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Publicaciones de la categoría: Lecturas sin Enlace

Mis libros de 2022

30 viernes Dic 2022

Posted by suanzes in Lecturas, Lecturas sin Enlace, Periodismo

≈ 2 comentarios

Iván Aivazovski. La creación del mundo, 1864

Este 2022 que ahora se va ha sido un buen año. De recuperación, de mucha cocina, de deporte, de juergas, de sonrisas, de infinitos aviones, de amor sano. De cicatrizar las heridas y aprender, poco a poco, a pasar página. A despegar(me). No ha sido fácil, no ha sido siempre fluido, pero sí gratificante. He encontrado la paz, la serenidad, la mejor compañía. La felicidad.

El año pasado no me gustó, ni me gusté, pero el trabajo específico con mi cabeza y la ayuda me permitieron encontrar(me) y seguir. No soy el que era, ni volveré a serlo nunca, y bien está. Ese nuevo equilibrio se ha notado en todos los aspectos y niveles. Redescubrir la ilusión en el trabajo, en el ejercicio (a pesar de una larga lesión que no acaba de irse), en la lectura. Y casi casi, en los viajes también.

Este año no hubo tampoco parones de meses sin leer, y tampoco de semanas. Sólo algunas rachas por trabajo o diversiones alternativas. 2022 ha sido de nuevo el año de los burpees y las dominadas, de las cenas en casa y amigos nuevos. De marcar distancias y dejar de hacer el idiota. El año en el que las fricciones fueron desapareciendo y en el que los disgustos y el dolor, siempre reales y a menudo presentes, se volvieron residuales. Nocivos, pero no letales. Próximos, pero no cercanos.

El mundo, y mi vida, no son como me gustaría o me hubiera gustado, no son como habrían podido ser o incluso deberían haber sido. Pero estoy aprendiendo a aceptarlo, a resignarme y soportar que lo que siempre (me) había funcionado ha dejado de hacerlo. Que quienes pensaba que estarían siempre a mi lado, se han ido para no volver. Y bien estará, algún día.

Dice Óscar Martínez en Los muertos y el periodista, que no está en esta lista pero podría perfectamente, que “El periodismo exige comprensiones, no verdades ni dogmas ni finales, comprensiones, explicaciones. Si no descubrís nada, no sirven tus dudas. Descubrir no es sólo demostrar. Descubrir también es interpretar, concluir, y lamentablemente, dudar otra vez, y sufrir y joderte, quizá”. Lo mismo vale para mi 2022. Dudar, sufrir y joderte para descubrir.

Dejé atrás la soledad, gracias a Dios. O mejor dicho, volví a convivir en armonía con ella. Y ya no hubo obsesiones, noches en vela, falta de motivación. Ni rencor, impotencia o rabia. Ni monotemas. Tampoco orden. Se ve en la lista completa de lecturas, completamente aleatoria, arbitraria, ecléctica. No ha sido el mejor año en libros, ni el más activo, ni el que me haya traído más sorpresas y descubrimientos. Pero ha estado bien, y con eso me conformo.

Aquí les dejo mis libros favoritos del curso. No son, forzosamente, publicados recientemente, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad, una vez más, he puesto la versión en español de todos.

Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2023 a todos.

Claus y Lucas, de Agota Kristof

Una crueldad insoportable. Una lucidez despiadada. Una prosa mínima y brutal para explicar cómo a veces la única manera de sobrevivir es destrozar, integrar el dolor más inhumano para resistirlo. Cómo el bien y el mal son oscilaciones. Soledad y destino. La verdad construida mentira a mentira

Es un libro perturbador, desolador, que explora las partes más oscuras del alma. Que arrasa antes de intentar, más que tímidamente, dejar el sustrato para plantar algo. El estilo, el tono, lo crudo del lenguaje y los sentimientos. Cómo aborda todo Kristof, desde el bestialismo al incesto, del antisemitismo a los abusos, de una forma tan limpia. Una tarea impresionante que, quizás, sólo se podría haber culminado así, con ese estilo, precisamente por estar escrito en una lengua no materna y aprendida de adulta

La primera parte es la ‘macro’, la crueldad de Estado, régimen, clase, ideología. La segunda, la micro, de familia, cultura, miedos, celos, distancias tan cortas como insalvables. Maldad y bondad, amor y odio, egoísmo y generosidad que conviven en un mundo arrasado por una guerra sin nombre. Que conviven en cuerpos marcados, corazones rotos y una especie de fe laica para creyentes sin causa.

Vivir con nuestros muertos, de Delphine Horvilleur

Dice la rabina Horvilleur que no es necesario creer de forma literal en una vida más allá de la muerte, ni en la presencia de almas en pena en nuestras viejas casas, para reconocer muy racionalmente que todos convivimos con fantasmas. Los de nuestras historias personales, familiares o colectivas; los de las naciones que nos vieron nacer, los de las culturas que nos acogen, los de las historias que nos han contado (o no) y, a veces, los de las lenguas que hablamos.

Ella, que intentó carrera en la medicina y el periodismo antes de estudiar la Torá, sabe mejor que nadie que “nunca se tienen que coger los caminos rectos, en la vida”. Vivir con los muertos, una pequeña historia del consuelo, me ha gustado muchísimo.  Horvilleur tiene una sensibilidad, una delicadeza y una compasión maravillosas. La historia del niño Isaac, de su propia amiga o la del asesinato de Rabin son excepcionales.

Su libro es sobre la transición, el miedo, la soledad y la indefensión. Sobre la aprensión y la vergüenza, los ritos y las tradiciones. Sobre el dolor y el amor. En la mayoría de lenguas no hay palabra para unos padres que han perdido a su hijo. En hebreo sí, ‘shakul’: la rama de la vid cuyo fruto ya se ha vendimiado. Una rama amputada de su fruto, nos explica.

Horvilleur concibe la muerte, y no sólo la vida, como una narración, y afirma que sólo cuando ambas se dan la mano puede continuar la historia. Se acerca y no la evita. La teme, pero se respetan. Lo hace con una delicadeza y ternura increíble, combinando lo individual con lo colectivo, las dudas contemporáneas con los dilemas inmemoriales- Con serenidad, con una sonrisa, con sabiduría.

La octava vida, de Nino Haratischwili

Una historia de Georgia, del siglo XX, de la dictadura, la opresión, la crueldad del comunismo. Una historia de Georgia y de la URSS y de Europa a través de varias generaciones de una familia tan especial como corriente, unida por los secretos de un chocolate mágico y unos lazos irrompibles. Es un libro insuficientemente largo con sus 1.000 páginas y de lectura breve y urgente.

Son seis mujeres de vidas entrelazadas, vidas perpendiculares que se cruzan apenas un instante para luego alejarse irremediablemente, y vidas paralelas, condenadas a no tocarse nunca de verdad. Stasia, Cristina, Kitty, Elene, Niza y Brilka, fuertes, rebeldes, celosas, generosas, egoístas. La autora logra que una novela aparentemente simple en su disposición (pese a lo complejo de su estructura) abarque más que tratados de Historia, Filosofía, Ciencia Política y sobre todo Psicología.

Todo con una prosa bella y cuidada, sin florituras innecesarias. Un tapiz elaborado con retales de decenas de personas y tragedias, lleno de sueños rotos y aspiraciones (casi) imposibles. De supervivencias y traiciones. De una enorme soledad en una familia grande y un estado opresivo. Es un libro enorme, monumental, en todos los sentidos. Una reseña que decía que es “un pedazo de verdad”, y pocas cosas mejores se pueden decir de una obra universal y destinada a perdurar.

La ciudad de los vivos, de Nicola Lagioia,

Esta crónica de un asesinato inexplicable es extraordinaria y no es casualidad que salga en casi todas las listas de libros de los periodistas españoles. Dos chavales, hasta arriba de drogas y alcohol, invitan a casa a un conocido y se lo cargan con decenas de puñaladas y martillazos. Luego siguen su noche, se van a casa y poco después lo confiesan a unos padres superados. Sin razón alguna. No le debían dinero, no les caía mal, no era su enemigo, no eran agresivos. No tenían, objetivamente, ninguna razón.

La reconstrucción y el análisis de la banalidad del mal es brillante. Un ‘A sangre fría’ pero sin inventarse las cosas ni adornar demasiado. No voy a decir que el autor no tenga parte de protagonismo, porque en determinados momentos de la investigación es uno de los propios personajes. Pero no se centra en entrevistas con los asesinos, pues de eso hay poco. Sino en decenas de entrevistas, papeles y testimonios. Es un ensayo perturbador, porque no eran violentos, ni conflictivos, ni agresivos ni nada parecido. Se drogaban y desfasaban y tenían sus taras, como cualquiera de nosotros. Pero de golpe, ese día..,

El análisis que hace Lagiogia de la sociedad romana, y en realidad también de la nuestra (de una parte), es impecable, profundo y desolador. Es un libro sobre un crimen, pero en realidad es una reflexión sobre la ciudad y sus miserias, su abandono, su hostilidad e indiferencia. Sobre una decadencia anunciada, denunciada y, parece, imparable.

El Club de los desayunos filosóficos. Cuatro notables amigos que transformaron la ciencia y cambiaron el mundo, de Laura J. Snyder

Snyder es una historiadora espectacular y una narradora increíble, como ya demostró con el libro de Vermeer y van Leeuwenhoek. Es un ensayo ameno, erudito, profundo. Leerlo es como estar con los protagonistas, cuatro genios de muy diferente recorrido, desayunando en Cambridge los domingos temprano.

William Whewell, Charles Babbage, John Herschel y Richard Jones fueron los últimos filósofos naturales, esa mezcla irrepetible de sabios de todas las disciplinas conocidas y ambición total y los primeros científicos, dedicados sin descanso al detalle, el experimento y la especialización. Cuatro hombres unidos por el amor y la devoción al progreso, e inspirados Francis Bacon, que protagonizaron la transformación de la ciencia. La autora nos lleva con un talento increíble y una prosa envidiable por sus largas vidas, los altibajos de sus amistades, sus tensiones políticas y religiosas.

Se aprende muchísimo. Al ir leyendo mi pensamiento se fue, con máxima y sincera admiración, para el traductor, al que esperaba que le hayan pagado una fortuna, porque se lo ha ganado. Me impresionó tanto que fui a buscarlo y descubrí, con enorme tristeza que José Manuel Álvarez-Flórez, murió el año pasado https://amp.elperiodico.com/es/opinion/20210606/muerte-traductor-jose-manuel-alvarez-florez-articulo-silvia-cruz-lapena-11794463 Y que le debo alguno de los mejores momentos de mi juventud. Él fue quien que me llevó a Oliver Sacks, Kennedy Toole, Wolfe, Capote, Kerouac o Steinbeck. Descanse en paz.

Grand hotel Europa, de Ilja Leonard Pfeijffer

Pues no es en absoluto lo que esperaba, ni lo que imaginaba, pero me lo he pasado más que bien. El inicio es desconcertante, muy desconcertante. A ratos parece incluso una parodia, pero merece la pena aguantar. Reconozco que dudé, pero acerté

Mientras se documenta para un libro sobre el turismo de masas, un escritor llamado Ilja Leonard Pfeijffer sufre una dolorosa ruptura y lo deja todo para poner orden en su vida. Y lo hace en el Grand Hotel Europa, un establecimiento de renombre, histórico, pero venido a menos, medio vacío, comprado por un millonario chino y poblado por un elenco de personajes delirantes e imposibles.

Dice el autor que ninguna buena historia de amor acaba bien. Le gusta provocar, despistar, confundir. Durante largas fases del libro no sabes muy bien en qué consiste, si es ensayo, novela, historia o filosofía, si es todo a la vez o sólo una gran broma durante la que va, y vamos, discutiendo con Dante, Mann, Steiner y todos los clásicos. Un elenco de personajes absurdos que desfilan siendo parte imprescindible d ela tomadura de pelo. Una reflexión camuflada sobre la sociedad de masas y cómo la identidad europea es en realidad el pasado, que oprime e impide avanzar.

Una novela (sic) que no hay que tomarse en serio en ningún momento, porque aborda, una detrás de otra, todas las cuestiones realmente serias e importantes de la vida. Y con Caravaggio de fondo.

Mi lista de libros del año en:

2021

2020

2019

2018

2017

2016

2015

2014

2013

Otras listas de interés

Las sugerencias de Twitter en este hilo estupendo

Ramón González Férriz

Antonio Muñoz

David Azcárate

Azahara Palomeque

Carlos Hortelano

Alain Acevedo

Beatriz Hoya

Clionauta I, II y III

Piedras de Papel

Si no he visto la vuestra, ¡avisadme por favor!

Mis libros de 2021

29 miércoles Dic 2021

Posted by suanzes in Historias, Lecturas, Lecturas sin Enlace

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El año 2021 ha sido el más duro y triste de mi vida. Nunca he sido más infeliz, más vulnerable. Nunca he estado más perdido ni me he sentido más solo. Todo lo que pudo salir mal salió mal, y fue a peor. Durante medio año no fui yo, o no me sentí yo, no me reconocía, ni me reconozco, ni me gusta ni me gusto, pero he ido aprendiendo a pedir y aceptar ayuda y a aceptarlo. Y poco a poco mejoró y volvió a despuntar, a lo lejos, la luz. Y leí.

Leí. No hubo, como antaño, parones de meses, sino apenas de unas semanas, cuando el dolor impedía la concentración. Así que leí, y leí, y leí más (e hice un millón de burpees y dominadas). Y busqué, sin darme cuenta, sobre la soledad. Una y otra vez, desde todos los puntos de vista. En los diarios de May Sarton, en la masía de Carlota Gurt o en la tristeza apática del psiquiatra que se jubila en el Agathe de Anne Cathrine Bomann. En el barco de Antonio Lucas, el Hamnet de O’Rilley o la casa abandonada y medio derruida de Santiago Lorenzo. Incluso en las consultas de alma soviética que torturan a Anna Strobinets. Pero lo único que encontré, si me permiten la parodia, fue el eco sordo de mi voz.

La soledad nunca había sido un problema, ni la distancia. Nos entendíamos, y arropábamos, y diría que nos complementábamos. No era forzada, pero tampoco forzosa. Era mía y en armonía. Pero dejó de serlo. En el post del año pasado ya se intuían algunas dinámicas, pero las anclas que entonces sostenían todo se descolgaron. Y no encontré soluciones ni pistas en la literatura, eterna compañera. Ya saben que rastreo en la ficción las conversaciones y pautas y explicaciones que nunca salen en la realidad, en nuestro día a día. Las confesiones que la vergüenza impide, especialmente entre amigos y compañeros, sobre todo entre quienes se aman. Y ahí no había gran cosa, no esta vez.

Afortunadamente, y a diferencia de 2020, el resultado global es positivo, aunque sea sólo en el balance de páginas. En 2021 he comprado mucho y he leído bien. Y he disfrutado, y aprendido, y me he emocionado y no acabo insatisfecho ni frustrado o arrepentido, no demasiado. Miro con sorpresa mi lista porque cierro el curso pensando, como todos los meses de diciembre, que no leo tantos ensayos como debería (en la lista faltan algunos, por diferentes razones profesionales), pero entre mis favoritos, en cambio, la proporción de novelas es mínima, a pesar de que son lo que más necesito. Supongo que es casualidad, o que el criterio para juzgar es más severo que con la no ficción. No lo tengo muy claro, pero tampoco me preocupa.

Aquí les dejo mis libros favoritos del curso. No son, forzosamente, publicados ahora, sino leídos en los últimos 12 meses. Por comodidad he puesto la versión en español de todos. Para 2022 tengo ya una lista extraordinaria de ideas (pueden ver pistas al final), cientos de recomendaciones bien apuntadas. Las nubes empiezan a escampar y si algo reconforta (y no es una forma de hablar, sino la pura realidad) es saber que están, estáis, ahí, y haceís compañía, y ayudáis, y dais ideas desde hace más de una década.

Muy feliz Navidad, feliz Año Nuevo y buena lectura en 2022 a todos.

Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez. La mejor novela que he leído en 2021, de lejos. Habla de Argentina y de esoterismo, dos temas que no me pueden resultar más indiferentes o distantes, y sin embargo, cala, vaya si cala. Es una obra espectacular, única. Es una novela física, muy física. Que te mueve, te pasea, te cansa, te agota el cuerpo. Sudas con ella y los protagonistas, sientes su hambre, su dolor físico, el insominio y el miedo, la sangre y las naúseas. Una historia y una narración potentísima, oscura, cruel, tierna, ambiciosa, total. Necesitas más, quieres vengarte y cruzar. Llega un momento en el que estás tan dentro de la historia, del círculo, de la iniciación, que necesitas más, y te dan igual los inocentes, y las víctimas, y las consecuencias. Y quieres seguir viendo, y mirar aún más allá, y de golpe entiendes mejor a los que están dispuestos a cualquier cosa por volver a verlo una vez más y ser tocados y mutilados.

No digas nada, de Patrick Radden Keefe. Qué voy a decir a estas alturas de No digas nada. Está en todas las listas (las que merecen la pena), ha ganado todos los premios (que merecen la pena) y recibido todos los elogios, especialmente entre periodistas. Porque, aunque cafres, pesados y cansinos, sabemos reconocer un talento descomunal cuando aparece y una narración magistral cuando nos explota en la cara (pun intented). Un ensayo brillante, extraordinario, sobre The Troubles. No es la historia completa, no es la historia definitiva, pero es un pedazo de historia. Un reportaje de 500 páginas (sobre el lado católico, no el unionista) que no aburre en ningún momento ya tiene un mérito increíble. Es una narración aséptica, quirúrgica. Como si el autor fuera un médico contándote un cáncer, una historia terrible de dolor y sufrimiento, pero explicada desde cierta distancia. No se recrea en la violencia sino que trata de llegar a los protagonistas. Es difícil hacer algo más redondo.

El evangelio de las anguilas, de Patrik Sevensson. Los libros de Enríquez y Radden Keefe son probablemente los mejores, pero mi libro favorito de este año es El evangelio de las anguilas. He disfrutado cada página como un niño, con sorpresa y exictación. Lo leía revolviéndome en el sofá y en la cama, poniéndome de pie, consultando una y otra vez las cosas que salían, recomendándoselo a todo el mundo. Abriendo mapas y atlas en busca de mares y océanos y ríos. Sin creerme que algo tan increíble sea tan desconocido. No entiendo cómo la gente es capaz de hablar de otras cosas que no sean anguilas. Lo digo completamente en serio. Dicen los editores que es una obsesión que ha perseguido a científicos y filósofos durante siglos, que ha traído de cabeza a pensadores como Aristóteles o Freud, y lanzado a exploradores al Mar de los Sargazos. Y no me extraña. No sabemos cómo se reproducen, por qué y cómo mutan y el mecanismo por el que un día saben que ha llegado la hora y cruzan el planeta para morir en casa, en sólo una casa. Si sólo vais a leer algo en 2022 que sea esto, de verdad.

Un espía entre amigos. La gran traición de Kim Philby, de Ben Macintyre. Qué barbaridad de ensayo, de biografía, de historia. Es un manual indispensable sobre espionaje, amistad y traición. Sobre frialdad, mentiras y fanatismo. Pero también sobre la soberbia, la ceguera, el esnobismo de la clase dirigente británica y su nobleza funcionarial durante décadas. La élite que manejó el país, y los servicios secretos, como su cortijo y no rindió cuentas. Macyntire es un superdotado (como demuestra en el resto de sus obras, como la fantástica Espía y traidor. La mayor historia de espionaje de la Guerra Fría, con un caso del lado contrario) y convierte en teatro, poesía y epopeya la traición de Philby, la más conocida y dolorosa. Te mete en cada habitación, en cada reunión y casa de campo. Te lleva a Moscú, Washington y Oriente Medio y aunque sabes de antemano lo que va a pasar, el daño y el éxito, te abstraes y esperas cada giro como si nunca hubiera ocurrido.

La casa eterna, de Yuri Slezkine. “Vivir y recordar es una y la misma cosa. No se puede destruir una sin destruir la otra. Juntas forman un verbo que no tiene nombre”. La casa eterna es un libro monumental, abrumador, inabarcable. Extraordinariamente erudito, enciclopédico (en aspiración y en páginas), avasallador. También caótico, laberíntico, disperso, genial. No se puede leer entero, ni seguido, ni importa. La excusa para dar forma es la Casa del Gobierno, un colosal edificio de más de quinientos apartamentos que se alzó en la orilla del río Moscova, delante del Kremlin, destinado a alojar a los principales dirigentes e intelectuales soviéticos. Slezkine cuenta la historia de los devotos, la primera generación que habitó la casa y que gobernó el imperio, y que terminaron casi sin excepción siendo ellos mismos víctimas de purgas. El libro es todo a la vez. Mil biografías paralelas y cruzadas, una historia de la URSS y la locura y el terror, una decena de ensayos literarios y de crítica literaria de primer nivel mezclado con teología (quizás mi parte favorita de todas). Su tesis es que comparados con otras sectas de devociones similares, los bolcheviques fueron notables por su éxito y fracaso. «Conquistaron Roma, pero no supieron cómo transformar su certeza en un hábito que pudiesen heredar sus hijos (..) Una de las razones de la fragilidad del marxismo ruso fue el marxismo. La otra fue Rusia”.

Cómo ganar el giro bebiendo sangre de buey, de Ander Izagirre. Qué les voy a decir, Izagirre sale aquí un año sí y otro también. Uno tiene sus debilidades y no las oculta. Es el mejor narrador del periodismo en español y todas sus historias son una delicia, pero en especial (para mí) las de ciclismo. La excusa es la historia del Giro, y es la mejor excusa que uno puede imaginar, pero dentro está todo. El deporte, la naturaleza humana, la política, la guerra y la paz. Se ve la evolución del país (o las evoluciones, porque Italia nunca ha sido sólo un país y el Giro si de algo ha servido es para darles forma), de las bicicletas, de las etapas y la involución del caracter de los competidores. Una antología de las trampas, bellaquerías y juegos sucios, y de las gestas y proezas, también las deportivas. Está lleno de tragedias, injusticias, odios atávicos, perrerías, palizas, montañas, barro, caídas y escaladas imposibles. No sé qué más le pueden pedir a un libro. O a la vida. Y lean los anteriores, me lo agradecerán.

Un verdor terrible, de Benjamin Labatut. Es un ¿ensayo? en el que salen Haber, Schwarzschild, Schrödinger, Bohr, Louis de Broglie o Heisenberg. Hay realidad, y ficción, y biografía y elementos novelados. Y a veces no sabes qué parte fue y cuál no, pero da igual. Sobre todo el capítulo brillante de Shinichi Mochizuki y Alexander Grothendieck, extraordinario, loco, bellísimo, falso. Es un libro sobre la ciencia, sus éxitos y sus miserias, sus experimentos y sus masacres. Sobre el avance ciego de la más peligrosa de todas las artes humanas. Sobre cómo la búsqueda del progreso, y la técnica, y los secretos, nos empujan, pero a menudo también nos hacen caer. Nos lleva siempre por el filo de la espada, sin que quede muy claro si quiere que aprendamos o que nos cortemos y desangremos. Yo creo que nos toma el pelo en varias ocasiones, y se parte de risa provocando sesudos análisis y reflexiones sobre delirios improvisados, pero es una gozada y me lo pasé genial. Lo mejor, y seguramente también lo más triste que puedo decir del libro, es que desde la primera página pensé que el autor era y tenía que ser anglosajón, porque estas cosas no las hace un chileno o un español.

El rector de Justin, de Louis Auchincloss. He llegado tarde a Auchincloss, pero para quedarme. Si algo tenemos que agradecerle a Libros del Asteroide es el mantener viva una tradición literaria que en realidad ya murió. La de un Jefferson Davies o un Auchincloss. Un internado en las afueras de la cultura norteamericana de finales del XIX que se acaba convirtiendo en el colegio más exclusivo para las élites. Un mundo de tradiciones antiguas en una novela con palabras, valores y símbolos antiguos. Una enseñanza marcada por la fe, la esperanza y algo de caridad, entre rigideces, uniformes y traiciones. A veces es lo que cuenta, a veces es cómo lo cuenta, con ecos de Henry James y cierta tradición pragmatista. Pero el resultado es lo que importa. No te caen bien, no te ves identificado, te chirría, pero lo envidias casi todo.

Y una canción

Otras listas de interés:

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Mis libros de 2019

31 martes Dic 2019

Posted by suanzes in Lecturas sin Enlace

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Lo peor de hacerse mayor es que no hay grandes cambios ni novedades en tu vida. Pocas sorpresas y giros de guion en el día a día. La rigidez, los prejuicios, los remolques que inevitablemente arrastras te evitan a veces la exposición a lo peor, pero  también la oportunidad de lo mejor. Es más cómodo, menos doloroso, pero también más aburrido. Te sigues moviendo, pero en perímetros cada vez más pequeños y acotados, donde puedes ser tú mismo, pero siempre el mismo tú.

Miro hacia atrás y veo que lo mismo que escribí hace doce meses sobre 2018 lo podría repetir ahora mismo: más libros, más series y más deporte en mis piernas, pero una sensación amarga de no haber aprovechado, disfrutado y aprendido como podía. También, el mismo patrón y parón de lecturas después de septiembre que ya no me molesto ni en analizar.

Sigo buscando en los libros las conversaciones y la valentía que no tengo en mi vida y mis acciones. La honestidad en la autocrítica, la profundidad en la disección y sobre todo la capacidad de expresar sentimientos. También la belleza, la creatividad, la imaginación. Busco brújulas, morales, éticas y filosóficas. No para que me arrastren, pero sí para que me orienten en momentos de confusión. Que me entrenen para cuando sea necesario, y siempre acaban siéndolo. Busco ejemplos, arietes que se adelanten y se lleven los golpes por mí para que yo pueda entender mejor y sobre todo entenderme mejor.

«Me gusta escuchar. Los desnudos totales, la cirugía a corazón abierto, y eso, claro, no es fácil. Tenemos miedos, inseguridades, traumas, complejos, fantasmas. Nos cuesta decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que queremos. Lo que nos gusta y lo que nos repugna, lo que nos excita y lo que nos atrae, sobre todo si se sale de la norma».  Los libros siguen llenando un año más ese vacío, esa añoranza y esa necesidad que me come por dentro.

En 2019 no he crecido como en 2018. He aprendido cosas, le he ido dando más importancia a otras que ocupaban quizás lugares  menos destacados. He tenido grandes decepciones y todavía no he acabado de recuperar el ánimo ni las fuerzas. Pero por suerte he llegado a libros magníficos que me han acompañado, guiado y golpeado. Agitando por dentro para que no me acomode ni oxide. Ya saben, «love of beauty is taste. The creation of beauty is art», pero «beauty and folly are old companions».

Aquí les dejo algunos de mis favoritos de 2019. Ensayo y ficción sin un orden ni criterio específico. Muy feliz año nuevo.

 

sigo aquiSigo aquí, de Maggie O’Farrell. El talento de esta mujer es exraordinario. En novelas o en relatos desborda literatura, potencia. Literalmente, las página a veces no son capaces de contenerla. Hay algunos cuentos o relatos de este libro (Abdomen- Recién nacida -Pulmones) extraordinarios, de los que hay que leer al menos dos veces seguidas para regordearse. Todos giran alrededor de experiencias cercanas a la muerte, de una forma u otra. De la autora, su familia, sus seres cercanos. Se desnuda de manera increíble, sincera, valiente. La novela que había leído antes, ‘La primera mano que sostuvo la mía’ es brutalmente buena. Aquí, el nivel no baja. Es una de mis escritoras favoritas de la actualidad, sino la que más

 

sueños de einstein.jpgLos sueños de Einstein, de Alan Lightman. Una joya, una maravilla. Delicioso, original, crativo, inesperado. Me ha fascinado. Un experimento originalísimo, de hace 25 años, que no entiendo cómo no conocía. Bellísimo. Un viaje de la mano de los sueños de Einstein, una ficción en la que cada noche imagina un mundo diferente (¡hasta 30!) y en los que el tiempo se rige de maneras diferentes. “En un mundo, el tiempo se congela en el momento en el que somos más felices, en otro, el tiempo transcurre hacia atrás o bien avanza más rápido en un barrio que en otro. Sueña también qué sucedería si conociéramos el fin del mundo de antemano, si no tuviéramos recuerdos o si no tuviéramos futuro”. Lo disfruté como un niño pequeño y no me cansaré de recomendarlo.

no, mama, noNo, mamá, no, de Verity Bargate. Qué barbaridad de libro. Desgarrador, dolorosísimo, magnífico. Una puñalada detrás de otra. Una disección milimétrica de la angustia, de cómo quedar muerto por dentro.  Una madre regresa a casa del hospital tras dar a luz a su segundo hijo, y desde la primera página queda claro que algo se ha roto ya en ella. En su cabeza, su cuerpo, en su matrimonio con un gilipollas despreciable. Es un texto durísimo, que hace daño y te pone nervioso. Justo lo que le pides a la mejor literatura.

 

our manRichard Holbrooke and the End of the American Century, de George Packer. Una historia de diplomacia y política exterior con las formas de una tragedia de Shakespeare. Una visión realista (pero conservando siempre un punto idealista) de décadas de protagonistas brillantes y brutalmente arrogantes, en la estela de Kissinger, Mcnamara o Brzezinski. Sólo Packer, maestro de la narración y el ritmo, podía escribir 600 páginas de biografía de un narcisista a menudo insoportable que nunca llegó a ocupar un puesto más allá de segundo en el Departamento de Estado. Pero también una biografía de la caída de un país y una forma de hacer política y entender el mundo y la historia. I li

 

tiempo de magosTiempo de magos. La gran década de la filosofía 1919-1929, de Wollfram Eilenberger. Qué pedazo de ensayo, Buenísimo. Bien escrito y bien descrito. Las vidas cruzadas de Wittgenstein, Heidegger, Benjamin y Cassirer (el único sensato y por tanto el menos conocido de todos y por todos) en una década prodigiosa y temible para la filosofía. He disfrutado como un niño hasta de las partes más técnicas, que me superaban ampliamente. Logra presentar a los personajes, en lo personal, lo político y lo intelectual, con maestría, pero sobre todo ofrecer una perspectiva de todas las vías que se cruzaban y cómo, al final, todos tenían, tuvieron, la opción de elegir. Librazo.

el final el affaireEl fin del affaire, de Graham Greene. Qué belleza en la tristeza, el dolor, la pena y la búsqueda constante de algo que nunca aparece. Conmovedor y profundísimo. Había leído al Greene de los espías y esto es un registro completamente diferente, de una profundidad espectacular. Una historia de fe y esperanza, de lealtad y destrucción, en la que los sentimientos están en primera y la última línea, y en la que se sompen mitos sobre la sociedad (británica) de hace décadas. Como dice Cuartango, esa lucha de las ideas y el corazón, entre la tierra y el cielo, el deseo y el escepticismo, la impetencia y el Todopoderoso, te deja con una vívida impresión sobre la» frustración por la fragilidad del amor, la fugacidad de los momentos felices y la crueldad del destino».

 

comimos y bebimosComimos y bebimos, de Ignacio Peyró. Es una gozada. Un lenguaje rico, erudito, fresco. Una alegría contagiosa. Literatura de garbancismo, colmado y mantequerías. Dice mi añorado Borja Martínez en la faja del libro que en un país donde casi todos los escritores menores de cuarenta se parecen, Peyró parece único. Y es verdad. Es el suyo un estilo propio que recuerda al de hace un siglo, con casi todo lo bueno y prácticamente nada de lo malo. Transmite una pasión, un amor enorme no sólo por la comida, la bebida o los puros (hasta eso se le perdona), sino por el ritual, la compañía, la calma. El almuerzo como acto social, familiar y de expresión máxima de la amistad. Creo que nunca había tantas ganas de no ser abstemio. O de que me gustaran los arenques y la casquería. Más que recomendable.

la-vraie-vie-recadreLa vraie vie, de Adeline Dieudonné. Uno de los grandes éxitos del año en el mundo francófono y con razón. Me ha gustado muchísimo, una historia dura, inteligente, muy cercana pese a lo extremo del entorno que narra. Y qué enormes construcción la de los personajes: un padre maltratador, una madre sumisa, aterrorizada y anulada para sobrevivir. Una hija extraordinariamente inteligente y sensible y un hermano psicópata. Logra meterte en la escena, como si estuvieras en el salón siendo testigo de las peleas, los alivios, las emociones. [No tengo ni idea de si se espera traducción].

 

el cielo segun googleEl cielo según Google, de Marta Carnicero. Me ha gustado muchísimo. Triste y dolorosamente cercano. Sobre relaciones, distancia crecientes y rutinas, de matrimonios, de amantes, de madres e hijas. Un tratado fresco sobre la modernidad, la resignación, nuestra cobardía y la soledad. Sobre miedos constantes e impotencia. Sobre mentiras y representaciones, y la cosmovisión que levantamos para seguir adelante a diario. Una novela de errores y sobre todo de falta de soluciones. Una crítica, sin lecciones morales, al comportamiento de una generación que repite e incluso empeora los mismos errores que la de sus padres, pero todavía con más impotencia y menos herramientas que ellos.

 

LimoneroEl País donde florence el limonero. La historia de Italia y sus cítricos, de Helena Attlee. Este ensayo es una joya, un regalo para los sentidos. Un recorrido que apela a la vista y el olfato, un repaso histórico, gastronómico, religioso, cultural a través de las infinitas variedades de cítricos. Un paseo por jardines, campos y palacios con los que se aprende muchisimo del país, sus tradiciones y sus recetas. Usa lo que cultivamos y lo que comemos para ayudar a descifrar quiénes somos y quiénes fuimos, con una erudición cercana y amable. Un libro de viajes, de sociología, de los más sorprendentes de los últimos años.

 

pardo bazanEmilia Pardo Bazán, de Isabel Burdiel. Esta biografía está realmente bien. Hay partes, como las primeras 150 páginas, magníficas. Te haces muy bien a la idea de quién fue, sus orígenes, sus amistades y su visión política.El peso de esa familiar tan peculiar que tuvo, de sus padres, influencias importantes pero tan dispares. Acompaña durante el progresivo descrubrimiento de su talento, sus primeros eecritos, la novela, su lucha con el naturalismo. Sus relaciones con otros escritores, su tensa ambiguedad con los conservadores, los más afines ideológicamente pero quizás por eso mismo sus críticos más fieros. Su independencia, su fortuna, su amor extraño con Galdós. Una mujer con una historia increíble y un papel importante en unas décadas fascinantes de la historia española. Logra no aburrir, que no le sobren demasiadas páginas (aunque algunas sí, diría) y que sitúes razonablemente bien el Madrid y la Galicia de la época. Muy recomendable.

la verdad de la tribuLa verdad de la tribu, de Ricardo Dudda. Buenísimo, buenísimo de verdad. Bien escrito, con ritmo y una barbaridad de referencias (y no sobra ninguna). Delegaría en Ricardo Dudda mi voto si hubiera un referéndum sobre cualquiera de los asunto que aborda el libro. Cómprenlo  porque, de verdad, no cae en lugares comunes ni es un pastiche de obviedades. Hay historia, hay filosofía, hay sociología y hay política. Muy fresco y muy práctico si necesitan armadura o un marco sobre el que construir un discurso en estos tiempos movidos.

 

 

 

Aquí, otras listas estupendas.

Ramón González Ferriz.

Lara Hermoso

David Azcárate

Miguel Ángel Gonzalo

Los amigos de Piedras de Papel

 

Nuria Val

Mis libros de 2018

31 lunes Dic 2018

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Termino 2018 con más libros leídos (aquí están casi todos) que en 2017, con más series vistas y probablemente con más deporte en mis piernas, pero una sensación amarga de no haber aprovechado, disfrutado y aprendido como podía. Como (creo) quería.

Ha sido un año de cambios, de salidas, de tristes despedidas y ausencias. De cierta sensación de vacío emocional y personal. Con, una vez más, un inexplicable blackout, en el trimestre después del verano, en el que soy prácticamente incapaz de tocar un libro y girar una página, ni de ficción ni de ensayo. Ya me pasó en 2016 y 2017. Al princio buscaba y tenía teorías, pero he acabado por dejarlo correr. Si es así, que así sea.

La literatura siempre ha sido una forma de conversación. No busco provocación, no busco proezas estilísticas, ni me cuelan ya trampas y falsas dicotomías morales o estéticas. Me gusta escuchar. Los desnudos totales, la cirugía a corazón abierto, y eso, claro, no es fácil. Tenemos miedos, inseguridades, traumas, complejos, fantasmas. Nos cuesta decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que queremos. Lo que nos gusta y lo que nos repugna, lo que nos excita y lo que nos atrae, sobre todo si se sale de la norma.  Los libros llenan en buena parte ese vacío, esa añoranza y esa necesidad.

Hoy, más que nunca, me llaman los silencios, la impotencia, la cobardía (la emocional, no la física). En lo que he léido y en lo que me encantaría saber escribir. Lo veo con un prisma mucho más definido y me pregunto, mientras leo, por qué no fui capaz de actuar de otra forma cuando estaba claro que podía. Qué es lo que me frenó o lo que me empujó a hacer el idiota. El frágil equilibrio entre necesidades, aspiraciones y exigencias. Do ut des.

En los años pasados descubrí, a menudo por las malas o malísimas, que soy mucho más flexible de lo que pensaba y que eso está bien. Que la asimetría es perfectamente llevadera y acaba más veces en la tranquilidad y la felicidad que en desastre. Pero también he constatado  que puedo serlo muchísimo más. Que la generosidad, como la vida, no implica ni debe implicar reciprocidad. Y que si lo aceptas y dejas de chocar contra una idea predeterminada de la lógica, serás, seré, más feliz.

Miro atrás y aunque ha sido un año un tanto triste y algo más solitario de lo habitual, acabo razonablemente bien. Más fuerte, más maduro y mucho más libre de prejuicios, axiomas y dogmatismo. He librado demasiadas batallas y aunque no sé si puedo decir que haya ganado, tengo muy claro que no he perdido.

Para Wilde, era «abrumadoramente triste que el talento dure más que la belleza». No puedo discrepar más. En 2018 he encontrado talento desbordante , mucho más que belleza, y eso me ha hecho muy feliz.

Aquí os dejo mis favoritos de los últimos meses.Ensayo y ficción sin un orden ni criterio especial más allá de los dos primeros.

Muy feliz 2019 a todos y gracias por estar siempre ahí.

 

calle este oesteCalles Este-Oeste, de Philippe Sands. Extraordinario. Uno de los mejores libros que he léido en los últimos tiempos. Cuatro historias familiares y tres grandes investigaciones paralelas: la de los abuelos del autor, la del jerarca nazi Hans Frank, la de Hersch Lauterpacht y la de Rafael Lemkin. Un repasto exhaustivo, minucioso, a la insportable destrucción del siglo XX a través de casos cercanos, personales .Cómo de una pequeña facultad de leyes en Polonia salieron dos rivales que cambiaron para siempre el Derecho Internacional. Un talento narrador inmenso combinado con una precisión quirúrgica, un trabajo de historiador y cronista con una desbordante pasión en primera persona. Y todo alrededor de la ciudad de Lemberg, Lviv, Lvov, Lwòw, sus secretos y sus desgracias.

la primera manoLa primera mano que sostuvo la mía, de Maggie O’Farrell. Qué barbaridad de libro. Una novela perfecta, conmovedora. Qué talento para mirar, describir, contar. Para penetrar en sus personajes. Para el detalle, para los sulencios. Para comprender los resortes del pensamiento y el miedo. Para sentir la vida como soledad, como falta de control. Una dolorosa radiografía de un alejamiento imparable entres seres que se aman y de cómo las relacione se pudren centímetro a centímetro. Y qué ganas de llorar. Me había gustado ‘Tiene que ser aquí”, pero éste es muy superior. Mi obra de ficción favorita este 2018.

con rabbiaCon rabbia, de Lorenza Mazzetti. Hay rabia, mucha rabia, en casi cada página de este libro. Tiene cincuenta años y una vigencia increíble y poderosa. Penny es adolescente y vive, aprende y crece en un entorno que no entiende, no soporta y la asfixia. Es explosiva, pura, intensa, inteligente, incontrolable. Y arrastra una pena, una rabia y una furia absoluta hacia un mundo que permitió el exterminio de su familia en el Holocausto. Hacia los adultos. Hacia la sociedad que convierte a las niñas en inferiores a los niños. Hacia la religión. La pecatería. Rabia ante el machismo, la hipocresía de sus referentes. Y miedo, mucho miedo por todas partes a perder el control, a salir de la seguridad de la infancia. Hay muchísima frustración, dolor, pasión, ganas de rebelión. Y literatura de primer nivel.

celeste ngTodo lo que no conté, de Celeste Ng. Todo lo que no conté es una novela dolorosa. Qué triste, y qué bueno. Cada vez me llegan más las historias sobre distancias inapreciables, los códigos rotos, las conversaciones imposibles. Sobre todo lo que (nos) pasa y somos incapaces de decir y de ver. De cómo asistimos en primera fila a la caída de nuestras vidas pero nuestros fantasmas, nuestros miedos , nuestro orgullo, nos impiden reaccionar. Lo simple convertido en un muro que crece día a día. Celeste Ng tiene un talento desbordante para transmitirlo a todos los niveles. Entre el matrimonio, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, entre vecinos, entre razas y hasta entre aparentes enemigos. Todos ellos, en algún momento, son capaces de detectar increíblres sutilezas en la vida, el comportamiento y el caracter de sus seres más cercanos. Pero son incapaces de ver lo que tienen delante, de pensar con claridad, de evitar cometer los errores más estúpidos y graves. Son, sobre todo, incapaces de decir y de aceptar la verdad.

sing unburiedSing, unburied, sing, de Jesmyn Ward. Buenísimo. Espectacular ejercicio. Bellísimo en la tristeza, demoledor en la crónica. Siglos de humillaciones, derrotas y fracaso en la piel de los protagonistas. Raza, división y pobreza en un país herido. Un talento descomunal para relatar la degradación, la impotencia (o más incluso, la derrota interiorizada hasta el punto no de saber que existe siquiera el derecho a luchar o protestar). El dolor de la abuela, la entereza del abuelo, la inteligencia de los hijos. La rabia por la madre y el padre, tan deprimentes e incapaces de asumir las consecuencias de sus actos. Drogas, cárcel, Mississippi. Brillantísima.

krastevAfter Europe, de Ivan Krastev. Krastev es ahora mismo el analista más interesante para intentar comprender Europa y sus problemas. El profesor búlgaro ha logrado una combinación casi perfecta entre la historia y presente. Con una crítica feroz, algunas recetas y una capacidad extraordinaria de simplificar lo complejo y ver lo infinitamente complicado en lo que aparentemente es obvio. Escribí esto inspirado en sus ideas y el material del libro lo he usado en muchas charlas y tertulias. Leed todo lo que os caiga en las  manos, antes de que pierda en toque.

future humanityThe Future oh Humanity, de Michio Kaku. Fantástico libro. Ameno, profundo, completo, bien escrito. Uno de los que más he disfrutado los últimos meses sin duda. Un repaso extraordinario a lo que podemos y no podemos hacer todavía partiendo de una premisa muy simple: el futuro de la humanidad no está en la tierra. Vemos el desarrollo de cohetes, de naves, de ascensores. El ¡terraforming’ de Marte, la luna o asteroides. Viajes interestelares, la inmortalidad, inteligencia articifical, nanotecnología. Kaku tiene un don para la narración y para guiar a profanos en un campo de ciencia avanzada. Más que recomendado a  todo tipo de lectores curiosos.

la fractura blomLa fractura, de Philip Blom. Las primeras 30 páginas son un ensayo casi perfecto sobre el periodo de entreguerras. Qué bueno es Blom. Un estilo y un conocimiento inmenso para conocer la época, las fuentes, los hechos, los vínculos. Para relacionar la música y el arte con al teconología y la política, al guerra con la danza, la psicológica de masas con las figuras individuales. No me gustó tanto como Años de Vértigo, serguramente porque éste peca de ambicioso. Apunta a “Occidente”, que es Europa y EEUU básicamente, sin tocar Australia, o Canadá, sin menciones a América Latina. Y abarca tanto que algunas partes quedan cojas o menos atadas que sus obras anteriores. Pero se disfruta mucho.

Lady LLady L., de Romain Gary. Es un extremista del alma”, dicen de uno de los protagonistas. Lady L es un libro (estupendo) sobre contradicciones, nihilismo, pasión. Sobre libertad y la esclavitud de su misma idea. Entre la independencia y la sumisión. Me encanta Gary y cómo esconde la profundidad tras la frivolidad. Nos habla de los “Soñadores de lo absoluto que toman su nobleza y la exquisita cualidad de sus sentimientos por doctrina sociológica (..) lanzan sus bombas como Víctor Hugo sus destellos poéticos”. Gary mezcla, pervierte, el anarquismo emocional con la flema más británica posible. Y une lo imposible a través de la devoción, una y otra vez. “Después de casi 40 años, la amaba con una constancia tal que a veces le parecía que no iba a morirse jamás, simplemente porque no podía imaginar que el cariño que tenía por ella pudiera tener un fin”

vertigoVértigo, de Joanna Walsh. Íntimo, cuidado, quirúrgico. Un desnudo valiente, total en algunos instantes, del corazón y la mente. Las desmonta pieza a pieza, deconstruye desde el final hasta el principio el pensamiento, su pensamiento, por boca de muchas mujeres, de ella misma muchas veces y en diferentes lugares y épocas. Es un libro muy especial, en la forma de escribir, pero sobre todo de mirar, enfocar y diseccionar. Hay una profundidad asombrosa en su percepción y una ingenuidad delicada en sus pasos y su indecisión. Es incisiva y vulnerable. Quiere dar pasos, pero cada uno de ellos le quita el aliento, literalmente, y le da vértigo. Y el resultado, prístino, es terriblemente triste y pesimista.

El-ojo-del-observador-Laura-Snyder_cubierta-editorial-Acantilado-600x920El ojo del observador. Johannes Vermeer, Antoni van Leeuwenhoek y la reinvención de la mirada, de Laura J. Snyder.  El libro de Snyder es una investigación finísima, quirúrgica. Miles de detalles del día a día sobre vestuario, inventario, costumbres, cuentas, comidas. sobre la época y sobre sus protagonistas. Está claro que es un ensayo mucho más sobre Leeuwenhoek que sobre Vermeer. La pasión con la que habla del científico, su conocimiento absoluto, es fascinante y contagiosa. A Vermeer lo conoce y lo disfruta menos. Entiendo la técnica, pero no le fascina el artista. Sin embargo, y a pesar de eso, la forma en la que escribe y aprendes sobre la mirada, la importancia de querer ver y de creer para ver es extraordinaria. Más que recomendable.

hombre felizMuerte de un hombre feliz, de Giorgio Fontana. Giacomo Colnaghi es  fiscal antiterrorista en el Milán de principios de los 80, los años de plomo. Viene de abajo y cree y quiere creer que aunque la suya no es una socidad totalmente justa, ni buena, ni perfecta, es abierta y democrática. Que hay oportunidades si trabajas. Que las hay, si eliges. Le atormenta no ser capaz de entender a los críos que deciden matar por sus ideas. Es un hombre solitario, austero, adicto al trabajo. Y atormentado (en su acepción más laxa) por el padre partisano al que nunca llegó a conocer. Como él, quiere hacer lo correcto, lo que debe, a pesar de los riesgos. Es creyente, conservador en sus principios pero abierto en sus actitudes. Tímido, introvertido, incapaz de expresar la mayoría de sus sentimientos, sufre cuando se da cuenta de que la debilidad de su hijo le irrita más de lo que le despierta compasión. Necesita hablar y aunque no logra explicarlo, como la mayoría de nosotros, cree que se salvará siendo escuchado. Y mira al mundo, sin saberlo, siguiendo los versos de Dylan Thomas:

And all your deed and words / Y todos tus actos y tus palabras
Each trueth, each lie / Cada verdad, cada mentira
Die in injuring love / Mueren en el amor que no juzga.

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Cada vez más amigos se van apuntando a hacer listas anuales. Aquí os dejo las que he visto.

Lara Hermoso

Ramón González Ferriz

Jorge San Miguel

Aloma Rodríguez (a su manera).

Manu de la Chica

Ariane Aumaitre

Nuria Val

 

 

Tinta fresca: tantos días felices

13 domingo Ago 2017

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No estoy al día, pero casi. Con el post anterior y éste, ya sólo me queda uno largo con todo lo que me traje para las vacaciones.

“En la oscuridad. Diez meses secuestrado por Al Qaeda en Siria“, de Antonio Pampliega. Es la historia de un error. Un simple error de cálculo, el fiarse de quien no debería. De no hacer caso a tu instinto, a tu miedo avisando. Las ganas de entrar que se imponen. Tres periodistas y 10 meses de cautiverio. Un relato en primera persona, sin alardes literarios ni muchas pretensiones. Muy directo, muy cercano. La impotencia y el miedo en palabras sencillas. Un diario del arrepentimiento y de las lecciones aprendidas.

“Homenaje a Cataluña“, de George Orwell. Aunque devoré 1984 y Animar farm es una de las obras maestras del siglo XX, nunca había leído Homenaje a Cataluña. Es fantástico en su sencillez. Orwell es uno de los  indispensables, que convierten en oro casi todo lo que tocan.

“La matanza de Rechnitz. Historia de mi familia“, de Sacha Batthyani. No me gustó casi nada. No es desde luego lo que esperaba y casi diría que lo que me (nos vendieron). Se presenta como la historia de su familia, la del descendiente de la condesa Margit von Thyssen y su marido, quienes en la noche del 24 al 25 de marzo de 1945, cuando la Guerra estaba ya perdida, organizando una orgía de sangre en su castillo, matando a decenas de judíos. El autor descubre el hecho siendo adulto y periodista, y empieza una investigación. O eso creemos al principio. En realidad emprende un viaje interior, una puesta por escrito de sus visitas al psicoanalista. De la matanza en sí, poco. Quedé bastante decepcionado. Arrancar del hecho y convertirlo en una meditación me parece más que digno y más que interesante. Pero el resultado me resultó muy pobre.

“Arthur Koestler, nuestro hombre en España“, de Jorge Freire. Más que interesante, y eso que Koestler queda muy mal retratado. Decir que es la historia de nuestro hombre en España es quizás exagerar un poco. En España estuvo poco y mal. Es una instantánea de Koestler en general, alguien que sale mucho mejor parado en las manos de Judt, por ejemplo. Freire le hace un traje, pero con justicia. Un complemento necesario para una figura clave en esas décadas del siglo XX.

“Tantos días felices“, de Laurie Colwin.Al terminarlo pensé que necesitaría escribir un libro para explicar realmente por qué me gustó tanto el libro de Colwin. No es fácil. Ni siquiera estoy muy seguro ahora mismo. O no estoy seguro de atreverme a decirlo. La  trama no tiene mucho misterio. Guido y Vincent son amigos desde niños, estudian en Cambridge. Al principio uno quiere escribir poesía y el otro ganar el Nobel de Física. Jóvenes, ricos, guapos, despreocupados. La fuerza del libro está en ellas, las protagonistas, y lo que representan en un mundo que cambia a toda velocidad. La editorial define a Holly como «extravagante». A Misty, como «misántropa terrible». La idea es que Holly vuelve loco a Guido, incapaz de entender que ella de golpe necesite desaparecer e irse a Francia, a un returo o tener un hijo cuando y cómo decida.

Misty es la némesis. La que debería volver loco a Vincent por su carácter complicadísimo, su miedo, su independencia, su potente fragilidad, su frialdad y su agresiva falta de cariño. Pero ocurre todo lo contrario. Él, alegre y optimista indestructible, lo lleva con increíble (de que no te la crees) paciencia.

El libro en realidad es una bofetada a todos los que somos Vincents y Guidos y nos guiamos por esos clichés y esas normas. Los que vemos las relaciones sólo y siempre desde su punto de vista y desde un punto de vista socialmente aceptado y aceptable. Los que nos sentimos atraidos por la novedad pero desde el primer día queremos ir modificando, modulando, amasando y acercando a nuestro molde a esos espíritus libres. Tantos días felices, de una manera brillante, a través de las relaciones de los cuatro personajes y varios secundarios (la estudiante brillante y casi autista, el tío estafador y la tía actriz) teje una red de sentimientos e ideas en defensa de la libertad, la individualidad y la falta de reglas. Contra la convención, los moldes. En favor, defensa, de cierta idea de amor. Muy alejada de Holywood, de lo romántico, de lo tradicional. A pesar de que no puede haber nada más tradicional, típico y clásico que esas dos parejas, esos cuatro personajes, esas escapadas, cenas. Porque no puede haber nada más atípico, rompedor, que los sentimientos y encajes que propone.

Hace poco, leyendo sobre Carl Schmitt, decían que tanto él como Leo Strauss usaban a otros pensadores para explicar su cosmovisión. Uno no los lee sobre Maquiavelo o Donoso Cortés para aprender sobre el italiano y el español, sino sobre Schmitt y Strauss. Al terminar, me queda la sensación de que uno no lee a Colwin para aprender sobre ella o sobre sus personajes, sino sobre nosotros mismos cuando chocamos contra ellos.

“10 ingobernables. Historias de trasgresión y rebeldía“, de June Fernández. Más que interesante. La idea, los personajes y la forma, personal de en primera persona, de contarlo. Cualquiera que siga con regularidad a June (y deberíais hacerlo) sabe cómo se mueve. En el libro escoge con mucho acierto a sus ingobernables, los que no salen en nuestros ensayos y periódicos, pero que ‘tienen historias’ tremendas. Lo que tenemos al lado y no vemos o no queremos ver. Lo que nos resulta violento aceptaro a veces simplemente reconocer. Las trasgresiones que salen carísimas y tratamos de obviar por lo que dicen de nosotros.

Tinta fresca veraniega

13 domingo Ago 2017

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Llevo mucho retraso. Este año me apetece mucho más leer que escribir. Y aunque realmente estos posts no llevan mucho esfuerzo me cuesta arrancar fuerzas para ponerme. Si hay psicoanalistas en la sala estaré encantado de escuchar teorías de por qué el año pasado pasé cuatro meses sin abrir un libro y ahora ocurre lo contrario.

Anyway, en 2017 estoy teniendo bastante suerte. O me estáis recomendando mucho mejor o escucho con mucho más criterio. Pero estoy disfrutando y hay pocas decepciones.

«Más allá de la contienda“, de Romain Rolland. Como dice Silvia Broome, no todo es ni puede ser Zweig. Rolland fue pacifista cuando era el peor pecado posible. Un canto a la paz, a la hermandad, a Europa. Un intento desesperado de apelar a la razón y la hermandad, de pueblos intelectuales, cuando estalló la Gran Guerra. Rolland parece naive, blando. Peleando a caballo contra tanques. valiente desde Suiza. Escribiendo y rogando a amigos y enemigos. Mediador incansable ante insultos y desprecios. Un digno tipo ideal weberiano del mundo de ayer que se apagaba. Me resulta lejano, decimonónico. Empatizo, pero no me identifico. Sé que está con los buenos. Y comprendo, triste, por qué perdieron contra el irrefrenable torrente del joven siglo XX

“Are we smart enough to know how smart animals are?“, de Frans De Wall. La respuesta a su pregunta es que sí, pero con matices. De Wall sabe escribir, pero éste no es su mejor libro. Un repaso centrado claro está en primates, su especialidad, a los animales, su inteligencia y nuestras limitaciones. Un ensayo para explicar qué sabemos y sobre todo qué somos capaces de medir y cómo. Didáctico, pero algo lento y repetitivo. Se aprenden cosas, hay montones de anécdotas, ejemplos y menciones deshuesadas de papers científicos. Pero no me acabó de enganchar.

“Euforia“, de Lily King. Muy, muy bueno. Una novela  sobre «los egos y deseos de un trío de antropólogos en la jungla de Nueva Guinea». Una mirada cínica, como la de Nigel Barley, con humor, amores incontrolables y un intento casi paródico de hacer ciencia en Papua. Recreación libre pero estupenda de la vida de Margaret Mead. Más que recomendable.

“The smartest kids in the world. And how they got that way“, de Amanda Ripley. Profesores, profesores, profesores. No es cuestión de mucho más dinero, ni instalaciones, ni de imiitar sistemas como el de la loca e insoportable presión coreana. Libertad, flexibilidad y lucha contra el aburrimiento son las recetas que Ripley, tras un año de viajes por el mundo y análisis de diferentes sistemas educativos recomienda. Libro muy ameno y didáctico. No sé si tiene razón o si lo que ella destaca es lo más importante. Ni siquiera si es suficiente. Pero parece bastante sensato.

“Camino a Trinidad“, de José Andrés Rojo. Admito que cuando se lo cogí a Rojo en la Feria del Libro no me esperaba algo así. Pero me gustó. Sus años de juventud y su vuelta a la Bolivia en la que creció. Una historia muy personal, de amigos y familares cercanos de alguien desorientado y sin necesidad de camuflarlo o adornarlo.

“La partida inmortal. Una historia del ajedrez“, de David Shenk. No especialmente bueno. Ni el autor domina el campo  ni  logra historias especialmente interesantes. Hay algunos pasajes más interesantes, pero sin pena ni gloria.No lo recomendaría.

“El balcón en invierno“, de Luis Landero. Fantástico. Precioso relato de infancia y juventud, de la relación familiar, de la tensión con el padre al que luego añora. Recuerdos profundos y sentidos de los años de crecimiento de un  niño en una casa donde no hay un solo libro. En una familia que sale del pueblo y llega a la ciudad para ganarse la vida. Y de un chaval que descubre en las palabras su razón de ser. No había leído nunca nada de Landero, pese a la insistencia de Lara. Ahora no me queda más remedio que comprar todo lo demás.

“Democracy without nations. The fate of self-government in Europe“, Un ensayo más que interesante de Pierre Manent que me recomendó Juancla de Ramón. Es muy cortito y la  parte más interesante es la primera. Un escepticismo muy claro pero incisivo sobre la UE, o más bien sobre un futuro con estructuras supranacionales. Manent, conservador, defiende que el Estado nación es la estructura que  mejor ha funcionado tras todo tipo de experimentos. Y advierte: pensar que dejarlo atrás es muestra de progreso es un error y es peligroso. Denso y no especialmente accesible. La segunda parte,  más teológica, es mucho más complicada.

Páginas frescas

04 jueves May 2017

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¿Qué he estado leyendo?

– «El quinto en discordia«, de Robertson Davies. Extraordinaria novela. Me ha encantado. Era un poco escéptico en las primeras 100 páginas, bien escritas pero sin llevarme a ningún lado. Y, confieso, un poco más aún cuando sale el tema de los santos. Pero la profundidad de los discursos, de las dudas de los personales. La increíble charla entre el santo y el demonio, y las últimas doscientas páginas hacen que merezca absolutamente la pena.

– «The Return«, de Hisham Matar. Un estupendo regalo de María. Lo tenía localizado como uno de los libros favoritos del año pasado del NYT y por un ejército de referencias y reseñas positivas. Pero psa. La historia de un escritor libio criado en Egipto y Londres. Hijo de un ‘opositor’ a Gadafi que desapareció tras ser secuestrado por los servicios secretos. Es el intento de autoexpiación de un hijo que nunca lo ha superado y que tras la caída del dictador intenta encontrarlo. La historia familiar es el marco, el miedo del hijo y su dolor, el fondo. Pero se me hizo un tanto repetitivo y no muy original (el ángulo sentimental y expresivo). No me ha llegado, pese a que lo tiene todo aparentemente para conseguirlo.

– “Le mal européen“, de Guy Verhofstadt. Correcto, sin más. Las ideas de Verhofstad, ex primer ministro liberal de Bélgica jefe de filas de Alde en el Parlamento Europeo, una detrás de otra. Una buena guía para quien no lo conozca o siga de cerca la voz más conocida del federalismo. Bien explicadas, sin épica. Estoy, en la mayoría de las cosas, en su equipo.

– “En el vientre de la yijad. El testimonio de las madres de yijadistas“, de Alexandra Gil. Muy recomendable. Alexandra, periodista española en París, cuenta ocho historias de madres (y padre) de yijadistas franceses y belgas, hombres y mujeres, que dejaron su casa, su familia, y se fueron casi de un día para otro a Siria e Irak. Hay tres historias (la primera, segunda y cuarta) que son dolorosísimas y están maravillosamente escritas. Un reflejo en las palabras de las madres del dolor más profundo, que no desaparece y no lo hará.  Una de ellas la había leído (en parte) en el excelente reportaje publicado en El Español. Aquí, mucho más material. De lectura muy agradable y agradecida.

– “Lesser beasts. A Snout-to-Tall history of the Humble Pig“, de Mark Essig. Una especie de historia e historial cultural del cerdo. Un ensayo original y diferente a lo que estoy acostumbrado. Que pone historia y adjetivos a uno de los animales más (injustamente) denostados y perseguidos. Un animal inteligente, noble, todoterreno. Un gran compañero y colaborador del humano. Soy menos entusiasta que Thiago, que me lo recomendó, pero se aprenden cosas, se lee rápido y no tiene demasiadas pretensiones ni moralina, lo que se agradece.

– “Imperiofobia y leyenda negra. Roma, Rusia, EEUU y el imperio español“, de María Elvira Roca Barea. Empecé con ganas y acabé razonablemente enfadado. He leído muchas cosas sobre leyenda negra, libros que la autora usa cita y a menudo critica. NO me van a encontrar nunca en el vagón de los relativistas ni entre los defensores de la versión whig de la historia. Tampoco en el de la autora. Arranca con espíritu crítico pero poco a poco se van colando las manías, los enemigos, los pet hates de Roca Barea. A ratos, más que una denuncia de la «imperiofobia» y del uso de la leyenda negra por parte de británicos, holandeses o italianos, se convierte en un intento agresivo y forzado de defender las tesis opuestas. Las bondades del catolicismo, de España y su imperio frente a protestantes, ingleses y la izquierda en general (sobre todo Chomsky, que aparece más veces de lo que uno podría imaginar).

– “La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de proximidad“, de Josep María Esquirol. No es un ensayo para mí. Algunas (pocas) ideas que me interesaran, una prosa demasiado espesa y dispersa. Saltos continuos y sin un mapa para orientarme. Línea fina entre la filosofía, la autoayuda y la parodia intelectual. Pese a todo, lo acabé y tomé algunas notas interesantes.

“La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humboldt“, de Andrea Wulf. Magnífico, aunque algo desigual. La primera mitad es buenísima. El relato del viaje de Humboldt por América es excepcional, interesantísimo. Bien contado, enormemente documentado. Un ritmo perfecto que me recordaba pasajes de mi (favorita) Hacia los confines del mundo. Luego se vuelve algo más lento, un tanto disperso y menos sorprendente, seguramente porque ya conocemos mejor al protagonista y sus extravagancias. Un muy buen relato sobre la vida cultural del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, de esa especie de Mundo de Ayer con científicos (naturalistas) viajando libre y constantemente, colaborando entre ellos. Con la capacidad de residir en París con sueldo oficial, incluso estando en guerra los países. Lean, lean.

“L’illuminato, Vita e morte di Marco Pannella e i radicali“, de Giovanni Negri. Correcto, pero adecuado sólo para quienes estén muy interesados y ya bastante familiarizados con Pannella. Hagiográfico, escrito por un amigo cercano y miembro de los radicales también.

Mis libros del año

30 viernes Dic 2016

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Los últimos 12 meses han sido muy extraños para mí, al menos en lo que a lectura se refiere. Empezó o empecé el año fortísimo, con unas Navidades enfurecidas. Tuve un verano desatado, leyendo cientos de páginas al día durante varias semanas. Una especie de trance, porque no hacía prácticamente nada más en todo el día. Y después, sin ninguna razón concreta, pero varias que supongo que lo explican, no he vuelto a tocar un libro en cuatro meses.

Cero, nada, rien, niente. Desde septiembre hasta hoy, ni un solo libro. No recuerdo algo así que desde los 10 u 11 años. No he tenido ganas, motivación, interés. He leído artículos, cosas online. He seguido leyendo el periódico, The Economist, The New York Review of Books, Ahora (hasta el cierre), Letras Libres o The New Yorker. Pero ningún libro. Ni ensayo, ni novela.

Ni en casa, ni en trens o aviones. No he metido libros en las maletas por primera vez en mi vida. Me preocupa, pero no demasiado, y quizás esto sea un error.

Escoger mis favoritos no me ha resultado fácil. De hecho, había descartado hacerlo, porque me resultaba artificial, una especie de impostura, no sé muy bien por qué. Ahora mismo los libros no me interesan demasiado, así que hacer un post sobre ellos no me sale de forma natural. Anyway, aquí estamos.

Repasando, me salen 53 libros en 2016, básicamente uno por semana. Más que el año anterior, a pesar del blackout de un trimestre entero. La lista completa de lo que he leído la tenéis aquí, con los de los años anteriores (aunque es posible que se me escape alguno). Los que aparecen a continuación están simplemente en orden cronológico, según los fui leyendo, así que no hay jerarquía. Tampoco son libros editados o publicados en 2016. El único requisito ha sido leerlos en los últimos doce meses.

Oliver Sacks: “En movimiento. Una vida». No creo que sea una sorpresa. He hablado muchas veces de Sacks. Lo conocí por primera vez gracias a Jaime, que me regaló El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, en 2002 o 2003. El libro tuvo mucha influencia de varias formas. Primero porque cuando me lo dio, Jaime dijo una frase realmente importante: «Te lo he traído en español porque no sé si lees en inglés». Él, maldito sea, leía ya en español, catalán, francés, inglés y alemán (y eso si no ha aprendido más ultimamente), e hizo bien. En 2003 yo no leía libros inglés. Y empecé a hacerlo, en buena parte motivado por aquella charla. La segunda, me descubrió a un autor excepcional, sensible, detallista, inteligente. Y humano. Con sus manías, errores, fallos y limitaciones. En movimiento es el recuerdo de una vida plena, complicada, intensa. Llena de problemas y alegrías, de fallos y aciertos. De estudios y halterofilia. De sexo y represión. De amores dolorosos y vergüenza. Disfruté muchísimo, como de toda su obra. Lo echo de menos cada vez que me llegan las publicaciones en las que escribía y sé que nunca más va a estar allí.

Asne Seierstad: “One of us. The story of Anders Breivik and the Massacre in Norway“. Un trabajo periodístico excepcional. Un relato lleno de historias, nombres, detalles. Miles de horas de trabajo, buceando en informes, rastreando amigos y familiares. Un ensayo profundo sobre el asesino, su vida, sus delirios y la concienzuda preparación del brutal atentado. La periodista noruega te lleva durante meses y años de un lado al otro del país, juntando las piezas de un puzzle que apenas hemos llegado a comprender todavía.

Aloma Rodríguez: “Los idiotas prefieren la montaña“. No conozco a Aloma (aunque sí a su hermano, del que también leí este año el estupendo El fumador pasivo y gracias a ambos, casi soy uno más de su familia), jamás había oído hablar de Algora o El niño gusano ni me gustan los bares. La música no tiene importancia en mi vida ni he tenido relaciones de amistad como las que describe. Y a pesar de ello o quizás precisamente por eso disfruté como un niño. No sé escribir así ni abrirme así. Lees las páginas como estuvieras dentro de la habitación o recogiendo el local con ellos al cerrar. No estás dentro, sino al lado. Y sientes, ríes y sufres con ellos.

Joseph Roth: “La marcha Radetzky“. Mi relación con este libro es completamente diferente. Lo había leído hace 20 años, he leído las cartas con Zweig, casi todo Zweig. He leído muchas más cosas de Roth, pero creo que nunca lo había apreciado tan bien como ahora. Será el momento, mí momento, o el de la Europa actual. Roth es un genio. La conexión con el Imperio no es sencilla, hay demasiado tiempo, distancia e idiomas de por medio. Pero es quizás la vez que más cerca he estado.

Angelika Schrobsdorff: “Tú no eres como otras madres“. No es habitual terminar un libro odiando a la protagonista o a las protagonistas. A la madre y a la hija. Destestando su actitud, su egoismo, la frivolidad. Soy cualquier cosa menos un puritano. La parte de la relación especial, o abierta, la convivencia a tres o cuatro, no me escandaliza ni mucho menos, al revés. Me llama la atención y me atrae poderosamente. Mi problema con ellas es más profundo, con su cosmovisión, su comportamiento, su crueldad o maldad disfrazadas de desinterés Y sin embargo, el libro me resultó fascinante, entretenido, sorprendente y brutalmente sincero. La capacidad de la autora de dejarse mal, de presentarse sin tapujos como es, sin remordimientos o pesar, sin miedo a lo que vamos a pensar de ella, es increíble.

Patrick Deville: “Peste & Cólera“. Probablemente el ‘libro del año’ para mí. El que más me ha enganchado, del que más he aprendido, el más diferente y especial. No soy un enorme fan del estilo (de hecho, tras terminarlo compré corriendo otros de Delville, como Ecuatoria, y el resultado no es el mismo). Una biografía novelada como nunca he leído otra. Qué escritura, qué profundidad de análisis, qué maravilla de personaje y de autor. La historia de Alexandre Yersin y los hijos de Pasteur, de un explorador, aventurero y científico que parece de ficción. Bellísima historia, bellísima narración, Salgari, Conrad, Defoe, todos juntos y mejorados. El libro que recomiendo y recomendaré siempre.

Henry Marsh: “Ante todo no hagas daño“. Marsh, médico de enorme prestigio y finísimo escritor, no se esconde. Tiene uno de los trabajos más complicados y delicados del mundo. La vida de miles de personas ha pasado y pasa por sus manos. Como cualquiera, comete errores, pero los suyos matan o dejan en estado vegetal a quienes los sufren. Marsh explica en su libro los límites de la medicima y de los médicos, los problemas básicos de un turno en un quirófano. Y nuestra relación con la vida y la muerte. Con sencillez y honestidad.

Algunos amigos han sido mucho más diligentes que yo.- Aquí tenéis sus recomendaciones:

Ramón González Ferriz

Lara Hermoso

Agus Morales

Bill Gates

The Economist (a diferencia de otros años, sólo he leído ésta y la del FT)

Afortunadamente, Sergio J. Rivas ha hecho una recopilación brutal. Todas las listas posibles, nacionales e internacionales, en su blog.

 

Feliz Navidad y muy feliz Año Nuevo a todos

Los libros del año (y III)

01 viernes Ene 2016

Posted by suanzes in Lecturas sin Enlace, Uncategorized

≈ 4 comentarios

En los dos posts anteriores recogí las listas de otros lectores o medios y mis libros favoritos de 2015. Éste, en cambio, es el que más me gusta hacer siempre. Su valor es nulo, al nivel de una lista de propósitos imposibles de Año Nuevo. Si se mira lo ocurrido en el pasado encontramos una enorme disonancia entre los objetivos y la realidad final.

Pero es muy divertido y enriquecedor buscar. Así que aquí van (algunos de) los libros que me gustaría leer en 2016.

Los que ya he comprado y están esperando su turno:

Ficción (o algo así)

Irvine Welsh: La vida sexual de las gemelas siamesas

Ian McEwan: La Ley del menor

Paul Beatty: The Sellout

Mary Ann Shaffer: La sociedad literaria y el pastel de piel de patata

Edna O’Brien: Chicas Felizmente Casadas

 

No ficción

Oliver Sacks: En movimiento

Emmanuel Caarrère: El reino

Michel de Montaigne: Los ensayos

Svetlana Alexievich: Voces de Chernobil y El fin del Homo Sovieticus

Sven Beckert: Empire of Cotton: A Global History

Jürgen Osterhammel: La Transformación Del Mundo

AJP Taylor: The Struggle for Mastery in Europe, 1848-1918

Tim Tzouliadis: Los olvidados: Una tragedia americana en la Rusia de Stalin

Asne Seierstad: One of Us: The Story of Anders Breivik and the Massacre in Norway

Joby Warrick: Black flags. The rise of ISIS

Ben Macintyre: Un Espía Entre Amigos

Ta-Nehisi Coates: Between the World and Me.

 

 LOS QUE NO TENGO TODAVÍA

Ficción

Elena Ferrante: L’amica geniale

Melania G. Mazzuco: Limbo

Mircea Eliade: La noche de San Juan

Andrzej Kusniewicz: El rey de las Dos Sicilias

No ficción:

Patrick Deville: Peste & Colera

Reinhard Mehring: Carl Schmitt. A Biography

Heinrich Meier: Carl Schmitt and Leo Strauss: the hiden dialogue<

Jonathan Haslam: Near and Distant Neighbours: A New History of Soviet Intelligence.<

Timothy H Parsons: The rule of Empires: those who built them, those who endured them and why they always fall.

Eugene Rogan: The Fall of the Ottomans: The Great War in the Middle East.

Mary Beard: SPQR: A History of Ancient Rome.

Chris Wickham: The Inheritance of Rome: Illuminating the Dark Ages 400-1000

Johannes Fried: The Middle Ages

Timothy Snyder: Black Earth: The Holocaust as History and WarningBlack Earth: The Holocaust as History and Warning.

Alfonso Lazo: Historias falangisats del Sur de España

Robert Putnam: Our Kids: The American Dream in Crisis.

 Stephen Gaukroger: The Collapse of Mechanism and the Rise of Sensibility. Science and the shaping of modernity 1680-1760

Lisa Randall: Dark Matter and the Dinosaurs: The Astounding Interconnectedness of the Universe

Nick Lane: The Vital Question: Why is life the way it is?

Garett Jones: The Hive Mind. Why national IQ matters.

Elizabeth Kolbert: The Sixth Extinction

Andrea Wulf: The Invention of Nature: Alexander von Humboldt’s New World.

Jan M. Ziolkowski: Dante and the Greeks

James Rhodes: Instrumental

William Kotzwinkle: El nadador en el mar secreto

Rebecca Herzig: Plucked: A History of Hair Removal.

Toda recomendación es más que bienvenida. Las podéis dejar en los comentarios y así es fácil que las encuentre o encontremso en el futuro. Si me queréis regalar cualquiera de los que no he comprado todavía, yo encantado :)

 

Mis libros de 2015 (y II)

31 jueves Dic 2015

Posted by suanzes in Lecturas sin Enlace, Uncategorized

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Este año he leído poquísimos libros. Ha sido un 2015 fascinante, agotador, estresante, divertido, divertido. Con un ritmo frenético en Bruselas, la carga de trabajo más importante y desbordante de mi vida. La crisis griega, la de los refugiados, la del terrorismo. Expedientes fiscales, unión bancaria, hundimiento político, la amenaza de Schengen, el referéndum británico.

He leído millones de palabras, pero mucha menos novela y ensayo del que me hubiera gustado. No sólo de los libros que me gustaría haber leído, sino de verdad de los que quiero leer. Al mismo tiempo, y por suerte, he encontrado cosas maravillosas.

Como siempre, la lista de obras que he leído está aquí. Es más que probable que alguno  se me haya traspapelado, porque durante semanas, y quizás meses, no sólo dejé de leer, sino que mi cabeza procesaba apenas procesaba otras cosas que asuntos helenos. Son libros leídos en 2015, pero no forzosamente publicados este año que hoy acaba.

En 2015 he cumplido 35 años. Para mí no es una fecha sin más. Está cargada de simbolismo.

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura
ché la diritta via era smarrita.

Ahi quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!

Tant’è amara che poco è più morte;
ma per trattar del ben ch’i’ vi trovai,
dirò de l’altre cose ch’i’ v’ho scorte

Así empieza la Commedia, en muchos aspectos el libro de mi vida. Para Dante, «Nel mezzo del cammin di nostra vita» es precisamente los 35 años. Nació en 1265 y el viaje arranca en la primavera del año 1300. El año del primer jubileo del odiado Papa Bonifacio VIII. Un momento de esperanza, de catarsis, de búsqueda de renovación. Sobre todo interna.

Soy un lector impulsivo, anárquico, despistado. Compro con apetito voraz y una semana después no entiendo, no me entiendo. Así una y otra vez. Me miran desde la estantería durante días, semanas o años. Los miro durante días, semanas o años. A veces voy, a veces vienen. A veces se quedan inmóviles, conscientes de que el Pablo que una vez fue y los necesitó, los quiso, se ha ido y no volverá.

La de Navidad y la de Año Nuevo son dos de mis mañanas favoritas. En Nochebuena y Fin de Año, con la casa llena de gente, ruido, invitados, comida, es cuando más ganas tengo de recluirme en casa de mis padres, en mi habitación, rodeado de mis libros, los que no me puedo llevar a ningún otro sitio. Quiero leerlos, quiero querer leerlos. Me gusta encender la lámpara, siempre con la luz hacia arriba, y mirarlos, ordenarlos, sentirme arropado.

Es entender, de verdad, lo que decían, escribían y sufrían  Zweig y sus amigos exiliados cuando miraban atrás y pensaban en sus bibliotecas, en su memoria, en mi mundo de ayer.

Cada año que termina y paso en esta habitación me enfado por todo lo que no he leído, por los cientos de volúmenes que debo leer y no leo y por las distracciones que siempre se cruzan. Por pensar que estoy en medio del camino de mi vida y no llegará a todo lo que me encantaría llegar.

Estas semanas, en las que he leído por pura necesidad, con ansia y algo de rabia acumulada, he apreciado más que nunca Libros del Asteroide, Anagrama, Acantilado y Periférica. Son los colores que busco al entrar en una librería, las formas a las que voy sin pensar y que rara vez decepcionan

LUDWING WINDER EL DEBER.cdrEmpecé el año con El deber, de Ludwig Winder. Escrito en 1943, ambientada en la Checoslovaquia de 1939. Un fabuloso y triste grito en voz baja contra la dictadura. Con antihéroes, con un paso lento, casi a cámara lenta, del orden al caos, de la felicidad a los actos más bárbaros. Un estudio sobre la naturaleza  humana, lo poquísimo que separa el honor de la traición, el valor de la cobardía, la infamia del deber. Poco a poco voy apreciando adecuadamente la profundidad de la literatura centroeuropea del periodo de entreguerras. La carga detrás de la sencillez, las pretensiones detrás de la falta de pretensión. El profundo conocimiento que desborda en las últimas generaciones de los imperios caídos.

yunqueDescubrí a Augusto Assía y las crónicas de Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo. Y encontré puro delite y felicidad en palabras sueltas, en los pequeños detalles sobre los sastres británicos, la actitud ante la guerra, el cuidado de los jardines. Sobre la política de los años 40 a través del espíritu nacional. Palpé la flema, la pompa y circunstancia que también ha entendido Ignacio Peyró, prologuista de la edición de Asteroide. Que está en Wodehouse, los victorianos o los maestros de la cetrería. Son crónicas durante la guerra, que no de guerra. Es, pienso algunas mañanas, lo que me gustaría hacer como corresponsal y, me resigno, es de lo que más lejos estoy. Brillantes, hermosas. Un dominio envidiable del español, de la época, del ritmo. Más que necesario para periodistas.

hercules“The 13th labour of Hercules. Inside the Greek crisis“, de Yannis Palaiologos. Para comprender Grecia y sus desastres, a lo que he dedicado tantos meses y viajes este curso. Las razones de un estado semifallido, el desastre administrativo, la corrupción, la pasividad, en anquilosamiento. Se lee rápido, fácil. No requiere un conocimiento profundo del país o de su historia. Por desgracia, se lee negando todo el tiempo con la cabeza, con incredubilidad. Mientras se entiende perfectamente todo lo que cuenta.

 

sangreEn verano, en la playa, leí Tierras de sangre, de Timothy Snyder. Brutal, salvaje, violento. Sacude en lo más profundo y da bofetadas de realidad. Sobre las atrocidades, prácticamente inconcebibles, en las tierras de sangre, esa zona perfectamente delimitada geográficamente en la que nazis y comunistas asesinaros a millones de personas entre los años 30 y 1945. Uno de los mejores ensayos que he leído nunca. Sistemático, detallado. Crimen a crimen, con precisión de cirujano y enorme sensibilidad. Un libro obligario, por duro que sea. El mejor relato de los exterminios, de las hambrunas, de los planes de aniquilación y los métodos del exterminio. Lloras, sufres de verdad. A mí me afectó físicamente durante un par de días. Por eso es necesario. Hay que leerlo, estudiarlo, difundirlo. Tatuarlo en nuestras mentes para comprender lo que fue y lo que puede volver a ser. Esencial en toda casa, en toda estantería. De verdad, no exagero.

mortalUno de los libros más interesantes y diferentes que he leído estos años es Being mortal de Atul Gawande. Un ensayo fantástico de cómo en las sociedades desarrolladas modernas afrontamos la muerte. O de cómo, de  hecho, no lo hacemos y tratamos de no hacerlo. Un médico con una prosa refinada explica cómo el miedo a la muerte ha hecho que la saquemos de nuestras vidas y nuestros pensamientos. Que todos, como pacientes, familiares, pero también gobiernos y profesionales de la salud, hemos convertido la muerte en un tabú impensable e inaceptable. De cómo en tratar de tener una buena muerte dejamos de tener una buena vida. Un enfoque interesantísimo y un paseo guiado por las diferentes opciones sanitarias, sobre los tratamientos paliativos, sobre la calidad de vida en los últimos meses cuando la muerte es inevitable. Un canto a la vida, hasta el final. Asumiendo que no hay atajos ni engaños. Muy recomendable.

diosaEn ficción, pocos libros me han sorprendido y entusiasmado más que “La diosa de las pequeñas victorias“, de Yannick Grannek. La protagonista de la historia es Adele Gödel, la mujer de uno de los matemáticos más importantes del siglo XX. Es un libro buenísimo, extraordinario. Por el repaso al siglo XX, a la figura del matemático y los exiliados de Princetos, con Einstein a la cabeza. Las matemáticas están siempre de fondo, como la Viena de inicios de siglo, la (mi) Arcadia intelectual. Pero es sobre todo un análisis fascinante de dos personalidades, la de Adele y la otra protagonista, atrapadas. Dos mujeres en un entorno de genios reconocidos, de eminencias en sus campos. Sobre la difícilísima convivencia con el genio y la locura. Sobre las ambiciones personas y las «pequeñas victorias». Sobre esperanzas, límites, limitaciones y prejuicios. Si os gustan las matemáticas, dais un respingo siempre que se habla de Von Neumann y os dan ganas de discutir las referencias a Schlick y el positivismo, la novela es la idónea.

comensalLeí hace unas semanas El comensal, de Gabriela Ybarra. Un libro corto, aparentemente sin pretensiones. Brutalmente honesto. Personal. No es el mejor libro que vais a encontrar. No está escrito maravillosamente. No es una historia única. Es el relato de cómo una niña quiere saber qué le pasó a su abuelo, asesinado por ETA. Pero es, más bien, la historia de una mujer y su pelea por entender la vida y la muerte. Por entenderse en mitad del dolor. A distancia. De alguien que se busca y se encuentra junto al lecho de su madre moribunda, sola en su piso en NY o en los brazos de un cretino. Que se busca en los pasillos de los hospitales y se busca en sus propias palabras. Que no sabe dónde va, ni en vida ni en el propio libro, pero que página a página va encontrando un poco de luz. Se aprecia y disfruta la tranquilidad de todo el libro, la ausencia de artificialidad, de complejos. La aceptación. La enorme valentía de quien está tan en paz al final del camino que puede escribir algo así.

chamanesPara entender ahora mismo España ayuda mucho leer «El retorno de los chamanes«, de Víctor Lapuente. Es un ensayo necesario. Hablé de él en La Brújula el mes pasado (aquí, a partir del minuto 1.05.00) Hay partes que cortaría, repeticiones y reiteraciones. Pero la idea, la idea principal del libro, es fundamental de verdad para evitar a los charlatanes que nos amenazan. No exagero, es la pregunta a la que debemos resolver como sociedad, como país, como sociedad civil. En la vida (política) hay exploradores y chamanes.  Unos y otros no son de izquierda o derecha, son un conglomerado. Unos ofrecen teorías del todo y un plan único. Otros, partiendo de la duda y el escepticismo, experimentan para encontrar soluciones. Hay párrafos y páginas que deberíamos tatuarnos y más en estos momentos en los que creemos que necesitamos una revolución en lugar de una política aburrida. Hay que comprender qué necesitamos para prosperar, por qué debemos superar retóricas de naftalista y entender, como han hecho ya otros, qué recetas funcionan y cuáles no. Las políticas públicas son ideología. Sigue habiendo ejes. Hay que verlo y cambiarlo. Ya.

killingSi quieren algo más internacional, “Killing a King. The Assassination of Yitzhak Rabin and the Remaking of Israel“, de Dan Ephron. Fantástico. Divertido, documentado, como un thriller. Un trabajo periodístico excepcional que recrea el último año de vida de Isaac Rabin, desde su punto de vista, el de su equipo, su familia y su gobierno, pero también del de su asesino, su entorno y su radicalización. Un libro que nos devuelve a 1995, a Oslo y sus acuerdos. Que se hace la pregunta clave todo el tiempo, claro (qué hubiera pasado si Rabin hubiese sobrevivido) pero que recrear una época frenética de disputas y atentados. Qué bien estos libros que combinan ensayo, cientos de entrevistas, hemerotecas, divulgación y miles de horas de reporting sobre el terreno, en las calles, los parlamentos, hospitales y las casas de los protagonistas. No está traducido aún, acaba de salir. Pero merece absolutamente la pena. Escrito al modo americano, con periodismo directo, sin muchas florituras y con un control del timing envidiable.

vidaSi quieren una novela para pensar, llorar y reír, prueben “La vida ante sí“, de Romain Gary. No la conocía. No lo conocía o lo había olvidado. Excepcional. Quizás el libro que más he disfrutado en 2015. Tan bonito, íntimo y profundo como triste. La vida de un hijo de puta (literalmente) criado por una ex prostituta judía superviviente del holocausto, cuyo mayor miedo es que vuelvan a buscarla una noche para llevarla de nuevo a los campos y que guarda un retrato de Hitler debajo de la cama para poner perspectiva cuando tiembla. Una mujer buena que cuida a los hijos de las meretrices que no pueden hacerse cargo de ellos. Un chico de mente abierta, observador, asustado, perdido en el mundo. Inocente y espabilado. Novela extraordinaria de verdad, para leer y regalar a todas horas. Con cientos de frases que subrayar, guardar, repetir, tuitear. No puedo recomendarlo lo suficiente.

exileQué les voy a decir sobre “The impossible exile. Stefan Zweig and the end of the world“, de George Prochnik. Es sobre Stefan Zweig. Años y años de estudio sobre él y el fin de su mundo. No es una biografía, no es una novela, no es historia. Es un poco de todas. Es Zweig y su mundo, su entorno, sus cambios, sus dudas, sus miedos. No entiendes por qué se suicidó, ni por qué lo hizo ella. O sí. Vas viendo, de fondo, los ecos de la depresión, del miedo atroz. El dolor del hombre que a miles de km lee noticias atrasadas sobre el avance nazi y no puede soportrlo. Del hombre de éxito, rico, famoso. Aclamado por las calles, recibido por presidentes, adorado por cientos de miles de lectores. Un trabajador formidable, incansable, que lo único que quiso siempre fue convertirse en una autoridad moral. En un referente para hablar de paz, humanismo y Europa. Quizás esperaba más. Quizás es imposible darme más, darme lo que necesito sobre él y la época. Es un trabajo extraordinario de investigación y de documentación. Está muy bien escrito. Pero no me lleva al fondo del alma de Zweig. Es una tarea para un poeta, no para un historiador. El ensayo definitivo está todavía por llegar,afortunadamente.<

judiosLa ciudad sin judíos“, de Hugo Bettauer. Un contrapunto perfecto para un año que empezó con Winder. Una distopía, o algo parecido a ratos, sobre una Viena en los años 20 del siglo pasado en la que el Gobierno decide expulsar a todos los judíos y sus familiares y descencientes. Admitiendo que lo hacen porque son mejores que los arios y éstos no pueden competir. Una parte inicial que pone los pelos como escarpias. Publicada, de forma profética, en 1922. Por un autor (no judío) que fue asesinado en 1935 por un simpatizante nazi. Una segunda parte, más irónica. Lean, lean.

FARINA_PORTADAFariña, de Nacho Carretero, es un libro que me reconcilia con mi pasado, con tantos veranos pasados en Cambados. Una historia del contrabando y del narcotráfico en Galicia. Una historia necesaria de una región, una cultura y una época difícil de entender. De una clanes que convirtieron a Galicia en lo más parecido que puede haber a una mafia sin extrema violencia. Una cronología del paso del tabaco a la cocaina. Del hundimiento y la desaparición de una generación. Una historia y un reportaje largo de narcos, de excesos y riqueza. De mariscadas, BMW’s y lanchas voladoras. De  desembarcos nocturnos y riquezas efímeras. De una sociedad corrupta y comprada. Un libro (que yo hubiera editado un poco más para evitar ciertas reiteraciones y desorden de capítulos) que aporta toneladas de información, de detalles, anécdoras y tragedias. Que habla de corrupción política y policial. De cómo durante décadas todos o casi todos miraron para otro lado.

Hay más, claro, pero ya en un peldaño más bajo. Las lecciones peligrosas“, de Alissa Nutting, me ha atraído muchísimo. La historia de una pederasta fría, calculadora. Sin ningún tipo de remordimiento, complejo o problema. Una cazadora en una sociedad con una clarísima doble moral. Un libro que fue, que es, muy polémico. Por el tema, el tratamiento, el lenguaje, las escenas explícitas y continuas de sexo con menores. “La música en el castillo del cielo. Un retrato de JS Bach“, de John Elliott Gardiner, es un trabajo abrumador, descomunal. Pero que me exigía un conocimiento y una pasión por la música de los que carezco.

“Sapiens: A Brief History of Humankind“, de Yuval Noah Harari, tiene partes interesantísimas. El inicio y la parte de la revolución agrícola están muy bien, pero no me ha contado mucho que no supiera. Para ‘no iniciados’ puede ser una oportunidad estupenda de hacer un repaso histórico.

“Kissinger. The Idealist, 1923-1968“, de Niall Ferguson, está bien, pero no es lo que yo esperaba. Llevaba, literalmente, años esperando este libro. Emocionado desde que supe que Ferguson (un historiador que me encanta, un polemista que detesto) trabajaba sobre Kissinger (un historiador que me encanta, un estadista que detesto). Es la biografía que más ansiaba leer. Y no me ha convencido. Estoy completamente seguro de que de haber seguido vivo Christopher Hitchens, Ferguson no se hubiera atrevido a publicarla tal y como está. Técnicamente es perfecta. Documentada, trabajada. Millones de referencias desde la adolescencia de Kissinger. Pero le falta algo. Es sumamente positiva, muy poco crítica. Pero no es siquiera eso. Veo el avance del personaje, pero no llego a comprender bien la grandeza de su mente, los mecanismos que llevan a un refugiado brillante a ser la persona de confianza de presidentes. Me ha decepcionado, pese a todo.

Muy Feliz Año nuevo a todos. En 2016, mucho más.

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