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El odio

25 martes Mar 2025

Posted by suanzes in Historias, Periodismo

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Luisge Martín ha escrito un libro sobre José Bretón, el hombre que asesinó a sus hijos para hacer daño a su ex pareja. Sus referentes y ambición son Truman Capote y Emmanuel Carrere. La madre de los niños, Ruth Ortiz, ha solicitado la paralización del libro, y la editorial, Anagrama, ha suspendido temporalmente su distribución mientras valora las posibles consecuencias, supongo que no sólo legales.

ACTUALIZACIÓN 27 de marzo: la editorial ha decidido suspenderlo indefinidamente tras la polémica provocada.

No he leído el libro. No tengo ningún interés especial en el true crime ni veo ninguna serie al respecto, pero claro que tengo curiosidad sobre la mente de un asesino. No tengo ‘dudas’ jurídicas, no creo que el libro pueda o deba ser prohibido, censurado, bloqueado por un juez. El debate es otro, y es más que interesante. Aquí una recopilación de lecturas con posiciones desde todos los puntos de vista, aunque son abrumadoramente a favor de la publicación del libro, tanto desde el punto de vista jurídico como moral, y muy pocos sobre el libro en sí, ya que no ha salido a la venta y sólo unos cuantos periodistas han tenido acceso.

No están ordenados o jerarquizados de ninguna manera. En rojo destaco cuando el autor o la autora dejan claro que lo han leído.

Cualquier otro que hayan leído o crean interesante, no dejen de decírmelo y lo incluyo.

En El Confidencial, una prepublicación antes de la polémica: Cara a cara en la cárcel con José Bretón, el asesino de sus hijos: «Me pudo la impaciencia».

En El País, una previa también sobre el proceso del libro: Luisgé Martín, el escritor que conoció al asesino

– Daniel Arjona, en El Mundo tras leerlo, dice que cuando uno acaba «siente entre las manos un objeto viscoso y sucio. Y no tanto por el retrato del criminal despreciable que mató y quemó a sus dos hijos pequeños como por la sospecha de que el escritor nunca tuvo claro lo que quiso hacer y aún así, lo hizo. Con desagradables consecuencias(…) Lo diremos una sola vez, aunque maldita la falta que hace. El odio debe difundirse y encontrar sus lectores. Serán muchos, además, después de lo ocurrido». Y sin embargo, dice, más allá de la calidad literaria, o la falta de ella, hay un elemento fundamental: «¿Cómo es posible que Luisgé Martín, cuando al principio de El odio, analiza cuatro causas posibles que expliquen por qué a Bretón «le entusiasma colaborar con él», omita la más evidente? Cita el deseo de confesión, la pura vanidad, la justificación de sus actos y, por último, la soledad. Pero no se ocupa, o no quiere ocuparse porque quizás entonces no podría dar rienda suelta a su fascinación, de lo que la madre no ha dudado en observar: el deseo de continuar causándole con la publicación de estas 177 páginas todo el dolor posible«.

– Marina Perezagua en Jotdown: Mirar el abismo: cuando el dolor pide silencio y la libertad exige palabras. La escritora dice que en el fondo sólo hay una cuestión, por jodida, que sea: «¿tiene una sociedad el derecho —o incluso el deber— de enfrentarse al mal en estado bruto, sin filtros ni anestesia?». Su tesis es que «vivimos tiempos en los que la censura ya no se impone a golpe de decreto, sino bajo la forma más insidiosa del paternalismo moral. Se la disfraza de compasión, de respeto a las víctimas, de sensibilidad institucional. Me pregunto si esa “sensibilidad” no es otra cosa que miedo: miedo a lo que ciertas obras podrían revelar sobre nuestra condición, sobre nuestros límites, sobre el vacío que se asoma cuando dejamos de mirar desde la comodidad de lo soportable y nos adentramos en el territorio de lo insoportable», y en consecuencia cree que el libro claro que debe publicarse. Y que «Desde la empatía más absoluta hacia Ruth Ortiz, cuya pérdida no admite comparación posible ni consuelo alguno», hay que recalcar que «el dolor no puede ser criterio jurídico. Ser víctima otorga muchas cosas: dignidad, respeto, reparación. Pero no confiere la prerrogativa de censurar la mirada del otro«.

Completamente de acuerdo, pero no entiendo la parte en la que se atreve a decir(le) que «ojalá existiera un libro capaz de aliviar el sufrimiento de Ruth Ortiz, pero ese libro no puede existir. De la misma manera, tampoco imagino que exista un libro que pueda incrementar su dolor. Pero aun asumiendo que las palabras ajenas pudieran reabrir el sufrimiento de esta madre (tarea que como digo considero imposible)». Terrible arrogancia intelectual

– Pilar Álvarez en El País leyendo las galeradas: ¿Por qué nadie avisó a Ruth Ortiz? Un libro como forma de maltrato. ‘El odio’, la obra sobre José Bretón, es un vehículo para perpetuar el daño sobre la madre de los niños asesinados, a la que nadie tuvo en cuenta en el proceso. «Inexplicablemente, ni el autor ni la editorial contactaron en ningún momento con Ruth Ortiz para contarle lo que estaba haciendo. “Cuando inicié el proyecto de este libro (…) tomé la decisión —quizá equivocada— de hablar únicamente con José Bretón. Mi propósito era tratar de comprender la mente de alguien que había sido capaz de asesinar a sus propios hijos, y para ello me resultaba distractivo cualquier otro punto de vista, especialmente el de Ruth Ortiz, a la que, en cualquier caso, no me habría atrevido a mortificar con indagaciones”, escribe el autor de El odio. No la quería mortificar con indagaciones, pero no pensó en todo lo que podría suponer para ella lo que iba a describir en su obra. No la alertó de que iba a sacar un libro donde relata pasajes de su vida, recrea la convivencia entre ambos, desmenuza detalles del asesinato de sus niños narrados por Bretón. No reparó en que puede haber cosas que no son como le dice el asesino y él cuenta en su libro. ‘Lo tengo ya en el pasado’, decía Ruth Ortiz sobre su verdugo. Desgraciadamente, este libro le ha devuelto a Bretón a su presente«.

– Bruno Pardo Porto en ABC, tras leerlo: El libro que ‘quitó’ la voz a José Bretón sin dársela a Ruth Ortiz, «La primera carta se la envió en julio de 2021. En total intercambiaron unas sesenta, según las cuentas de Martín. Las primeras, precisa en el libro, estaban escritas con una «limpieza maniática»: líneas rectas, caligrafía cuidada, márgenes exactos, ninguna tachadura. «Más tarde, a medida que íbamos estableciendo una relación de confianza personal, Bretón comenzó a escribir con menos entumecimiento». En verano de 2022 hablaron por teléfono por primera vez, en una conversación que duró ocho minutos, que es el tiempo que duran las llamadas autorizadas. Luego hubo más (…) Martín se pregunta por qué Bretón accede a participar en su obra. «Me entusiasma tu propósito», le dice el asesino. El escritor baraja cuatro opciones: el deseo de confesión; una vanidad enorme, propia de un narcisista; la posibilidad de conseguir algún beneficio, como colar su relato; y por último, la soledad. Martín marca distancias y no se decanta por ninguna de esas explicaciones. Pero al final del libro (página 131), reconoce: «De repente me encontré sintiendo hacia José Bretón un afecto que me avergonzaba e incluso me enfurecía».

– Tras leerlo, Juan Soto Ivars en El Confidencial: He leído el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón: muchos aciertos y un error insensible. «Porque es un libro terrible. Lo digo sin paños calientes y como un mérito literario. Terrible, porque lo pretende. Luisgé Martín tiene un gusto por la oscuridad que roza la impudicia baudeleriana. Lo demostró con La mujer de sombra, novela que aborda perversiones sexuales con los niños (…) Ha sido un acierto literario que Luisgé Martín utilice a José Bretón como única fuente directa, más allá de los sumarios judiciales y recortes de prensa que recogen la opinión de Ruth Ortiz y otros testigos. Sin embargo, justo por este afán literario de conocer y narrar el odio homicida sin intermediarios, viene el error más insensible y cuestionable por parte del autor y su editorial. No han querido hablar con Ruth como fuente para escribir el libro, pero me sorprende la torpeza y la negligencia de no contactar con ella, antes de la publicación, para explicarse y acompañarla.».

Violeta Assiego en Eldiario.es: La libertad creativa de un asesino confeso. «Quizá el autor no lo sepa –o no lo quiera saber porque piensa que tiene el historión de su vida entre manos– y parece que la editorial tampoco se da cuenta –quizá porque está pensando en las ventas–, pero Bretón los está utilizando e instrumentalizando para volver a agredir a su exmujer. El libro que Anagrama defiende como libertad creativa es, en realidad, la libertad recreativa que un asesino se está tomando para volver a violentar a Ruth Ortiz y a sus dos hijos. Porque a pesar de no estar vivos, vulnera sus derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen (…) No se trata de prohibir un libro. Se trata de que un libro no sea una extensión de la violencia machista que un hombre ha ejercido contra su mujer y sus hijos. Ese es, a mi juicio, el foco cuando para José Bretón (según confiesa) es tan importante su impunidad. La publicación íntegra de su versión y de su crueldad sin que haya ningún tipo de filtro que piense en cómo esto daña y afecta a Ruth Ortiz, es impunidad.

– Borja Martínez , tras leerlo, en El Independiente: El gran problema de ‘El odio’: ¿Dónde está Ruth Ortiz? “El resultado es un true crime deslavazado y oportunista, anegado por la escatológica adjetivación marca de la casa y disfrazado de reflexión profunda en torno al mal que no renuncia al efectismo. Como cuando asegura que en la víspera del crímen «Bretón seguía confiando en que su mujer le llamara y detuviera la cuenta atrás, pero Ruth, que ni quiera había leído la carta», la famosa carta, «no le llamó». O en la risible despedida en el locutorio de la cárcel. «Hice un gesto melodramático que había visto en las películas carcelarias muchas veces: puse la palma de la mano abierta en el cristal. Bretón no lo hizo .El odio ha obtenido una inmerecida relevancia, antes incluso de ser publicado, por una sucesión de errores. El más grave, el de un sistema editorial que ya no edita: que no pone a los autores consagrados ante los problemas de sus textos, que no somete su vanidad al escrutinio de un profesional de la claridad, la pulcritud y el rigor. Una edición bien entendida –y ardua– de El odio hubiera evitado esta lamentable colisión de derechos fundamentales que aflige innecesariamente a una víctima y que se resolverá con la publicación del libro, porque si yo lo he leído usted también debe poder hacerlo, porque los libros no se prohíben y porque el daño ya está hecho (y habrá que resarcirlo)”.

– Antonio Maestre en La Sexta antes de leer el libro: El dolor de una víctima no puede ser ley. «»Los argumentos que se esgrimen para justificar el secuestro y la censura de El odio de Luisgé Martín pasan por decir que como lo ha pedido la víctima ya no hay más posibilidad de debate y hay que cumplir su voluntad sin importar cuántas y qué derechos fundamentales se violan con su exigencia, a explicar que como hay expertas que consideran que el libro, que no han leído, supone una revictimización es preceptivo prohibir su publicación».

Y después de leerlo: No puedes conocer al asesino sin conocer a su víctima. «El odio, de Luisgé Martín, no tenía que haberse publicado, no todavía, no como lo ha hecho, pero porque es un libro incompleto, fallido, que ni siquiera logra lo que el autor se había planteado en sus primeras páginas. El autor, el editor y quienes leyeron el borrador, que fueron muchos, debieron prever que una obra con un contenido tan delicado solo puede salir estando perfectamente cerrado y limpio. Y este texto no lo está. Es un error editorial. De forma y de fondo» (….) El libro en ocasiones adquiere tintes frívolos que sobran en un libro de esta temática. Los pasajes donde explica que su familia le compra calcetines, o sobre todo, en mi parecer, el inicio del libro donde el autor explica que hace un listado de la gente que ha conocido en su vida y que hubiera merecido morir creando una escala de bondad-maldad medida en un baremo que va de Nelson Mandela a Adolf Hitler. Eso sí. No creo justo que se haya considerado que el libro es un vehículo de José Bretón hacia la revictimización de Ruth Ortiz. No he encontrado eso en el libro en ningún pasaje, a no ser que creamos que el simple hecho de hablar del crimen lo es. Si es así no lo es más que cualquier documental, noticia o artículo que lo haga en cualquier forma. No dudo que esa hubiera sido la intencionalidad de José Bretón cuando se muestra entusiasmado con la posibilidad, pero el autor no le da esa oportunidad en el libro.

– Arcadi Espada en El Mundo: La desgana del destino. «Mi interés sobre este tipo de hombres es escaso. Alguien capaz de hacer lo que hizo Bretón merece el interés de los neurocientíficos, de los genetistas, quizá de los psiquiatras. Es decir, de todos aquellos que puedan trazar la ruta probable de su desvarío. Una vez pasaran ellos quizá tuviera interés relatar sus hallazgos. Por el contrario, encararse con Bretón desde el pensamiento literario ya está descatalogado. Y mucho más si la conclusión es el insufrible tópico escolar de que todos podríamos ser Bretón, como Martín declara, incurriendo, además, en una incorrección impropia de su tribu: todos y todas, Martín (…) Un escritor tiene derecho a jugarse su honor, su dinero, su libertad y hasta su vida con la escritura, y no hay un sistema democrático digno de sí mismo que pueda privarle cautelarmente de ese derecho.»

– Sergio del Molino en El País, sobre su amigo pero sin leer aún el texto: Luisgé Martín y la industria del ‘true crime’. «Ruth Ortiz está en su derecho de ejercer las acciones que crea convenientes, y la justicia dispondrá lo que sea. Nadie puede cuestionar su dolor, ni dejar de comprender e incluso compartir su rabia. Pero no es Luisgé Martín quien ha causado el daño. De Bretón son las palabras, suya es la culpa. Al igual que el resto de los asesinos que hablan, balbucean, mienten, lloran y lastiman en los cientos de documentales que mucha gente verá esta noche mientras vapulea por las redes sociales a un escritor».

– Jesús García Calero en ABC: Por qué el libro de Luisgé Martín sobre el crimen de José Bretón debe publicarse. «La narración incluye el proceso de escritura, las dudas sobre su pertinencia y la descripción del desamparo carcelario del criminal. Lo que en las noticias fue fundamental, el rigor al informar y el resultado del proceso, es en este caso, en el libro, secundario. Importa más adónde lleva Luisgé Martín al lector, si vale la pena el viaje a un odio y un dolor que, por muchas palabras que le pongamos, no tendrá nombre. Debe publicarse el libro. Y quien quiera que lo lea y piense si le valió la pena sentir algo difícil, nauseabundo, cuando la lectura de ‘El odio’ llega a su fin».

– Muy dura Adriana T. en Contexto: Por qué alguien querría convertirse en portavoz de un asesino. “Me provoca mucho repelús la gente que, fingiendo un interés erudito –que a duras penas logra ocultar una curiosidad morbosa muy pueril, o quizá una especie de fascinada admiración–, vienen a preguntarse, poniendo carita solemne, qué demonios habrá en la mente de esos asesinos malvados. Como si el asunto fuera un misterio de todo punto incognoscible y ellos se dispusieran, revestidos de sacerdotes literarios, a revelarlo ante nosotros, los profanos. Como si hablar con criminales les provocara el mismo placer maravillado que echar una ojeada al cielo nocturno y preguntarse por las estrellas que titilan a lo lejos. Como si el gusto por lo escabroso denotara una intelectualidad elevada, un grado de sofisticación fuera del alcance del público menos refinado”.

– Maite Rico en El Mundo: La voz del asesino y la censura previa. La libertad de expresión también existe para los criminales, y el dolor no otorga autoridad para poner mordazas. «Recientemente Patricia Ramírez, madre del Pescaíto, el niño asesinado en Almería por la entonces pareja de su padre, logró que una productora desistiera de rodar un documental cuya estrella era aquella mujer sórdida. Pero Ramírez va más allá en su batalla y pretende que «ningún preso pueda conceder una entrevista». En un Estado de Derecho la libertad de expresión también existe para los criminales, y el dolor no otorga autoridad para poner mordazas».

– Víctor J. Vázquez en El diario de Sevilla: El escritor y un asesino abyecto. «El escritor, sin embargo, puede querer abandonar la ficción y hacer literatura sobre la base de un pacto distinto en el que ya no pide al lector que haga como si cree, sino que directamente lea como cierto su relato. En estos supuestos, la libertad de creación no disfruta de ese carácter ilimitado que otorga la excepción de ficción, sino que puede entrar en conflicto con otros bienes jurídicos, muy especialmente con el honor o la intimidad, pero también con la memoria de aquellos que, ya muertos, son protagonistas de ese relato. El literato no pierde aquí su libertad para crear, pero su obra ya no puede ser libérrima para emocionar o compungir con cualquier recurso, sino que ha de atender a límites que son propios de la lex artis periodística, como la relevancia pública o la veracidad».

Un punto relevante porque Bretón, precisamente, escoge o acepta a Martín porque es escritor y no periodista: «Ellos creen que su obligación es destruirme y no tienen necesidad de escuchar lo que les digo», afirma en la pieza de prepublicación mencionada al inicio del post.

– Casimiro García Abadillo en El Independiente: La voz del asesino. «Tanto desde el punto de vista legal, como, sobre todo, desde una perspectiva moral, el libro de Luisgé Martín, El Odio, no debería ser difundido por respecto a Ruth Ortiz».

– Germán Teruel en Letras Libres sólo sobre el debate jurídico, no el trasfondo moral o la calidad de la obra: El caso de “El odio”: libertad, censura y protección de las víctimas. Por todo ello, con la prudencia debida al no haber podido leer la obra, creo que estamos ante uno de esos manjares solo aptos para estómagos sanos, como señalara J. Milton, pero que una sociedad abierta y plural tiene que admitir como legítimo ejercicio de la libertad. Una sociedad que, al mismo tiempo, ha de encontrar también fórmulas para acompañar y dar su calor a las víctimas de tan trágicos delitos sin tener que caer en la censura».

– Isabel Valdés en El País: ‘El odio’: la colisión de la libertad de creación y los derechos de las víctimas. «Varias especialistas coinciden en que el libro de Luisgé Martín supone una violencia directa y extendida hacia Ruth Ortiz, y en que el problema no es el tema que trata sino cómo se abordó».

– Elisa Beni en Eldiario.es: Quiero elegir si leo o no El odio. «Quieren matar un libro antes de que nazca porque dicen que causará dolor a una persona, mas eso no es motivo suficiente. Libros han nacido que han causado dolor a masas completas. Los libros no son el mal, el mal está en algunos de sus lectores».

– Pedro Simón en El Mundo: Necesitaba decir que se arrepentía. «Lo peor que le podría pasar a Anagrama es que el libro (paralizado por la Justicia) se vendiera como rosquillas a 17,95 euros; que la cubierta ocupase el espacio de los más vendidos en las librerías; que fuese el gran hito lucrativo de la editorial en 2025; ese neón. Porque ni el libro es un viaje a la mente del asesino, ni Luisgé es Capote ni Carrère (quién lo es), ni los tiempos de El odio tienen nada que ver con los de A sangre fría.

– Diego S. Garrocho en El País: José Bretón, el mal infinito. «Los seres humanos no sabemos lidiar con el mal infinito. Cuando el error moral es mesurable, podemos comprenderlo y acotarlo. Todos hemos cometido errores, y en el corazón de cualquier persona anidan pasiones miserables. También en la suya, lector, o en la mía. Porque si no, no seríamos humanos. Pero lo monstruoso, por fortuna, no está al alcance de cualquiera y su mera concepción supone un desafío para las categorías con las que normalmente ordenamos la realidad. Hay cosas que se hacen infinitas no porque se antojen colosales, sino porque simplemente hacen añicos la vara de medir. La maldad perfecta, la expresión superlativa del odio o los confines patológicos del egoísmo humano generan un terror fascinante desde su mera contemplación».

– Alfonso J. Ussia en ABC: El odio de Luisge Martín. «Muchas veces nos quejamos de que los telediarios son un reguero de sucesos. Pero la cosa no está en la libertad de expresión de publicar cosas que se dicen «malas», sino en el hecho de sentirlas, es decir, de incomodar, de no gustar, y de escribir sabiendo que tu obra va a molestar o a doler, como es el caso de ‘El odio’. Pero es precisamente ahí dónde la libertad de expresión adquiere una importancia fundamental. Porque si un escritor no puede teclear sobre un crimen, sobre cómo es la cabeza de un asesino y, además, aportar las confesiones que no hizo en sede judicial, estamos perdiendo la libertad de escribir sobre lo que nos dé la gana. ¿Acaso no tiene interés saber cómo funciona la mente de un depravado como Hitler? No se debe prohibir ‘El odio’ de Luisgé Martín. No es un terapeuta, no es un psicólogo: es un escritor. La libertad es poder elegir, no prohibir

– Noemí López Trujillo, en Newtral, no sobre el caso en si, sino sobre El fenómeno ‘true crime’ a raíz del libro de José Bretón: la obsesión masculina por desentrañar la mente de los asesinos. «Más allá de las implicaciones éticas que puede conllevar la publicación de un true crime literario de estas características —que cuenta solo con el testimonio del asesino—, la frase de Martín reconoce que su punto de partida es una obsesión por desentrañar un misterio aparentemente insondable: la crueldad humana. Un enfoque que se inserta en la cultura masculina del mindhunter —cazador de mentes—«.

– Silvia Nanclares en Público: Los calcetines de Bretón. «El propio título de El odio o tildar a Bretón como monstruo invisibilizan la violencia estructural que se quiere analizar, que es la violencia machista. Llamadme simplista pero la única explicación de estos crímenes es la misoginia. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas, ni siquiera 177 páginas en papel ahuesado. ¿Por qué hablar de violencia extrema en general pudiendo hilar más fino?».

– Interesantísimo esto de Elisabeth Duval en Kaminker: La ética de reescribir vidas ajenas. No sobre el caso, que aborda un poco de pasada y como percha, sino sobre la creación literaria a partir de un par de ejemplos de la vida real. «Casi nada se habla del libro en sí o de su calidad, hecho normal, por otra parte, en un texto cuya publicación ha sido retenida; todas las consideraciones ético-morales, además, se centran en su publicación, cuando también cabría hacerse las preguntas oportunas sobre qué ética trasluce de la propia conversación que los lectores o no lectores están teniendo en redes sobre el libro y su paratexto. Luisgé Martín construye el texto sin una particular reescritura y reelaboración, retomando correspondencia y transcripciones; a nivel de crítica genérica, podríamos casi acercarlo más a la crónica o a una forma elaborada de no-ficción, pero difícilmente a cualquier cosa semejante a una novela. Me parece que los otros casos plantean preguntas algo más interesantes y para las cuales sí que no tengo respuestas, pero sobre todo un punto de partida en el que encuentro la raíz del problema: la ética no de la recepción o distribución, sino de la creación literaria, la forma en la que pergeñamos textos o artefactos, para qué y cómo lo hacemos, con qué intenciones y motivos. No creo que nos hagamos todo el rato las preguntas adecuadas cuando creamos; somos igual de caprichosos e irracionalmente humanos en la creación que en todo lo demás. Y, quizá, buena parte del debate, drama y discusión pública al que asistimos hoy se habría ahorrado si, en ese instante de la creación, la forma en la que el autor se preguntara por su responsabilidad ética hacia las personas que convierte en literatura o a las que van a afectar sus daños colaterales fuera distinta».

– Federico Jiménez Losantos en El Mundo: Humillar a una víctima no es libertad de expresión. «José Bretón es uno de los asesinos más abyectos de la historia de España, mató a sus dos hijos pequeños para hacer todo el daño posible a su esposa, Ruth, como acabó confesando sin remordimiento alguno; y se le condenó a prisión permanente revisable, la máxima pena, demasiado mínima, de un ordenamiento jurídico compasivo con los asesinos y cruel con sus víctimas. Pero, como es famoso, ha urdido un plan para seguir machacando a su víctima: que alguien le haga un libro en el que se recree en los detalles de su crimen y siga disfrutando de la humillación de Ruth. Así que llamó a un escriba de Sánchez, que va de Truman Capote y no pasa de Irene Lozano. Este, a espaldas de Ruth, encantado».

– Manuel Jabois en El País: Bretón entusiasmado. «Mi problema con el libro de Luisgé Martín sobre José Bretón es que, cuando el autor le escribe a la cárcel para sugerirle la idea, el asesino de Ruth, de seis años, y José, de dos, responde: “Me entusiasma tu propósito”. Ese era un momento extraordinario para abandonar el libro si lo que se quería era hablar con Bretón y nada más que con Bretón. La mejor manera de entrevistar a un asesino es convencerlo; la peor, que el asesino, con la orden de no comunicarse por ningún medio con su víctima, estuviese esperando la entrevista como agua de mayo. No se puede hablar con un asesino que está más contento con la charla que tú, y sobre todo no se puede inferir de su entusiasmo cuatro razones peregrinas y obviar la que está a la vista de todos, que es la de continuar torturando a su exmujer desde prisión después de matar a sus dos hijos, cumpliendo aquello que anunció el comisario de Córdoba a Marlasca y Rendueles en el libro Territorio Negro: “Cuando nadie se acuerde ya de él, contará con todo detalle lo que hizo con los niños. Y lo hará, como siempre, para hacer daño a Ruth”.

– Manuel Arias Maldonado en Letras Libres: Sistema cultural y abyección verídica.»Todo indica que seguimos sin comprender la distinción entre realidad y representación; con demasiada facilidad se da por supuesto que el espectador sufrirá al contacto con la obra una irremediable transformación moral. Es como si nos viéramos arrastrados una y otra vez al patio de Alonso Quijano, donde el cura y el barbero se dedican a quemar los libros de caballería que han vuelto loco al viejo hidalgo; como es sabido, los nazis harían mucho después una hoguera real de consecuencias mucho más serias. En todo caso, los datos no avalan la hipótesis de la hipnosis masiva: aunque el nivel medio de cada país viene dado por el nivel medio de los productos culturales que consumen sus habitantes, las últimas décadas no han visto un aumento de la violencia condigno al incremento de la oferta literaria y audiovisual que contiene violencia o crudeza o abyección. En una sociedad abierta, donde los públicos se fragmentan y solapan, la conformación de la subjetividad es un asunto mucho más complicado de lo que suele pensarse y no hay razones suficientes para acabar con el paradigma vigente: aquel que otorga primacía a la libertad de expresión, salvo que concurra vulneración de derechos fundamentales, dejando que sea el cuerpo social quien decida si una obra es valiosa o irrelevante».

– David Jiménez Torres en El Mundo: Bretón y la literatura: una polémica viscosa. «as comparaciones con Capote son problemáticas: A sangre fría no es un libro extraordinario solo por el episodio que aborda, sino porque está maravillosamente escrito. Los argumentos sobre la autonomía de la literatura frente a la ética no deberían depender de la calidad de cada obra, y, sin embargo, parece que es más fácil tolerar que un autor se tome ciertas licencias si el resultado es asombroso. Si El odio quedase muy lejos de las alturas literarias de A sangre fría, ¿se argumentaría con la misma contundencia que estaba bien ignorar las protestas de la víctima? Y, en caso de que sí alcanzara esas alturas, ¿sería menos real el dolor que se habría causado a Ruth Ortiz? El debate resulta viscoso, en parte, porque hay mucho en nuestra relación con la literatura que también lo es».

– Víctor Lenore en Voz Populi sobre el autor más que sobre la obra: ¿Vale todo en literatura? La controversia tras el libro sobre José Bretón. «Es legal poner la literatura por encima de los sentimientos de los demás, pero no lo es hacerlo y encima querer quedar como un señor (…) En cada entrevista de Martín suele haber media docena de frases redondas, entre indecentes y escalofriantes. Para no abrumarles mucho, les citó la que me parece definitiva: “Si yo pudiera elegir, elegiría no haber nacido, porque me parece que es un esfuerzo innecesario. Si uno no comparte esa premisa, normal que no entienda mi postura cuando digo que me da igual cargarme la literatura y el arte”. Por lo que sea, Anagrama ha preferido invocar a Capote y Carrère antes que compartir estas reflexiones de su autor, alguien deseoso de renunciar a su humanidad y a cultivar su oficio a cambio de ser feliz como un cerdo en una pocilga».

– Winston Manrique Sabogal en WMagazine: El mal: el deseo de los escritores por saber sus motivaciones y la fascinación que despierta en las personas. «La clave en toda obra de arte es el cómo, mucho más que el qué, pues los qué son los mismos siempre. El secreto es el cómo en su forma y en su fondo lo que lleva implícitas preguntas como por qué o para qué, cuál es la intención de la obra, ningún acto humano es gratuito. Todo es susceptible de ser tratado por un creador donde el cómo es lo que lo elevará a categoría de arte o de respeto o de responsabilidad. Y, llegado el caso, pueden ser asuntos delicados, polémicos, cuestionables ética o moralmente, según la época y la sociedad, vidriosos, resbaladizos, señalados, neblinosos o criticados. A todo eso se expone el creador, al menos en un mundo libre y democrático. Ello ante el riesgo de hacer apología, blanqueamiento del verdugo de manera consciente o no o de expresar más o menos comprensión sobre el asesino, de manera consciente o no, debido a que el autor ha investigado y conocido diferentes facetas humanas del monstruo que el público no ha vivido, y que pueden chocar con lo que cada persona/lector/espectador puede considerar tolerable».

Filósofos catastróficos y la ‘reivindicación’ de Unabomber

24 lunes Mar 2025

Posted by suanzes in Filosofía, Historias

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1) Largo y sugerente texto de Alberto Penadés en Letras Libres: Filosofía catastrofista. Un tipo de reflexión que cada vez es menos habitual en nuestra lengua, tras la progresiva desaparición o reducción de las revistas. Todo lo que sea burlarse de Žižek o de Byung-Chul Han, «esta versión Coelho de lo peor de la Escuela de Frankfurt», está bien y es necesario. Pero de la mano de Voltaire, Pombal o Rousseau va más dentro:

«Criticar era para Kant, y aun para Marx, explorar las condiciones de posibilidad de lo que sabemos y afirmamos. En un sentido lato, pensamiento crítico es aprender a reconocer ambigüedades en los conceptos, generalizaciones infundadas, equivalencias solo aparentes, demostraciones incompletas, afirmaciones para las que se necesitan datos, la naturaleza probabilística de los hechos, y a reconocer datos fiables. Esto es más o menos lo que hacen los científicos en sus especialidades. Nadie dice hacer “ciencia crítica”, que yo sepa (iluminados y construccionistas aparte), aunque cualquiera entiende que la crítica científica es tan parte de la ciencia como los experimentos o los manuales. Nos queda lejos saber cómo se llegó de la crítica filosófica que posibilita el conocimiento a la “crítica” entendida como (supuesto) desenmascaramiento de cualquier afirmación con pretensión de verdad con resultados (supuestamente) liberadores. Pero hubo filósofos entre los culpables».

2) Algo claramente relacionado, aunque quizás no lo parezca instintivamente. En el mundo de internet existe una expresión que quizás nunca hayan escuchado, pero que arrastra mucho peso. Se conoce como Tedpilling, y significa leer el párrafo 1 de Industrial Society and Its Future, el manifiesto de 35.000 palabras Ted Kaczynski, Unabomber, y su afirmación de que el frenético avance tecnológico desde la Revolución Industrial ha «hecho la vida insatisfactoria», «provocado sufrimiento psicológico generalizado» y «causado graves daños al mundo natural» y pensar: lleva toda la razón.

El primer párrafo, tal cual, probablemente recibiría hoy un aplauso generalizado en cualquier contexto. «La Revolución Industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la humanidad. Han aumentado considerablemente la esperanza de vida de quienes vivimos en países ‘avanzados’, pero han desestabilizado la sociedad, han hecho que la vida sea insatisfactoria, han sometido a los seres humanos a indignidades, han provocado un sufrimiento psicológico generalizado (también sufrimiento físico en el Tercer Mundo) y han infligido graves daños al mundo natural. El continuo desarrollo tecnológico empeorará la situación. Sin duda, someterá a los seres humanos a mayores indignidades y causará mayores daños al mundo natural, probablemente provocará mayor disrupción social y sufrimiento psicológico, y podría provocar un mayor sufrimiento físico incluso en países ‘avanzados'».

Kaczynski mató e hirió a mucha gente, aterrorizó a un país, y se convirtió en una especie de leyenda en muchos sentidos. Ahora, 30 años después, cada vez más gente piensa que fue una especie de visionario, aunque los críticos digan que no fue ningún filósofo o pensador original. Un tarado que perdió la cabeza, un asesino, una mala persona, pero un visionario. Y no sólo inspirados como Luigi Mangione, el hombre que mató hace unos meses en Nueva York al consejero delegado de una aseguradora. «Old Ted was maybe onto something here»

Charles Homans en The New York Times, The Strange, Post-Partisan Popularity of the Unabomber. When Ted Kaczynski’s manifesto appeared 30 years ago, the internet was brand-new. Now his dark vision is finding fans who don’t remember life before the iPhone. Sobre cómo hay simpatías por su manifiesto entre la derecha que entonces pensaba era un izquierdista desnortado ( a pesar de que literalmente al inicio dice que «una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el izquierdismo, por lo que una discusión de la psicología del izquierdismo puede servir como introducción al debate de los problemas de la sociedad moderna en general»). Entre los libertarios. Y quizás también entre grupos diferentes dentro del progresismo, los más escépticos del lado identitario. En el manifiesto, Unabomber carga contra los izquierdistas colectivistas, y los activista del feminismo o los derechos de otros colectivos, de una forma que hoy no sería difícil se asociar a la ira anti woke (párrafos 227 a 230 del texto).

El último párrafo del manifiesto

Y por su puesto, en el mundo tecnológico. «Kaczynski’s vision of a species-wide rebellion against our own creations was far-fetched in 1995, but in 2025, even his personal retreat from technological society seems practically impossible. The robots will be everywhere soon enough, and only the people who build them can afford to buy land in Montana these days».

En un giro inesperado, incluso la que fue su última víctima ha acabo desarrollando cierta fascinación por las ideas del terrorista panfletista.

«La sensación de que no hay escapatoria a la tecnología y sus consecuencias ha fomentado el ethos, muy flexible y muy online, conocido como catastrofismo, una combinación irónica de nihilismo y utopismo, en la que el apocalipsis es inevitable, pero las posibilidades al otro lado son inmensas, libres de las limitaciones y la imaginación limitada de la política tal como las conocemos. Quizás no sorprenda que Kaczynski sea omnipresente en este entorno, citado, memeado y venerado en redes sociales y foros como el Tío Ted (…). En este contexto, el manifiesto de Kaczynski es menos el modelo de resistencia que él esperaba que fuera que un marco teórico para comprender la distopía en la que ahora debemos descubrir cómo vivir y cómo llegamos aquí. En los rincones más bobos de las redes sociales, azotadas por Tedpilling, se le invoca, mayormente con ironía, pero no del todo, como una especie de Lorax: una criatura extraña y salvaje a la que la humanidad debería haber escuchado cuando tuvo la oportunidad. En X, su imagen ceñuda se superpone a titulares sobre hombres japoneses que se casan con novias de realidad virtual. En TikTok, su manifiesto se cita, al estilo de «Vive, ríe, ama», en publicaciones sobre vacaciones de senderismo en la naturaleza».

El imperio estético de Alma Mahler-Werfel

04 martes Mar 2025

Posted by suanzes in Historias, Lecturas, Obituario

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Carnegie Hall, New York. Getty.

The Aesthetic Empire of Alma Mahler-Werfel

«Fue, y sigue siendo, una figura ardientemente controvertida. Oliver Hilmes comienza su biografía “Musa malévola” (publicada originalmente como «Viuda chiflada”), con una muestra condenatoria de los epítetos que se le han lanzado: “mujer disoluta” (Richard Strauss), “monstruo” (Theodor W. Adorno), “valquiria descomunal” que “bebía como un desagüe” (Claire Goll), “el peor ser humano que he conocido” (Gina Kaus).

Mahler-Werfel fue descrita como una antisemita incorregible que esclavizaba a hombres judíos y los llevaba a la muerte prematura. Según un entusiasta de Mahler, era una “criatura vanidosa, repulsiva y descarada”. Erich Maria Remarque la llamó “una mujer rubia salvaje, violenta y borracha”. Y al final, el biógrafo catalogó a su personaje como una “mujer histérica clásica”.

Mahler, compositora, música, creadora, brillante, retorcida, es una de los personajes más interesantes e influyentes del siglo XX. Hija de la Viena de fin de siglo, quizás la época más fascinante del mundo contemporáneo, nació con el nombre de a Maria Schindler, hija de la cantante de opereta Anna Bergen y del pintor paisajista Emil Schindler. Esperaba abrirse camino como compositora, pero ese sueño terminó cuando, en 1902, a la edad de veintidós años, se casó con el titán musical Gustav Mahler.

Fue amante de Klimt o de Gerhart Hauptmann, amiga durante décadas de Arnold Schonberg y enemiga de Kandinsky. Suegra de Elias Canetti. Compañera de Stravinsky, Thomas Mann, Luise Rainer o Thornton Wilder. Benjamin Britten le pidió que aceptara la dedicatoria de su ciclo de canciones “Nocturno”; Erich Wolfgang Korngold hace lo mismo con su Concierto para violín. Lotte Lenya le pide que escriba unas memorias. Marlene Dietrich le hace una lectura de la carta astral de Franz Werfel. Leonard Bernstein le ruega ver la partitura de la Décima Sinfonía de Mahler. Un cena cualquier en su casa de Los Ángele podía tener a Schoenberg, Darius Milhaud, Ernst Lubitsch, Jean Renoir.

Tras la muerte de Mahler, tuvo un romance con Oskar Kokoschka, estuvo casada brevemente con el arquitecto de la Bauhaus Walter Gropius. Su último marido fue el escritor Franz Werfel, a quien siguió al exilio, primero en Francia y luego en Estados Unidos, donde se estableció en Los Ángeles. En sus diarios escribió que otros grandes hombres que estuvieron enamorados de ella fueron Paul Krammerer, el biólogo, y Ossip Gabrilowitsch, el pianista y director de orquesta ruso que más tarde se casó con la hija de Mark Twain.

Vivió hasta 1964, la viuda más legendaria del siglo XX. Quienes escriben sobre ella (se han escrito ocho biografías y media docena de novelas) tienden a referirse a ella como Alma. Esto tiene el desafortunado efecto de hacerla parecer una jovencita desvalida en compañía de hombres adultos, de los genios de los que siempre se quiso rodear. «Es mejor», dice la ensayista, «llamarla por el nombre con el que está enterrada: Mahler-Werfel».

Este buenísimo y largo texto en The New Yorker ha sido mi lectura favorita de la semana pasada.

Se puede combinar con Circe and Muse No Longer: A New Opera Reconsiders Alma Mahler, un artículo más o menos reciente del New York Times sobre una ópera estrenada hace unos meses que ofrece otra visión sobre su vida. “Cuando dejó de componer, en cierto modo mató su propia alma. Después de eso, no sintió que mereciera tener hijos porque ya había matado a sus propios hijos, que eran sus futuras creaciones que nunca nacieron”.

En 2010, la cantante Sarah Connely, que llevó al escenario siete de las obras de ella, publicó unas reflexiones más bien duras en The Guardian. Decía que «la música es música, ya la compongan ángeles o monstruos. Alma Mahler era un monstruo, sin duda, pero era un monstruo muy intrigante (…) La crueldad patológica, el antisemitismo, la vanidad y la sensación de que el mundo le debía algo a Alma Maria Schindler a cambio de su brillantez y belleza eran algunos de los rasgos que sus admiradores y enemigos reconocían en Alma, rasgos que también compartía su héroe, Richard Wagner».

Estudios más recientes han reinterpretado a Mahler-Werfel desde una perspectiva feminista. Nancy Newman deconstruyó la forma desconfiada e hipercrítica en que los historiadores y biógrafos se han acercado a ella al señalar varios casos en los que fue manipulada, engañada y denegada su consentimiento activo. El estilo poco convencional de Mahler-Werfel fue controvertido en su época y “no ha resultado menos desafiante” en épocas mucho más posteriores, ha escrito Newman.

Basta pensar en la carta que Gustav, mucho mayor y ya una figura, le mandó antes de la boda: «Los papeles [en el matrimonio] deben ser correctamente repartidos. El papel del compositor, del sustentador de la familia es mío; el tuyo es el del cónyuge amorosa, camarada comprensiva…Debes saber lo que exijo y espero de ti, debes “renunciar” (tu palabra) a todo lo superficial y convencional, a toda vanidad y ostentación (con respecto a tu individualidad y a tu trabajo); debes entregarte a mí incondicionalmente; hacer que cada detalle de tu vida futura dependa completamente de mis necesidades«.

Sin embargo, Connely se acercaba a ella de una manera que un escritos, un biógrafo, un filósofo no pueden. «Sus piezas, de las cuales cantaré siete el domingo con la Orquesta Sinfónica de Londres, demuestran que tiene el raro don de la melodía. La estructura suele ser estrófica y tiene un peso de propósito y resolución brahmsiano, pero su lenguaje armónico está formado por las influencias de su maestro Zemlinsky y de Arnold Schoenberg y Alban Berg (con quien, más tarde, también tuvo aventuras).

La música es en parte voluptuosa, coqueta, wagneriana en intensidad y armonía, pero íntima, sensual, encantadora y sorprendente. Entre los poetas cuyos textos eligió para poner música se encuentran Richard Dehmel y Rainer Maria Rilke. Expresaban una empatía visceral y sensual con la naturaleza, magnificando las emociones, pero también eran llenos de suspenso, remotos y fantasmales. A menudo hay una carga sexual en la poesía de Dehmel, que debe haber parecido perversa en su momento.

La pintura de palabras de Alma es delicada, sensual y hermosa. Técnicamente, sus piezas no son nada fáciles de cantar; los giros y vueltas armónicos presentan desafíos no sólo para la cantante sino también para el oyente, y el rango puede ser dramático.

Tal vez sea lo único real que tenemos de ella«.

Mis libros de 2021

29 miércoles Dic 2021

Posted by suanzes in Historias, Lecturas, Lecturas sin Enlace

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El año 2021 ha sido el más duro y triste de mi vida. Nunca he sido más infeliz, más vulnerable. Nunca he estado más perdido ni me he sentido más solo. Todo lo que pudo salir mal salió mal, y fue a peor. Durante medio año no fui yo, o no me sentí yo, no me reconocía, ni me reconozco, ni me gusta ni me gusto, pero he ido aprendiendo a pedir y aceptar ayuda y a aceptarlo. Y poco a poco mejoró y volvió a despuntar, a lo lejos, la luz. Y leí.

Leí. No hubo, como antaño, parones de meses, sino apenas de unas semanas, cuando el dolor impedía la concentración. Así que leí, y leí, y leí más (e hice un millón de burpees y dominadas). Y busqué, sin darme cuenta, sobre la soledad. Una y otra vez, desde todos los puntos de vista. En los diarios de May Sarton, en la masía de Carlota Gurt o en la tristeza apática del psiquiatra que se jubila en el Agathe de Anne Cathrine Bomann. En el barco de Antonio Lucas, el Hamnet de O’Rilley o la casa abandonada y medio derruida de Santiago Lorenzo. Incluso en las consultas de alma soviética que torturan a Anna Strobinets. Pero lo único que encontré, si me permiten la parodia, fue el eco sordo de mi voz.

La soledad nunca había sido un problema, ni la distancia. Nos entendíamos, y arropábamos, y diría que nos complementábamos. No era forzada, pero tampoco forzosa. Era mía y en armonía. Pero dejó de serlo. En el post del año pasado ya se intuían algunas dinámicas, pero las anclas que entonces sostenían todo se descolgaron. Y no encontré soluciones ni pistas en la literatura, eterna compañera. Ya saben que rastreo en la ficción las conversaciones y pautas y explicaciones que nunca salen en la realidad, en nuestro día a día. Las confesiones que la vergüenza impide, especialmente entre amigos y compañeros, sobre todo entre quienes se aman. Y ahí no había gran cosa, no esta vez.

Afortunadamente, y a diferencia de 2020, el resultado global es positivo, aunque sea sólo en el balance de páginas. En 2021 he comprado mucho y he leído bien. Y he disfrutado, y aprendido, y me he emocionado y no acabo insatisfecho ni frustrado o arrepentido, no demasiado. Miro con sorpresa mi lista porque cierro el curso pensando, como todos los meses de diciembre, que no leo tantos ensayos como debería (en la lista faltan algunos, por diferentes razones profesionales), pero entre mis favoritos, en cambio, la proporción de novelas es mínima, a pesar de que son lo que más necesito. Supongo que es casualidad, o que el criterio para juzgar es más severo que con la no ficción. No lo tengo muy claro, pero tampoco me preocupa.

Aquí les dejo mis libros favoritos del curso. No son, forzosamente, publicados ahora, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad he puesto la versión en español de todos. Para 2022 tengo ya una lista extraordinaria de ideas (pueden ver pistas al final), cientos de recomendaciones bien apuntadas. Las nubes empiezan a escampar y si algo reconforta (y no es una forma de hablar, sino la pura realidad) es saber que están, estáis, ahí, y haceís compañía, y ayudáis, y dais ideas desde hace más de una década.

Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2022 a todos.

Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez. La mejor novela que he leído en 2021, de lejos. Habla de Argentina y de esoterismo, dos temas que no me pueden resultar más indiferentes o distantes, y sin embargo, cala, vaya si cala. Es una obra espectacular, única. Es una novela física, muy física. Que te mueve, te pasea, te cansa, te agota el cuerpo. Sudas con ella y los protagonistas, sientes su hambre, su dolor físico, el insominio y el miedo, la sangre y las naúseas. Una historia y una narración potentísima, oscura, cruel, tierna, ambiciosa, total. Necesitas más, quieres vengarte y cruzar. Llega un momento en el que estás tan dentro de la historia, del círculo, de la iniciación, que necesitas más, y te dan igual los inocentes, y las víctimas, y las consecuencias. Y quieres seguir viendo, y mirar aún más allá, y de golpe entiendes mejor a los que están dispuestos a cualquier cosa por volver a verlo una vez más y ser tocados y mutilados.

No digas nada, de Patrick Radden Keefe. Qué voy a decir a estas alturas de No digas nada. Está en todas las listas (las que merecen la pena), ha ganado todos los premios (que merecen la pena) y recibido todos los elogios, especialmente entre periodistas. Porque, aunque cafres, pesados y cansinos, sabemos reconocer un talento descomunal cuando aparece y una narración magistral cuando nos explota en la cara (pun intented). Un ensayo brillante, extraordinario, sobre The Troubles. No es la historia completa, no es la historia definitiva, pero es un pedazo de historia. Un reportaje de 500 páginas (sobre el lado católico, no el unionista) que no aburre en ningún momento ya tiene un mérito increíble. Es una narración aséptica, quirúrgica. Como si el autor fuera un médico contándote un cáncer, una historia terrible de dolor y sufrimiento, pero explicada desde cierta distancia. No se recrea en la violencia sino que trata de llegar a los protagonistas. Es difícil hacer algo más redondo.

El evangelio de las anguilas, de Patrik Sevensson. Los libros de Enríquez y Radden Keefe son probablemente los mejores, pero mi libro favorito de este año es El evangelio de las anguilas. He disfrutado cada página como un niño, con sorpresa y exictación. Lo leía revolviéndome en el sofá y en la cama, poniéndome de pie, consultando una y otra vez las cosas que salían, recomendándoselo a todo el mundo. Abriendo mapas y atlas en busca de mares y océanos y ríos. Sin creerme que algo tan increíble sea tan desconocido. No entiendo cómo la gente es capaz de hablar de otras cosas que no sean anguilas. Lo digo completamente en serio. Dicen los editores que es una obsesión que ha perseguido a científicos y filósofos durante siglos, que ha traído de cabeza a pensadores como Aristóteles o Freud, y lanzado a exploradores al Mar de los Sargazos. Y no me extraña. No sabemos cómo se reproducen, por qué y cómo mutan y el mecanismo por el que un día saben que ha llegado la hora y cruzan el planeta para morir en casa, en sólo una casa. Si sólo vais a leer algo en 2022 que sea esto, de verdad.

Un espía entre amigos. La gran traición de Kim Philby, de Ben Macintyre. Qué barbaridad de ensayo, de biografía, de historia. Es un manual indispensable sobre espionaje, amistad y traición. Sobre frialdad, mentiras y fanatismo. Pero también sobre la soberbia, la ceguera, el esnobismo de la clase dirigente británica y su nobleza funcionarial durante décadas. La élite que manejó el país, y los servicios secretos, como su cortijo y no rindió cuentas. Macyntire es un superdotado (como demuestra en el resto de sus obras, como la fantástica Espía y traidor. La mayor historia de espionaje de la Guerra Fría, con un caso del lado contrario) y convierte en teatro, poesía y epopeya la traición de Philby, la más conocida y dolorosa. Te mete en cada habitación, en cada reunión y casa de campo. Te lleva a Moscú, Washington y Oriente Medio y aunque sabes de antemano lo que va a pasar, el daño y el éxito, te abstraes y esperas cada giro como si nunca hubiera ocurrido.

La casa eterna, de Yuri Slezkine. “Vivir y recordar es una y la misma cosa. No se puede destruir una sin destruir la otra. Juntas forman un verbo que no tiene nombre”. La casa eterna es un libro monumental, abrumador, inabarcable. Extraordinariamente erudito, enciclopédico (en aspiración y en páginas), avasallador. También caótico, laberíntico, disperso, genial. No se puede leer entero, ni seguido, ni importa. La excusa para dar forma es la Casa del Gobierno, un colosal edificio de más de quinientos apartamentos que se alzó en la orilla del río Moscova, delante del Kremlin, destinado a alojar a los principales dirigentes e intelectuales soviéticos. Slezkine cuenta la historia de los devotos, la primera generación que habitó la casa y que gobernó el imperio, y que terminaron casi sin excepción siendo ellos mismos víctimas de purgas. El libro es todo a la vez. Mil biografías paralelas y cruzadas, una historia de la URSS y la locura y el terror, una decena de ensayos literarios y de crítica literaria de primer nivel mezclado con teología (quizás mi parte favorita de todas). Su tesis es que comparados con otras sectas de devociones similares, los bolcheviques fueron notables por su éxito y fracaso. «Conquistaron Roma, pero no supieron cómo transformar su certeza en un hábito que pudiesen heredar sus hijos (..) Una de las razones de la fragilidad del marxismo ruso fue el marxismo. La otra fue Rusia”.

Cómo ganar el giro bebiendo sangre de buey, de Ander Izagirre. Qué les voy a decir, Izagirre sale aquí un año sí y otro también. Uno tiene sus debilidades y no las oculta. Es el mejor narrador del periodismo en español y todas sus historias son una delicia, pero en especial (para mí) las de ciclismo. La excusa es la historia del Giro, y es la mejor excusa que uno puede imaginar, pero dentro está todo. El deporte, la naturaleza humana, la política, la guerra y la paz. Se ve la evolución del país (o las evoluciones, porque Italia nunca ha sido sólo un país y el Giro si de algo ha servido es para darles forma), de las bicicletas, de las etapas y la involución del caracter de los competidores. Una antología de las trampas, bellaquerías y juegos sucios, y de las gestas y proezas, también las deportivas. Está lleno de tragedias, injusticias, odios atávicos, perrerías, palizas, montañas, barro, caídas y escaladas imposibles. No sé qué más le pueden pedir a un libro. O a la vida. Y lean los anteriores, me lo agradecerán.

Un verdor terrible, de Benjamin Labatut. Es un ¿ensayo? en el que salen Haber, Schwarzschild, Schrödinger, Bohr, Louis de Broglie o Heisenberg. Hay realidad, y ficción, y biografía y elementos novelados. Y a veces no sabes qué parte fue y cuál no, pero da igual. Sobre todo el capítulo brillante de Shinichi Mochizuki y Alexander Grothendieck, extraordinario, loco, bellísimo, falso. Es un libro sobre la ciencia, sus éxitos y sus miserias, sus experimentos y sus masacres. Sobre el avance ciego de la más peligrosa de todas las artes humanas. Sobre cómo la búsqueda del progreso, y la técnica, y los secretos, nos empujan, pero a menudo también nos hacen caer. Nos lleva siempre por el filo de la espada, sin que quede muy claro si quiere que aprendamos o que nos cortemos y desangremos. Yo creo que nos toma el pelo en varias ocasiones, y se parte de risa provocando sesudos análisis y reflexiones sobre delirios improvisados, pero es una gozada y me lo pasé genial. Lo mejor, y seguramente también lo más triste que puedo decir del libro, es que desde la primera página pensé que el autor era y tenía que ser anglosajón, porque estas cosas no las hace un chileno o un español.

El rector de Justin, de Louis Auchincloss. He llegado tarde a Auchincloss, pero para quedarme. Si algo tenemos que agradecerle a Libros del Asteroide es el mantener viva una tradición literaria que en realidad ya murió. La de un Jefferson Davies o un Auchincloss. Un internado en las afueras de la cultura norteamericana de finales del XIX que se acaba convirtiendo en el colegio más exclusivo para las élites. Un mundo de tradiciones antiguas en una novela con palabras, valores y símbolos antiguos. Una enseñanza marcada por la fe, la esperanza y algo de caridad, entre rigideces, uniformes y traiciones. A veces es lo que cuenta, a veces es cómo lo cuenta, con ecos de Henry James y cierta tradición pragmatista. Pero el resultado es lo que importa. No te caen bien, no te ves identificado, te chirría, pero lo envidias casi todo.

Y una canción

Otras listas de interés:

Ramón González Ferriz

Alain Acevedo

Carlos Hortelano

Clionauta

Los mejores ensayos para El Mundo

Laura Ferrero

Política Exterior

En este hilo, sugerencias de cientos de amables personas por Twitter

Piedras de papel

Si no he visto la vuestra, ¡avisadme por favor!

Los lunes perdidos

13 miércoles Ene 2021

Posted by suanzes in Bélgica, Historias, Periodismo

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«En Bélgica, el primer lunes tras el primer domingo después del Driekoningen, la Epifanía, es el Verloren Maandag, el Lunes Perdido. De todas sus curiosas tradiciones y celebraciones es, probablemente, con la que más me identifico. Aunque sólo sea por el hecho de que hasta en estas cosas rompen siempre las reglas, pues un año de cada siete, cuando Reyes cae el domingo, el jolgorio se pasa al primer lunes. ¿Lo entienden? Da igual, ellos tampoco».

Los lunes perdidos. Mi segunda columna de cosas belgas de 2021. Las anteriores (desde 2018) las podéis encontrar todas, en orden inverno de publicación, aquí abajo.

05-01-2021 Caraduras reales. «Hay gente que en Año Nuevo hace largas listas y propósitos, pero yo, al arrancar cada curso, sólo hago una cosa: pensar en el príncipe Laurent y jurar que, pase lo que pase, no acabaré como él. El hermano pequeño del Rey de los Belgas es mi personaje favorito, aunque eso quiere decir en realidad una combinación de indignación, sorpresa perpetua, risa, pena y amor-odio.

EN 2020

29-12-2020 La ruta de la felicidad. «No sé si fue el mayor disgusto de mi vida, pero lo recuerdo como el mayor disgusto de mi vida belga. Ocurrió el fatídico día en que pedí una taza de chocolate caliente en una muy fría soirée culturelle, antes de un concierto en el Bozar. Era un sitio mono cerca del Sablón, al poco de llegar, y la bofetada todavía me duele. En el país de los Marcolini y Godiva, de los bombones de oro y maravillosas tartas, no saben hacer chocolate caliente«.

22-12-2020 Renglones torcidos en el alma oscura. «Sostiene Yeats que la vida es como un viaje por una escalera de caracol, pues a medida que envejecemos vamos cubriendo el terreno ya cubierto, pero desde un poquito más arriba. Al madurar, al acercarnos al final, miramos atrás, que es abajo, y «medimos el progreso por el número de lugares en los que estuvimos, pero ya no estamos». El irlandés, sin saberlo, escribió la imagen perfecta de una escalera belga».

15-12-2020 El oxígeno de la edad moderna. «Vecindad, identidad, pertenencia, distancia son conceptos más relativos que absolutos. No descubro la pólvora, pero nada funciona mejor para que alguien de Madrid abra los ojos que vivir un tiempo en el centro de Europa. No es como cruzar a Biarritz o Perpiñán a ver películas no censuradas, lo sé, pero las fronteras tienen un significado muy diferente cuando cambias de nación conduciendo poco más de una hora en línea recta en cualquier dirección desde tu cocina».

08-12-2020 La gran ilusión. «¿Saben eso de que se puede engañar a unas pocas personas durante mucho tiempo o a un montón de gente un poco, pero no a todos todo el tiempo? Ay. En Bruselas llevamos décadas haciendo pensar a millones de crédulos que los asuntos comunitarios son infumables, que la ciudad es muy aburrida, gris, que nunca pasa nada y que llueve todo el tiempo. Y ha colado, porque aprendimos, de los ilusionistas más legendarios. Somos herederos de Étienne-Gaspard Robert, Robertson, el padre belga de la fantasmagoría, y sabemos que la mejor forma de esconder un tesoro es exponerlo a plena vista entre infinitas distracciones. Por eso colocamos el mejor secreto de los últimos 50 años en el corazón mismo del continente, ante sus ojos y con varios miles de periodistas hablando todo el día sobre él. Y siguen sin verlo».

01-12-2020 No en mi nombre, no en mi casa. «Nada bueno ha salido nunca de Saint-Gilles. Ya, lo sé: hordas de modernos, hipsters y bienintencionados se me van a echar encima, hablarán del orgullo de su barrio, del mestizaje, de la tradición, del calor humano frente al frío de las zonas residenciales, del alma viva frente al aburrimiento del barrio europeo. Del color y los olores frente a la homogeneidad, de los bares, pero no. Es una zona tan sobrevalorada de la capital que hasta la famosa Union Saint-Gilloise, santificada por los inmigrantes con pasta, juega en Forest».

24-11-2020 Honra sin buque. «Un belga es alguien dispuesto a morir para demostrar que tenía prioridad. La perfecta definición -de mi amigo Luis- explica bien el carácter de un pueblo, una contumacia mayor que la de los cátaros y, sobre todo, el estrés permanente al ponerse al volante en este país».

17-11-2020 Manjar de dioses, pecado de hombres. «Cometieron un error. La lógica de negocio es aplastante, pero qué error. Hay países unidos por la historia, países unidos por una bandera o un idioma, los hay unidos por una amenaza, pero cuando lo único que puede mantener cohesionado a un país (acéptenme esta hipérbole) es una galleta, lo mejor que pueden hacer los caros asesores de marketing, los directivos creativos y los presidentes más modernos es cerrar el pico y escuchar».

10-11-2020 Entre el viento, la arena y las estrellas. «Hay dos habilidades en la vida que admiro por encima de todo: la fuerza sobrehumana necesaria para no dormirse viendo Blade Runner y la capacidad de saber dónde están los puntos cardinales. Siempre que algún amigo norteamericano identifica la salida norte de una boca de metro le miro con los ojos que debió de poner el hijo de la primera persona que domesticó el fuego. Ambas cualidades resultan francamente útiles en Bélgica: la primera, para seguir los debates nacionales y las cumbres de cinco días con sus noches. La segunda, porque para llegar a algunos sitios hace falta un sentido de la orientación que ni los Navy Seal. La NASA hace pruebas en los suelos del río Tinto (Huelva) para saber cómo es la vida en Marte y estoy seguro de que prueba los navegadores de sus sondas por los campos de Flandes«.

03-11-2020 Fantasmas y fantoches. «Bélgica está llena de fantasmas. No me refiero a los del pasado colonial, porque ya saben que aunque muertos y torturados los hubo por cientos de miles, esa parte de la Historia está todavía encadenada como los espíritus de los dibujos animados. Ni siquiera hablo de los infinitos fantoches, más que fantasmas, que llenan los europasillos, con tantos funcionarios de élite, diplomáticos, lobistas y periodistas estrellita pagados de sí mismos».

27-10-2020 Momentos estelares. «La vida se vive de mil maneras diferentes, se siente de un millón de formas simultáneas, pero se define en apenas unos cuantos instantes. Momentos clave, episodios que sintetizan experiencias muchísimo más grandes y complejas. Intentar resumir así mi vida belga es un ejercicio frívolo, pero si cierro los ojos y pienso rápido, lo que viene a la mente son siempre las tres mismas lecciones. Anécdotas que marcan con moralejas que perduran.

Imagen

20-10-2020 El monstruo de la razón. «Todo inicia y acaba en el Palacio de Justicia. Es el alfa y el omega. No se comprende esta Bruselas sin la historia del Palacio, y creo no es posible entender un edificio de hace un siglo sin (sonreír ante) el país de hoy. Creo que ni libros, ni sociólogos ni psiquiatras: todo lo que hace falta para explicar quiénes son, de dónde vienen, está en esos 25.000 infames metros cuadrados».

13-10-2020 Pulsiones, almas y banderas. «Las megaurbes tienen barrios con distintivos geográficos o étnicos, tipo Chinatown o Little Italy, pero en Bruselas eso nos parece poco. Tenemos, claro, como la petite Anatolie o el congoleño, Matongé. Y barrios que podrían estar en Rabat o Argel. Pero además, la ciudad ofrece a residentes y visitantes dos vías únicas para conocer la idiosincrasia, misterios y matices de la vida política, cultural o deportiva del resto del planeta. La primera es decorar el Manneken Pis. A los españoles nos gusta muchísimo esto, da juego, y por eso lo hemos visto a lo largo de los años con los colores de equipos de fútbol, regiones y hasta de Rociero. Ayer, unas decenas de personas lo pudieron disfrutar recién vestido para homenajear a los muchos profesionales sanitarios que fallecieron este año combatiendo el Covid».

06-10-2020 Identidad. «A finales de los 90 hice un largo Interrail por Europa. Tengo una batería de recuerdos difusos y unas cuantas impresiones pseudo- sociológicas de post adolescencia muy bien grabadas: los franceses eran unos snobs; los luxemburgueses, unos estirados cuya Policía soltaba a los perros para echar a críos de estaciones vacías y frías. Países Bajos, una revelación, el primer lugar donde aprendí el concepto de laissez-faire viendo a grupos de neonazis, jipis e inmigrantes compartir las plazas en armónica indiferencia y paz. Y Bruselas, un antro feo, desagradable, digna capital de un pueblo sin alma. El paso del tiempo ha confirmado prácticamente todos los juicios y prejuicios, salvo el de los belgas».

29-09-2020 Heroínas sin capa. «Hay ratas. Esto no es como el metro de Barcelona o las calles de Nueva York, pero no nos engañemos: las hay. Lo habitual son los ratoncitos, y cuando digo habitual no es una forma de hablar, pero en un país que se caracteriza por dejar las bolsas de basura en la calle durante horas y horas (sin cubos) tampoco se puede esperar algo diferente. La pasada Navidad hubo crisis importante porque en la Grand Place campaban a sus anchas muchas más que siempre, y con los mercadillos y las luces el espectáculo cada noche era repugnante. Y es posible que en los próximos días vuelvan las alarmas, porque con las lluvias, y hay muchas, se inundan las alcantarillas y los roedores salen a la superficie».

22-09-2020 La sonrisa de nuestro apocalipsis. «Empezó como un comentario suelto, una anécdota que circuló entre algún conocido. Después, la historia empezó a repetirse, poco a poco primero pero cada vez con más frecuencia. Lo que era insólito empezaba a volverse norma. Recuerdo cuándo fui consciente, la caída del caballo a finales de junio, a medio camino entre la bella Dinant y Bruselas. Una braserie clásica, sin lujos ni pretensiones, en la que el camarero, sacando todo su pobre español, no sólo ofreció un licor, sino que invitó a los cafés. Les parecerá nimio, pero nunca, jamás, había ocurrido algo remotamente similar. A nadie. Durante unos minutos el grupo barajó muy seriamente la opción de llamar a un juez de los Record Guinness o comprar una placa conmemorativa».

15-09-2020 Odios atávicos. «A lo largo de mi vida (belga) he visto todo tipos de odios. El de la gente sensata hacia las endivias con cosas, el irracional al delicioso atún con melocotón. El odio nacionalista por cuestión de lengua o comunidad nacional. El odio ancestral que crece con las fronteras. Incluso el odio futbolístico, absurdo siempre pero aún más sabiendo que en verdad a nadie le importa lo que pasa en los partidos aquí. Pero hay pocos odios más genuinos y pujantes que el que se profesan ciclistas y conductores».

08-09-2020 Ciudad sin ley. «Hay cada vez más persecuciones, tiros y heridos. Noticias que hablan de explosiones y lanzamientos de granadas en las calles. La Policía encontró hace unas semanas una cámara usada por bandas criminales para torturar a sus rivales. Los laboratorios de metanfetamina se cuentan por decenas y los cargamentos incautados de cocaína, por toneladas. La mafia se han infiltrado en los puertos, entre los estibadores y las autoridades. El alcalde, siempre en campaña, ha prometido mano dura y ha lanzado NightWatch, la operación más grande en 20 años. «Ellos se adaptan, nosotros lo haremos también», aseguró en el anuncio de la compra e inminente despliegue del BearCat, un vehículo armado, blindado y temible propio de zonas de guerra. No es Baltimore, no es The Wire, sino la vida (nocturna) en la agradable y hasta aburrida Amberes».

01-09-2020 Dinastía. «Ustedes conocen los grandes apellidos de la política griega: los Karamanlis, los Mitsotakis, los míticos Papandreou. Qué decir de los Kennedy, Bush o Clinton en EEUU. Pero si quieren un ejemplo de cortijo dinástico, ojo a la poco sexy Bélgica. El caso reciente más claro es el de los Michel. El hoy presidente del Consejo Europeo y primer ministro la pasada legislatura, Charles, es hijo de Louis, ex ministro de Exterior y Comisario Europeo. Su predecesor en ambos puestos, Herman Van Rompuy, tiene a su hermana Tine y su hijo Eric en el negocio. Están los De Clercq (Mathias, Yannick, Willy). Oaquellos De Bethune/Cauwelaert de Weyls. No podemos olvidar a los famosos Moureaux y cónyuges, emperadores de Molenbeek. Por no hablar de sagas en ciernes como los Mathot, Ducarme o Reynders, etc. En 2016, casi el 20% de los diputados federales tenían un pariente con escaño en su CV».

28-07-2020 Ostende, 1936. «Ocupa una estancia en el tercer piso de una casa en el bulevar, frente al mar. Un mar abierto, oscuro, frío. En pie, frente al cristal, la misma perspectiva que tendrán los héroes del desembarco. No hay dónde esconderse, protegerse. Es sólo el hombre frente a su destino. Arriba le espera sin prisa Lotte, secretaria, confidente, amante. Abajo, en el bistró, le aguarda Roth. Pobre, inseguro, débil, formidable. Luego se unirán Müzenberg, Kesten, Irmgard Keun, Toller, Koestler. Y hablarán de España, de la guerra que empieza y no terminará en los Pirineos. Del futuro que se escapa. Del naufragio inminente. Del mundo de ayer.

21-07-2020 Asaltar los cielos, vivir en la tierra. «Dónde si no es aquí sería posible que tras un millón de días de interinidad, en medio de una súpercumbre europea de cuatro días, de una pandemia mortífera, de rebrotes, de broncas fronterizas con Luxemburgo y con la primera ministra en funciones triunfando, los principales partidos (de espectros opuestos y de dos comunidades nacionales y lingüísticas rivales) lleguen a un principio de entendimiento para intentar formar Gobierno».

14-07-2020 ‘État des lieux’. «n el Infierno, Dante popularizó la mítica ley del contrapaso, del latín contra y patior, sufrir lo contrario. Los que se dejaron llevar en vida por la gula están condenados en su obra a sufrir el hambre más atroz toda la eternidad. A los pusilánimes, avispas y gusanos castigan sus cuerpos desnudos. Pródigos y avaros, como Sísifo, arrastran pesadas rocas sin pausa. Y aquellos que, como Francesca y Paolo, sometieron la razón a la tentación, vagan sin destino arrastrados por los vientos más terribles. Aquí nos pasa algo parecido. Dios, que como he argumentado otras veces, es belga y vengativo, valga la redundancia, ofrece a los incautos ofertas inmobiliarias únicas, pisos increíbles, casas que en otros lugares no existen. Pero les castiga, en la salida, con el más brutal contrapaso, la peor de las torturas: el État des lieux«.

07-07-2020 La conga. «El Consejo de Seguridad Nacional belga ha tomado una de las decisiones más esperadas, polémicas y divisivas de los últimos años. Se reunía para ir actualizando algunas de las medidas de desconfinamiento. Ver qué actividades se pueden volver a practicar, qué aforos máximos están permitidos. Lo normal. Pero de fondo, y muy discretamente, yacía uno de esos debates existenciales, una de esas cuestiones que toda sociedad abierta, libre y democrática debe afrontar en algún momento: qué música puede sonar en un banquete nupcial«.

30-06-2020 Y aún me preguntan por qué. «Una señora en su patinete por el Ring, la gran circunvalación de Bruselas. El Ring, que tiene 12 velocidades diferentes en su raro trazado y sin razón aparante. El (enorme) tipo en dirección contraria con otro (diminuto) trotinette increpando a quien casi lo mata por mi barrio. La ministra que cogió un avión para ir desde Bruselas a Amberes para apoyar al sector aéreo el otro día. La alegría por Saint Boniface peatonal mientras los coches se apilan en el pulmón del Cincuentenario. Lo del distanciamiento social medido en tamaños de animales. Los memes del servicio público de transportes mostrando tranvías con los looks de Stromae. La música de Stromae en calles desiertas del centro».

23-06-2020 La lógica de la razón. «Grandes filósofos, ensayistas, sociólogos, psicólogos y gurús de todo tipo se preguntan cómo afectarán la pandemia y los confinamientos a nuestras sociedades. Si lo cambiará todo y nos cambiará a todos o si será una gota en un océano de historia. Hay optimistas y pesimistas en todos los sentidos, desde el insufrible saldremos mejores al recurrente estamos condenados. Esta incertidumbre genera ansiedad, pero en realidad es un debate vacío: cualquiera que mire a Bélgica sabe muy bien la respuesta».

16-06-2020 El muro de las leyendas. «Hay muros, como el de Berlín, que desnudan la línea entre libertad y opresión. Hay otros, sagrados como el de las Lamentaciones, que forjan en los siglos la identidad de todo un pueblo. Hay murallas que sellan los confines de imperios, desde Britania a China. Y luego ya está el Muur. Épico, formidable. Muur-Kapelmuur, el temible Muro de Geraardsbergen, que no es pared sino cuesta, y que tiene todo lo anterior: separa a leyendas y mortales, es sagrado como nada en Flandes, divisivo como si fuera fruto del Pentateuco y que ha coronado emperadores desde 1950: Fiorenzo Magni, Achiel Buysse, Eric Leman, Fabian Cancellara, Tom Boonen o Johan Museeuw, los que han logrado imponerse tres veces en De Ronde, la Vuelta a Flandes».

09-06-2020 Nsala. «Se llamaba Boali, tenía cinco años y le cortaron las manos y los pies. Una de las fotografías más desgarradoras de la historia muestra a su padre, Nsala, roto para siempre. Mira, ido, lo único que le queda de su pequeña, de su familia. La imagen la tomó Alice Seeley Harris, misionera que a principios del siglo XX documentó y peleó para que el mundo conociera las atrocidades del Rey Leopoldo II y la Compañía Anglo-Belga del Caucho en el Estado Libre del Congo. Nsala no había logrado el objetivo diario exigido, y el castigo fue automático».

02-06-2020 Jardineros de sueños. «Hemos visto todo tipo de escenas en Bélgica. El alcalde pillado en plena rave con sus vecinos en la fase dura del confinamiento. Los tres policías borrachos y de barbacoa en el puesto fronterizo que vigilaban. El tipo que se ha recorrido Bruselas con un invernadero en la cabeza a modo de mascarilla. Pero quizás la imagen más icónica sea la del Mercedes negro que circula por Flandes con matrícula Covid-19«.

26-05-2020 Todos los rayos del crepúsculo. “La semana pasada di dos paseos increíbles en bicicleta por los bosques y parques que rodean Bruselas. A todo el que diga que La Capital es una ciudad fea, gris y que no hay nada divertido que hacer en ella le voy a grapar al cuerpo un mapa de las infinitas rutas y senderos a tiro de piedra y una foto de árboles, estanques y rincones imposible. El único ‘Síndrome de Stendhal’ que he sentido con la naturaleza desde que estuve en Noruega ha sido aquí. Sin vértigo o confusión, temblores o palpitaciones, pero con parte de ese dolor profundo que se experimenta a veces al ver, al vivir, las cosas más bellas. O más bien al pensar, al constatar al más puro estilo Cuartango, la esencia de lo efímero, la velocidad con la que pasa el tiempo y lo increíblemente estúpido que fuiste al dejar pasar la oportunidad. Tantas oportunidades, cuando la felicidad está al alcance de tu mano, del pedal. Porque nada vuelve”.

Todos los rayos del crepusculo

19-05-2020 Huelga emocional. “El pasado jueves, un dron fue interceptado tras hacer varios viajes a la prisión de Forest. No cerca ni sobre la prisión, sino a la misma. Llevando, claro, un cargamento de drogas. Mi frase favorita de 2020 la encontré en La Libre Belgique: ‘La entrega de drogas por drones no es infrecuente en Bélgica‘. Con absoluta normalidad”.

Huelga emocional

12-05-2020 Yincanas sociales. “Algo intuitivo y práctico. Ha habido mucho cachondeo, dentro y fuera del país. Esto es la esencia de la belgitude, ese talento intraducible para parchear la realidad y encajarla a martillazos donde haga falta. Prefieren y preferirán siempre una yincana loca a una rigidez centralizada, y hay que quererlos pese o seguramente por ello”.

Yincanas sociales

07-05-2020 El bosque de los jacintos. “Es un lugar especial, en donde durante unos pocos días al año, entre abril y mayo, se produce el mayor espectáculo de luz y de color imaginable. Un festival de morados con la eclosión de los jazmines más hermosos y poderosos, los bluebell por la forma acampanada y torcida de su flor. Se despliega de golpe una alfombra infinita de púrpuras, azules y finalmente grises, cuando crecen las hojas y se apaga la luz, a las faldas de los abedules, las hayas y las inmensas sequoias”.

El bosque de los jacintos

28-04-2020 Ubi patatas, ibi patria. “Belgapom, la asociación nacional del ramo (y miembro de Europatat, la mejor de todas las asociaciones europeas de cualquier tipo y colaboradora de Cipotato, The International Potato Center) ha hecho un llamamiento que ha tenido más eco y respuesta que los del Gobierno: coman patatas al menos dos veces por semana. Preferiblemente fritas, para poder vaciar las cámaras congeladoras saturadas, pero en cualquier formato. Con restaurantes cerrados, festivales de música y eventos deportivos prohibidos, los hogares son la última esperanza. A esta generación nos ha sido encomendada la tarea más dura: quedarnos en casa, jugar a la consola  y saturarnos de grasas. No vamos a fallar, estaremos a la altura”.

Ubi patatas ibi patria

21-04-2020 Agua fría, agua negra. “Es probable que si menciono localidades como De Panne, Blankenberg, De Haan, Zeebrugge, Knokke o Koksijde no suene ninguna campana. No son Amberes o Brujas. No tienen monumentos ni fama. Sin embargo, en los próximos meses es de esperar que haya desplazamientos masivos y sin ningún precedente hacia todas ellas. Tienen tres cosas en común: están en Flandes, las recomiendan las guías y todas tienen playa. En nuestro mundo postcoronavirus, con viajes limitados y sospechas ilimitadas, los pueblos cercanos con mar van a ser el destino de millones de belgas desesperados y acostumbrados al litoral mediterráneo”.

Agua fria agua negra

14-04-2020 La lengua del alma. “Tenía el patriarca la convicción secreta de que la honestidad, una básica y brusca, era la mejor manera de desafiar los estragos del tiempo. Maeterlinck, la gran voz belga de la primera mitad del siglo XX, defendía que “la vida verdadera, la única que deja alguna huella, no está hecha sino de silencio”. Sostiene Alain Corbin siguiendo sus pasos que “la lengua del alma es el silencio”. Y creía Jacques de Decker, y así lo dejó escrito como despedida, que la vida es precisamente “un pequeño fragmento, una página sigilosa en el gran libro salido de la pluma de Dios”.

La lengua del alma

07-04-2020 Renglones torcidos. “Esta es una historia de éxito. De la lucha contra un entorno hostil, el clima adverso y el ruido. Una historia de superación, de adaptación y de esperanza. Un milagro urbano que inspira cuando más frío hace. De cómo lo imposible ocurre cada día a nuestro alrededor. Es, les aviso ya, una historia de loros”.

renglones torcidos

31-03-2020 Aire puro. “La retirada del hombre le ha devuelto la iniciativa a la naturaleza. Sin coches, camiones, sin atascos, compradores y vendedores, el cantar de los pájaros llega más nítido que nunca en las grandes urbes. Los animales salvajes se aventuran hasta las arterias principales. En Bruselas era posible ver de noche, salidos de la nada, pequeños zorros. Pero ahora se mueven con aún más libertad y desparpajo. Los cielos están despejados, el aire limpio. La sensación de fuerza, de total comunión con el entorno, es algo increíble, único. Una experiencia extraordinaria y reconfortante en mitad de la pandemia. Hasta que llega el olor a mierda y se te incrusta en el cerebro. Literalmente”.

Aire puro

24-03-2020 El rincón de los patriotas. “El rincón más extraordinario y representativo de Bélgica no está en la Grand Place o en los museos del Sablón. No es un Palacio Real o una sede comunitaria en el Barrio europeo. No está en el pavé de Flandes, las playas de Ostende o las llanuras de las Ardenas. No está a los pies de los macizos de Dinant ni en los puentes sobre el Mosa de Namur. Ni en las murallas del castillo de Bouillon o las calles de fantasía de Brujas. El rincón más extraordinario es un pequeño hexágono, con lados de apenas cuatro o cinco metros, en el Carrefour de l’Europe, la explanada circular frente a la entrada principal de la Gare Central de la capital”.

el rincond e los patriotas

17-03-2020 La textura del tiempo. “Hay cierta sorna en el hecho de que Bruselas sea la ciudad de la velocidad cuando la UE y Bélgica están siempre al ralentí. Aquí nos movemos deprisa, muy deprisa, siempre acelerando y acelerados, haciendo mucho ruido. Los artistas tienen a veces horror vacui. Nosotros, en cambio, una especie de difuso horror silentii, miedo del y al silencio de la inmovilidad. Uno atroz, colectivo y contagioso. Silencio como sinónimo de parálisis, de fracaso. Pero sobre todo, de distancia. No son las cuatro paredes y el blancor opresivo. No es la falta de aire o de luz. No es la oxidación de músculos y del carácter. Es el silencio repentino, la bofetada que te hace consciente de la distancia con los tuyos. De la soledad”.

La textura del tiempo

10-03-2020 Raíces podridas. “Bruselas es un sitio hostil para las mujeres. Insultos, acoso, escupitajos, agresiones sexuales. Es casi imposible encontrar a una amiga que lleve tiempo suficiente por aquí y no haya tenido sustos. Sola o en grupo. Desagradables en el mejor de los casos, de mucho miedo en otros. Hay un machismo y una cultura de acoso totalmente extendida, que se palpa en las calles, en eventos sociales y en el transporte, público o privado. Con total impunidad y complicidad. Es desproporcionado entre los jóvenes de origen magrebí, árabe o turco, pero no sólo”.

raices podridas

03-03-30 La Grande Colère. “Cuesta darse cuenta porque la fachada de laissez faire y pasotismo tiene el grosor de un muro románico, pero prestando atención uno se da cuenta de que Bélgica es el país de los cabreados. Estamos siempre enfadados. Por el clima, por el tráfico, por el Gobierno, por no tener Gobierno, por los impuestos, por las obras, por la burocracia, los precios. Están enfadados los obreros, los camareros, los propietarios, los profesores, los padres. Se puede cruzar el país saltando de indignación en indignación genuina. Por o a pesar de la aparente displicencia, los parches y la genial capacidad de apañarse”.

la grande colere

25-02-2020 Carnaval. “En 2019, el carnaval de Aalst, en Flandes Oriental, generó titulares en todo el mundo. Acostumbrados a burlarse de primeros ministros, deportistas o de esa alcaldesa a la que pillaron en furor amoroso en el Palacio Real de Olite, y que se disfrazó de torre ella misma el año siguiente, vecinos y organizadores desoyeron las acusaciones de banalización y flirteo con el antisemitismo. Unos cuantos judíos de largas narices, bolsas de dinero y rodeados de ratas eran parte del espíritu canalla de la fiesta”.

Carnaval

18-02-2020 Descanso eterno. “Morirse es una cosa muy seria. Tanto, que los belgas hacen con la muerte lo más consecuente que se puede hacer tras una vida crujiéndote: meterle un impuesto. Y, además, uno que varía de comuna en comuna y que mete el dedo en las injusticias fiscales habituales. Si tienes a bien irte en paz en tu casa es una cosa más barata. Si en cambio decides hacerlo en una cama del hospital…”.

Descanso eterno

11-02-2020 La gran mentira: “Decía Jean-François Revel que la primera de las fuerzas que mueven el mundo es la mentira, y nunca se dijo una verdad mayor. Hay muchos tipos de mentiras, pero entre las peores probablemente estén, en orden creciente, la nocilla blanca, el jazz y sostener que uno entiende el sistema político belga”.

la gran mentira

04-02-2020 Reñideros. “Los belgas son gente paciente, perseverante, indiferentes al paso del tiempo. Las peleas de gallos están prohibidas desde 1929, hace casi un siglo, y sin embargo la afición sigue muy viva. Los animales se matan en realidad en Francia, donde una exención similar a la de las corridas de toros permite combates en el Norte y Pas-de-Calais. Algo parecido a lo que ocurre en Andalucía o Canarias. La cuestión es muy sensible aquí, porque históricamente ha sido uno de los lugares con más tradición y estructura. Y ha sobrevivido. La legislación es dura desde 1986, y cualquier pelea puede acabar con condena por maltrato animal, incluyendo a los espectadores. Las multas son altísimas, pero vecinos y periodistas constatan que las autoridades locales y los veterinarios miran para otro lado”.

Reñiederos

28-01-2020 Truhanes y vitriolos. “Yo, como Vicente Huidobro, “nada amo tanto como lo imprevisto”, y si una gitana en Budapest me leyera el porvenir en las líneas de la mano, me echaría vitriolo para borrarlas. En un mundo estandarizado, reglado, previsible, y qué les voy a decir desde Bruselas, todo lo que se sale de lo normal, por esperpéntico que sea, proporciona luz. Dos belgas, de lo más peculiares, han contribuido en las últimas semanas a ello”.

truhanes y vitriolo

21-01-2020 Chanson triste. La canción belga está muriendo. Admito que la frase es exagerada, pero da la sensación de que cada pocas semanas perdemos a una de las grandes voces del país. Eso o los algoritmos creen que tengo unas filias extrañas. Remontándonos apenas un par de años hacia atrás, es una cascada de disgustos. Art Sullivan, Marc Morgan, Paul Severs. Pero también la mítica Maurane (Claudine Luypaerts), Tim Visterin, Johan Stollz, Mario Guccio, el cantante de Machiavel. Incluso la joven Celine Lechanteur”.

chanson triste

14-01-2020 Una buena conciencia. “Hay tres momentos que sintetizan y condensan el dolor de la vuelta al trabajo después de Navidades en Bélgica. La puñalada nada más poner un pie fuera del avión y ver el gris por todas partes tras diez días de sol y luz en España. La puñalada que llega con el torrente infinito y culpable de emails de unas instituciones desconectadas y unos partidos sobreexcitados. Y, sobre todo, el cementerio urbano de abetos abandonados. Calles y calles teñidas de verde pálido y marrón seco. Sin luces, adornos, vida ni esperanza”.

Una buena conciencia

07-01-2020 Los dados de Dios. “En la noche de San Silvestre, un hombre fue apuñalado en la estación de Beekkant. En Charleroi un tiroteo dejó dos heridos. En Lieja, 60 personas montaron barricadas y se enfrentaron con la Policía usando piedras, y petardos. Coches y motos ardieron en lugares tan dispares y distantes como Molenbeek y Woluwe Saint-Lambert. Y cerca de 200 personas fueron detenidas. No empezaba una guerra, no era una protesta, sino Fin de Año. Hay países en los que se comen uvas, otros en los que maltratan lentejas. En Bélgica, el cambio de año se celebra con el resonar de las trompetas de apocalipsis”.

Los dados de dios

Y las de 2018 y 2019

Mis libros de 2020

31 jueves Dic 2020

Posted by suanzes in Historias, Lecturas

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Qué les voy a contar de 2020. Empecé leyendo mucho y bien, pero durante tres o cuatro meses fui incapaz de abrir una página. NI una. Ni siquiera el recurso habitual de Wodehouse sirvió para desatascar. No fue como en años anteriores, como quizás recuerden, sino por el estrés, la obsesión, la presión de la actualidad, las noticias del virus, la angustia. Por esa polarización, de la vida política y social, de mis amigos, de mis conocidos, de todos. Por esa necesidad de destrozar la batería del teléfono en infinitos gestos inútiles en busca no sé de qué. Y por una cantidad de trabajo inasumible al inicio de la pandemia.

Ha sido un curso montaña rusa para mí, en lo profesional y sobre todo en lo personal, en lo sentimental. Uno de los años más duros, sino el que más. Uno en el que la distancia respecto a la familia, la preocupación por la salud, el miedo a no volver a ver, no han sido el factor principal. Tampoco el no salir de casa, trabajar en el salón etc, que para alguien acostumbrado a trabajar solo y en su mesa del comedor no ha sido tan extraño o sufrido. Pero ha sido exigente, jodido, en aspectos y niveles a los que nunca me había tenido que enfrentar. Hay cosas de las que presumía desde hace décadas y por desgracia, ya no puedo.

Todo eso, inevitablemente, repercute en los libros que he leído (para mal) y he comprado (para bien). No sé muy buen explicar de qué forma, el algortimo mental, pero sé que ha afectado. Afortundamente, en verano me descomprimí un poco. Pasé mucho tiempo solo, pero pude relajarme con ficción y no ficción. No ha sido un año memorable para mi lectura, ni en cantidad ni en calidad, pero hay unas cuantas joyas que hubiera lamentado muchísimo perderme y que me han alegrado, desgarrado y fascinado.

No están los infinititos títulos de cocina (tampoco en la lista de todos los libros leídos en 2020, que como siempre pueden ver aquí), porque son más bien de consulta. Sí están en ella las biografías o autobiografía de algunos cocineros.

El otro día, la buena gente de El Washington Post, el blog en español del diario norteamericano, nos preguntaron a Marc Basset, a la mexicana Denise Dresser, la colombiana Ana Cristina Restrepo, el peruano Renato Cisneros y a un servidor nuestros títulos favoritos. Y esto es lo que salió (verán una diferencia respecto al post, pero porque aquello estaba pensado para un público americano, en toda su extensión, que sabe menos de la UE).

Espero que los próximos 12 meses sean mucho mejores para todos, puedan ser felices y leer todo lo que quieran.

Muy feliz Año Nuevo.

un caballero en moscuUn caballero en Moscú, de Amor Towles. Es, sin duda alguna, mi libro favorito de 2020, a mucha distancia de todos los demás. Es una maravilla, una auténtica maravilla. Un libro que me ha sorprendido, fascinado, divertido y emocionado. Una de las novelas más bonitas, completas y redondas que he leído en muchísimo tiempo. Una que parece sacada de otra época, de los mejores maestros rusos de un siglo antes. Y qué personaje eterno ha creado Towles.  El conde Alexandr Ilich Rostov es juzgado en 1922 por un comité revolucionario. Como no saben qué hacer con él, porque es noble pero al mismo tiempo ha publicado en el pasado textos revolucionaros, deciden perdonarle la vida y condenarle a un arresto domiciliario perpetuo. En el lujoso hotel Metrpole de Moscú, que es donde reside. La novela son décadas de la vida del conde, la evolución del país. Aventuras en un edificio. Con una sensibilidad, una belleza, una ternura y un humor espectaculares. Desde la primera página, los primeros párrafos, hasta el final logra mantener el ritmo y la ironía. Qué dominio sobre todo del tiempo, de la narración, parando el reloj sin aburrir nunca. No es un best seller, pero debería serlo.

the europeansThe Europeans, de Orlando Figes. Figes, con sus extrañas sombras personales, es un historiador increíble y un narrador dotadísimo. Tiene un don y sabe exprimirlo como nadie. The Europeans es la historia de una idea, la de la cultura europea, en un siglo agitado y tumultuoso. Desglosa la identidad, la cultura, las carreteras del continente a través de la vida y obra del escritor Ivan Turgenev, la cantante Pauline Viardot y su marido, el abogado y empresario Paul Viardot. De España a Rusia pasando por todos y cada uno de los países. Es ameno, profundo, detallado, muy cercano, humano. Te mete en las cocinas, en los salones, en los dormitorios. En teatros y palacios, en hoteles y balnearios para mostrar un continente vivo, en constante movimiento, cambio y tensión. Es un ensayo con una documentación extraordinaria, pero que se lee, literalmente, con una novela.

amnesicosLos amnésicos. Historia de una familia europea, de Géraldine Schwarz. Está francamente bien. Una prosa sobria, sin ninguna estridencia ni pretensión. Una mezcla de biografía y reportaje casi periodístico. Un ensayo sobre memoria, reconocimiento, culpa y la amnesia, colectiva e individual. Empezando por su propia casa. Es una autora franco-alemana hablando de la colaboración de sus abuelos con los nazis. Que no eran fanáticos, ni fueron criminales, sino personas aparentemente arrastradas por la corriente de la historia pero cómplices también de lo que ocurrió. En alemán tienen la palabra Mitläufer [simpatizante, compañero de viaje].No es la banalidad del mal de Arendt, pero sí el relato de quienes como dice ella por ofuscación, por indiferencia, por apatía, por conformismo o por oportunismo, se convierte en cómplice de prácticas e ideas criminales.

our manNuestro hombre: Richard Holbrooke y el fin del siglo americano, de George Packer. Periodista y escritor, Packer es seguramente el mejor narrador de su generación. Ha publicado la biografía de Richard Holbrooke, diplomático clave para entender la historia de EEUU desde los años 60, pero ha escrito, en realidad,una biografía del país y su política exterior. Ha descrito, paso a paso, el auge y caída de una idea y un sueño convertido en pesadilla. El declive de esa aspiración democrático-liberal de llevar la democracia y los Derechos Humanos por el mundo, aunque eso supusiera cargarse cualquier democracia y destrozar cualquier resquicio de Derechos Humanos en continentes enteros.  Holbrooke es esencial para entender Vietnam, para entender los Balcanes, el camino que lleva a Irak y Afganistán. Para entender cómo funcionan las rotaciones en el departamento de Estado. Para entender cómo la brillantez no sirve de nada a veces y, de hecho, puede ser perjudicial. Y no es casualidad que uno de los secundarios fundamentales en los capítulos iniciales sea David Halberstam. Para entender los beneficios y las consecuencias del ego, la ambición, la iniciativa, la decepción, la frustración. Cómo la labor de hormiga de unas pocas personas puede afectar a millones en la otra punta del mundo. Cómo hay muchas cosas mucho más chapuceras, improvisadas y aleatorias de lo que podríamos y querríamos imaginar .

 

en e ljardin del ogroEn el jardín del ogro, de Leila Slimani. Uno de los primeros del curso y me gustó mucho, en especial la primera parte. La disección de ese agujero insoportable que devora y consume y que la protagonista, impotente, trata de arrancarse con violencia. Qué capacidad tien la autora de describir lo más difícil, lo que no se ve ni se toca. Una ninfomanía destructiva, sin idealizar, frivolizar, sin dar respiro. Aborda el destrozo y los mecanismos psicológicos, no la parte erótica. Y tiene una de esas frases demoledoras que recuerdas años después: «los hombres me sacaron de la infancia». Es la otra cara del mal de ‘Canción dulce’. Aunque aquella novela es mejor, más redonda y madura, se nota la misma semilla, el mismo estilo, una angustia parecida. Este libro es anterior y quizás algo menos pulido, por ponerle alguna queja.

 

 

Testigos de la pandemia

01 miércoles Abr 2020

Posted by suanzes in Bélgica, Historia, Historias, Internacional, Lecturas, Patio Global

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foto testigo

Desde hace unas semanas, en el periódico tenemos una serie casi diaria de piezas largas, de una página entera cada una, tratando de contar la pandemia, sus efectos y particularidades desde todos los rincones del planeta. Las firman, las firmamos, los corresponsales y colaboradores habituales.

La foto con la que ilustro el post no es pura frivolidad (tendrían que ver la que no quisieron usar). En todas las maquetas, en papel y en web, hay siempre una imagen que acompaña desde nuestro escritorio. Es verdad que para los que juntamos líneas desde lejos el entorno no cambia demasiado estas semanas, pero así quizás les os podamos acercar un poco nuestro pequeño mundo distante.

Hoy he publicado yo la 16ª entrega: Bélgica ante el coronavirus: un ejemplo de seriedad en la tierra del caos.  El país que se consideró un «estado fallido» tras los atentados de 2016 afronta la emergencia con sentido común y patriotismo tranquilo. Esperábamos lo peor, pero no ha sido así. Hasta se ha logrado formar Gobierno después de año y medio en funciones. Pero tampoco se confían mis vecinos: no ha pasado, pero podría haber ocurrido lo peor. Y aún puede pasar.

Sostengo que:

«El carácter nacional, más allá de tópicos, sin duda ayuda. Mis vecinos están acostumbrados a moverse en el caos, en un sistema de normas y leyes en el que todo lo importante es flexible y lo menor, rígido. Donde nunca acabas de saber quién tiene las competencias de qué cosa y tienes que acabar buscándote la vida por tu cuenta. Donde el castigo, la amenaza, la sanción, no son la forma de convencer a nadie, pero la presión social puede ser fortísima.

Con ese bagaje,  saben relativizar, separar lo realmente grave de lo accesorio y adaptarse con increíble naturalidad a condiciones adversas. Una cosa es frivolizar en lo corriente, otra en lo extraordinario. Hay aprovechados, inconscientes, egoístas, pero están resultando ser una minoría y, por ahora, poco ruidosa. Que se sepa. En general, se respetan las reglas, pero no las están sacralizando. Fuerzan los márgenes y los que hacen cumplir la ley, lo toleran sin estridencias. Se quejan sin parar, gritan, pero encajan como el mejor boxeador«.

El texto es Premium, de pago. Si os interesa, como los 15 anteriores y todas las grandes entrevistas y reportajes y columnas de opinion, por menos de 50 euros al año podéis tener acceso a todo el contenido de pago del diario.

Diría que es un regalo, pero la connotación no me hace feliz. Hacer un periódico es algo muy caro, y tener corresponsales, carísimo. Cuatro euros al mes por medio centenar de páginas diarias, el doble los domingos, y montones de revistas y suplementos, no es un regalo, es otra cosa. Pero sin duda una cosa barata.

Si queréis ver los testigos anteriores, os los enlazo:

1)  Xavier Colás desde Moscú: Diario de un apestado.

2) Lluís Miquel Hurtado desde Teherán: Año 1398 en Irán, sorteando la cuarentena en pleno Año Nuevo.

3) Carlos Fresneda desde Londres: La extraña normalidad de la isla que reniega de Europa.

4) Carmen Valero desde Berlín: Coronavirus teutón: del «Alemania no es Italia» a vaciarse las ciudades.

5) Iñaki Gil desde París: Cuando uno comprende lo bueno que es vivir.

6) Joan Royo Gual desde Río de Janeiro: Los brasileños, atónitos con la parsimonia de Bolsonaro ante el coronavirus.

7) Sebastián Fest desde Buenos Aires: Los argentinos resisten las ganas de darse un beso.

8) Francisco Carrión desde El Cairo: Egipto, mentiras, silencio y estoicismo frente al coronavirus.

9) Pablo Scarpellini desde Los Ángeles: La plaga que acabó con el tráfico.

10) Sal Emergui desde Tel Aviv: Israel, estado de emergencia sin guerra.

11) Emilio López-Romero desde Nueva York: Retrato de una ciudad paralizada de miedo.

12) Imane Rachidi desde La Haya: La apuesta holandesa: cuarentena inteligente.

13) Salud Hernández-Mora desde Bogotá: Colombia: un pueblo incrédulo y una salud precaria.

14)  Gina Montaner desde Miami: Adiós a la eterna primavera en Florida.

15) Asier Vera desde Guatemala: Del «váyanse a la playa» al toque de queda.

 

Lecturas de Domingo

01 domingo Dic 2019

Posted by suanzes in Historias, Lecturas, Lecturas de domingo

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– Felicity Lawrence, Rob Evans, David Pegg, Caelainn Barr y Pamela Duncan en The Guardian: How the right’s radical thinktanks reshaped the Conservative party. In the wake of the Brexit vote, ultra free market thinktanks have gained exceptional access to the heart of Boris Johnson’s government.

– Daniel Verdú en El País Semanal: » Balas perdidas de Nápoles, los jóvenes que luchan por el poder mafioso«.

– Alberto Rojas y Rosa Meneses en El Mundo: El Sahel, la frontera ingobernable que preocupa a Europa.  En la región operan diversos grupos yihadistas que aprovechan la creciente inestabilidad y se financian a través del tráfico de drogas, armamento y seres humanos. Francia, EEUU y España llevan años en la zona implicadas en misiones militares de pacificación.

– Esto de Katherine lucky en Commonweal Magazine: The Last Shakers? Keeping the faith in a community facing extinction.

– Ian Johnson en la NYRB: How China’s Rise Has Forced Hong Kong’s Decline.

Paul Musgrave en Foiregn Affairs:  Mikhail Gorbachev’s Pizza Hut Thanksgiving Miracle. In 1997, the former Soviet leader needed money, and Pizza Hut needed a spokesman. Greatness ensued.

– En El Confidencial, Carlos Barragán entrevista a Cas Mudde: «Abascal sería demasiado conservador para la ultraderecha holandesa«.

– Maya Kosoff en Mediun: Big Calculator: How Texas Instruments Monopolized Math Class. These $100 calculators have been required in classrooms for more than 20 years, as students and teachers still struggle to afford them

Nick Paumgarten en un artículo del año pasado en The New Yorker: Up And Then Down The lives of elevators.

Y para terminar, tres cosas que he escrito esta semana sobre el cierre y apertura del ciclo en Bruselas

Una entrevista con Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea:

Un balance del presidente saliente del Consejo Europeo: Donald Tusk, un verso libre en la rigidez de Bruselas

Y un perfi de despedida del último irreverente del continente: Jean-Claude Juncker: El guardián de los Tratados.

Buen domingo a todos

 

 

 

Lecturas de Domingo

24 domingo Nov 2019

Posted by suanzes in Historias, Lecturas de domingo, Periodismo

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– Ellen Barry en The New York Times: The Jungle Prince of Delhi. «For 40 years, journalists chronicled the eccentric royal family of Oudh, deposed aristocrats who lived in a ruined palace in the Indian capital. It was a tragic, astonishing story. But was it true?». Probablemente la historia del mes. Por el tema, el trabajo, la cercanía, la sensibilidad.

– Bryan Box en The New Republic: Ghosts of War in a Wisconsin Forest. An Afghanistan veteran’s struggle with ecology and memory. Simplemente un párrafo de una pieza desgarradora: «Forests aren’t static; each one has disturbance regimes that reset them, segment by segment, until the whole thing is new again. I can’t get the time off work to drive two hours to the local VA frequently enough for mental health services, and the local civilian doctors are useless for combat trauma. Back home in Alaska, fire and beetles did the job. Here, we have periodic wind storms. A thunderstorm passed through today, dropping walnut-sized hail and blowing trees down around me. I thought I might die as I hid under a big sugar maple. I realized that I couldn’t remember precisely how many friends wound up in flag-draped coffins, but that more had died by suicide than from enemy action·.

– En The New York Times, Michael H. Keller y Gabriel J. X. Dance: Child Abusers Run Rampant as Tech Companies Look the Other Way.  Though platforms bar child sexual abuse imagery on the web, criminals are exploiting gaps. Victims are caught in a living nightmare, confronting images again and again.  «Ten years ago, when the two sisters were just 7 and 11, their father did the unthinkable: He and another man drugged and raped the 7-year-old. He posted photos and videos on the internet documenting violent assaults of the girls».

– En El País, José Naranjo: El pueblo de las almas perdidas. Unos 400 jóvenes de Oussoubidiagna, en Malí, han muerto en el intento de llegar a Europa, pero sus familias sobreviven gracias a quienes lo lograron.

– Gary Cartwright en The Texas Monthly: Leroy’s Revenge. Animal lovers, don’t read this. El mundo violento, sangriento y cruel de un Cedar chopper. Y vaya inicio de texto: «Otis Crater was late for the fanciers’ organizational meeting at the Cherokee Lounge for good reason. He had just stabbed a U-Totem attendant following a discussion of the economic impact of a five-cent price increase on a six-pack of beer».

– Gavin Francis en The Guardian: What I have learned from my suicidal patients. A GP has minutes to try to convince a person that life is worth living. It’s a challenge that brings rare rewards.

– En The Guardian, Rory Carroll y Mae Ryan: Extreme haunted house: inside the real life kingdom of masochists. At McKamey Manor, people pay to be kidnapped, bound, masked, slapped, stomped on and held under water over an eight-hour ‘tour’. But unlike other ‘extreme haunts’ of the same variety, here there’s no safe word to make it stop.

– Paul Kvinta en Outside: I Bought an Elephant to Find Out How to Save Them. At a time of unprecedented mass extinctions, no animal epitomizes the global biodiversity free fall more than the Asian elephant. Paul Kvinta travels to Laos to visit a moon-shot project aimed at saving the country’s 400 remaining wild behemoths, investigate the strange underworld of wildlife trafficking—and make a very unexpected purchase.

– En el Magazine del WSJ (de hace un par de meses) J.R. Moehringer (el de Agassi y el Bar de las grandes esperanzas) sobre una de las estrellas de la NBA: «Kevin Durant’s New Headspace. «The Nets new star is focused on his recovery and elated to be coming to Brooklyn—so can everyone stop worrying about whether or not he’s happy? “We talk about mental health a lot. We only talk about it when it comes to players. We need to talk about it when it comes to executives, media, fans.”

– En Letras Libres, Ricardo Dudda entrevista a Branko Milanovic: » El capitalismo está en su clímax y no en crisis”.

– Y para terminar, en El Mundo, Xavier Colás entrevista a Mustafá Nayem: El hombre que encendió la mecha de la revolución de Maidán: «Putin ha perdido Ucrania para siempre».  Impulsó las protestas de Maidán en 2013 a través de Facebook, convocando a reunirse en la plaza de la Independencia de Kiev. Hoy cree que mereció la pena: «Somos un país menos corrupto».

Buen domingo a todos.

Europa soy yo

08 viernes Nov 2019

Posted by suanzes in Historias, Internacional, Lecturas, Periodismo

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europa soy yo

Como muchos de ustedes sabrán ya, en Revista 5W hemos publicado recientemente un librito de conversaciones: Europa soy yo. Lo firmamos Anna Bosch y yo, aunque en realidad lo deberían firmar Agus Morales, Anna Surinyach, Marta Arias y Maribel Izcue, que se dieron el grueso de la paliza, de la edición, corrección, fotos, promoción, etc. Son ellos el alma de 5W, sin ellos (y Quim) la revista no sería lo que es hoy y cualquier elogio debe ir directo a sus oídos.

Europa soy yo se ha enviado a todos los suscriptores de Revista . Si aún no lo son pero están interesados (y eso espero), aquí tienen todos los detalles. Es una revista estupenda, un proyecto con cuatro años de vida y que depende casi por entero de las contribuciones de los lectores. Son apenas cinco euros al mes por material original, reposado y de calidad desde todos los rincones del planeta. Echen un vistazo y si tienen dudas estaré encantado de resolver las que pueda.

Si simplemente tienen curiosidad por el libro, lo pueden encontrar en librerías o encargarlo en nuestra web. Lo enviamos a cualquier lugar en el que estén.

¿Todavía indecisos? Hemos hecho una ronda de presentaciones y promoción en las últimas semanas. Les dejo algunos enlaces de artículos de periódicos o entrevistas en radio. Y un podcast nuestro. Malo será que entre todos no les convenzamos de que Europa importa y hay que acercarse un poco.

  • En El Mundo (ya, juego en casa, pero qué les voy a decir) Fátima Ruiz nos hace una reseña muy bonita. Carta de amor a Europa.
  • Europa eres tú; así que madura, asume tu responsabilidad y mejora el debate. En El Confidencial, Nacho Alarcón hace un acercamiento buenísimo al libro, a los problemas europeos y a por qué deberían prestarle mucha más atención. A la UE y a lo que hemos escrito, claro.
  • europa soy yo why
  • ¿Prefieren algo más dinámico? No hay problema, tenemos de todo. Aquí nuestro podcast. Lo pueden escuchar y descargar en todas las plataformas imaginables.
  • El sábado de la semana pasada, estuvimos en la Cadena Ser, en A Vivir, con Javier del Pino y Ramón Lobo. » Analizamos la crisis política y de identidad que sufre Europa con Anna Bosch, corresponsal de Televisión Española y Pablo Suanzes, corresponsal de El Mundo. Además, ambos periodistas presentan el libro ‘Europa soy yo’, en el que reflexionan sobre el euroescepticismo o la pérdida de confianza en las instituciones. Y nuestra compañera Beatriz Nogal ha charlado con varios jóvenes, estudiantes de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid para conocer su interés y conocimientos en asuntos de actualidad».
  • En Radio Nacional de España, en el 24 horas con Antonio Delgado, Más de 20 minutos sobre nuestra idea del continente, la diferencia generacional en los sentimientos hacia la Unión, la fortaleza de las instituciones y los desafíos para un experimento político que algunos quieren romper y que busca su lugar en el mundo ante gigantes.
  • Hace unas semanas, los compañeros de Cinco Continentes de RNE nos invitaron para hablar del libro y algunos de los temás de más actualidad. A pesar de los problemas inciales de Anna para conectarse, quedó muy entretenido. Mérito total de María Eulate, of course
  • Si buscan un tono más desenfdado, aquí con Ángel Carmona en Hoy empieza todo, de Radio 3. Tomando un té con pastas y hablando del dónde, el cómo, el cuándo y el por qué de todo esto.
  • Gracias a la enorme generosidad de Íñigo Alfonso, una reposada charla en profundidad en Las mañanas de RNE.
  • Y algo un poco diferente: aquí con Luis Rodríguez en Radio El Prat (en catalán y castellano): què és la Unió Europea, per què és tant complicat d’entendre el seu funcionament i qüestions d’actualitat com és l’auge del populisme i l’extrema dreta o el BREXIT.

En este post elogiaría también a Aldekoa y Ayestaran, pero creen que sus libros son mejores y que van a vender más ejemplares y les acabo de declarar la guerra editorial.

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