Y lo hará, como siempre, para hacer daño a Ruth”.

– Manuel Arias Maldonado en Letras Libres: Sistema cultural y abyección verídica.»Todo indica que seguimos sin comprender la distinción entre realidad y representación; con demasiada facilidad se da por supuesto que el espectador sufrirá al contacto con la obra una irremediable transformación moral. Es como si nos viéramos arrastrados una y otra vez al patio de Alonso Quijano, donde el cura y el barbero se dedican a quemar los libros de caballería que han vuelto loco al viejo hidalgo; como es sabido, los nazis harían mucho después una hoguera real de consecuencias mucho más serias. En todo caso, los datos no avalan la hipótesis de la hipnosis masiva: aunque el nivel medio de cada país viene dado por el nivel medio de los productos culturales que consumen sus habitantes, las últimas décadas no han visto un aumento de la violencia condigno al incremento de la oferta literaria y audiovisual que contiene violencia o crudeza o abyección. En una sociedad abierta, donde los públicos se fragmentan y solapan, la conformación de la subjetividad es un asunto mucho más complicado de lo que suele pensarse y no hay razones suficientes para acabar con el paradigma vigente: aquel que otorga primacía a la libertad de expresión, salvo que concurra vulneración de derechos fundamentales, dejando que sea el cuerpo social quien decida si una obra es valiosa o irrelevante».

– David Jiménez Torres en El Mundo: Bretón y la literatura: una polémica viscosa. «as comparaciones con Capote son problemáticas: A sangre fría no es un libro extraordinario solo por el episodio que aborda, sino porque está maravillosamente escrito. Los argumentos sobre la autonomía de la literatura frente a la ética no deberían depender de la calidad de cada obra, y, sin embargo, parece que es más fácil tolerar que un autor se tome ciertas licencias si el resultado es asombroso. Si El odio quedase muy lejos de las alturas literarias de A sangre fría, ¿se argumentaría con la misma contundencia que estaba bien ignorar las protestas de la víctima? Y, en caso de que sí alcanzara esas alturas, ¿sería menos real el dolor que se habría causado a Ruth Ortiz? El debate resulta viscoso, en parte, porque hay mucho en nuestra relación con la literatura que también lo es».

– Víctor Lenore en Voz Populi sobre el autor más que sobre la obra: ¿Vale todo en literatura? La controversia tras el libro sobre José Bretón. «Es legal poner la literatura por encima de los sentimientos de los demás, pero no lo es hacerlo y encima querer quedar como un señor (…) En cada entrevista de Martín suele haber media docena de frases redondas, entre indecentes y escalofriantes. Para no abrumarles mucho, les citó la que me parece definitiva: “Si yo pudiera elegir, elegiría no haber nacido, porque me parece que es un esfuerzo innecesario. Si uno no comparte esa premisa, normal que no entienda mi postura cuando digo que me da igual cargarme la literatura y el arte”. Por lo que sea, Anagrama ha preferido invocar a Capote y Carrère antes que compartir estas reflexiones de su autor, alguien deseoso de renunciar a su humanidad y a cultivar su oficio a cambio de ser feliz como un cerdo en una pocilga».

– Winston Manrique Sabogal en WMagazine: El mal: el deseo de los escritores por saber sus motivaciones y la fascinación que despierta en las personas. «La clave en toda obra de arte es el cómo, mucho más que el qué, pues los qué son los mismos siempre. El secreto es el cómo en su forma y en su fondo lo que lleva implícitas preguntas como por qué o para qué, cuál es la intención de la obra, ningún acto humano es gratuito. Todo es susceptible de ser tratado por un creador donde el cómo es lo que lo elevará a categoría de arte o de respeto o de responsabilidad. Y, llegado el caso, pueden ser asuntos delicados, polémicos, cuestionables ética o moralmente, según la época y la sociedad, vidriosos, resbaladizos, señalados, neblinosos o criticados. A todo eso se expone el creador, al menos en un mundo libre y democrático. Ello ante el riesgo de hacer apología, blanqueamiento del verdugo de manera consciente o no o de expresar más o menos comprensión sobre el asesino, de manera consciente o no, debido a que el autor ha investigado y conocido diferentes facetas humanas del monstruo que el público no ha vivido, y que pueden chocar con lo que cada persona/lector/espectador puede considerar tolerable».

Filósofos catastróficos y la ‘reivindicación’ de Unabomber

24 lunes Mar 2025

Posted by suanzes in Filosofía, Historias

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1) Largo y sugerente texto de Alberto Penadés en Letras Libres: Filosofía catastrofista. Un tipo de reflexión que cada vez es menos habitual en nuestra lengua, tras la progresiva desaparición o reducción de las revistas. Todo lo que sea burlarse de Žižek o de Byung-Chul Han, «esta versión Coelho de lo peor de la Escuela de Frankfurt», está bien y es necesario. Pero de la mano de Voltaire, Pombal o Rousseau va más dentro:

«Criticar era para Kant, y aun para Marx, explorar las condiciones de posibilidad de lo que sabemos y afirmamos. En un sentido lato, pensamiento crítico es aprender a reconocer ambigüedades en los conceptos, generalizaciones infundadas, equivalencias solo aparentes, demostraciones incompletas, afirmaciones para las que se necesitan datos, la naturaleza probabilística de los hechos, y a reconocer datos fiables. Esto es más o menos lo que hacen los científicos en sus especialidades. Nadie dice hacer “ciencia crítica”, que yo sepa (iluminados y construccionistas aparte), aunque cualquiera entiende que la crítica científica es tan parte de la ciencia como los experimentos o los manuales. Nos queda lejos saber cómo se llegó de la crítica filosófica que posibilita el conocimiento a la “crítica” entendida como (supuesto) desenmascaramiento de cualquier afirmación con pretensión de verdad con resultados (supuestamente) liberadores. Pero hubo filósofos entre los culpables».

2) Algo claramente relacionado, aunque quizás no lo parezca instintivamente. En el mundo de internet existe una expresión que quizás nunca hayan escuchado, pero que arrastra mucho peso. Se conoce como Tedpilling, y significa leer el párrafo 1 de Industrial Society and Its Future, el manifiesto de 35.000 palabras Ted Kaczynski, Unabomber, y su afirmación de que el frenético avance tecnológico desde la Revolución Industrial ha «hecho la vida insatisfactoria», «provocado sufrimiento psicológico generalizado» y «causado graves daños al mundo natural» y pensar: lleva toda la razón.

El primer párrafo, tal cual, probablemente recibiría hoy un aplauso generalizado en cualquier contexto. «La Revolución Industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la humanidad. Han aumentado considerablemente la esperanza de vida de quienes vivimos en países ‘avanzados’, pero han desestabilizado la sociedad, han hecho que la vida sea insatisfactoria, han sometido a los seres humanos a indignidades, han provocado un sufrimiento psicológico generalizado (también sufrimiento físico en el Tercer Mundo) y han infligido graves daños al mundo natural. El continuo desarrollo tecnológico empeorará la situación. Sin duda, someterá a los seres humanos a mayores indignidades y causará mayores daños al mundo natural, probablemente provocará mayor disrupción social y sufrimiento psicológico, y podría provocar un mayor sufrimiento físico incluso en países ‘avanzados'».

Kaczynski mató e hirió a mucha gente, aterrorizó a un país, y se convirtió en una especie de leyenda en muchos sentidos. Ahora, 30 años después, cada vez más gente piensa que fue una especie de visionario, aunque los críticos digan que no fue ningún filósofo o pensador original. Un tarado que perdió la cabeza, un asesino, una mala persona, pero un visionario. Y no sólo inspirados como Luigi Mangione, el hombre que mató hace unos meses en Nueva York al consejero delegado de una aseguradora. «Old Ted was maybe onto something here»

Charles Homans en The New York Times, The Strange, Post-Partisan Popularity of the Unabomber. When Ted Kaczynski’s manifesto appeared 30 years ago, the internet was brand-new. Now his dark vision is finding fans who don’t remember life before the iPhone. Sobre cómo hay simpatías por su manifiesto entre la derecha que entonces pensaba era un izquierdista desnortado ( a pesar de que literalmente al inicio dice que «una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el izquierdismo, por lo que una discusión de la psicología del izquierdismo puede servir como introducción al debate de los problemas de la sociedad moderna en general»). Entre los libertarios. Y quizás también entre grupos diferentes dentro del progresismo, los más escépticos del lado identitario. En el manifiesto, Unabomber carga contra los izquierdistas colectivistas, y los activista del feminismo o los derechos de otros colectivos, de una forma que hoy no sería difícil se asociar a la ira anti woke (párrafos 227 a 230 del texto).

El último párrafo del manifiesto

Y por su puesto, en el mundo tecnológico. «Kaczynski’s vision of a species-wide rebellion against our own creations was far-fetched in 1995, but in 2025, even his personal retreat from technological society seems practically impossible. The robots will be everywhere soon enough, and only the people who build them can afford to buy land in Montana these days».

En un giro inesperado, incluso la que fue su última víctima ha acabo desarrollando cierta fascinación por las ideas del terrorista panfletista.

«La sensación de que no hay escapatoria a la tecnología y sus consecuencias ha fomentado el ethos, muy flexible y muy online, conocido como catastrofismo, una combinación irónica de nihilismo y utopismo, en la que el apocalipsis es inevitable, pero las posibilidades al otro lado son inmensas, libres de las limitaciones y la imaginación limitada de la política tal como las conocemos. Quizás no sorprenda que Kaczynski sea omnipresente en este entorno, citado, memeado y venerado en redes sociales y foros como el Tío Ted (…). En este contexto, el manifiesto de Kaczynski es menos el modelo de resistencia que él esperaba que fuera que un marco teórico para comprender la distopía en la que ahora debemos descubrir cómo vivir y cómo llegamos aquí. En los rincones más bobos de las redes sociales, azotadas por Tedpilling, se le invoca, mayormente con ironía, pero no del todo, como una especie de Lorax: una criatura extraña y salvaje a la que la humanidad debería haber escuchado cuando tuvo la oportunidad. En X, su imagen ceñuda se superpone a titulares sobre hombres japoneses que se casan con novias de realidad virtual. En TikTok, su manifiesto se cita, al estilo de «Vive, ríe, ama», en publicaciones sobre vacaciones de senderismo en la naturaleza».

La generación más conservadora en 50 años

21 viernes Mar 2025

Posted by suanzes in Encuestas, sociologia

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1) Una tribuna de Luis Miller en El Mundo: Las jóvenes españolas también abandonan la izquierda.

Hace tiempo que un análisis recurrente después de elecciones, de Francia a EEUU pasando por las últimas de Alemania, dice que los hombres, particularmente los jóvenes, se han volcando con la derecha y la ultraderecha y las mujeres hacen de contrapeso, votando mayoritariamente izquierdas. Miller se centra en el caso español y apunta que «Efectivamente, hoy los jóvenes son aún más de derechas que ellas; pero ambos han abandonado la izquierda: ellos se han movido muy a la derecha y ellas hacia el centro. Lo que los une es un abandono de las posiciones de izquierda a un ritmo nunca visto antes».

«Por primera vez en democracia, los votantes del futuro son más conservadores que los votantes presentes. El espacio de la izquierda está desapareciendo tanto a escala simbólica como en el terreno de las preferencias de voto de los jóvenes (…) No se trataría del estilo del presidente, de la incorporación de la ultraizquierda al Gobierno ni de la capacidad de movilización de la ultraderecha española. En realidad, la hipótesis más plausible es que la juventud se rebela contra la incapacidad de los gobiernos de poner en marcha políticas que la beneficien. En España, una política de gasto público orientada a las personas mayores y la imposibilidad de acceder a una vida económicamente independiente lo más seguro es que tengan más peso en la derechización de los jóvenes que cuestiones políticas e ideológicas más abstractas.

2) El último episodio del podcast de Ezra Klein en The New York Times Democrats Need to Face Why Trump Won está muy bien e incide precisamente en este mismo punto para Estados Unidos: «Es un cambio real. Esto es lo que más me ha impactado en los últimos cuatro años: que los jóvenes hayan pasado de ser la generación más progresista desde los baby boomers, e incluso quizás en algunos aspectos más, a convertirse potencialmente en la generación más conservadora que hemos experimentado en quizás 50 o 60 años«.

El episodio arranca con Klein diciendo que en los más de 20 años que lleva cubriendo política, nunca había visto a los demócratas tan confundidos: sobre quiénes son y sobre cómo y por qué perdieron. Y para hablar de ello lleva a David Shor, el jefe de datos en Blue Rose Research, una gran empresa de consultoría de los demócratas que gestiona encuestas, interpretación de datos y pruebas de mensajes.

Merece la pena escucharlo entero, o quizás mejor leerlo para ver los gráficos y tablas que incorpora. Hay algunas ideas que ya parecían claras, como el cambio sobre todo en el electorado asiático e hispano. Pero también hay unas diferencias entre los ‘no votantes’ muy reveladoras. «The story of this election is that people who follow the news closely, get their information from traditional media and see politics as an important part of their identity became more Democratic in absolute terms. Meanwhile, those who don’t follow politics closely became much more Republican«.

¿Por que es importante y cómo explica la victoria del voto popular de Trump? La idea no es que hubiera votantes demócratas descontentos que se quedaran en casa porque no les gustaba Harris, sino que los votantes que se quedaron en casa, si hubieran ido a los colegios, habrían votado a Trump aún más: «For a long time, Democrats have said, and it’s been true, that if everyone votes, we win and that higher turnout is good for Democrats. But this is the first cycle where that definitively became the opposite….. ( ) the lower your political engagement, education level or socioeconomic status, the less engaged you are in politics, the more Trumpy you are. And that just wasn’t true four years ago».

Luego abordan directamente la diferencia entre hombres y mujeres, sobre todo entre los jóvenes, porque en el resto de franjas de edad la diferencia constada es similar a las elecciones previas desde Clinton. «Históricamente, los republicanos obtuvieron mejores resultados con las mujeres que con los hombres. Esto se observaba en la mayor parte de Occidente: los partidos de centroizquierda obtenían mejores resultados con los hombres que con las mujeres. Ese cambio se produjo en Estados Unidos durante la era Clinton y se ha mantenido estable desde entonces. Lo sorprendente es que, si se observa a las personas menores de 30 años, la brecha de género se ha disparado. Los hombres de 18 años tenían 23 puntos porcentuales más de probabilidades de apoyar a Donald Trump que las mujeres de 18 años, algo completamente inédito en la política estadounidense».

3) Eric Levitz, de Vox (el medio, no el partido) habla también con Shor: This is why Kamala Harris really lost y abordando directamente las posibles causas de ese giro en la juventud, apunta a Tik Tok: «Creo que se puede debatir cuánto de esto se debe a la naturaleza del algoritmo frente a las decisiones estratégicas de los partidos. Mucha gente argumenta que quizá TikTok simplemente facilita la promoción de contenido negativo, y eso, naturalmente, perjudica al gobernante. Pero TikTok también es muy diferente de las redes sociales anteriores. Otras redes sociales dependen en gran medida de lo que se llama ‘el gráfico de seguidores’. Si nos fijamos en Instagram Reels, por ejemplo, la correlación entre la cantidad de visualizaciones que recibe un vídeo y la cantidad de seguidores que tiene el creador es extremadamente alta. En TikTok, es bastante menor que en cualquier otra plataforma. Y la razón es que TikTok utiliza aprendizaje automático para analizar un vídeo y calcular con precisión si será atractivo antes de mostrarlo. Así, si es probable que tu vídeo sea atractivo, puede tener una amplia distribución incluso si no tienes seguidores. Y eso ha sido realmente democratizador. Antes vivíamos en un mundo donde, para difundir tu mensaje, necesitabas gente que escribiera muy bien para que lo asimilara y lo difundiera. Y ahora, vivimos en un mundo donde cualquiera puede hacer un video y, si es atractivo, se difundirá. Y esto, naturalmente, es malo para la izquierda, simplemente porque quienes escriben muy bien son mucho más izquierdistas que la población en general. Una de mis estadísticas favoritas al respecto es algo que Nate Cohn publicó hace un par de años: los votantes blancos de clase trabajadora que han leído un libro en el último año son mucho más demócratas que los votantes blancos de clase trabajadora que no lo han leído.

4) En Politico: Europe’s ‘foreigners out!’ generation: Why young people vote far right. Their grandparents ushered in the sexual revolution. Today’s youth want to turn back the clock to 1950. «The answer is a hodgepodge of factors ranging from Europe’s cost-of-living crisis to the isolation many youths suffered during the Covid lockdown years to a delayed backlash following the bloc’s 2015 migration crisis when nearly 2 million migrants flowed into the bloc. But there are also more intangible factors, linked to the fact that many young people experience politics solely via social media platforms like X and TikTok where far-right content glorifying the “great replacement” theory and linking immigration to violence runs unchecked».

5) Ngaire Woods, de Oxford, en Project Syndicate: Por qué los europeos jóvenes abrazan a la extrema derecha. «Esta tendencia no se limita a Europa. Jóvenes keniatas que se oponen a los nuevos impuestos irrumpieron en el Parlamento este mes y varios fueron asesinados cuando la policía abrió fuego. En todo el mundo, está surgiendo una nueva política joven. Si bien no siempre está alineado con la extrema derecha, este movimiento muchas veces está en contra del estatus quo, lo que representa una advertencia poderosa para los políticos sobre la necesidad de reconsiderar tanto su mensaje como sus maneras de comunicarse a la hora de apelar a los votantes jóvenes desafectos»:

6) Víctor Lapuente en El País: Gracias, derecha. Columna breve y provocadora, creo. «Hay que agradecerles por justicia, pero también por interés en la defensa de las libertades. En el siglo XX, la democracia occidental sobrevivió porque el centroizquierda se distanció de la extrema izquierda. En el XXI, la salvación está en manos del centroderecha. Allá donde cae, es reemplazada por los ultras. La sustituye el caos. Démosles apoyo y, hoy también, un aplauso»:

Lecturas de domingo

16 domingo Mar 2025

Posted by suanzes in Lecturas de domingo

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Laura Salafia en el artículo del WSJ citado abajo

1) Un podcast de unos 40 minutos de Devid Remnick y el historiador Stephen Kotkin, sobre Donald Trump y Ucrania y cómo una solución a la coreana es, quizás, el mejor escenario ahora mismo. What Trump Has Got Wrong—and Right—About the War in Ukraine. También hay una versión más corta y editada, que no una transcripción, para quien prefiera leerlo, aquí. «Russian grand strategy for, I don’t know, three centuries has been the following: West decline! Have the West implode and collapse, and then we’ll survive. That’s Russian grand strategy. Things are bad in Russia. They’re horrible in Russia, but, hey, if the West implodes—if the West defeats itself, if the West is undermining its own policies and strengths—then Russia will be O.K. This is your fear. This is what you’re talking about: that Trump is doing Putin’s work for him»:

2) El legendario corresponsal Yaroslav Tromifov en The Wall Street Journal: Trump Is Overturning the World Order That America Built. As the president embraces Putin, longtime allies are starting to view the U.S. not just as unreliable but as a possible threat to their own security. «To fashion this system out of the chaos and rubble of world war, wrote Dean Acheson, a key adviser to Roosevelt and Truman throughout this period, required America to make “an imaginative effort unique in history and even greater than that made in the preceding period of fighting.” Acheson, who first entered politics in the 1930s to combat “America First” isolationists, called his memoir “Present at the Creation (…) In his memoir, Acheson noted the rapid collapse of world powers and the sudden disappearance of ancient empires. One of the great architects of the post-World War II order, he lamented the dangerous belief that in international affairs, “as in women’s fashions and automobile design, novelty and change are essential to validity and value». Acheson argued for the opposite: “The simple truth is that perseverance in good policies is the only avenue to success.”

3) Tras cuatro décadas trabajando allí, Ruth Marcus presentó hace unos días su renuncia en The Washington Post, después de que la dirección decidiera no publicar su columna, crítica con las nuevas instrucciones de Jeff Bezos, el propietario. En un texto publicado por The New Yorker, que incluye la columna de marras, cuenta la involución de los últimos años y el cambio progresivo de Bezos, desde que compró el periódico hasta ahora. Enumera los artículos o viñetas que han decidido bloquear recientemente. Y añora los tiempos pasados: ·»The Washington Post I joined, the one I came to love, is not the Washington Post I left».

4) Paul Wolfowitz, el último de los neocon, en The Wall Street Journal: Trump’s Choice in Ukraine: Chamberlain or Eisenhower? To avoid another Munich, follow the example of the 1953 armistice that resolved the Korean War. «President Dwight Eisenhower’s pattern was effective diplomacy backed by the credible threat of force, followed by a strong deterrence posture. In 1953, as the Korean War dragged on, Eisenhower signaled that the U.S. was willing to escalate militarily if necessary. This, combined with a change in the attitude of the Soviet Union following Stalin’s death, produced an armistice that ended the bloodbath and has held for more than 70 years. Although the North Korean regime remains hostile and oppressive, the peace has endured. British Prime Minister Neville Chamberlain’s pattern was the opposite».

5) The Lucky One. Jacob Weisberg sobre «Who was the “real” Reagan behind the carapace of vagueness, self-delusion, and contradiction?, a raíz de la reciente biografía de Max Boot. «La admiración por Reagan sigue siendo un raro punto de coincidencia entre los seguidores de Trump y los republicanos que aún no apoyan a Trump, quienes fantasean con restaurar algún día un partido comprometido con el carácter personal, un gobierno limitado y una política exterior internacionalista. Pero el nuevo foco de nostalgia por Reagan reside, curiosamente, en los demócratas. Recuerdan a Reagan como un hombre decente que, a pesar de todos sus defectos, presidió un partido legítimo antes de que se convirtiera en un culto a la personalidad. Los liberales lamentan la pérdida de una oposición leal que practicaba la política dentro de las mismas reglas y normas que ellos. En la década de 1980, nuestras disputas con Reagan parecían batallas sobre valores fundamentales. Ahora vemos los valores más profundos que compartía»

6) Heavyweight,’ an Acclaimed Narrative Podcast, Returns. En The New York Times, un artículo sobre el retorno de un podcast que se convirtió en un bombazo en 2016 con una apuesta insólita: largas investigaciones sobre cuestiones ultrapersonales de familias completamente anónimas. En 2023, Spotify lo canceló, y parecía que el episodio sobre dos hermanos gemelos estoicos que buscan al loro que era la mascota de su hermano menor fallecido, había sido el último. Pero no. Pushkin Industries, la empresa de Malcolm Gladwell, lo ha revivido y habrá nuevas historias este mismo año. No se harán ricos, con contratos de decenas o cientos de millones de dólares. Por ahora al menos. Pero vuelven.

7) Muy fuerte. D.C. crime scene techs covered up late arrivals nearly 700 times, report finds. El organismo de control independiente de Washington DC ha descubierto que los empleados que trabajan para el laboratorio forense del Distrito falsificaron sus horas de llegada a las escenas del crimen casi 700 veces en un año, para que parezca que estaban allí en menos de media hora desde la notificación. La causa exacta de la mentira es complicada pero el problema de credibilidad es inmenso. Si mienten sobre eso, y comprometen la integridad de las pruebas o las escenas del crimen con la lentitud, ¿dicen la verdad sobre los exámenes que hacen, las pruebas que encuentran?

Civilizaciones perdidas, ‘rameras’ del espacio y agujeros negros antropocénicos

14 viernes Mar 2025

Posted by suanzes in Ciencia

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1) Por razones que no entiendo muy bien, mientras trasteaba anoche la aplicación de The Atlantic me destacó anoche esta pieza súper interesante de 2018 de Adam Frank: Was There a Civilization on Earth Before Humans? A look at the available evidence.

Empieza así: «Gavin Schmidt Schmidt es el director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA (también conocido como GISS), un centro de ciencias del clima de primer nivel. Un día del año pasado, llegué al GISS con una propuesta descabellada. Como parte de mi trabajo como astrofísico, había comenzado a investigar el calentamiento global desde una perspectiva astrobiológica. Esto significaba preguntarme si cualquier civilización industrial que surja en cualquier planeta, a través de su propia actividad, desencadenará su propia versión de cambio climático. Ese día visitaba el GISS con la esperanza de obtener información sobre ciencias del clima y, quizás, encontrar colaboradores. Así fue como acabé en la oficina de Gavin. Justo cuando estaba terminando mi enfoque, Gavin me detuvo en seco.

«Espera un segundo», dijo. «¿Cómo sabes que somos la única civilización que ha existido en nuestro planeta?»

A partir de ahí, el autor explica si es posible que hace millones o cientos de millones de años otra civilización habitara la tierra y no haya dejado o no hayamos sido capaces de identificar sus restos. No los meramente materiales, porque transcurrido ese tiempo todo es polvo. Sino otro tipo. Como los que quizás dejemos nosotros en algún momento.

1b) Una vez leído ese, ya no se podía parar. Hay pocas cosas mejores que esto para evadirse de la política. El artículo más reciente de Frank es To Find Alien Intelligence, Start With the Mountains. The key to complex life might be hiding miles below our feet., sobre los aburridos mil millones, la explosión cámbrica

«Estas lecciones sobre la «coevolución» de la vida y los planetas son importantes para la comprensión que los humanos tenemos de la Tierra ahora, a medida que impulsamos la evolución de nuestro planeta en nuevas y peligrosas direcciones. Y serán aún más importantes a medida que los astrónomos continúen explorando el universo en busca de vida en otros planetas. Comprender cómo la vida transforma sus planetas, y viceversa, puede ayudar a los astrónomos a identificar los planetas que deben buscar, incluyendo mundos más grandes, con mayor probabilidad de retener su calor y con períodos más largos de tectónica de placas activa. Los humanos finalmente tenemos la tecnología y el conocimiento científico para comenzar seriamente la búsqueda de vida más allá de la Tierra: la oportunidad de encontrar seres que se acerquen más a nuestra extraña capacidad para percibir y comprender el mundo. Pero para descubrir esa complejidad, debemos tomar en serio las lecciones de los aburridos mil millones. Los planetas no son solo un escenario donde se desarrolla el drama de la evolución de la vida. También son protagonistas«.

2) Esta semana, en Letras Libres, Antonio Villareal entrevista a Alejandro Cearreta, catedrático de Paleontología en la Universidad del País Vasco que durante los últimos 15 años ha formado parte del Anthropocene Working Group, una comisión internacional que recibió el encargo por parte de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas de valorar si había motivos para declarar al Antropoceno como una nueva época geológica. ¡Claro que el Antropoceno es una construcción humana, como el Jurásico, Botticelli o los Beatles!

Todo es interesante, pero una de las preguntas enlaza directamente con lo anterior:

¿Nuestra importancia sobre la historia del planeta es comparable a la de otros eventos que marcaron una separación entre periodos?

En el límite entre las eras mesozoica y cenozoica, cuando cayó un meteorito sobre nuestro planeta, hubo una extinción de especies masiva brutal. Ese evento fue muy grande y se considera que es definitorio del cambio entre dos eras geológicas. Con respecto al Antropoceno, pensamos que por ahora estaría bien dentro del rango de época, ya veremos si esto evoluciona por nuestra capacidad de modificar el clima y la geología del planeta. En el futuro quizás podría ser un periodo. Esto es normal en nuestra ciencia. Si miramos libros de texto de los años 40 y 50, las eras geológicas eran primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria. Con el paso del tiempo y la discusión científica, se cambió el nombre a la primaria por Paleozoico, a la secundaria por Mesozoico, a la terciaria por Cenozoico y el cuaternario quedó rebajado a periodo, manteniendo su nombre. Lo que era una verdad irrefutable hace 50 años, se discute y deja de serlo.

3) Tenía pendiente desde navidades esta charla estupenda con el legendario Kip Thorne: If ‘Interstellar’ Were Made Today, What Would Be Different (Al final hay transcripción además de audio).

En ella habla de cómo acabó metiéndose en la película, pero también de ondas gravitacionales y de la visualización de los agujeros negros. Y responde a algo muy sugerente. «La última vez que hablamos en 2014, me dijo que en Interstellar debía haber un equilibrio entre la ciencia establecida y la especulativa. ¿Hay alguna ciencia especulativa en la película que se haya acercado a la ciencia establecida desde entonces? Y la respuesta es que sí.

4) Y por cerrar este extraño círculo geológico-astronómico, una pieza que me gustó en su momento de Rivka Galchen en The New Yorker: What the Green Comet Tells Us About the Past—and the Future. Comets are inspiring marvels in the night sky. They may also hold the secrets of habitable planets.

«Durante gran parte de la historia de la humanidad, los cometas fueron poco celebrados. Martín Lutero los llamó «estrellas rameras» por su comportamiento desenfrenado. Un obispo luterano, en 1578, los describió como «el humo denso de los pecados humanos, que se eleva cada día, cada hora, cada momento lleno de hedor y horror, ante el rostro de Dios, y se vuelve gradualmente tan denso que forma un cometa, con trenzas rizadas y trenzadas, que finalmente es encendido por la ira ardiente y ardiente del Supremo Juez Celestial». En 1607, poco después de presenciar un espectáculo de fuegos artificiales, el astrónomo Johannes Kepler vio un cometa que permaneció visible durante un mes. Escribió un panfleto sugiriendo que los cometas se creaban a partir de glóbulos grasos en el éter; comparó el proceso de formación cometaria con la forma en que los océanos generan espontáneamente ballenas. Kepler dijo que el espacio estaba tan lleno de cometas como el mar estaba lleno de peces, pero que sólo podíamos verlos cuando, guiados por un espíritu especial, se acercaran a la Tierra».

MAGA, Ucrania y Putin

07 viernes Mar 2025

Posted by suanzes in Internacional, Lecturas, MAGA

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Via Niall Ferguson, que está medio cayéndose del caballo estos días, llego a esta tribuna de Douglas Murray en The Spectator, sobre cómo The MAGA movement is wrong on Ukraine:

«Of course, almost all the allegations the MAGA right make against Ukraine are infinitely truer of Putin’s Russia. Interested in international corruption? Try looking at Putin and his friends. Interested in an anti-Christian government? How about looking to the cynical faith of Putin, who trumpets Christian values while firing rockets at great cathedrals like that in Odessa and recruiting jihadists to fight for him. Think Ukraine is cruel in forcing draft-dodgers into the army? Consider Putin’s army recruitment processes. Dislike Zelensky for not holding an election during a total war? Have you noticed Putin’s electoral habits? By this stage Ukraine is not just a country that the MAGA right has never visited. It is a fantasy country that they imagine they know everything about – and all of it is bad«.

Hace un año, David French escribía en The New York Times sobre exactamente lo mismo: Why MAGA Loves Russia and Hates Ukraine y cómo «Ronald Reagan no sólo se está revolcando en su tumba; también podría salir de ella tambaleándose en un ataque de ira incrédula. Se trata de un cambio notable y potencialmente catastrófico por parte de un partido político que se encuentra en un estado de transformación ideológica casi total y a menudo aleatoria».

El texto está bien para dar contexto estos días, pues recopila lo que alguno de los gurús del mundo MAGA, de la alt-right, y de la familia de Trump siempre han pensado de Zelenski, al que desprecian. Nada que ver con lo ocurrido en la Casa Blanca. Su obsesión, incluida la ropa, es mucho más profunda. «Candace Owens dice que quiere “darle un puñetazo” a Zelensky. Donald Trump Jr. lo llama «reina internacional de la asistencia social”. Tucker Carlson dice que se viste “como el gerente de un club de striptease”. También recuerda las opiniones de muchos dentro del mundo conservador, del establishment, analistas, thinktankeros, admiradores de Putin y de Rusia.

Sobre esto, por cierto, un inciso: este reportaje del otro día en The Wall Street Journal sobre un ‘misionero’ cristiano estadounidense que se fue a Ucrania para espiar para Rusia, de la que es fan ideológico: The American Who Went Undercover in Ukraine—for Moscow. «“There is a place in this world where you can live traditional family values, like your best vision of 1950s America,” said Joseph Rose, a YouTuber from Florida who moved to Russia in 2022 and lives in Moscow with his wife and four children. “That place exists right now, and it’s here in Russia.”

Eso me recuerda la triste y delirante historia de la familia Feenstra: Conservative who moved to RUSSIA with family to escape LGBT ideology now says she hates it because locals don’t speak English… then begs for forgiveness after Kremlin hears insults.

Una réplica más seria es este artículo del año pasado de Adrian Karatnicky en Foreign Affairs: Russia Is No Conservative Haven. The Western populist right has fallen for Vladimir Putin’s latest propaganda ploy.

«Esta imagen de Rusia como paraíso de los tradicionalistas llevó al ex comentarista de Fox News Tucker Carlson a ofrecer a Putin y al filósofo ruso de extrema derecha Alexander Dugin, uno de los más despiadados promotores del genocidio en Ucrania, la oportunidad de exponer sus puntos de vista a millones de estadounidenses en un ambiente cómodo y acrítico. Es la razón por la que la representante estadounidense Marjorie Taylor Greene, alineada con el MAGA, habla de Rusia como un fuerte protector del cristianismo. Y es la razón por la que el ex asesor de seguridad nacional de la administración Trump, Michael Flynn, ha presentado a Putin como un defensor de “la familia y de Dios”. El contraste entre mito y realidad no podría ser más marcado (…) La falsa imagen de una Rusia temerosa de Dios no es casual, sino consecuencia de los esfuerzos sistemáticos de Putin y sus propagandistas por elaborar temas de conversación para la derecha mundial, un esfuerzo que se ha acelerado desde que Rusia lanzó su guerra total contra Ucrania en 2022″.

Otro ángulo. John Burn-Murdoch, tirando de datos y gráficos en Financial Times, explica Why the Maga mindset is different, un análisis sobre cómo la visión del universo republicano está mucho más cerca de la Rusia de Putin o la Turquía de Erdogan que de Europa. «Si bien el movimiento Maga ya había comenzado esta divergencia de valores en 2016, la mayor parte de las inclinaciones más transgresoras de Trump fueron controladas por quienes lo rodearon en su primer mandato. Pero esas influencias moderadoras desde entonces han sido reemplazadas por animadores y poderosos lugartenientes», dice.

Usually, analysis is done at national level, but by drilling down to different political parties in the latest raw data, I find that on everything from attitudes towards international co-operation, to appetite for an autocratic leadership style, through to trust in institutions and inward- vs outward-looking mindset, Trump’s America is a stark outlier from western Europe and the rest of the Anglosphere. In many cases, the Maga mindset is much closer to that of Vladimir Putin’s Russia or Recep Tayyip Erdoğan’s Turkey.

Y para acabar una visión algo más académica de dos think tankeros americanos para Europa: How the MAGA-right came to reject Ukraine.

«Los tentáculos del excepcionalismo de extrema derecha están avanzando por Estados Unidos y Europa, caracterizados por un discurso soberanista impregnado de tropos antiglobalización. Para ellos, Ucrania apenas es una preocupación. Su ideología está evolucionando rápidamente hacia un movimiento global, con su red de pensadores y líderes como Orbán que se presentan como los asediados salvadores de sus naciones. Fuertes, soberanos y sin ataduras ante la masa de Washington y Bruselas, Orbán y los de su calaña despotrican contra las llamadas fronteras abiertas y los tecnócratas europeos sin rostro. Aquí preguntan: ¿Por qué Ucrania merece apoyo mientras nuestros propios ciudadanos enfrentan dificultades?».

El imperio estético de Alma Mahler-Werfel

04 martes Mar 2025

Posted by suanzes in Historias, Lecturas, Obituario

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Carnegie Hall, New York. Getty.

The Aesthetic Empire of Alma Mahler-Werfel

«Fue, y sigue siendo, una figura ardientemente controvertida. Oliver Hilmes comienza su biografía “Musa malévola” (publicada originalmente como «Viuda chiflada”), con una muestra condenatoria de los epítetos que se le han lanzado: “mujer disoluta” (Richard Strauss), “monstruo” (Theodor W. Adorno), “valquiria descomunal” que “bebía como un desagüe” (Claire Goll), “el peor ser humano que he conocido” (Gina Kaus).

Mahler-Werfel fue descrita como una antisemita incorregible que esclavizaba a hombres judíos y los llevaba a la muerte prematura. Según un entusiasta de Mahler, era una “criatura vanidosa, repulsiva y descarada”. Erich Maria Remarque la llamó “una mujer rubia salvaje, violenta y borracha”. Y al final, el biógrafo catalogó a su personaje como una “mujer histérica clásica”.

Mahler, compositora, música, creadora, brillante, retorcida, es una de los personajes más interesantes e influyentes del siglo XX. Hija de la Viena de fin de siglo, quizás la época más fascinante del mundo contemporáneo, nació con el nombre de a Maria Schindler, hija de la cantante de opereta Anna Bergen y del pintor paisajista Emil Schindler. Esperaba abrirse camino como compositora, pero ese sueño terminó cuando, en 1902, a la edad de veintidós años, se casó con el titán musical Gustav Mahler.

Fue amante de Klimt o de Gerhart Hauptmann, amiga durante décadas de Arnold Schonberg y enemiga de Kandinsky. Suegra de Elias Canetti. Compañera de Stravinsky, Thomas Mann, Luise Rainer o Thornton Wilder. Benjamin Britten le pidió que aceptara la dedicatoria de su ciclo de canciones “Nocturno”; Erich Wolfgang Korngold hace lo mismo con su Concierto para violín. Lotte Lenya le pide que escriba unas memorias. Marlene Dietrich le hace una lectura de la carta astral de Franz Werfel. Leonard Bernstein le ruega ver la partitura de la Décima Sinfonía de Mahler. Un cena cualquier en su casa de Los Ángele podía tener a Schoenberg, Darius Milhaud, Ernst Lubitsch, Jean Renoir.

Tras la muerte de Mahler, tuvo un romance con Oskar Kokoschka, estuvo casada brevemente con el arquitecto de la Bauhaus Walter Gropius. Su último marido fue el escritor Franz Werfel, a quien siguió al exilio, primero en Francia y luego en Estados Unidos, donde se estableció en Los Ángeles. En sus diarios escribió que otros grandes hombres que estuvieron enamorados de ella fueron Paul Krammerer, el biólogo, y Ossip Gabrilowitsch, el pianista y director de orquesta ruso que más tarde se casó con la hija de Mark Twain.

Vivió hasta 1964, la viuda más legendaria del siglo XX. Quienes escriben sobre ella (se han escrito ocho biografías y media docena de novelas) tienden a referirse a ella como Alma. Esto tiene el desafortunado efecto de hacerla parecer una jovencita desvalida en compañía de hombres adultos, de los genios de los que siempre se quiso rodear. «Es mejor», dice la ensayista, «llamarla por el nombre con el que está enterrada: Mahler-Werfel».

Este buenísimo y largo texto en The New Yorker ha sido mi lectura favorita de la semana pasada.

Se puede combinar con Circe and Muse No Longer: A New Opera Reconsiders Alma Mahler, un artículo más o menos reciente del New York Times sobre una ópera estrenada hace unos meses que ofrece otra visión sobre su vida. “Cuando dejó de componer, en cierto modo mató su propia alma. Después de eso, no sintió que mereciera tener hijos porque ya había matado a sus propios hijos, que eran sus futuras creaciones que nunca nacieron”.

En 2010, la cantante Sarah Connely, que llevó al escenario siete de las obras de ella, publicó unas reflexiones más bien duras en The Guardian. Decía que «la música es música, ya la compongan ángeles o monstruos. Alma Mahler era un monstruo, sin duda, pero era un monstruo muy intrigante (…) La crueldad patológica, el antisemitismo, la vanidad y la sensación de que el mundo le debía algo a Alma Maria Schindler a cambio de su brillantez y belleza eran algunos de los rasgos que sus admiradores y enemigos reconocían en Alma, rasgos que también compartía su héroe, Richard Wagner».

Estudios más recientes han reinterpretado a Mahler-Werfel desde una perspectiva feminista. Nancy Newman deconstruyó la forma desconfiada e hipercrítica en que los historiadores y biógrafos se han acercado a ella al señalar varios casos en los que fue manipulada, engañada y denegada su consentimiento activo. El estilo poco convencional de Mahler-Werfel fue controvertido en su época y “no ha resultado menos desafiante” en épocas mucho más posteriores, ha escrito Newman.

Basta pensar en la carta que Gustav, mucho mayor y ya una figura, le mandó antes de la boda: «Los papeles [en el matrimonio] deben ser correctamente repartidos. El papel del compositor, del sustentador de la familia es mío; el tuyo es el del cónyuge amorosa, camarada comprensiva…Debes saber lo que exijo y espero de ti, debes “renunciar” (tu palabra) a todo lo superficial y convencional, a toda vanidad y ostentación (con respecto a tu individualidad y a tu trabajo); debes entregarte a mí incondicionalmente; hacer que cada detalle de tu vida futura dependa completamente de mis necesidades«.

Sin embargo, Connely se acercaba a ella de una manera que un escritos, un biógrafo, un filósofo no pueden. «Sus piezas, de las cuales cantaré siete el domingo con la Orquesta Sinfónica de Londres, demuestran que tiene el raro don de la melodía. La estructura suele ser estrófica y tiene un peso de propósito y resolución brahmsiano, pero su lenguaje armónico está formado por las influencias de su maestro Zemlinsky y de Arnold Schoenberg y Alban Berg (con quien, más tarde, también tuvo aventuras).

La música es en parte voluptuosa, coqueta, wagneriana en intensidad y armonía, pero íntima, sensual, encantadora y sorprendente. Entre los poetas cuyos textos eligió para poner música se encuentran Richard Dehmel y Rainer Maria Rilke. Expresaban una empatía visceral y sensual con la naturaleza, magnificando las emociones, pero también eran llenos de suspenso, remotos y fantasmales. A menudo hay una carga sexual en la poesía de Dehmel, que debe haber parecido perversa en su momento.

La pintura de palabras de Alma es delicada, sensual y hermosa. Técnicamente, sus piezas no son nada fáciles de cantar; los giros y vueltas armónicos presentan desafíos no sólo para la cantante sino también para el oyente, y el rango puede ser dramático.

Tal vez sea lo único real que tenemos de ella«.

Un futuro más allá del dólar

04 martes Mar 2025

Posted by suanzes in Economía

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«Los inversores están empezando a imaginar un sistema financiero sin Estados Unidos en su centro, lo que le ofrece a Europa una oportunidad que sencillamente no debe desaprovechar (…) No escribimos esto a la ligera, pero la velocidad y la escala de los cambios globales son tan rápidas que esto debe reconocerse como una posibilidad”.

Lo que antes era descabellado ahora se está volviendo posible.

En el Financial Times de hoy, Katie Martin escribe Investors dare to imagine a world beyond the dollar, artículo que debería ser lectura obligada para todos los que toman decisiones en Europa. Sobre cómo los mercados e inversores de todo el planeta están desconcertados por la administración Trump y empiezan a concebir lo inconcebible. Por eso, dice, Europa está ante una oportunidad que se dan pocas veces. Martin sabe perfectamente lo complicado que es, cómo políticamente es un avispero, las posiciones de los países. Pero el mensaje es claro:

«That is where this moment in history comes in. Its urgent need for defence spending overwhelms the capacity of national bond markets. Joint borrowing is the obvious answer. The result could well be that Europe is thrust further to the centre of the global financial system».

Si ahora Europa emite deuda conjunta el apetito será enorme, porque todos buscan nuevos refugios y porque no está claro qué va a pasar el dólar.

Ahora o nunca.

La revolución legal del ‘rey’ Trump y el germen de una crisis constitucional

02 domingo Mar 2025

Posted by suanzes in Historia

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A finales de 2017, el historiador Walter Russell Mead, célebre por sus escritos sobre las diferentes escuelas de pensamiento en la política exterior de Estados Unidos, recibió una llamada de Steve Bannon, por entonces todavía estratega jefe de la Casa Blanca y asesor de Donald Trump. Bannon quería decirle a Mead que conocían bien su trabajo y que sus libros eran la razón de una de las decisiones más visuales de Trump: colgar en el Despacho Oval el retrato del ex presidente Andrew Jackson.

Para comprender a Trump hay que conocer a Jackson (1767-1845). Y para entenderlos a ambos hay que leer a Mead, que si bien no comulga con sus ideas, en el primer mandato se convirtió en la referencia del universo republicano. Evidentemente, ambos presidentes no son lo mismo, pero el jacksonianismo, sostiene el historiador, es lo más parecido a un precedente para explicar el populismo, la atracción por alguien considerado un outsider, la hostilidad hacia el libre comercio, el rechazo y desprecio a alianzas y aliados internacionales, el desdén de las bases hacia las élites, el recelo hacia los enredos en el exterior y la obsesión de Trump con el poder y la soberanía estadounidenses. El Make America Great Again.

Pero además de todo ello, que define el núcleo puro del trumpismo, hay un elemento que empezó a conformarse hace ocho años y que ha vuelto a resucitar con fuerza en este primer mes de vuelta al Despacho Oval: la división de poderes, el choque frontal con los jueces y el germen de una gran crisis constitucional. Al igual que Trump, Jackson era impetuoso, desconcertante, tenía mal genio y estaba constantemente a la defensiva, pensando que el mundo estaba en su contra y que las élites gobernantes lo menospreciaban. Ambos se apoyaron en asesores más que controvertidos y fueron acusados de ser matones y flirtear con la tiranía. E incluso los dos denunciaron que les habían robado o amañado las elecciones, uno en 2016 y el otro en 1824.

Pero quizás la similitud que más resuena estos días tiene que ver con la Justicia. Jackson ignoró la ley y la Constitución argumentando que era necesario porque la nación estaba amenazada, y desafío incluso una decisión del Tribunal Supremo sobre la expulsión de los indio cherokee sosteniendo que su autoridad personal para determinar lo que era constitucional era igual de vacía que la de la Alta Corte. «John Marshall ha tomado su decisión, ahora que la haga cumplir», dijo el presidente sobre el chief de la corte, según un testimonio de la época. Un desafío abierto. ¿Suena familiar?

En el periódico de hoy tengo un Gran Angular, uno de los que más he disfrutado haciendo. Para entender algunos referentes de Trump, pero sobre todo para dar contexto a una de las grandes crisis y transformaciones que están en marcha en EEUU.

Si no habéis oído hablar de la da teoría del ejecutivo unitario o del constitucionalismo del bien común, y queréis contexto para cuando escuchéis al presidente de Estados Unidos decir que es el rey o que «Quien salva a su país no viola ninguna ley», AQUÍ van unas cuantas pistas.

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