Año y medio ya en Estados Unidos y todo es diferente. El trabajo no tiene nada que ver, las dinámicas son completamente diferentes, el acceso es mínimo y los muros, altísimos. Pero el desafío es estimulante, los recursos, infinitos; y los temas son evidentemente mucho más jugosos. La épica de un Ecofin y un trílogo palidecen ante el intento de un magnicidio, el choque de civilizaciones o la caída del nuevo Antiguo Régimen.
Robert Malley y Hussein Agha – Tomorrow is yesterday. Life, death and the pursuit of pace in Israel/Palestine.
Es fácil pensar que el algoritmo tiene la culpa de ese pesimismo porque nos ha silenciado. Ayer repetí el experimento de los últimos años de pedir en Twitter recomendaciones de un libro que en el último año os haya emocionado, conmovido, descolocado, sorprendido. Algo realmente especial, único. En 2023 y 2024 el mismo simple mensaje llegó a infinitas personas más y tuvo muchísimas más interacciones. Esta vez remontó algo, pero nada que ver. Como cualquiera de los artículos que comparto cada día. Apenas llegan lecturas, pero sobre todo mínimas reacciones. Ahora es otra cosa.
Creo que no estoy cayendo en autotrampas reduccionistas virtuales. Cuando hablo con amigos, compañeros, conocidos (bien y mal informados) en persona y resumo lo que estoy viendo, un buen porcentaje sorprende y me pregunta cómo es que no estamos contando todas estas cosas….. Pero otra parte, nada desdeñable, relativiza completamente, lo lleva al terreno local o incluso simpatiza con lo que está pasando y su gran protagonista. Así que algo estamos, estoy, haciendo mal. Y en 18 meses, en una década, no he(mos) encontrado la fórmula.
En 2025 se han repetido tendencias. He vuelto a leer mucho menos libros que en la última década y a descuidar la página de Maventrap en la que antes recogía fielmente todo lo que terminaba. Ahora pasan semanas o meses sin que me acuerde y un buen número de títulos se pierden por el camino. A cambio, nunca había leído más revistas y blogs/substacks. La oferta es increíble, abrumadora. Horas y horas cada día. La información es la esencia de lo que hago, pero hoy está más claro que nunca que la información no es sólo un breaking, una noticia, un enfoque noticioso. Necesita muchísimo más y mucho mejor.
Hoy pago más suscripciones de las que soy capaz de gestionar, y es una gozada. Estamos en la época en la que quizás suframos un peor periodismo, uno de los más nocivos, más suicidas, más inexplicable y descontrolado. Y al mismo tiempo, estoy convencido de que nunca hemos hecho más y mejor periodismo. Hay cientos de ensayos, reportajes, entrevistas maravillosos, excepcionales cada semana, cada día. El nivel es estratosférico, contagioso, capaz de devolver la ilusión y la esperanza. Pero la sensación predominante es negativa, catastrofista, apocalíptica. Y yo en absoluto soy ajena a ella.
He aprendido más que nunca probablemente, he leído más ensayos brillantes que nunca, he descubierto cosas brutales. Y nunca había tenido menos fe en lo que hacemos.
En lo personal, afortunadamente, ocurre lo contrario. Felicidad completa, alegría, bailes, saltos, almuerzos y cenas cuidados cada día, arroces, postres, pan. Una válvula de escape, de relajación, de descompresión y de creatividad entre fuegos con la mejor compañía y compañera posible. Paz, armonía, estímulos, libertad. Echo de menos Bruselas, y los libros amontonados en trasteros y cuartos de la infancia, pero menos que antes, menos de lo esperado. Y la gran ventaja de Washington es que se parece bastante más de lo que imaginaba al corazón de Europa, y al final, mucha gente acaba pasando por allí y te traen un trozo del pasado a casa. La nueva casa.
Vamos a lo que nos ocupa aquí. De nuevo, más ensayo y menos novelas que de costumbre y mucho Estados Unidos desde todos los ángulos imaginables. Especialmente, historia constitucional, mi género favorito. No ha habido ninguna fase larga sin libros, pero apenas una o dos de muchos libros. Y bien está.
Aquí les dejo mis favoritos del año sin jerarquía ni ningún orden en particular. No son, forzosamente, publicados recientemente, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad, una vez más, he puesto la versión en español de todos cuando existe, independientemente de en qué idioma los leyera.
Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2025 a todos.
Gracias por estar ahí, por acompañar, por recomendar, por regalar. Y bienvenidos todos en Washington.
Nathan Thrall – Un día en la vida de Abed Salama. Es un libro perfecto que no se ha convertido en más porque tuvo la mala suerte de salir a la venta coincidiendo con la barbarie del 7 de octubre de 2023. Thrall, un periodista estadounidense en Jerusalén y analista durante una década del International Crisis Group, cuenta el día a día de Palestina a través de la historia de Salama y su familia, partiendo de una desgracia personal. Un accidente de tráfico entre un camión y un autobús con niños en una excursión escolar. Un día de mucha lluvia, un conductor sin la experiencia necesaria para ese tipo de vehículo, material en mal estado, carreteras pésimas. Pero muchísimo más. A través de lo que ocurrió esa horrible mañana y la muerte de unos críos desglosa pieza a pieza la ocupación y sus consecuencias. Por qué no reaccionaron los bomberos más cercanos, el infierno en las carreteras, los controles, la arbitrariedad, el caos, la corrupción, la falta de medios, el impacto sociológico, antropológico, filosófico y humano. En sus páginas, de la mano de un padre perdido y deprimido, contando sus amores y miserias, nos habla de guerra y paz, de educación, urbanismo, historia y política. Todo indirectamente, magistralmente. Es una obra maestra del periodismo, uno de esos pocos reportajes tan, tan buenos que ni siquiera se puede soñar con imitarlos.
Andy Weir – Proyecto Hail Mary . Una Aventura extraordinaria, estimulante, fascinante. Ciencia ficción de primer nivel. Un desafío completamente inasumible para un hombre abrumado, desbordado pero dispuesto a usar todo lo que tiene y lo que sabe. En todo momento recuerda a El Marciano, pero eso no es un fallo o una carencia, sino todo lo contrario. Seguramente la novela que más he disfrutado este 2025, la más estimulante. Una dosis inesperada de optimismo, una puerta a seguir luchando, a no rendirse. Nada de autoayuda barata: pura ciencia, creatividad y curiosidad. Me enganchó desde el inicio, imposible dejar de leer, con una excitación creciente. Abriendo pestaña tras pestaña de buscadores para intentar seguir la física y la ingeniería.
Hisashi Kashiwai – Los misterios de la taberna Kamogawa. Un padre, una hija, un gato y un local diminuto, anodino, sin carteles, casi imposible de encontrar y con miles de historia, recuerdo, sabores y emociones que (re)descubrir. La premisa es de por sí maravillosa: una agencia de investigadores gastronómicos. Una familia a la que contratar para recuperar recetas perdidas, platos de infancia, los olores y el gusto que una vez te marcó. Porque todo el mundo sabe que el sabor, el disfrute, las texturas, no están en la lengua, en la boca, sino en los rincones olvidados del cerebro. Nada calienta el cuerpo como una buena comida, nada calienta el alma como un destello de cuando fuimos felices. Ternura, bondad a borbotes, lentitud y paz en un mundo agresivo, hostil y acelerado. Creo que pocas veces pega más decir que es un libro delicioso.
Robert Malley y Hussein Agha – Tomorrow is yesterday. Life, death and the pursuit of pace in Israel/Palestine. Todo el que busque confort, esperanza, optimismo o ilusión… mejor que no lo intente por aquí y siga buscando en otro lado. Agha ha sido negociador palestino durante décadas. Malley, negociador estadounidense, ligado al mundo árabe y palestino por vínculos familiares desde que nació. Ambos han visto fracasar docenas, cientos de intentos. Todo tipo de acuerdos, ambiciones, rondas. Y han pagado personalmente su implicación o cercanía. Ambos concluyen que la “solución de los dos estados” no tiene recorrido, que está agotada y es absurdo, estéril y dañino perseverar. No es un canto a la desesperanza, pero sí a abrir los ojos. Escrito con contención, decepción y fuertes dosis de realismo.
Ben Macintyre: El asedio. La regla no escita de esta recopilación anual de Maventrap es que siempre tiene que haber un libro de Macintyre. Lo de este hombre es increíble. El conocimiento enciclopédico, la atención al detalle, el despliegue de fuentes y de acceso. Cuenta la historia del asalto a la embajada iraní de Londres en abril de 1980. Es, como el resto de sus libros, una mezcla brillante de periodismo e historia. Una reconstrucción fáctica, pero también personal, de un evento que cambió la forma de cubrir las noticias en una época en la que los secuestros y el terror (aviones, embajadas, barcos, villas olímpicas) estaban a la orden del día. Ritmo, giros inesperados. Es como estar viéndolo desde dentro y desde fuera al mismo tiempo, en la piel de quien lo sufrió y quienes se preparaban para ponerle fin.
Georgios Varouxakis: The West: The History of an Idea. En los próximos años vamos a hablar mucho de Occidente. El que antes metió el concepto en el debate contemporáneo fue Auguste Comte, el padre de la sociología, en 1830/1840. El que más forma le dio al inicio del siglo XX fue Oswald Spengler, pronosticando su decadencia desde el nacionalismo alemán. En el siglo XXI está en el eje del Trumpismo y su choque con Europa. En su ensayo, Varouxakis argumenta que Occidente no es una ‘civilización’ claramente definida cuyo origen y alma se pueda rastrear perfectamente a la antigua Grecia o Roma. Pero también deja claro que la ‘idea’ de Occidente no es sólo un truco retórico, una narrativa ventajista y artificial para justificar el imperialismo europeo, como dicen mucho de sus críticos. Ni un artificio belicista culturalista con la idea de “from Plato to NATO”, de Platón a la OTAN. Occidente ha sido, es y seguirá siendo una idea poderosa. Que empezaron a usar las franceses (claro) cuando notaros que la idea de Europa no se ajustaba a sus aspiraciones y frente a la amenaza rusa y turca. Y que ahora empieza a estar en el centro de un discurso agresivo.
Tom Holland: Dominio. Una nueva historia del cristianismo. Un complemento evidente al libro de Varouxakis es el del famosísimo escritor, historiador y podcaster Holland, que resume: “Tan profundo ha sido el impacto del cristianismo en el desarrollo de la civilización occidental que ha llegado un punto en que pasa desapercibido. Las que se recuerdan son las revoluciones incompletas; el destino de las que triunfan es convertirse en la normalidad”. Tiene razón, claro, y en un libro súper ameno, ágil y divertido argumenta que si hay civilización y si es occidental no es por Grecia. Ni siquiera, aunque más indirectamente, por Roma. Sino por la cultura cristiana medieval. Menos denso y preciso que Peter Brown, pero mucho más accesible. Abordando todo lo que hay que abordar: libertad, sexo, fe, poder, autoridad. Un imprescindible.
John Ganz – When the clock broke. Con Men, Conspiracists, and How America Cracked Up in the Early 1990s. Para entender la América de hoy, de Trump, hay que mirar atrás, a la década de Ronald Reagan, de la caída de la URSS y del Fin de la Historia. Sin la amenaza, pero sobre todo el rival ideológico, comunista la década de 1990 tenía que ser la de una «América más amable y gentil». La realidad, interna, fue todo lo contrario. Un periodo de agitación, de rabia, de tensiones y revueltas contra la globalización que ha explotado ahora. Fueron unos años que marcaron el camino para la polarización y el extremismo que sufrimos y alimentamos 35 años después. John Ganz tira de hemeroteca para unir los puntos que parecían sueltos. El título no puede ser más preciso. Evoca a Murray Rothbard, uno de los libertarios/liberales más conocidos de la época, que en un famoso discurso de 1992 titulado «Populismo de Derecha» instaba a «romper el reloj de la socialdemocracia», apoyando al paleoconservador Pat Buchanan. El libro habla de las alianzas religiosas, culturales, políticas y económicas en el mundo conservador. De escritores y periodistas racistas y reaccionarios, de políticos populistas. Habla de la mafia, de cultura pop, de conspiraciones y conspiranoicos, del KKK y David Duke, de libros y películas. Y el resultado es punki y buenísimo.
Eli Brown – Entre pólvora y canela. Una historia de piratas y fogones. De aventuras stevensonianas, salgarianas, defoeanas De amores imposibles, de crímenes y ejércitos, salpicada de recetas improvisadas en un metro cuadrado, con ingredientes rapiñados y carne curada en pólvora. Un cocinero, Sherezade moderno, que prolonga su vida alimentando a la tripulación, pero sobre todo a la fascinante y aparentemente cruel capitana Hannah Mabbot.De fondo, una reflexión sobre la vida acomodada, los pequeños placeres, la creatividad, las injusticias y los dobles estándares. Una crítica a las grandes corporaciones y el imperialismo. No es la novela más sofisticada, pero es muy original, muy entretenida y dan ganas de comer. O de cocinar.
Mi lista de libros del año en:
Otras listas de interés
Cada año pido en Twitter que recomienden el libro que más les ha gustado, emocionado, sorprendido o chocado del año. Y salen siempre cientos de ideas muy buenas.
Piedras de Papel (pasen por alto el del coreano)
La gente de Engelsberg Ideas, que es de lo mejor que se puede seguir








