El año empezó con paz, serenidad y la mejor compañía. Con felicidad. Y ha terminado exactamente igual. Con infinitos burpees y dominadas, con incontables comidas y cenas en casa, con recetas, crónicas y más semanas metido en un avión que lejos de él. Sin miedos, sufrimiento ni angustia personal. Un año de muchísimo trabajo, presión, presidencias, amnistías y más estrés que casi en toda la década anterior.

No ha sido un año memorable, pero tampoco para olvidar. Y más que bien está. Volvió el equilibrio, la tranquilidad, la estabilidad, la felicidad como ausencia de tristeza, de felicidad como ausencia de conflicto y discusión, de la felicidad como conexión permanente, sin picos de tensión, sorpresas desagradables, ni minimización del yo.

Este año, de nuevo, no hubo tampoco parones forzosos y sin explicación de meses sin leer, y tampoco de semanas. Igual que en 2022, rachas de sequía absoluta por trabajo, sobre todo en la segunda mitad del año. Menos que en el pasado. Y bien está.

Mi vida ya es casi como me gustaría o me hubiera gustado, son como habría podido ser o incluso debería haber sido. Lo he aceptado y permitido que lo que siempre (me) había funcionado se fuera y dejara hueco para algo parecido, pero mejor. Más complejo, más real, más duro. Quienes pensaba que estarían siempre a mi lado se han ido para no volver. Y bien estará. Todavía no, pero algún día.

Aquí les dejo mis libros favoritos del año sin jerarquía ni ningún orden en particular. No son, forzosamente, publicados recientemente, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad, una vez más, he puesto la versión en español de todos cuando existe.

Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2024 a todos.

Gracias por estar siempre ahí, conmigo.

Vuelta al país del Elkano, de Ander Izagirre.

«Un buen viaje consiste en dar una vuelta entera para volver a nuestro origen y descubrir que ya nunca lo veremos como antes”. Ander es el mejor narrador (de no ficción) que tenemos en lengua castellana. Todos sus libros son una pasada en ritmo, estructura, humor, cercanía. Qué despliegue, qué talento, qué envidia. Qué gozada. Un paseo en bicicleta, siempre en bicicleta, para conocer el País Vasco de arriba abajo. Lleno de anécdotas, personajes, geografía, historia, gastronomía. Y un mensaje: si te han vendido que el alma vasca es la que está apegada a la tierra, hacia dentro, te han vendido mercancía averiada.

La colina de Watership, de Richard Adams. Es una de las dos únicas novelas de la lista y no estoy muy seguro de las razones. Este año he descuidado muchísimo la página en la que voy apuntando las lecturas y estoy convencido de que me he olvidado de otras. Anyway, he llegado 50 años tarde a este libro pero qué bien haberlo hecho. Un señor de los anillos de conejos. Sí, han leído bien, de conejos. Los protagonistas son conejos, que viven bajo tierra, comen lo que pueden y se pasan la vida asustados y huyendo de sus infinitos depredadores. Y cuando digo un señor de los anillos no me quedo corto. Es una novela buenísima, con un ritmo frenético y personajes muy bien construidos, algo memorable teniendo en cuenta que a los pocos minutos de que pase algo lo normal es que lo hayan olvidado. Una epopeya, un viaje constante en busca de paz y tranquilidad imposible en un mundo lleno de peligros, sangre, odio y destrucción. Sorprendentemente violento y estresante. Desde ahora los conejos no me caen mejor, pero todos sus enemigos son mis enemigos. Para siempre.

Ghost of the Tsunami, de Richard Lloyd Parry.

Este libro es el reportaje perfecto, redondo. El que todo periodista querría escribir, en fondo y forma. La historia es devastadora. Un tsunami salvaje, uno más, que arrasa una costa, varios pueblos, una escuela. Lloyd Parry, corresponsal de medios británicos con muchos años de experiencia en el país, documenta el desastre, las consecuencias, la destrucción física y emocional. Las vidas que acabaron ese día, tanto de los que murieron como las de muchos de los que sobrevivieron y jamás han vuelto a descansar. Casa a casa, caso a caso, familia a familia para reconstruir lo que se hizo bien, lo que se hizo mal, lo que no se podía hacer. Y cómo una nación con una cultura en la que el honor, el respeto, el silencio y la contención es capaz de lidiar con esa tristeza y horror.

Rise and kill first. The secret history of Israel’s targeted assasination, de Ronen Bergman. Este libro es una barbaridad. Una enciclopedia de 700 páginas con todo tipo de detalles sobre décadas de operaciones imposibles, cientos de asesinatos, errores catastróficos y todo tipo de crímenes. Bergman documenta paso a paso las acciones de los servicios secretos, los cuerpos especiales, el ejército, los espías, los infiltrados, de toda unidad de élite de Israel, desde antes de la independencia a nuestros días. Nos guía a través de décadas de evolución, cambio, aprendizaje y error. Sus mayores éxitos y fracasos, los cambios de época, las decisiones que cambiaron la historia del país y de Oriente Próximo. Un acceso único a fuentes y protagonistas y un tono crítico y severo.

Maniac, de Benjamín Labatut.

Ya era hora de que tuviéramos en español (más o menos) a un autor que piensa, escribe, estructura como los anglosajones o la tradición francesa que mejor representa Patrick Deville. Alguien con ese talento, esa habilidad pero sobre todo esa ambición. No tenemos a nadie que haga nada parecido, ni remotamente. No me ha impresionado como Un verdor terrible porque estaba preparado y hay evidentes similitudes, pero me ha dado lo que iba buscando. No es tan hermoso, potente y desgarrador. Pero tiene aspiraciones incluso mayores. En la anterior nos sorprendía con su estilo, la prosa, nos llevaba, mareaba y nos tomaba el pelo a ratos de manera magistral. Aquí, aparentemente, nos acompaña y guía de una manera más directa, recta, pero la carga filosófica es abrumadora, por mucho que la difumine. Maniac explora la “locura perfectamente racional” de algunas de las mentes más increíbles y poderosas del siglo XX para ayudarnos a entender los desafíos del XXI. Maniac no es un libro, son dos. Una primera parte monumental novelando hechos reales al rededor de Von Neumann y el grupo de marcianos que lo rodeaban. Y un segunda, mucho más sobria y que casi podría ser un reportaje del New Yorker, aparentemente sin nada que ver, sobre el Go y el gran enfrentamiento que sentó en una mesa al mejor jugador del mundo y una máquina de Inteligencia Artificial. La combinación es extraña, pero funciona.

Agente Sonya. Amante, madre, soldado, espía, de Ben Macintyre. Un espectáculo. Vaya señora, vaya vida, vaya espía al servicio de la Madre Patria. Y qué talento increíble el de Macintyre. Todos sus ensayos son colosales. Éste, sobre una de las mejores agentes en toda la historia de la URSS, no es el mejor porque el de Philby es de otra galaxia, pero no hay nadie ahora mismo que se acerque siquiera a su capacidad narrativa, al nivel de conocimiento, de detalle. Te mete en la vida de los espías, de los controladores, de las instituciones, de los países. Desde China a Rusia pasando, desde luego, por Reino Unido. Se lee como una novela, se disfruta como un thriller, se aprende como de una enciclopedia.

Magníficos rebeldes. Los primeros románticos y la invención del yo, de Andrea Wulf

Qué buena es Wulf y que librazo ha escrito de nuevo. Los años mágicos en Jena de una generación única, irrepetible e increíblemente conectada e interconectada, sorprendentemente dependiente entre sí, de escritores, filósofos, poetas y periodistas. Goethe, Schiller, Fichte, los hermanos Schlegel y Caroline, Schelling, Novalis, los Humboldt, Hegel. Su vida pública y privada, sus obsesiones, sus mezquindades, su humanidad más cruda, con celos, envidias, admiraciones y necesidades. La invención del yo y el despuntar del Romanticismo, libertad y razón. La invención de la naturaleza, dedicado a Alexander von Humboldt, fue uno de mis favoritos de 2017. Éste no es tan hermoso, tan íntimo y tan especial, pero es una obra maestra narrativa y de erudición. Y más que divertido.

La frontera, de Erika Fatland

Un ensayo estupendo, redondo. Un viaje fascinante, muy bien contado y súper ameno No entiendo por qué he tardado tanto tiempo, estaba en todas las listas de recomendaciones y muy merecidamente. La frontera de Rusia es la más extensa del mundo. Fatland, que no es Kapuściński y lo agradecemos, nos lleva a pie, caballo, tren, autobús, barco o lo que haga falta por catorce países que comparten tierra con Rusia, desde Corea del Norte hasta Noruega,. Paisajes únicos, estados fallidos, historia sangrienta. Una relación de miedo, admiración, necesidad y odio hacia un imperio, herido y decadente, que ha dejado una huella imborrable en cada uno de sus vecinos. 

Mi lista de libros del año en:

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2017

2016

2015

2014

2013

Otras listas de interés

Las recomendaciones en el hilo ya clásico de Twitter

Ramón González Ferriz

Carlos Hortelano

Eduardo Suárez

Aloma Rodríguez

Manu de la Chica

Piedras de Papel

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