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Publicaciones de la categoría: Crítica de Ideas

Democracia e igualdad

22 domingo Sep 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas

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Desde hace meses, los economistas discuten sobre el efecto de las políticas de austeridad en el crecimiento económico. Para algunos, el austericidio es una ilusión y un grave error. Para otros, todo lo contrario.

Es un debate apasionante sobre ideas. Pero… ¿tiene algún efecto la consolidación fiscal sobre la desigualdad? Según un paper publicado por el FMI este mismo mes, sí. El estudio lleva por título Distributional Consequences of Fiscal Consolidation and the Role of Fiscal Policy: What Do the Data Say? (PDF, 37 páginas). Y explica que «las consolidaciones fiscales tienden a aumentar la desigualdad a través de diversos canales, incluidos los efectos sobre el desempleo».

Además, señalan, «las consolidaciones basadas en la contención de gasto tienden a empeorar la desigualdad más». Sus conclusiones afirman que la introducción de «impuestos progresivos, beneficios sociales y subsidios concretos en un contexto de disminución general del gasto pueden ayudar a compensar algunos de los impactos distributivos adversos». Sin embargo, el propio Fondo Monetario ha dicho que «las consolidaciones basadas en reducciones del gasto son menos dolorosas que las basadas en aumentos de impuestos» (PDF, nota de prensa de seis páginas).

La OCDE publicó el año pasado un interesante documento titulado «The equity implications of fiscal consolidation«, (PDF, 34 páginas) en el que afirma que » The equity implications of fiscal consolidation In several OECD countries, ongoing fiscal consolidation might have a negative impact on the static income distribution. However, this conclusion should be treated only as an approximate first step in the analysis. A full assessment of distributional effects of consolidation packages would need to consider dynamic measures, such as life -time income distribution and the equality of opportunity, along with behavioural responses and interactions with other policies».

La UE es también ambigua. Olli Rehn siempre ha comprado el argumento de la deuda del 90% y el crecimiento. Pero el mes pasado, en un Economic Paper publicado por la Comisión y titulado «The role of tax policy in times of fiscal consolidation» se dice que: «It was argued that tax increases depress economic activity and that expenditure cuts combined with tax cuts could make more sense in the long run. However in the short term and in some countries, tax increases may be needed to consolidate the public finances, while the tax expenditures – sometimes difficult to implement politically–are gradually kicking in. Country-specific contributions provided insights into fiscal consolidation experience of Ireland and Italy, highlighting recent reform».

Intermon Oxfan opina igual que el último informe del FMI. En su reciente análisis La trampa de la austeridad. El verdadero coste de la desigualdad en Europa (PDF, 44 páginas) señalan por ejemplo que «los programas de austeridad europeos han desmantelado los mecanismos que reducen la desigualdad y hacen posible un crecimiento equitativo». Y anticipan que «si las medidas de austeridad siguen adelante, en 2025 entre 15 y 25 millones de europeos más podrían verse sumidos en la pobreza».

Eso sí, el efecto de las medidas de ajuste sobre la distribución parece ser bastante diferente de país en país. De hecho, las consecuencias de la consolidación podrían tener impactos diferentes en hombres y mujeres. En Reino Unido, castigaría mucho más a éstas últimas.

¿Por qué la democracia no ha logrado frenar la desigualdad? .»Fifty years ago, average Americans lived in a society that had been growing — and had become — much more equal. In 1963, of every $100 in personal income, less than $10 went to the nation’s richest 1 percent. Americans today live in a land much more unequal. The nation’s top 1 percent are taking just under 20 percent of America’s income, double the 1963 level».

La relación entre ambas se ha analizado mucho. La Universidad de Oxford tiene desde hace tiempo un Centre for the Study of Inequality and Democracy (OCSID). En un gran artículo titulado Can the Government Actually Do Anything About Inequality? Tom Edsall recoge la respuesta de economistas y politólogos, con causas que van más allá de política e impuestos, como la composición de los hogares, cambios demográficos o patrones de voto.Es de lectura obligada, sus referencias son magníficas.

Lo del voto es particularmente interesante. Christian Houle ha desarrollado un modelo que muestra que una democracia, si logra igualdad, no deja de serlo: «Using a Markov transition model and a dataset covering about 2400 country-years between 1950 and 2001, I indeed find that – contrary to what the previous theoretical research has predicted – inequality has no systematic effect on democratization. Inequality does, however, destabilize already established democracies».

John Voorheis, estudiante de la Universidad de Oregon, tiene un mapa animado estupendo sobre la evolución de la desigualdad en EEUU (Gini) desde 1977. Merece la pena verlo. A nivel mundial hay datos del Banco Mundial.

The Economist reclamaba esta semana que se recorten «los subsidios a los ricos para invertir más en los jóvenes«. Tyler Cowen aborda el tema de forma indirecta en su último libro. Acemoglu, en Five Books, hacía un balance de obligada lectura hace unos meses, explicando que la postura de los economistas es ambigua. También lo es cómo solucionarla.

Él mismo me dijo a mí, en una entrevista, que lo que más les preocupa a los economistas es la pobreza, no la desigualdad, incluso el crecimiento, aunque tendía a pensar que el aumento de la misma puede llegar a ser un problema.

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Este post es una versión alargada y editada de la Crítica de Ideas publicada hoy domingo en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo, bajo el título: «Democracia e igualdad. Austeridad, austericidio y el rol del Gobierno».

El banquero perfecto

09 lunes Sep 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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bernankeHopes

El próximo 31 de enero, Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EEUU desde 2006, dejará su cargo. Larry Summers y Janet Yellen son los favoritos. Aunque su visión de la economía seguramente no es muy diferente, sus perfiles sí lo son. Summers, ex presidente de Harvard y ex secretario del Tesoro, es un asesor cercano de Obama. Yellen, ex presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, tiene más de 15 años de experiencia en el entramado del banco central estadounidense.

Ambos son ricos. Muy ricos. Los críticos creen que Yellen sería una ‘paloma, o al menos más que Summers, pero no hay mucha evidencia. Ni en lo que respecta a los tipos de interés, ni en inflación.

¿Qué perfil debe tener un banquero central? ¿Existe alguna característica común entre los buenos? Comparar el resultado de sus mandatos sólo por el comportamiento de la economía no parece justo. Teniendo en cuenta únicamente los precios, tampoco.

En 2003, Christina y David Romer publicaron un estudio titulado «Choosing the Federal Reserve Chair: Lessons from History«, en el que afirman que «since at least the mid-1930s, the key determinant of the quality of monetary policy has been policymakers’ beliefs about how the economy functions and what monetary policy can accomplish».

Y por ello, «the best predictor of the beliefs previous chairmen held while in office are their prior writings, speeches, and confirmation hearings. Therefore, in choosing future chairs, it is crucial to evaluate the intellectual frameworks of potential nominees, and to reject candidates whose views are worrisome».

Matt C. Klein cree que los Romer son demasiado vagos en sus términos,  hace algunas propuestas modestas y propone candidatos «outside the box» pero expertos en lo crucial para el puesto.

Si se mira por todo el mundo se ven ciertas semejanzas en el perfil de los banqueros centrales, en su formación, su experiencia, etc, pero poco más. Los economistas parecen inclinarse por Yellen, pero hay división.

De hecho, bastante división, y Summers tiene sus partidarios. Tampoco olvidemos que Obama no parece hber tomado una decisión, y que había y hay más candidatos cualificados en la ‘short list’. Algunos, como Roger Ferguson, mucho menos conocidos.

Summers es brillante, inteligente y tiene experiencia. Es hijo de economistas, sobrino de dos Premios Nobel y una de las mentes más respetadas y preparadas de su generación, pero el talante y la paciencia no son sus mejores virtudes.

Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, ha sintetizado el principal argumento para explicar por qué se debería elegir a Yellen. O mejor dicho, por qué no hay que nombrar a Summers. La Fed, sostiene, funciona mejor si actúa repartiendo y compartiendo responsabilidades, y no cuando su gobernador tiene demasiado poder, como ocurrió durante los mandatos de Greenspan, Eccles o Martin.

The Economist, Quartz y sobre todo The New York Times tienen visiones en esa línea sobre (contra) Summers. ¿Exageran? En el Open Market Committee hay 12 votos, pero el presidente, si es fuerte, impone su criterio. Laurence H. Meyer, en sus memorias, explica bien la legendaria capacidad de persuasión e intimidación de Greenspan.

Precisamente esta misma semana el Banco Central Europeo ha publicado un paper sugerente titulado Does the Greenspan Era Provide Evidence on Leadership in the FOMC? en el que se analizan detenidamente dos décadas de votos en el seno del banco central estadounidense (Vía Daniel Badía).

En él se afirma por ejemplo que «el análisis empírico proporciona nuevas evidencias que sugieren que el presidente Greenspan podría haber influido de forma sistemática en los presidentes de la Fed a la hora de votar hacia un consenso».

Makram El-Shagi y Alexander Jung explican que de hecho Greenspan encontró más oposición o disensión cuando llegó al acargo en 1987 que su predecesor, Volcker, pero que supone ir acabando con ella: «during the second half of the Greenspan era, the FOMC usually took decisions by unanimity and never reported more than two dissenting votes».

Eso sí, con un matiz. «While this is most likely due to a dominant chairman, other factors, such as the Committee’s consensus tradition and the presence of joint paradigms on monetary policy, may be difficult to disentangle from the Greenspan’sinfluence».

Gary Silverman , en el FT, tiene una propuesta extravagante: Obama debería nombrar a Salman Rushdie, el escrito, para sustituit a Bernanke. ¿Por qué? Varias razones. Primero, porque alguien que se ha enfrentado a Irán no se amilanará ante los bond vigilantes. Además, ironiza, la Fed, desde hace tiempo, más que economía, lo que hace es literatura con sus comunicados. Y teniedo en cuenta que «The key, of course, is to be interesting without being understandable», «anyone who has tried to read The Satanic Verses knows Mr Rushdie’s skills in this regard».

En todo caso, no se preocupen por el futuro de Bernanke. Puede volver al mundo académico, o si lo prefiere, dar un salto al cine. «Fifty Shades Of Grey’s Producers Should Have Signed Ben Bernanke To Play Christian«.

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Este post es una versión editada y alargada de la Crítica de Ideas publicada ayer domingo en Mercados, el suplemento económico de El Mundo.

El umbral Orshansky

15 lunes Jul 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas

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El 21 de noviembre de 2001, la NBC emitió The Indians in the Lobby, un episodio de la tercera temporada de El Ala Oeste de la Casa Blanca. El programa convirtió en una efímera celebridad a Mollie Orshansky, una economista y estadística de origen ucraniano que a principios de los años 60 elaboró los llamados Orshansky Poverty Thresholds (los Umbrales de Pobreza de Orshansky). Herramienta clave entonces, hoy en día todavía se utiliza para fijar el límite a partir del cual un hogar es pobre.

La historia de Orshansky es fascinante (PDF). Su final, por desgracia, no. La economista utilizó los datos de planes «nutricionalmente adecuados» (PDF) del Departamento de Agricultura (los dos más bajos de los cuatro existentes) para sus umbrales, y multiplicó por tres su coste en dólares para llegar a una estimación, a la baja, del coste de la vida.

¿Por qué? Porque una encuesta de consumo de alimentos de 1955 señalaba que las familias de tres o más personas dedicaban cerca de un tercio de sus ingresos a comprar comida. Hoy, probablemente, supone en torno a una sexta parte del presupuesto de los hogares.

Definir la pobreza es crítico para un país. No es lo mismo serlo en EEUU que en África. Stephen Chow y Lin HuiHyitratan de explicarlo y dar perspectiva en un interesante proyecto: The Poverty Line.

Demócrata y simpatizante de la Guerra contra la Pobreza de Lyndon B. Johnson, Orshansky sin embargo desarrolló sus umbrales como una herramienta casi académica, no para su uso en políticas públicas.

El gran problema de esos umbrales de 1963 es que, aunque tienen en cuenta la inflación, están obsoletos y no reflejan los patrones de consumo de las familias de hoy en día.

La necesidad de cambio es evidente. En 1992, el Committee on National Statistics of the National Academy of Sciences empezó un estudio estadístico serio sobre los desafíos de sus modelos.

En 1995 el panel de Poverty and Family Assistance de la National Academy of Sciences (NAS) estadounidense hizo público un informe titulado «Measuring Poverty: A New Approach» en el que ofrecía recomendaciones para mejorar de manera efectiva el sistema de medición de la pobreza.

El 1999 y 2011 el Census Bureau se sumó a la iniciativa con ideas y propuestas concretas para modificar los umbrales y la medición. Si los expertos lo tienen claro, ¿por qué no se ha cambiado en profundidad? Porque los políticos, por desgracia, no quieren cambios tan sustanciales, pues harían que aumentara de un día para otro el número de pobres . Y por tanto el de las ayudas, sin contar siquiera lo ya producido por la crisis.

Blooomberg (el ex alcalde) lo sabe bien. El problema es que por mucho que se niegue, y se llame como se llame, el elefante está en la habitación.

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Este post es una versión editada de la Crítica de Ideas publicada ayer en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo.

La revolución cliométrica

16 domingo Jun 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas

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Unknown-3El pasado martes falleció Robert Fogel, historiador y premio Nobel de Economía en 1993 junto a Doug North. The New York Times le ha dedicado un buen obituario. En The Economist y The Chicago Tribune también se hacen eCo. Kevin Bryan, le dedica un post en su blog. Y Nicholas Wapshott, el autor de Hayek vs Keynes, elogia su figura y método.

En español, Jesús Fernández Vilalverde ha escrito una entrada muy positiva en Nada es Gratis sobre él.

Fogel ha sido uno de los rostros más visibles –y polémicos– de la cliometría, la disciplina que aplica teoría económica y métodos cuantitativos (matemáticas, estadística) al estudio de la Historia.

De la mano de Meyer y Conrad, e incluso de la de Kuznets , que tanto inspiró a Fogel, la disciplina se remonta a finales de los años 50. En EEUU existe una Sociedad Cliométrica desde 1983.

En 1964, Fogel publicó Railroads and American Economic Growth: Essays in Econometric History, un trabajo pionero. Pero fue otro libro, Time on the Cross (1974), junto a Stanley Engerman, el que marcó época.

Se trataba de un estudio cuantitativo en dos volúmenes sobre la esclavitud (PDF). Un libro importantísimo, documentado, pero que le valió muchas críticas (PDF). Por afirmar, entre otras cosas, que la esclavitud, lejos de ser un mal negocio para el sur, era rentable. Y lo era, además, porque estaba diseñada de forma bastante eficiente (PDF). Y que, al depender su negocio de ellos, muchos propietarios trataban a los negros mejor que algunos empresarios del norte a sus trabajadores libres.

Los autores no justificaban, ni mucho menos, la esclavitud, hacia la que mostraban repugnancia moral. De hecho, Fogel se casó y fue feliz toda su vida junto a una afroamericana. Ellos, simplemente, la analizaban, como explica Engerman en este audio, en términos numéricos y no morales, yendo contracorriente. Aquí se pueden ver sus puntos y los de las corrientes mainstream de forma muy esquemática.

Los enfoques cuantitativos son minoritarios en el campo historiográfico, pero muchos hablan de una revolución cliométrica en el último medio siglo. En España, en los 70, ya estaba presente. Y en los 80 se extendió de la mano de Prados de la Esclosura, Martín Aceña, Fraile y otros.  A pesar de la resistencia de los materialistas y las acusaciones de «deshumanización» y de «tratar de identificar y medir fuerzas que normalmente están fuera del control consciente de individuos y personajes particulares».

Eloy Fernández habla de una «escisión anunciada» entre historiadores (PDF). En América Latina se pueden rastrear también los efectos de la cliometría (PDF).

Pero hay quien quiere ir mucho más allá. Peter Turchin, biólogo reconvertido, es el principal exponente de la cliodinámica, el estudio de las dinámicas históricas. 


Desde hace años aboga por esa nueva y polémica disciplina. Dice que la cliometría tocó techo en 1978, y que desde entonces su impacto académico ha caído.

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Por eso quiere dar un paso más y transformar la Historia en una ciencia «analítica y predictiva», que busque patrones que se repitan en el tiempo.

Como por ejemplo, la desigualdad, cuya frecuencia explica en un largo e interesante artículo titulado: «Return of the oppressed». La consecuencua última es que en algún momento quizás seamos capaces, en cierto modo, de anticipar el futuro.

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Este post es una versión editada de la Crítica de Ideas publicada hoy domingo en Mercados, el suplemento económico de El Mundo.

La ilustración que lo encabeza la firma EFEALCUADRADO.

Chumy Chúmez y el salario mínimo

09 domingo Jun 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas

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El domingo pasado, Pablo Pardo aprovechaba un célebre chiste de Chumy Chúmez para criticar la sugerencia del Banco de España, en su Informe Anual 2012 (PDF), sobre la posibilidad de autorizar, para determinados contratos y colectivos, retribuciones por debajo del salario mínimo. Al menos mientras tengamos un paro tan elevado.

Uno de los principales problemas del mercado laboral español es la dualidad. El tener un sistema que protege mucho a los trabajadores fijos (insiders) y muy poco o nada a los temporales (outsiders). Hace cuatro años, 100 economistas, encabezados por rostros conocidos de Fedea, empezaron a remover el tema con propuestas concretas, como la del contrato único.

Recientemente, Jorge San Miguel ha desmontado algunos de los principales mitos y falacias sobre el mismo. En realidad, la proporción fijos/temporales en el mercado español no tiene nada que ver con la aplicación sin excepciones del salario mínimo. Tiene que ver con la falta de flexibilidad salarial (y no sólo la salarial) y con las dificultades y coste del despido a fijos. Algo que la reforma laboral ha abordado en parte, pero no ha resuelto. Igual que los problemas por una falta de dualidad… en la educación, al modo germano.

¿Es una barbaridad lo propuesto por el Banco de España? No, en absoluto. Puede que no funcionara en España, pero no es una locura. Como no lo sería la eliminación del (SMI) Salario Mínimo Interprofesional. Es un tema del que se ha escrito muchísimo. Aquí, una buena fuente de información y recursos para periodistas y curiosos en general.

Dinamarca, Italia, Austria, Finlandia, Suecia, Islandia y Noruega no tienen un salario mínimo. Suiza, tampoco. En estos países, los sueldos «están bien determinados por negociaciones entre los interlocutores sociales, a nivel de empresa y a nivel de cada contrato individual», según Eurostat, que tiene datos de lo más interesantes.

Los mencionados no son precisamente los de mayor paro o menor renta, ni sospechosos de neoliberalismo salvaje. El SMI es bajo en España en comparación con otros países, pero según explica Marcel Jansen (PDF), profesor de la Universidad Autónoma de Madrid aquí no hay salario mínimo para jóvenes.

«Aquí no hay salario mínimo para jóvenes, y otros países sí lo tienen. Por eso, para jóvenes, se podría y debería contemplar la posibilidad de flexibilizar y de contratarlos por debajo del SMI. Eso haría que para ellos fuera atractivo para formarse y fomentaría la contratación».

En EEUU existe un salario mínimo desde principios de los años 30 del siglo pasado. Y como toda medida, tiene consecuencias o externalidades negativas. Alli, se han hecho muchos estudios también sobre pequeñas subidas y sobre diferencias interestatales. Y sigue habiendo discrepancias.

El debate es cíclico. Hay economistas célebres que han pedido subidas (moderadas).Pero las respuestas, por lo general, son ambiguas. Lo dicen muestreos de las universidades o de los medios de comunicación.

Según The Economist, medidas de este tipo quizás no destruyan empleos, pero tampoco ayudan o ayudarían a los más pobres.

Chúmez, por cierto, publicó otro chiste hace casi medio siglo en el que un señor escribía en una pizarra 2+2=4, y otro señor, con chistera, comentaba: «Se ve claramente que ha sido sometido a un lavado de cerebro». Adivinen cuál de los dos señores creemos que es el Banco de España.

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Este post es una versión editada de la Crítica de Ideas aparecida en Mercados, el suplemento económico de El Mundo, este domingo.

Un mundo de robots

27 lunes May 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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El futuro será de los robots. Quizás –esperemos– no desde un punto de vista distópico, a lo Matrix, pero sí desde uno económico. Los aficionados a la ciencia ficción lo saben desde hace mucho. Los científicos, de otra manera, también.

Hoy, además de ser caros e increíbles juguetes para niños ricos (bueno, y para adultos también) salvan vidas y hasta hacen películas. O algo así.

En unos años, al final, serán más baratos, rápidos y eficientes trabajando. Y aunque nosotros necesitaremos dormir mucho menos que ahora gracias al desarrollo de nuevos medicamentos, y por lo tanto trabajaremos más horas, ellos no necesitarán ni hablar para comunicarse. 
¿Cuento del lobo? Kevin Drum, en un estupendo y largo artículo en Mother Jones, tituladoBienvenidos amos robots, por favor, no nos despidan, vaticina que las máquinas no nos matarán, pero que se quedarán nuestros trabajos. Y antes de lo que pensamos.

Drum reconoce que los científicos llevan alertando de algo así al menos desde 1956 . Y los economistas, seguramente asustando demasiado. Pero puede que esta vez sea la buena. Drum calcula que para el año 2025 ya tendremos «un ordenador con la capacidad de procesamiento del cerebro humano». Y para explicarlo, hace una analogía con la posibilidad de secar el Lago Michigan gota a gota.

LakeMichigan-Final3

La UE, de hecho, le acaba de dar 1.000 millones de euros al científico Henry Markram para que construya un superordenador réplica del cerebro humano. Un proyecto -él lo llama misión- en el que lleva años trabajando años, y que explicó en una célebre Ted Talk en 2009. Una charla en la que explica una de las teorías sobre cómo funciona el cerebro, «creando, construyendo, una visión del universo, y proyectándola como una burbuja alrededor de nosotros».

Karl Smith, el un texto en Forbes («Inequality In The Robot Future«)  todavía más interesante presenta un escenario diferente. Afirma que la transformación de los robots será mayor incluso que la de la Revolución Industrial. Y anticipa un futuro en el que que según un «puro equilibrio de mercado», los humanos podrían ser menos necesarios que ahora, como pasó con los caballos.

[«When factors of production can no longer earn enough income to support themselves they die off. And, so horses began to die off. In a pure market equilibrium this is exactly what would happen to most humans. They would die off»]. Eso sí, si todo se desarrolla como imagina, las máquinas serán pobres para siempre, y aunque lleguen a ser conscientes de ellos, no podrán cambiarlo. «Our task is to be prepared to handle such a future with grace and kindness, and to above all, ease suffering».

Noah Smith, en The Atlantic, se suma al debate y expone un mundo postcapitalista y sobre todo, desigual: «The End of Labor: How to Protect Workers From the Rise of Robots«.

El suyo es un mundo extraño, con humanos a los que el Estado les da máquinas al cumplir la mayoría de edad para usar o vender. Un mundo en el que hay muchas más pymes y menos trabas burocráticas. «What if, when each citizen turns 18, the government bought him or her a diversified portfolio of equity? Of course, some people would want to sell it immediately, cash out, and party, but this could be prevented with some fairly light paternalism, like temporary «lock-up» provisions. This portfolio of capital ownership would act as an insurance policy for each human worker; if technological improvements reduced the value of that person’s labor, he or she would reap compensating benefits through increased dividends and capital gains».

¿El inicio de un sueño keynesiano? JMK aventuró hace un siglo que hoy en día la gente sólo tendría que trabajar 15 horas por semana y dedicaría el resto de tiempo al ocio. No por casualidad, su biógrafo, Robert Skidelsky, ha escrito recientemente sobre robots y tiempo libre: «The Rise of the Robots«.

Robin Hanson, que ha publicado docenas de posts sobre el tema de los robots en los últimos años, relativiza estos días en su blog en una entrada esencial la fiebre robótica actual, y resume algunos puntos esenciales para el debate y por qué no deberíamos estar tan nerviosos. Todavía.

Izabella Kaminska, bloguera de Alphaville, del Financial Times, lleva meses también escribiendo al respecto (aquí en un texto tras visitar una competición de robots).En su página privada, de hecho, recopiló hace tiempo una cantidad ingente de literatura reciente sobre el tema).

En 1949, The New York Times pidió al legendario Norbert Wiener un artículo sobre las máquinas del futuro cuando éste trabajaba en el MIT. No lo llegó a publicar entonces (el editor se lo rechazó y después a él, en medio de un viaje, le dio pereza organizarse), pero tras haber aparecido el borrador original entre sus papeles, el periódico esta misma semana lo ha rescatado. Y las ideas que esbozaba hace casi 65 años son fantásticas.

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Este post es una versión editada y alargada de la Crítica de Ideas que se ha publicado hoy domingo en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo.

Crítica de Ideas: cachasnomic

19 domingo May 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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bicepsDurante décadas, los científicos han tratado de encontrar factores inesperados que ayudaran a predecir el comportamiento económico. Hay quien ha dicho que la belleza de las camareras o el aumento de los mosquitos anticipan colapsos financieros. O que las mujeres usan más cosméticos en época de crisis y llevan faldas más cortas en épocas de bonanza, como dice el célebre e irrelevante Hemline Index de George Taylor.

Recientemente, un grupo musical muy avispado ha encontrado incluso una forma de rentabilizar la aparentemente inexistente relación entre vestimenta atrevida y comportamiento bursátil.

Robert Allsbrook tuvo su momento de gloria al vincular colores de corbatas llamativos, como rosa, y fases de euforia financiera. Otros, como los analistas de IBM, hablan del efecto alto de los tacones. Y durante mucho tiempo se ha asociado ganar un Mundial o la Superbowl con una mejora de la economía del país o de la región. Aunque también, de todo lo contrario.

Sin embargo, investigadores de las universidades de Aarhus y UC Santa Barbara han encontrado el criterio definitivo, la madre de todas las correlaciones absurdas, y hay muchas.

Tras someter a un cuestionario a cientos de personas en Argentina, EEUU y Dinamarca, los estuiosos encontraron que los hombres ricos tienden a oponerse más a la redistribución. Algo normal. Sin embargo, eso sólo ocurre cuando se cumple una condición más: tener unos bíceps muy desarrollados.

Y al revés, los cachas con estatus socioeconómico bajo son más partidarios de la redistribución, mientras que los que tienen brazos normales, no. La explicación, para ellos, es meramente evolutiva:«Sería un error para los más débiles tratar de apoderarse de los recursos cuando no pueden prevalecer», como lo sería «para los más fuertes ceder lo que pueden defender», según explican en The Ancestral Logic of Politics.

Desde hace lustros, las tiendas utilizan técnicas de todo tipo para estudiar el comportamiento de los clientes. Y lo hacen cada vez más, o mejor.

Los psicólogos creen que la personalidad influye en la visión económica (What Can the Big Five Personality Factors Contribute to Explain Small-Scale Economic Behavior?). Y también el lenguaje (The Effect of Language on Economic Behavior: Evidence from Savings Rates, Health Behaviors, and Retirement Assets).

Hay hasta quienes leen las novelas distópicas de Ray Bradbury desde una perspectiva económica.

O la identidad religiosa («We find that religious identity salience makes Protestants increase contributions to public goods»). O la testosterona fetal,  aunque sobre eso hay más que dudas.

Puestos a buscar efectos inesperados, hay estudios sobre los beneficios de unas buenas manos (vale, en el póker). O sobre la correlación entre crecimiento económico y el tamaño del pene. En serio.

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Este post es una versión alargada y editada de la Crítica de Ideas publicada hoy en Mercados, el suplemento económico de El Mundo. Mil gracias a Beatriz Hoya por su indispensable ayuda para el contenido de ambos.

Crítica de Ideas: las novias del capitalismo

05 domingo May 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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Sobre el capitalismo, antes y después de Weber, se ha dicho mucho, muchísimo. Sin embargo, sobre su historia, sus orígenes y desarrollo no se ha escrito tanto. Y la mayoría de las veces, de hecho, los que han teorizado han sido sus principales adversarios.

Al menos hasta ahora. En los departamentos de  Historia de las universidades estadounidenses el tema está de moda, y hay unas cuantas publicaciones recientes o en camino. La Universidad de Harvard ha creado un Program on the Study of Capitalism. La Universidad de Columbia  o la Universidad de Georgia ya los tenían.

El principal rival teórico del capitalismo ha sido el socialismo, en cualquiera de sus diferentes variantes. Desde el inicio de la crisis se ha hablado del aumento las ventas de El Capital y otras obras de Marx. En España y en Alemania.

Pero para algunos, además de cosmovisiones diferentes y enfrentadas, capitalismo y socialismo han sido en algunos momentos complementarias de alguna forma.

Hace unos días, Eric Rauchway publicaba en The Times Literary Supplement una estupenda reseña sobre el último y prometedor libro de Benn Steil titulada How the Soviets saved capitalism. La obra reflexiona sobre el papel de Harry Dexter White, funcionario norteamericano de alto nivel que ayudó a configurar el sistema de Bretton Woods (que «salvó y prolongó el capitalismo») y que, además, fue un importantísimo espía soviético.

El propio Steil tiene en el último número de Foreign Affairs un extraordinario y largo perfil sobre él titulado Red White. Why a Founding Father of Postwar Capitalism Spied for the Soviets. 

Al capitalismo siempre le han salido novias, y durante las últimas décadas han aparecido teorías de lo más variopintas. Seymour Martin Lipset y Gary Marks resumieron hace una década cómo, a su juicio, Franklin Delano Rooselvet lo había salvado cooptando a la izquierda norteamericana y «evitando una revolución socialista».

Y lo hizo (ejem) ¡en tan solo ocho días! Y (ejem) con el New Deal.

Quizás fue la democracia. O el socialismo, pero a la Obama. O John Maynard Keynes, como también sostiene Stiglitz.  Los hay que apuntan a un pacifista, metodista y canadiense como J.S. Woodsworth. O a Elizabeth Warren (bueno, en ese caso es ella misma la que lo piensa).

Otros, más rebuscados, apuntan a la izquierda en general, por poco o mal organizada que estuviera en Occidente (pues ayudó a regular, limitar y corregir sus contradicciones). O a la clase trabajadora.

Otros, Piden consejo a Marx, conceden crédito a ¡Lenin! e incluso a Stalin [God Bless You, Joe Stalin: The Man Who Saved Capitalism] por obligar a EEUU a esforzarse e innovar para ser una superpotencia.

Los clásicos, como Stephen Moore, prefieren en cambio agradecer sus esfuerzos a Milton Friedman, el hombre que logró devolver la popularidad al libre mercado en el siglo XX. James Freeman va en la misma dirección.

Pese a todo, hay economistas de prestigio, y poco sospechosos, que quieren salvar al capitalismo de los capitalistas. (Aquí un resumen) y aquí Roubini.

Y algunos menos conocidos que lo quieren salvar de los más ricos. Anatole Kaletsky tiene algunas ideas sobre un futuro en el que «the state intervenes more in finance and macro-economics, but less in the new “commanding heights” of education, health and pensions«.

En El Cato lo que tienen claro es que no serán los políticos los que lo salven. Y su alguien lo consigue, serán los propios capitalistas.

Los más orginales de todo, sin embargo, le dan las gracias a actores totalmente inesperados. Recientemente, a los crackers de Internet.

Y en la época clásica de estudio, la de cerca de hace un siglo, al whisky. Sí, whisky, pues «cuando EE UU abolió la ‘ley seca’ para recaudar impuestos, muchos bancos en quiebra se convirtieron en bares».

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Este post es una edición editada y alargada de la Crítica de Ideas que aparece publicada hoy domingo en la edición en papel de Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo.

Crítica de Ideas: economía y matemáticas

29 lunes Abr 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas, Economía

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Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart son dos de los economistas más prestigiosos de la actualidad. O al menos lo eran, hasta que se ha puesto en evidencia uno de sus papers más conocidos por un error increíble en una tabla de Excel. Sí, Excel.

La relación de los economistas con las matemáticas es interesante. Es algo que tiene un rol creciente en la disciplina y en las aulas. Según algunos cálculos, «más del 80% de la literatura especializada viene expresada en lenguaje matemático«.

Las universidades más prestigiosas prácticamente sólo aceptan para programas de posgrado a alumnos con muy buenas calificaciones en asignaturas con carga cuantitativa. En sitios como Harvard, la mayoría de los aceptados en algunas promociones de doctorado son de hecho ingenieros, matemáticos o físicos de carrera.

Noah Smith, explica por qué es necesaria esa base. Danni Rodrik, de forma más concisa, también. Y no sólo en economía. E. O. Wilson dijo hace poco que un buen científico no tiene que ser especialmente bueno en matemáticas. Las críticas y replicas le llovieron enseguida.

Nassim Taleb, célebre por su libro El Cisne Negro, es una conocido crítico de la falta de «rigor matemático», y tiene abierta una cruzada contra los macrobullshiters, algo así como embaucadores o que, para él, dicen solamente tonterías macroeconómicas ().

También se ha peleado con gente como Pinker por la «ilusión estadística» de su último libro.

Desde 1494, cuando Luca Pacioli sentó las bases de la contabilidad moderna, el papel de las matemáticas no ha dejado de evolucionar. Marco Licalzi y Achille Basile repasan algunos de los hitos y la importancia de la revolución marginalista.

¿Todos los economistas conceden tanta importancia a las matemáticas? La escuela austriaca es una de las pocas que recela abiertamente del poder explicativo de las matemáticas. O de ellas como única herramienta, como explicaba hace tiempo Ángel Martín Oro.

Deirdre McCloskey, una de mis economistas favoritas, tiene unas reflexiones  interesantísimas al respecto («The Trouble with Mathematics and Statistics
in Economics»),
con un punto crítico, que hay que leer.

Paul Krugman, que ha trabajado durante buena parte de su carrera con modelos, ha mostrado sus reservas hacia la equiparación de «buenos cálculos y buen trabajo económico» sin más.

Recientemente, Tim Harford ha reflexionado sobre «the growth of abstract, deeply technical thinking in finance». Y recomienda un libro: «The Physics of Wall Street: A Brief History of Predicting the Unpredictable«.

Hay otros interesantes, como The Quants, de Scott Peterson (una reseña breve, aquí). Felix Salmon tiene un ensayo que merece la pena leer: «Recipe for Disaster: The Formula That Killed Wall Street«.

Para muchos, la respuesta es que hay demasiadas matemáticas en el mundo financiero y que pueden haber tenido un papel importante en la actual crisis. Incluso se ha estudiando lo que les pasó en agosto de 2007 a los ‘quants’.

Bueno, en realidad se habla de su papel (¿nocivo?) desde antes. O desde mucho antes, como Merton.

Otros, en cambio, desde el mismo inicio del colapso financiero han pedido que no se les culpara. En la Crítica de Ideas hemos analizado su fenómeno varias veces en los últimos años.

Para los más visuales, un documental de tres cuartos de hora sobre Quants (en holandés, pero con subtítulos y la mayoría de las entrevistas en inglés): «The Alchemists of Wall Street».

——

Este post es una versión editada y alargada de la Crítica de Ideas que fue publicada ayer domingo en Mercados, el suplemento económico de El Mundo.

Crítica de Ideas: ciudades y riquezas

14 domingo Abr 2013

Posted by suanzes in Crítica de Ideas

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En 2002, Richard Florida publicó La clase creativa, libro en el que sostenía que un núcleo concentrado de talento bohemio era la clave para el desarrollo de un área metropolitana. Incluso tiene un ranking de ciudades más y menos bohemias en Estados Unidos.

Sea o no importante, y Florida tiene muchos críticos, para prosperar hay que tener en cuenta otros factores. Antonio Cabrales ha resumido en Nada es Gratis algunas de las principales ideas de los economistas sobre el tamaño de las ciudades y la productivdad de los habitantes. Ed Glaeser ha escrito de forma convincente sobre el papel fundamental de los emprendedores en el crecimiento de Nueva York.

Según el informe Estado de las Ciudades del Mundo 2010/2011 (PDF) de ONU-Habitat, «ningún país ha logrado nunca un crecimiento económico sostenido y un rápido desarrollo social sin urbanización«.

Normalmente se asume que el norte es más rico que el sur. En algunos lugares por cuestiones fiscales o históricas. Pero no siempre es así, como se ve en el caso del Reino Unido, cuyo norte es mucho más pobre.

Sin embargo, hay un elemento menos conocido y más curioso. ¿Por qué, dentro de una ciudad, el lado Este suele ser más pobre? Según Dan Zambonini, por el viento. Las corrientes de aire en el hemisferio norte normalmente van de oeste a este, y por eso las clases pudientes durante la Revolución Industrial, e incluso antes, se posicionaron estratégicamente para evitar el humo de las chimeneas.

Jared Diamond ha destacado cómo el conocimiento se transmite de forma más fluida en latitudes similares, de Este a Oeste en lugar de norte a sur. Durante mucho tiempo se asumió que las ciudades crecían mediante anillos concéntricos, con los pobres en medio.

Homer Hoyt, sin embargo, desarrolló un modelo sectorial (como un quesito de trivial) que explicaba el crecimiento en función de acceso a servicios y comunicaciones. Modelo en el que los que eligen son tanto los ricos (que se quedan lo mejor), como los pobres (que buscan la cercanía de medios de transporte públicos, por ejemplo).

En Honduras hay desde hace un par de años al menos un debate interesantísimo sobre ciudades chárter, núcleos privados que de, llegar a establecerse, contarían con un funcionamiento casi independiente.

Paul Romer estaba entre los asesores del Gobierno en el proyecto, pero se retiró por discrepancias sobre la transparencia.

—–

Este post es una versión ligeramente editada de la Crítica de Ideas publicada hoy domingo en Mercados, el suplemento económico del diario El Mundo.

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