Después de 10 años en Bruselas, este verano me mudé a Estados Unidos. Todo 2024 ha girado en torno a ese cambio, y las lecturas, por razones obvias, también. He leído mucho menos libros que en la última década y además, también casi por primera vez desde que nació este blog, me he olvidado de ir actualizando la página de lo que iba terminando. Ni siquiera, como era habitual, iba haciendo fotos a las portadas para tenerlos presentes, así que en la pestaña de arriba de QUÉ LEO no está todo, ni está ordenado. Según me acuerde, o cuando vaya viendo los libros por casa, iré completando.
Y bien está. Si en 2023 «volvió el equilibrio, la tranquilidad, la estabilidad, la felicidad como ausencia de tristeza, de felicidad como ausencia de conflicto y discusión», este año que hoy termina ha sido incluso mejor. El amor consolidado, reforzado, multiplicado como risas constantes, bailes en la cocina y la expresión de de la felicidad como conexión permanente, «sin picos de tensión, sorpresas desagradables, ni minimización del yo». He sido y soy muy feliz, de forma constante, como norma y no excepción. Con ilusión cada mañana y cada noche, estando cuidado y sin miedos.
He cerrado una cosa y hemos abierto otra. Hemos desempacado cientos de cajas y montado estanterías y percheros. He dejado atrás cientos de libros, que ya están en guardamuebles y casas desperdigadas. He viajado a Florida, Milwaukee, Pensilvania, Michigan, Georgia o Nueva York siguiendo una campaña electoral agotadora y fascinante. He cambiado unas suscripciones por otras y dedicado mañanas de domingo a las cientos de páginas del NYT. He recuperado el deporte tras las lesiones.
Y he echado Bruselas bastante menos de lo que pensaba. Ha sido mi casa como quizás ningún otro lugar, en lo bueno y en lo malo, y me falta. Es un lugar único, especial, increíble, subestimado y despreciado. Muy poco comprendido y querido. He dejado atrás recuerdos, sentimientos, amigos, equipos y familia, la que sabes que te acompañará da igual dónde estés y cómo. La añoro, a la ciudad y la familia, no me desconectado del todo ni he soltado la mano, pero no duele, no mucho. Y así está muy bien.
Es un amor puro, eterno, que supera la distancia y el tiempo, como en de las mejores relaciones. Como pensé una vez que serían todas. Madrid es mi hogar, pero me resultó muchísimo más fácil irme y empezar de nuevo, y de cero, en 2014, de lo que me ha costado irme de Bélgica. Han sido 10 años increíbles, irrepetibles. Aprendí, disfruté, conocí, me enamoré (varias veces) y sufrí y lloré (como nunca). Hay cosas que borraría, pero muy pocas. Hay decisiones que lamento mucho (no cada día, pero casi). Y gente a la que le hice daño. Pero el conjunto creo que es más que positivo. Me gusta más el Pablo que se va que el Pablo que llegó. Creo que soy mucho más completo. Y ahora, además, ya no estoy solo y así es más fácil empezar. Es mejor. Es lo único que quería, por fin. Y merece todo la pena. Cada día.
En cuanto a lo que de verdad os importa, las lecturas han sido diferentes. Más ensayo o menos novelas que de costumbre y muchos más libros de sobre cocina, cocinar o cocineros. Mucha historia y sociología de Estados Unidos, así que este post va a estar un poco influenciado por ello. No he tenido una crisis de libros como otros años, con meses siendo incapaz de abrir uno. He estado muchas semanas en las que lo cambié todo por el iPad, pero no lo he vivido como algo duro, una evasión. Tenía muchísima actualidad en la que sumergirme, un país nuevo que digerir. Y ha estado muy bien.
Aquí les dejo mis libros favoritos del año sin jerarquía ni ningún orden en particular. No son, forzosamente, publicados recientemente, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad, una vez más, he puesto la versión en español de todos cuando existe, independientemente de en qué idioma los leyera.
Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2025 a todos.
Gracias por estar ahí, por acompañar, por recomendar, por regalar.

Primavera revolucionaria. La lucha por un mundo nuevo 1848-1849, de Christopher Clark. Probablemente el libro del año. Clark es un historiador maravilloso y un narrador dotado, sensible, con un enorme control del tiempo y el lenguaje. Es el autor de la justamente célebre Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914 o Tiempo y poder, y su profundidad se puede ver en textos como la reciente y brillante respuesta a Perry Anderson en las páginas de la LRB: El murmullo de los motores.
Primavera revolucionaria es un libro alucinante, abrumador por el conocimiento y la red que teje llevándote de Berlín a Palermo y de Roma a Budapest para explicar cómo el orden impuesto tras la caída de Napoleón dejó de funcionar. Los cimientos de ese mundo antiguo, prebismarkiano, se vinieron abajo casi de forma simultánea, provocando reacciones muy diferentes en los reyes y los reinos del continente. Clark va más allá de la política y se sumerge en los cambios sociales, religiosos, laborales. En la cuestión nacional, la esclavitud y la reacción de un aparato debilitado, pero todavía formidable. Los revolucionarios fueron aplastados en la mayoría de los lugares en los que se alzaron, pero las ideas que prendieron en 1848 no se han apagado todavía. Los adjetivos se quedan cortos. Es una obra intimidamente por extensión, quizás incluso por la temática para mucha gente. Pero háganme caso, tengan fe, paciencia y merecerá la pena.

Clavarse las uñas, de Lucía Rodríguez. Este libro es extraordinario, sin duda la sorpresa del año. Ansiedad, sufrimiento, la angustia como forma de (no) vida. Una figura abrumadora que condiciona cada paso, cada acción, cada pensamiento , en la novela y en la vida de la protagonista. La incomprensión que desgarra, oprime, asfixia, hasta el día en que ya no hay que defenderse todo el rato. Una historia brutalmente personal, que transmite y el contagia el miedo. Y que consigue dar forma perfecta al trauma a través de los recuerdos rotos, deslavazados y a fragmentos de una una niña, una adolescente y una adulta paralizada por un “hombre muy bueno”, como lo llama una y otra vez su madre.

The Creation of the American Republic, 1776-1787 de Gordon S. Wood. Durante la era revolucionaria, en el último cuarto del siglo XVIII y mientras en Francia cortaban la cabeza de los reyes, la teoría política de los nacientes Estados Unidos experimentó una transformación drástica, desde una concepción, unas ideas y unos valores clásicos y medieval a un marco moderno. Esta obra clásica (es de finales de los 60) es un análisis fabuloso, detallado, minucioso y erudito de esa transformación.
Wood nos pasea por la redacción de la Declaración de Independencia hasta la ratificación de la Constitución, dando forma a la teoría dominante sobre el republicanismo. Su tesis es que los padres fundadores no levantaron sólo nuevas formas de gobierno, «sino una concepción completamente nueva de la política y el reparto del poder”. Es un poco para cafeteros, no nos vamos a engañar, pero se aprende muchísimo.
Y los fans de El indomable WIll Hunting recordarán sin duda quién es el autor por la mejor escena de la película

Subcampeón, de Ander Izagirre y Zuhaitz Gurrutxaga. En todas mis listas de fin de año sale Izagirre. No es casualidad, ni amistad, porque no nos conocemos. Es, simplemente, nuestro mejor narrador. De lejos. Y yo un grupie. Subcampeón es un libro maravilloso. La extraordinaria historia del Trinche Gurrutxaga, que cumplió todos sus sueños, y los de cualquier chaval, sin saber que eso puede ser la manera más rápida y efectiva de arruinarte la vida.
Talentos, alegría, ilusión y éxitos. También tristeza, pánico, dolor y angustia permanente. Escrito con muchísimo humor (y una feroz y cruel autocrítica permanente escondida tras las bromas), mucha profundidad y una honestidad brutal. Obligatorio.

Tiempo de incertidumbre. Los brillantes y oscuros años de la física (1895-1945)‘, de Tobias Hürte. «Imagine que un día descubre que el mundo en el que vive funciona de forma muy diferente a como creía. Las casas, las calles, los árboles y las nubes no son más que un decorado animado por fuerzas que ni siquiera sospechaba que existieran. Eso es exactamente lo que les ocurrió a las físicas y a los físicos de hace un siglo. De pronto se dieron cuenta de que detrás de las teorías y los conceptos a través de los cuales veían el mundo había una realidad más profunda, una realidad que les resultaba tan extraña que desencadenó una disputa sobre si era siquiera posible seguir hablando de “realidad”. Este libro relata la historia de cómo físicas y físicos llegaron a esa situación y cómo lo abordaron. Al final de esa historia, el mundo habrá cambiado: los físicos no solo lo habrán redescubierto, sino que lo habrán cambiado profundamente”.
Un ensayo buenísimo, ameno, accesible, rápido, profundo sobre los cambios corales, las contribuciones, las relaciones, los vínculos, los odios y amores entre los protagonistas de un giro histórico. Einstein, Schrödinger, Dirac, Cuerie, Bohr, Lorentz, Heisenberg, Pauli, Maxwell, Sommerfeld, Born. Te vuelves parte de su mundo y ellos se vuelven un poco parte de ti. Se aprende muchísimo. Si quieres combinarlo, prueba Un verdor terrible de Labatut o Años de vértigo de Bloom.

Los Effinger, de Gabriele Tergit. No es una obra maestra, no está en el panteón, pero es una saga familiar estupenda para caminar por el Berlín y la Alemania que nace, crece y (se)destruye, desde la Guerra Franco-Prusuana hasta la Segunda Guerra Mundial. Visto a través de los ojos, las experiencias y los cambios de una (dos) familias judías a lo largo de cuatro generaciones.
Está todo. Prejuicios, clases, judaísmo, discriminación, odios, orgullo, patria, nación, industria, guerra, paz, amor. Quizás tienen razón los críticos que dicen que le falta algo de alma y fuerza, que la trama es demasiado plana, que no llega a los Buddenbrook, comparación inevitable. Pero creo que es una de esas novelas en la que no hay que centrarse en los personajes principales, sino los secundarios. No en la trama principal o política, sino en las que se intuyen de fondo. En el marco que poco a poco va levantando, cómo va cambiando. La metáfora perfecta de ese giro es el paso de un mundo predecible, estable, el de los relojeros y fabricantes de tornillos, al de la automoción y el comercio internacional.

Reagan, de Max Boot. Es la última biografía del presidente estadounidense, pero sospecho que no la definitiva. El autor, un thintankero académico que creció idolatrando al actor que ‘acabó con la URSS’, transmite a lo largo de 750 páginas su escepticismo creciente. Es una biografía equilibrada, justa, y bastante crítica. Que tiene como objeto principal desmontar todos los mitos sobre Reagan que le acompañaron durante la presidencia, pero también desde entonces. No era tonto, pero tampoco muy listo. No tuvo ningún problema en decir y repetir mentiras, exageraciones o lo que hiciera falta, si le servía o si le resultaba cómodo. Alguien que no era racista, pero que no dudó en alinearse o flirtear sistemáticamente con los segregacionistas y posicionarse una y otra vez contra los movimientos y legislación de derechos civiles. Que pasó a la historia por plantar cara a los rusos, pero que no tenía ningún problema con todas las dictaduras de derechas del planeta.
Una figura fascinante, un orador formidable, un tipo gracioso, que se dejaba dirigir y que ni trabajaba demasiadas horas ni le preocupaba demasiado el día a día. También alguien al que le costaba mucho despedir a sus colaboradores, tomar decisiones en los momentos importantes, pero con una buena intuición.
No es el mejor libro biográfico, hay cosas que pasa rápido por encima, y quizás carece de un análisis en profundidad de la personalidad del actor convertido en sindicalista convertido en político, dado que era hermético hasta niveles increíbles. Pero cumple perfectamente la misión marcada.
Mi lista de libros del año en:
Otras listas de interés
Cada año pido en Twitter que recomienden el libro que más les ha gustado, emocionado, sorprendido o chocado del año. Y salen siempre cientos de ideas muy buenas.
Piedras de Papel (pasen por alto el del coreano)